miércoles, 21 de mayo de 2014

Presciencia o predestinación



Hace más de 10 años un hermano me llamó para preguntarme dónde quedaba el versículo "Ni las hojas de los árboles se mueven si no es por tu poder" (parte de uno de nuestros cánticos). Yo busqué en la concordancia de Strong (en el libro físico, grueso. Hoy lo haría en un medio electrónico) y no pude encontrarlo; pero también me parecía que hacía parte del texto sagrado.

 

Años después, oí una enseñanza del hermano Álvaro Torres: "Presciencia o predestinación", donde se mostraba la forma como nosotros creemos en esta última, a veces, de manera inconsciente.

 

No se trata solo de que creamos que hay unos destinados desde antes para salvación y otros para condenación; aunque a veces nuestro hablar así lo manifiesta: "Si esa persona va a ser salva, pase lo que pase…" o "Siendo inconverso me sucedió esto y esto; pero como el Señor ya me tenía para ser salvo". El concepto de predestinación también se muestra en la forma como nosotros atribuimos a la voluntad de Dios todo lo que acontece en el mundo.

 

La Biblia sí muestra que Dios es el Creador y diseñador de todo lo que existe. El viento, sus giros impredecibles; las hojas de los árboles, su curvatura, su material maleable y la forma como está unido a la rama. Pero la frase "ni las hojas de los árboles se mueven…" ha alcanzado entre nosotros un sentido más simbólico que literal: Todo lo que sucede en este planeta tierra es responsabilidad de Dios.

 

Quiero compartir algunos apartes de esta enseñanza:

 

Es verdad que Dios puede librar la vida de alguien, y extenderle la oportunidad, para ver si la persona decide aceptar el evangelio. Pero lo que no podemos creer es que Dios tiene a unos elegidos para ser salvos; y a otros, no. Cada persona decide por sí misma si se salva o se pierde.

 

De manera que, nos hemos vuelto fatalistas.  Lo peor es que creemos que estamos engrandeciendo mucho a Dios, que estamos reconociendo su soberanía. "Hermano, es que uno no puede ni respirar sin la voluntad de Dios"; pero lo que estamos es endilgándole (dar una cosa molesta o pesada a una persona) a Dios la responsabilidad por cosas que él no hace.

 

Alguien tiene un percance menor, como, por ejemplo, que se le queme la carne, y dice: "Dios quiso que se me quemara. Es que cuando las cosas van a pasar, pasan". Otro enfrenta una situación grave, como la muerte de un ser querido y también inculpa al Señor. "¿Por qué Dios me quitaría a mi hijo?" Pero esa pregunta no debería hacerse; más bien, debería uno pensar por qué no, si lo normal es que los seres humanos mueran.

 

Necesitamos entender esto, para que nuestra fe no se vea afectada. Algunos, incluso, se han ido al mundo por no comprender estas cosas. "Hermano, es que aquella vez que se me murió mi ser querido, yo me decepcioné del Señor". Pero mi fe no es que los míos o yo nunca vamos a morir. Mi confianza es que Dios nos levantará, a la final trompeta. "Aunque esta mi carne se deshaga, con mis ojos veré a mi Señor".  Tenemos que aprender a vivir, dentro de nuestras circunstancias. Esa ahí donde descubrimos que Dios es maravilloso.

 

Así que nos hemos vuelto fatalistas, porque creemos en la predestinación, sin darnos cuenta. Creemos que Dios determina todo. Pero él no hace así. El Señor sí puso las leyes, las normas. Por eso, cuando le vamos a pedir a Dios que una ley se viole, en nuestra vida, estamos hablando de un milagro.

 

Por ejemplo, mi cuerpo empezó a deteriorarse, y unas células se volvieron cancerosas. Y eso, normalmente, me tenía que llevar a la muerte. Sin que tuviera que preguntar nada, ni atribuirle a un demonio mi enfermedad. Pero yo clamé a Dios, y él alteró en su infinita misericordia un proceso natural. Lo revirtió, me hizo un milagro, y me sané. Entonces, si me muero, no tengo nada que reclamar; pero si me sano, tengo que darle gracias a Dios. La muerte es el proceso natural en un mundo caído. La sanidad es contra naturaleza.

 

Así que, a veces, Dios detiene en su misericordia las cosas que nos tenían que suceder. Pero eso es una bendición, no una obligación ni una deuda que Dios tenga para con nosotros. Y uno sí agradece mucho lo que le dan sin que uno lo merezca.

