sábado, 21 de julio de 2018

¿Quién es el que llena con el Espíritu Santo y cómo lo hace? Parte 2.

IPUL Baltimore
Adonay Rojas Ortiz
Sunday, July 8, 2018


¿De qué hablaremos hoy?
 Ciertamente, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero
quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos
de poder desde lo alto. (Lucas 24:49).
 Y estando juntos, les ordenó:
—No salgáis de Jerusalén, sino esperad la promesa del Padre, la cual
oísteis de mí, porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros
seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
(Hechos 1:4–5).
pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y
hasta lo último de la tierra. (Hechos 1:8).


¿Quién es el que llena con el Espíritu Santo y cómo lo hace?
Parte 2.

Habiendo resuelto la primera parte de la pregunta la vez anterior
avancemos un poco más en el estudio de las Escrituras para resolver
este tan importante interrogante para la Iglesia de hoy.
La segunda pregunta que se plantea en el título es ¿Cómo es que
bautiza el Señor con el Espíritu Santo a alguien? que en otras
palabras equivale a conocer qué es lo que una persona debe hacer para
recibir el bautismo del Espíritu Santo, es decir conocer bien si hay o
no un procedimiento, un método, usado por quien bautiza con el
Espíritu Santo para hacerlo. Yo quiero hablar un poco hoy entonces de
pentecostés sin pentecostalismo, es decir llevarlos a pensar muy bien
en las maneras en que Dios llena a alguien con el Espíritu Santo, sin
hacer mucho énfasis en métodos o procedimientos como vamos a desglosar
enseguida, sino en confiar en la Palabra empeñada de aquel que sí
tiene por costumbre cumplirla, como ya hemos dicho.
Antes de mirar algunos textos bíblicos quiero preguntarles algo, ¿cómo
se imagina usted que predicaba Jesús? Sin duda alguna que alzaba su
voz en el monte, o a la orilla del mar, pero ¿qué otras cosas podemos
imaginarnos de su expresión corporal?
¿Y cuando enseñaba en las sinagogas, o en el templo, etc? Se nos dice
que enseñaba sentado, o sea que no corría por en medio de sus oyentes.
¿Algo más que podamos añadir?
Los que lo oían decían que hablaba con autoridad, ¿pero a qué se
estaban refiriendo con "autoridad"? Imaginémonos a un padre de familia
dándole una orden a uno de sus hijos de forma clara, pero suave y
calmada; ahora imaginémonos a otro padre de familia dando la misma
orden a uno de sus hijos pero a grito entero y con muestras de regaño.
¿Cuál de los dos padres tiene más autoridad? En el fondo ambos tienen
la misma autoridad de Padre, pero ¿quién la ejerce mejor? Porque
algunos confunden la autoridad con los gritos.
Yendo a la Palabra, los discípulos recibieron una orden de Jesús,
ellos tenían que esperar en Jerusalén hasta que fueran llenos del
poder del Espíritu Santo. Tenían que permanecer allí juntos durante
algunos días, pues él les dijo "dentro de no muchos días". Así que
aparte de que lo que estaban esperando no ocurriría durante el primer
día, los discípulos no sabían nada más, ellos estaban esperando algo
que realmente no sabían que era, como acontecería, pero estaban
convencidos de que ocurriría y que cuando esto pasara ellos se darían
cuenta.
Ellos no estaban esperando la predicación, ni el rato de alabanzas, ni
que dijeran que hablaran en lenguas, que le dieran libertad al
Espíritu, que alzaran las manos o se arrodillaran, etc. Ellos no
sabían cómo ocurriría, sabían el qué, serían llenos del Espíritu
Santo, pero no sabían el cómo ocurriría aquello.
El problema de muchos hoy en día es que como ya han visto cómo ocurre
el bautismo del Espíritu Santo, entonces están más pendientes de las
formas que de lo que de verdad deben estar pendientes. Entonces dicen
"Uy, lástima que no hubo un llamamiento al altar", o "¡nadie me impuso
las manos hermano!", etc.
Ellos creen que saben que es lo que tiene que hacer, pero en realidad
están apuntando al blanco equivocado.
Así que de los más de 500 hermanos a los que se apareció Jesús vivo
después de su resurrección, solo 120 estuvieron atentos a la
instrucción para obedecerla, y a esos obedientes que permanecieron en
Jerusalén durante aproximadamente unos 10 días, Dios los llenó con el
poder del Espíritu Santo:
Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos. De
repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban; y se les
aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada
uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablaran.(Hechos 2:1–4).
Veamos con lupa detenidamente el cómo ocurrió el derramamiento del
Espíritu Santo por primera vez en la historia eclesiástica.