           

En otra ocasión, me caí de un techo; y, abajo, me estaba esperando una puya larga de hierro, que se enterró en mi cuerpo. Me tenía que morir, pero el Señor me salvó la vida. Sin embargo; algún día, se me presentará un percance fatal, y Dios no me librará; pues tendré que morir, en algún momento. Esa es otra cosa que debemos entender: Dios libra hasta la última vez, hasta que llegue el momento de partir de este mundo. Si no lo comprendemos, nos estaremos condenando, cuando, por ejemplo, oremos por alguien que esté enfermo, y no se sane. "Es que no tengo fe, es que no oré bien, es que he descuidado la intercesión, es que no ayuné, es que Dios…". No. Simplemente la gente muere en algún momento.

 

De manera que nosotros pretendiendo engrandecer a Dios, lo que estamos es insultándolo, pues lo hacemos responsable de todo lo malo que sucede.

 

Una vez me dijo un hombre: "Bueno, y si Dios es amor, ¿por qué hay tantas guerras en el mundo?" Él creía que Dios imponía su voluntad, para impedir las guerras. Y, claro, él es poderoso, y podría hacerlo. Pero el Señor respeta al hombre. Él puso al ser humano como señor sobre esta tierra, y le estableció unas leyes. Y Dios respeta esas leyes. Cuando él destruya esto, e imponga un nuevo mundo, habrá otras reglas.

 

La respuesta a la pregunta de aquel hombre está en la Palabra de Dios. Santiago dice: "¿De dónde vienen las guerras?".  ¿De Dios, que las permite? No. "De vuestras pasiones, que combaten en vuestros miembros". Entonces, la guerra viene de la ambición del hombre. Tú tienes algo que yo quiero tener. Y yo no tengo dinero para comprarlo. Así que, intento arrebatártelo. Pero como tú tienes un sentido de la propiedad, no te lo dejas quitar. Entonces yo recurro a la violencia, para lograr mi objetivo. Y tú te defiendes. Y ya se formó la guerra. Pero Dios no está metido en eso.

 

Si Dios manipulara a las personas, como si fueran títeres, ¿cómo haría para juzgarlas? ¿De quién sería la responsabilidad?

 

Analicemos un caso más de cómo los cristianos responsabilizamos a Dios por cosas que él no hace. Hace muchos años, yo oraba, cada domingo, por una hermana que padecía tuberculosis. Ella seguía igual. Un día la llamé, y le pregunté si de verdad anhelaba ser sanada. Su respuesta fue: "Hermano, yo sí me quiero sanar. Pero si Dios quiere que lleve esta enfermedad como una prueba, yo la quiero llevar". Por eso no se sanaba.

 

Cómo es posible que yo crea que Dios me va a mandar una enfermedad, si él no lo hace así con nadie. Antes, él pagó en la cruz del calvario para comprar nuestra sanidad. A Job no lo enfermó Dios, sino el diablo. El Señor solamente le dio permiso a éste, porque quería que supiera que Job era fiel, independientemente de las circunstancias.

 

Entonces, esa idea de la predestinación hace mucho daño. Afecta la fidelidad a Dios, la adoración, la confianza, la alegría. En general, toda la actitud espiritual y sicológica de la persona. No podemos, pues, atribuirle a Dios o al diablo todo lo que nos pasa: si nos machucamos un dedo, si se nos quiebra un huevo, si se nos quema la carne, si no encontramos trabajo, si se nos enferma nuestra madre, si se nos muere un hijo… Tampoco debemos preguntarnos: "¿Qué he hecho yo, para que me venga esto a mí?". A todos los seres humanos les pasan las mismas cosas. Y nosotros no podemos pretender ser la excepción.

 

En conclusión, tenemos que ser libres, en el Señor. El día que usted entienda que no hay predestinación, se le acabará el fatalismo. Dejará usted de condenarse por todo. Algunos han dicho: "Si yo hubiera estado pendiente, mi niño no hubiera muerto". Bueno, hay situaciones en las que somos responsables por el bienestar de nuestros hijos; pero hay otras en que las cosas se escapan de nuestras manos.

 

Y en vez de estar culpando a Dios o al diablo por las cosas que suceden en nuestro diario vivir, afrontemos nuestra responsabilidad. Si todo se le pudiera atribuir a Dios o al diablo, ¿qué papel jugaríamos nosotros? ¿Cómo haría Dios para juzgar a los hombres, si ellos nunca han hecho nada?

 

A veces, llegamos a extremos impresionantes, y empleamos mal la Escritura. Un obrero, que discutía conmigo, una vez, me decía: "Es que la Biblia dice que toda la escritura es divinamente inspirada". Yo le respondí: "Pero usted me está insinuando que todos esos letreros, que hay en la calle, y que dicen vulgaridades, lo inspiró el Espíritu Santo". Ahí, él se dio cuenta hasta dónde lo había llevado su argumento, y atinó a decir: "Bueno, el Señor, de todos modos, les dio el cerebro a los que escriben ese tipo de cosas". Pero eso no es verdad. Todo el que escribe palabras indecentes, es responsable. Jamás podría argumentar que Dios lo llevó a hacerlo.

 

Sea libre, hermano. Camine sin complejos y sin prejuicios. Si llega una prueba, acepte que éstas vienen a todo el mundo. Busque la ayuda de Dios. No diga: "¿Qué habré hecho yo? ¿Será que he pecado?" Recuerde que cuando a Jesús le preguntaron si la ceguera de aquel hombre obedecía al pecado de él o de sus padres, él respondió que no. Explicó que esa era sólo una oportunidad para que se mostrara el poder de Dios.




Cortesía del hno Ediisson Mosquera!!

martes, 13 de mayo de 2014

10 VECES MEJORES

¿POR QUÉ FUERON 10 VECES MEJORES?

Eliseo Estaper Bermudes 

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.

 

Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor.

 

Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; y así entraron al servicio del rey.

 

Y sobre todo asunto de sabiduría y de entendimiento que el rey los consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.

Daniel 1:8.18 -20

 

INTRODUCCIÓN

Vivir en Santidad significa "vivir apartado" de las cosas que este mundo ofrece como la Inmoralidad sexual (Fornicación, adulterio, pornografía, masturbación, homosexualismo, lesbianismo, etc.), las modas que van en contra de lo establecido por Dios en su Palabra (porque no podemos desconocer que nuestro cuerpo le pertenece a Dios y que por lo tanto nosotros no somos los dueños de nuestro cuerpo, sino mayordomos de él, y  que por eso no debemos vestirlo ni acondicionarlo a nuestro antojo, sino como el dueño lo ha mandado según su palabra), las mentiras, las discordias, los pleitos, las malas conversaciones, esas que se dan con gran facilidad mientras se chatea en el Facebook o alguna otra red social, pues está escrito: "Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres" 1 Corintios 15:33, en fin, el joven que vive en Santidad es aquél que vive alejado de todas estas cosas que destruyen la vida "porque la paga del pecado es la muerte", es aquel que marca la diferencia en medio de cualquier grupo en el que se encuentre, es aquel a quien señalan porque no es como el común, es diferente y hasta le dicen que visite al sicólogo, disque porque es raro.

 

Con experiencia propia lo digo y además, la Palabra de Dios me apoya para expresarlo sin dudar, y es que, el joven que obedece a la palabra de Dios tal como Él la manda y vive en Santidad, guardándose para Dios, siempre su vida estará llena, satisfecha, bendecida, segura, todo en la vida le sale bien aunque al principio no parezca. El que vive la Santidad, obedeciéndole a Dios y no al común, vive contento, todo lo tiene a su favor, crece, pues está agradando nada más y nada menos al Dios que lo tiene todo, al Dios que tiene más que darnos que nosotros qué pedirle, al Dios que exalta por encima de lo que sea. Con seguridad afirmo que es muy extraño que una persona que agrade a Dios, no por reglas, sino por principios, porque le nace en su corazón hacerlo, porque lo ama (porque Dios no quiere que le obedezcamos por reglas, Él dijo: "Si me amáis guardad mis mandamientos", porque obedecer por reglas es hacer las cosas hasta cierto punto, pero obedecer por amor, es dar lo mejor, es hacer las cosas sin renegar, es poner nuestra oreja para que la horaden hasta convertirnos en siervos para siempre), y es muy extraño que el que obedece a la Palabra de Dios por amor y viva en santidad, repito, es muy extraño que le vaya mal, o que viva insatisfecho, vacío, buscando el placer, buscando las cosas del mundo para llenarse y sentirse bien.

 

DESARROLLO

Nosotros tenemos el pan que sacia, el pan que no necesita que se le agregue nada para darle sabor, el pan que ya está listo y completo y que el que lo degusta tal como está, lo disfruta y siempre estará lleno, chupándose los dedos y queriendo probar cada vez más de él, ese pan, es nuestro Señor Jesús, su santa palabra, porque el Verbo se hizo carne, y este es el pan que llena todo vacío, que satisface, lo expreso porque así lo vivo y además lo dice la Palabra de Dios: "Jesús les dijo – Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre – " Juan 6:35.