Cuando llegó el día de Pentecostés
No es una simple casualidad que el derramamiento del Espíritu Santo
haya ocurrido en esta fiesta judía. La otra vez hablábamos de Juntos y
bien revueltos, y hacíamos énfasis en los peldaños que debemos
transitar para alcanzar la unanimidad; el acuerdo, la unidad, la
armonía, y un mismo sentir. La unanimidad se logra cuando sentimos lo
mismo, lo que sintió Cristo Jesús, cuando entendemos que realmente
somos uno con nuestros hermanos. La esencia de Pentecostés es
comunión.
La fiesta de Pentecostés, también llamada la fiesta de las semanas,
era una fiesta judía para dar gracias a Dios por la cosecha recibida.
Cincuenta días después de la Pascua se celebraba esta fiesta, de ahí
el nombre PENTECOSTÉS. Nadie venía a pedir sino a agradecer por lo que
ya Dios había hecho. La cosecha entera era de Dios y ningún israelita
hacía uso de ella hasta celebrar la fiesta de la Cosecha. La
celebración iba acompañada de sacrificios animales, de incienso
oloroso, un grato aroma, olor fragante todo el tiempo, ofrendas
encendidas para Jehová. En medio de ese ambiente de adoración se
presentaban, como ofrenda a Dios, dos panes hechos de los granos de la
cosecha, los primeros panes que se hacían de la nueva cosecha eran
ofrecidos al Señor. Todos los años los israelitas hacían un par de
panes, de granos procesados, no granos enteros. Acá no importaba de
qué campo eran, ni de qué gavilla, el grano se desprendía de la
gavilla y se ponía a secar junto a los demás granos, sin importar si
eran grandes o pequeños, rellenitos o no; después se molían, se
trituraban hasta hacerlos polvo, mezclado igualmente con los demás
granos, y se amasaban parar hacer dos panes que luego se metían en el
horno, donde si algún vestigio de individualidad quedaba aún luego de
éste proceso, el fuego y el calor se encargaban de que desapareciera.
Mis hermanos aquí nadie es más que otro, por todos pagó el mismo
precio nuestro Señor Jesucristo en el Calvario. Ni el hombre es más
que la mujer, ni la mujer más que el hombre. Se acabaron las
individualidades, olvídese por favor de las nacionalidades, de las
paredes intermedias de separación, no levante lo que Cristo vino a
derribar. Juntos y bien revueltos.

estaban todos unánimes juntos.
Lo primero que salta a la vista es la unanimidad. Esto es más que una
descripción física de una reunión de personas, estas palabras nos
hablan del grado de comunión que habían alcanzado quienes obedecieron
las Palabras de Jesús. Unidad de propósito.
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos
en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende
sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus
vestiduras; como el rocío del Hermón, que desciende sobre los montes
de Sión, porque allí envía Jehová bendición y vida eterna.

De repente
Un elemento sorpresa, de un momento para otro. No se requiere de mucho
tiempo para que alguien sea lleno del poderoso Espíritu Santo. No hay
necesidad de cantar una hora para que alguien termine hablando en
lenguas. Los únicos que realmente tuvieron que esperar fueron los que
asistieron al aposento alto. De ahí en adelante ya la espera terminó,
la promesa ha sido cumplida, el regalo ha sido dado.
En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la
voz, diciendo: —Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree
en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua
viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en
él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había
sido aún glorificado.

vino del cielo un estruendo
No os habéis acercado al monte que se podía palpar y que ardía en
fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de
la trompeta y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron
que no les siguiera hablando, porque no podían soportar lo que se
ordenaba: «Si aun una bestia toca el monte, será apedreada o
asaetada». Tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: «Estoy
espantado y temblando».
Los Israelitas también recordaban en este día que a los cincuenta días
de haber salido de Egipto, celebrando la primera pascua histórica,
Dios se había manifestado al pueblo en el monte Sinaí.
Si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con
gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el
rostro de Moisés a causa del resplandor de su rostro, el cual
desaparecería, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del
Espíritu? Si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más
abundará en gloria el ministerio de justificación, porque aun lo que
fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la
gloria más eminente. Si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso
será lo que permanece.
Era el día en que el Señor inauguró esta nueva etapa de la Iglesia.
Fue una acción sobrenatural, no una señal del clima.

como de un viento recio que soplaba
Lo cierto es que el viento, según creían los judíos, simbolizaba el
Espíritu de Dios. Cuando Ezequiel, por mandato divino, profetizó al
viento y lo llamó para que soplara sobre los cuerpos muertos en el
valle de su visión, el aliento de Dios sopló sobre ellos y los llenó
de vida nueva. Y, probablemente con una alusión a la visión de
Ezequiel, el mismo Jesús le dijo a Nicodemo: El viento sopla de donde
quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va;
así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Sea lo que fuere que
pueda decirse acerca de la experiencia de los discípulos, al menos
esto resulta claro: el Espíritu de Dios vino sobre ellos con poder.

el cual llenó toda la casa donde estaban
El texto griego dice que estaban sentados. La presencia del Espíritu
Santo se manifestó de una manera especial este día. Sin duda que algo
extraordinario estaban sintiendo ellos en ese momento.