 

En el Antiguo Testamento, en Éxodo 16:14, aparece para el pueblo de Israel una comida especial del cielo, el maná, cuyo nombre significa ¿qué es esto? El sabor de este pan se describe en Éxodo 16:31. Qué honor para este pueblo ser atendido por el mejor, por el que todo lo hace a la perfección, pero qué tristeza la actitud que este pueblo mostró posteriormente frente a esta dádiva.

 

En Números 11:5-9, encontramos cómo el pueblo, después de mucho tiempo de haber salido de Egipto y de ver muchos milagros de Dios en el desierto, siguen recordando a Egipto, la comida de Egipto y de alguna manera rechazando el maná de Dios, pues dijeron: "¡Quien nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos" Números 11:5-6. Al parecer, el pueblo aliñaba el pan a su gusto.

 

Apreciados jóvenes, no podemos acomodarle a lo que la biblia dice, nuestro pensamiento, solo para justificar nuestros actos, pues hay algunos que por mezclar lo del mundo con las cosas de Dios, ya les aburre esta palabra y si alguien habla de la santidad, como enseña esta palabra divina, entonces le parece fanatismo, y ve la comida del mundo mejor que esta. En Números 21:4-5 vemos que el pueblo se desanimó y comenzaron a murmurar contra Dios y contra Moisés y dijeron del maná lo siguiente: "¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano", otra versión dice: "¡Ya estamos cansados de esta comida miserable!" DHH.

 

Increíble pero cierto, observe hasta dónde habían llegado, al punto de renegar de la comida de Dios. Dios nos guarde de caer en lo mismo en este tiempo, de preferir la comida del mundo y rechazar la comida de Dios, de preferir lo que el mundo dice y hace y de hacer a un lado lo que Dios dice y desea que hagamos. El que no come este pan completo, siempre estará desanimado, renegando contra Dios y contra sus líderes y renegando de la Palabra: que Dios no cumple sus promesas, que el papel aguanta con todo, etc., y al final, Dios va a enviar unas serpientes venenosas que los calle para siempre.

 

Amados jóvenes, es mejor obedecer a Dios antes que a los hombres y descubrir que cuando comemos este pan, sin añadirle nada, siempre tendremos a Dios a nuestro favor y seremos bendecidos. Créalo joven, coma este pan, pruebe lo que la biblia dice, viva en santidad como Dios manda y mañana, cuando ya tu vida esté declinando, podrás decir como el salmista: "Joven fui y he envejecido y no he visto justo desamparado y su descendencia que mendigue pan" Salmos 37:25.

 

ACERCA DE LA BASE BÍBLICA

En Daniel Capítulo 1, encontramos la historia de cuatro muchachos que se mantuvieron firmes en sus principios y como recompensa a ello, fueron exaltados por su Dios ¡Aleluya!

 

Estos muchachos fueron llevados por los caldeos de sus tierras, Jerusalén, en la primera deportación (2 Reyes24:8-16), a una tierra extraña, Babilonia, una ciudad sumergida en el paganismo. ¿Qué les cambiaron los babilonios a estos muchachos?

 

1.    Les cambiaron su hogar, su nación (Daniel 1:1-2)

2.    Les cambiaron la enseñanza (Daniel 1:3-4)

3.    Les cambiaron sus nombres (Daniel 1:6-7)

 

Los nombres que estos muchachos tenían, hablaban de su Dios, pero los caldeos les cambiaron sus nombres, por nombres de sus dioses, a lo mejor para cambiar la mentalidad, pero no lo lograron. El que sabe dónde está parado, no lo mueve nadie. El que tiene carácter definido, no lo arrastra la moda, la sociedad, la cultura, nada, ni nadie, al contrario, dice con confianza y seguridad como dice Miqueas 4:5 "Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios "eternamente" y para siempre.

 

Veamos el significado de los nombres de estos cuatro jóvenes:

 

ü  Daniel, que significa "Dios es mi Juez", se lo cambiaron por Beltsasar, que significa "Bel protege su vida".

ü  Ananías, que significa "Jehová es gracia", se lo cambiaron por Sadrac, que significa "La orden de Lunar".

ü  Misael, que significa "¿Quién como Dios?" se lo cambiaron por Mesac, que significa "¿Quién es como Ajú?.

ü  Y Azarías, que significa "Jehová es mi ayudador", se lo cambiaron por Abed Nego, que significa "El siervo de Nego".

 

Pero lo que no les cambiaron fue sus principios, su corazón, "la comida". Estos muchachos prefirieron comer legumbres con agua y no contaminarse con la comida del rey. Prefirieron comer legumbres con agua, porque esa era la comida que en ese tiempo a Dios le agradaba. Prefirieron honrar a su Dios y no al rey y de pronto esto fue ocasión de burla para los demás y hasta sorpresa para el mismo Aspenaz, pero lo cierto es que al cabo de los días, quienes estaban mejores que los demás eran estos jóvenes que prefirieron guardarse para Dios, obedeciendo la Palabra. Al final, cuando llegó el tiempo de presentarse ante el rey Nabucodonosor, me lo imagino asombrado, porque cuando vio a estos muchachos, los vio 10 veces mejores que los demás, los vio que marcaban la diferencia. Es que Dios exalta a los que obedecen su palabra.

 

CONCLUSIÓN

 

Puede que para muchos les parezca extraño la comida que comemos, la palabra que oímos, las cosas que hacemos por guardarnos para Dios y puede que algunos o la mayoría se burlen de nosotros por esto, pero no importa, sigamos comiendo este pan sin agregarle nada y le puedo asegurar, en el Nombre del Señor Jesús,  que estarás satisfecho, lleno de la bendición de Dios y los demás tendrán que verte 10 veces mejor que los demás.

 

Hay mucha juventud que aparentemente viven felices que porque se la pasan en el baile, que porque están en el alcohol, que disque porque practican el sexo a sus anchas, que porque se la pasan con los amigos de acá para allá y de allá para acá, en fin, pero la verdad es que con todos los que he hablado y que se mueven en estas escenas, me dicen: "No soy feliz, esto no me llena y entre más lo hago, más me encierro" ¿Por qué? Porque realmente esa clase de comida, la que el mundo da, aunque se vea rica por fuera, por dentro tiene veneno y sin duda hace daño, mata, pero en cambio, la comida que el Dios de la Gloria nos da para comer, no hace daño, nos produce una felicidad inmensa al punto de que los que nos ven, nos pueden ver 10 veces mejores.

 

No coma cuento joven, el mundo no es como lo pintan. No le crea al compañero o a la compañera  que le dice que pruebe el baile, el alcohol, la droga, que exhiba su cuerpo, que se vista como los demás lo hacen, que no se guarde pura hasta el matrimonio, que eso ya no sucede en esta época, que no vaya a la iglesia, que el mundo es más rico, ¡Por favor! no coma cuento. No se sabe del primero que estando allá, en ese mundo de perdición diga que es feliz, ni siquiera los famosos, los actores de T.V., conozco jóvenes que se han ido a los realitys y han pasado y han salido de allá más atrapados e infelices,  pero en cambio los que comemos de este pan sabroso que vino del cielo, estamos satisfechos y sin hambre, contentos y sin heridas, libres como el viento ¡Qué elegancia!

 

Atrévase a comer este pan sin añadirle nada. Puede que al principio no le parezca, pero atrévase a obedecer la Palabra de Dios, que a medida que la degustes, le pasará lo que le pasó a Ezequiel: "Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel" Ezequiel 3:2-3.

 

No se deje mover de la sociedad, del hermano, en fin, déjese mover de Dios y su palabra, Amén.

 

 

 


Gracias…

Bendiciones.



ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor





compromiso al 100%

El poder: predica para lograr un compromiso total

Cuando hablo de un compromiso total, la gente cree que vengo de Marte.

Bill Hybels

Hace poco, un hombre me estaba comentando sobre los "temas difíciles" que he tratado a lo largo de los años – el infierno, el dinero, el sexo, la confrontación en las relaciones, la autodisciplina –, y me preguntó: "De todos ellos, ¿cuál es el que a la iglesia le cuesta más entender?".

No me costó mucho encontrar la respuesta. "Entregarse a Cristo de forma completa". Al predicar, el desafío más grande es trasmitir aquello que movía la vida de Pablo. Él dice en Hechos 20:24: "Pero no estimo mi vida como valiosa para mí mismo; he abandonado mis aspiraciones y ambiciones personales; me he ofrecido a Cristo como un sacrificio vivo". Cuando esta enseñanza la oye gente con una mentalidad secular, piensa que vengo de otro planeta. La idea de vivir según los deseos de otra persona es absurda.

Para mucha personas, vivir para Cristo es puro fanatismo. Muchos se preguntan: ¿quién es tan estúpido como para renunciar a relaciones, posesiones, placer, o cierto nivel de bienestar? Creen que una devoción total a Cristo significa desperdiciar la única vida que tenemos.