y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego
El hermano Sanford Johnston fue uno de los hermanos canadienses que
fue a apoyar las misiones a Colombia. Él estuvo predicando en Cali,
iniciando la obra allí. Una vez orando desde el cerro de las tres
cruces, desde el que se ve la ciudad y gran parte del valle del río
Cauca tuvo una visión y vio en ella todo ese llano encendido en
llamas. Entonces comprendo que Dios enviaría un tremendo avivamiento
sobre esos lugares. Sin embargo enfermó de tuberculosis y en su lecho
de muerte le dijo al hermano William Drost, otro de los canadienses
misioneros, yo muero, pero Dios ciertamente los visitará. Y cuentan
que en un culto el vio llamas de fuego sobre una hermana que al
momento se levantó hablando en otras lenguas. Ese fue el inicio del
avivamiento en el Valle del Cauca, hoy en día en ese departamento no
hay un solo municipio que no tenga al menos una Iglesia Pentecostal.
Esos fueron los fuegos artificiales de la inauguración. Dios quiso
llamar la atención de los que asistían a la fiesta, varones piadosos
de todas partes del mundo.

asentándose sobre cada uno de ellos.
Esto es individual. Es una experiencia que cada cristiano debe vivir.
Necesitamos ser investidos de poder de lo alto cada uno de nosotros.

Todos
Hay que resaltar que se acaba lo exclusivo… La promesa es que se
derramará del Espíritu Santo sobre toda carne, sobre niños, ancianos,
hombre y mujeres, siervos y libres, no hay una élite, para Dios no hay
acepción de personas. Todos podemos y debemos estar llenos del
Espíritu Santo.

fueron llenos del Espíritu Santo
Ocurrió el cumplimiento de la promesa. Esto fue lo más importante ese
día, que todos fueron llenos del Espíritu Santo. Eso es lo más
glorioso que le puede pasar a alguien.

y comenzaron a hablar en otras lenguas,
Todo lo anterior había pasado inmediatamente antes de que los
discípulos fueran llenos del poder del Espíritu Santo, pero esto era
lo que ocurría justo después de haber sido llenos del poder de lo
alto. Como veremos, no se repitió el estruendo, ni el vieto, ni las
lenguas de fuego, pero sí se repitió, como señal inicial de la llanura
del Espíritu Santo, el fenómeno conocido técnicamente como Glosolalia.
De manera sobrenatural los discípulos estaban hablando en otros
idiomas, no por haberlos estudiado. Eso precisamente era una de las
cosas que más sorprendía a los judíos extranjeros, que los galileos,
para nada cultos hablasen tan perfectamente las lenguas extranjeras.
Tuve la oportunidad de asistir a una convención en un municipio
escondido en la selva, dentro de las montañas de mi tierra, Santa
Elena del Opón, había una convención de jóvenes y el presidente de
jóvenes de esa congregación, un adolescente en ese entonces, había
invitado al culto a su profesora de Inglés del colegio. Esa noche en
el culto mientras estaba predicando se levantó hablando en lenguas un
anciano que estaba sentado ahí en un rincón entre los hermanos que
estaban por las bancas de la derecha. Después del culto yo escuché a
la profesora preguntando al pastor de la congregación que de dónde
había aprendido tan buen inglés ese anciano, porque ni ella que era
profesora hablaba así.

según el Espíritu les daba que hablaran.
No era por intelecto humano. El Espíritu Santo estaba tomado el
control. No tenga temor de entregar el mando a quien sabe dirigir
nuestra vida, ceda el timón. La Biblia habla de la lengua como un
pequeño miembro indómito, que solo un hombre perfecto es capaz de
dominar. Lo compara con el timón de un gran barco. Un pequeño elemento
que es capaz de meterlo a uno en grandes problemas. Un pequeño fósforo
que es capaz de provocar un gran incendio.
¡Pero el Espíritu de Dios lo puede dominar!

Así que concluyendo…
En un sentido, Pentecostés es una experiencia irrepetible. La era
nueva del Espíritu Santo ya está aquí y no puede introducírsele de
nuevo. Pero en otro sentido Pentecostés, o más bien la llanura del
Espíritu Santo como ocurrió el día de Pentecostés, puede y debe
repetirse en la experiencia de todos los que deseen convertirse en
cristianos y vivir como tales. Puesto que el día de Pentecostés fue en
su momento el portal por el que se entró en la era nueva del Espíritu
Santo, así también sólo puede entrarse en ella cruzando esa puerta. Es
decir, mediante la recepción del mismo Espíritu y del mismo bautismo
del Espíritu que recibieron los 120.
Piense en esto, esta primera vez que los miembros de la Iglesia fueron
llenos del poder del Espíritu Santo éste poder divino no cayó sobre
ellos como resultado de que oraran, ayunaran, cantaran lento o rápido,
se predicara a voz baja o a grito entero, o simplemente cumplieran una
serie de requisitos espirituales; nosotros somos los que somos buenos
para poner trabas, ojalá aprendiéramos más bien a quitarlas, a allanar
el camino para que la gloria de Dios se manifieste. Ellos simplemente
creyeron la palabra del Señor y por eso esperaron en ese aposento
alto.
Ellos no sabían qué iba a pasar, solo estaban esperando el
cumplimiento de una promesa. Nadie sabía que iban a hablar en otros
idiomas, así que nadie intentó fabricar nada. Sólo había una
expectativa anhelante, ellos anhelaban que Dios cumpliera su promesa.
Usted lo único que necesita hoy es creer.
¿Qué está esperando usted esta mañana?



--
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

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