Un hombre de mi iglesia es el ejemplo perfecto. Creo que su mayor problema está en el buen rendimiento de su empresa. Le salen clientes por todas partes. Su dedicación al trabajo es lo que controla su vida. Hace unos meses le pregunté por qué ya no tenía tanta pasión por las cosas de Dios.

"El negocio es muy exigente, y es cierto que está controlando mi vida", admitió. Pero, a modo de defensa, me dijo: "Pero no soy yo quien busca tanto trabajo. El negocio va bien, y el trabajo me viene solo. ¿Qué quieres que haga?".

Yo le sugerí que podía decir algo como: "Ya tengo suficiente trabajo, así que de momento no voy a aceptar más". Me miró como si estuviera mal de la cabeza. ¿Qué hombre de negocios en su sano juicio le diría que no a un cliente cuyo pedido le va a aportar un beneficio? Es algo impensable. Tener más siempre es mejor. El deseo de tener más podía más sobre este hombre que el deseo de seguir a Cristo, usar sus dones espirituales, servir a su mujer, o ser un padre para sus hijos.

Si es tan difícil persuadir a la personas para que se entregue a Cristo de forma completa, ¿para qué esforzarnos? ¿Por qué no conformarnos con que las personas se hagan miembros de nuestra iglesia y asistan, al menos, de vez en cuando?

Como pastores tenemos que pensar en la calidad del fruto que estamos produciendo. Tenemos que decidir el nivel de compromiso que esperamos de los hombres y mujeres a los que servimos.

La historia de la Iglesia nos ha enseñado que un líder puede hacer más a través de un grupito de creyentes entregados que a través de toda una multitud de personas con el corazón tibio. Así que nos surge la siguiente pregunta: ¿Qué enseñanza podemos dar para que los hermanos se comprometan con Cristo de forma completa, cuando sabemos que la mayoría de gente no quiere oír hablar de un discipulado radical?

Voy a sugerir cinco principios que me sirven de guía cuando predico sobre el compromiso.

Describe el compromiso total

El primer paso es que los oyentes tengan una comprensión clara de qué queremos decir cuando hablamos de compromiso total. Un maestro siempre tiene que estar definiendo y redefiniendo. ¿Qué significa estar totalmente entregado a Cristo? Si no significa simplemente asistir a los cultos y poner algo en la ofrenda, entonces, ¿qué significa?

Lo mejor es ir a la Biblia, donde encontramos varios pasajes que definen el compromiso:

- Las palabras de Pablo en 1ª Corintios 15:31: "cada día muero". Todos los seguidores de Cristo comprometidos que he conocido reconocían que cada día tenían que morir a un sinfín de cosas que luchaban por tener el control de su vida: la ambición personal, los placeres terrenales, el aplauso de la multitud, la avaricia, etc.

Nuestra cultura predica de forma feroz que "podemos tenerlo todo", pero ese eslogan no aparece por ningún lado en la enseñanza de Cristo. A mí me resulta difícil ponerme delante de una congregación de clase media-alta y decirle todo aquello que tiene que abandonar o, al menos, eliminar de su lista de prioridades. Pero tengo que hacerlo.

- El mandamiento de Jesús en Lucas 10:27 dice: "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente". Eso significa que tenemos que obedecer la Palabra de Dios y organizar nuestra vida de forma que podamos vivir siendo conscientes en todo momento de su presencia (con las implicaciones que esto tiene).

- La pregunta de Juan: "El que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?" (1ª Juan 4:20). Vivimos en una época en la que el odio está a la orden del día y, con frecuencia, esa actitud salpica a los miembros de nuestras iglesias. No obstante, las Escrituras dicen claramente que para estar completamente comprometidos con Jesús tenemos que estar en paz con nuestros hermanos. Los verdaderos cristianos y, en particular los líderes, deben tomarse lo que dice en Mateo 5:23–24 muy en serio. La integridad en las relaciones tiene que ser una prioridad y, de forma activa, debemos buscar la reconciliación cada vez que surja un problema. Ése debería ser un requisito para poder servir en la iglesia.

- La enseñanza constante de Jesús sobre el uso del tiempo, los talentos y los tesoros. Cuando una persona ha pasado treinta años de su vida dedicada a los negocios (invirtiendo en ellos todo su tiempo y talentos), es difícil que se entregue a Jesús de forma completa. Es duro oír versículos como "Buscad primeramente el reino de Dios", o "¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?".

Para desarrollar las disciplinas espirituales personales – el estudio bíblico, escribir un diario, orar, ayunar, meditar – hay que dedicarles tiempo. Y tardaremos. No es algo automático. También es tiempo quedar con un grupo pequeño donde poder retarnos los unos a los otros y confrontarnos con la verdad de forma amistosa. El servicio práctico para el reino de Dios también implica tiempo. Pero todos esos compromisos de tiempo son una clara muestra de nuestra entrega a Cristo.

Un médico de nuestra iglesia ha decidido trabajar cuatro días a la semana para poder dedicar los otros tres al liderazgo que ejerce en la iglesia y a su familia. Esa decisión ha significado una reducción considerable de sus ingresos. Pero ha decidido morir a ello para poder vivir lo que Cristo le ha llamado a hacer aparte de su vocación como médico. Ya había estado usando sus habilidades para servir a seres necesitados, pero ahora, además, puede usar sus dones de administración y liderazgo en la iglesia. Él ha puesto su tiempo, sus talentos y sus tesoros a disposición de Dios.

Sé ejemplo

El segundo paso a la hora de predicar sobre el compromiso es más duro: sé comprometido. Es obvio. No podemos llevar a una congregación al compromiso total si nosotros no estamos siendo de ejemplo.

Todos los pastores han pasado por momentos en los que no estaban completamente comprometidos. Es como preguntarle a un atleta: "¿Siempre has estado en plena forma?".

Inevitablemente, la respuesta va a ser: "No, no siempre".

Y cuando le preguntamos que cómo se sentía cuando no lo estaba, responde: "Fatal. Desmotivado. Fracasado".

Hace poco leí sobre un líder muy importante al que le preguntaron: "¿Cuál es tu principal objetivo como líder de tu organización?".

"Interceptar cualquier señal de entropía". Aquella respuesta me fascinó, pues eso es lo que yo intento hacer con mi propia vida, buscar cualquier señal de desorden o caos. Me miro y me pregunto, ¿En qué área de mi vida me estoy desviando? ¿En qué área no estoy demasiado en forma? ¿En qué área estoy siendo perezoso? Antes de mirar la condición espiritual de los demás, me examino a mí mismo.

Una de mis mayores frustraciones es no ser capaz de administrarme el tiempo para poder vivir de forma entregada en todo momento. Pero si estoy dispuesto a escuchar la verdad sobre mí mismo, el Espíritu me mostrará áreas en las que no estoy siendo cuidadoso, ni coherente. Entonces me puedo arrepentir e interceptar la entropía en su fase inicial.

Además de intentar ser un ejemplo de entrega y compromiso total, necesitamos a otros líderes de la congregación que sean fieles seguidores de Cristo, pues ellos me ayudan a transmitir lo que significa ser un cristiano totalmente comprometido. El otro día, cuando estaba reunido con los ancianos de mi iglesia, miré a mi alrededor, y pensé: Todos los ancianos de esta iglesia se han comprometido con Jesucristo, y harían por Él lo que Él les pidiera. Eso quiere decir que cuando predico sobre el compromiso total, ellos son los primeros en animarme: "¡No bajes el listón! ¡Estamos contigo!". Sería muy difícil animar a la congregación a vivir un discipulado serio si los ancianos y otros líderes no estuvieran en la misma línea que yo.

Lo que es muy emocionante es que cuanto más entregados estén el pastor y los líderes, más entregada estará la congregación. Y así, el crecimiento en la congregación anima a los líderes a comprometerse aún más, lo que propicia un ciclo continuo de crecimiento. El discipulado total se convierte, pues, en algo contagioso y estimulante.

En nuestra iglesia hay un hombre cuyo único día libre es el miércoles; ese día, viene a la iglesia por la mañana, y limpia las fuentes de agua. Hay otro hombre que viene los días que tiene libres y acondiciona las aspiradoras. Otros voluntarios cuidan del jardín que hay a la salida de la iglesia. Hace poco vi a una joven de la congregación arreglando las plantas. Tenía a su bebé a un lado, en su cochecito. Y mientras escuchaba una cinta, seguía removiendo la tierra alrededor de las flores. Cuando veo un discipulado que se manifiesta en diferentes formas de servicio, yo me siento motivado a ser un siervo más entregado.

Predica desde todos los ángulos

El tercer paso es predicar sobre la entrega o el compromiso total desde el máximo número de ángulos posible. A continuación explicaré lo que quiero decir.

- Selecciona una serie de temas que lleven de forma natural del llamamiento al compromiso. En cierto sentido, todas las predicaciones definen algún aspecto del compromiso, ya sean sobre el matrimonio, el desarrollo del carácter, el cuidado de nuestro cuerpo, etcétera. No obstante, creo que el llamamiento a un compromiso total se transmite mejor si se presenta de forma explícita, y algunas series no se prestan a hablar de compromiso tan bien como otras.

Por ejemplo, en nuestra iglesia tuvimos una serie de predicaciones sobre la honestidad en las relaciones. Fue una serie muy útil, pero a mí como predicador no me brindó la oportunidad de hacer un llamamiento para que la iglesia adoptara un compromiso más serio con Jesús. Si lo hubiera hecho, habría resultado un tanto manipulador, pues eso no es lo que ellos esperaban. Con algunos temas, si quiero ser íntegro, tengo que limitarme al tema en cuestión. Para hablar del discipulado, tendré que buscar otro momento.

Pero hay otros temas que nos permiten, de forma natural, incluir un llamamiento a la entrega y el compromiso. No hace mucho prediqué una serie de sermones titulada "Alternativas al Cristianismo", en la que hablé del movimiento de la Nueva Era, de los Mormones, de los Testigos de Jehová, del Hinduismo, del Islam, del Budismo, y los comparé con el Cristianismo. Después de hacer una comparación honesta con estos sistemas de creencias, finalicé la serie diciendo: "Después de escuchar todo esto, ¿no diríais que el mensaje cristiano es absolutamente convincente? Cuando lo ponemos al lado de los demás sistemas de creencias, ¿no resulta un camino mucho más excelente? Si esta serie de predicaciones te ha llevado a la conclusión de que el Cristianismo es convincente por su verdad, por la persona de Jesucristo, y por lo que hace en las vidas de las personas, entonces, acéptalo con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas. ¡Que nada te detenga!".

Está claro que tratar sobre esos temas brindaba una oportunidad espléndida para llamar a la congregación al compromiso, y yo no quise perderla. Cuando planifico mis predicaciones, superviso qué series o temas selecciono para asegurarme de que en mi propósito de llevar a la congregación al compromiso total no hay manipulación ninguna.

- Presenta el servicio entregado como una respuesta gozosa a lo que Dios ha hecho por nosotros, y no como un medio para ganarnos la salvación. Nosotros los pastores tenemos que asegurarnos de que los oyentes han entendido que el discipulado es una muestra de agradecimiento a Dios, y no una forma de ganar su aprobación.

A veces, cuando estaba haciendo un llamamiento al compromiso, me he parado para decir: "Si tú estás fuera de la familia de Dios, tienes que entender que el discipulado es una respuesta a la maravillosa Gracia de Dios. No es un intento de mejorar nuestra imagen ante Dios. Pablo dice que podemos 'entregar nuestro cuerpo para ser quemado', pero que no podemos obtener la salvación a través del discipulado. El compromiso es un medio para expresar gratitud, no para ganarnos la entrada al Cielo".

- Ilustra las alternativas a un compromiso entregado. Cuando intento retar a alguien con una mentalidad fuertemente secular, y animarle a que siga a Jesucristo de forma entregada, resulta muy eficaz presentarle el otro lado de la historia.

Por ejemplo, el día que llegaba al final de una serie titulada "Virtudes extraordinarias y poco comunes", hablé del contentamiento. Empecé diciendo: "Nuestro protagonista siempre quería más. Quería más dinero, así que arriesgó una cantidad de dinero que había heredado invirtiéndolo en Bolsa. Quería más fama, así que se abrió camino en Hollywood y pronto se convirtió en una estrella y en director de cine. Quería más placeres sensuales, así que pagó grandes sumas de dinero para satisfacer su apetito sexual. Quería más emoción, así que diseñó, construyó y pilotó el avión más rápido del mundo. Quería más poder, así que en secreto y de forma muy audaz se metió en cuestiones políticas de tal forma que logró que dos presidentes de los EE.UU. se convirtieran en sus títeres. Y siempre quería más. Estaba completamente convencido de que conseguir cada vez más le traería la verdadera satisfacción. Desgraciadamente, la historia demuestra lo contrario".

Entonces procedí a explicar el aspecto que tenía en sus últimos días de vida: demacrado, con el pecho hundido y las uñas largas y roñosas; dientes negros y podridos; varios tumores e incontables marcas de aguja debido a su adicción a las drogas. "Howard Hughes murió", dije, "creyendo en el mito de la acumulación. Murió millonario, pero también esclavo de las drogas y desquiciado".

Si describimos el camino y el destino de una vida egoísta, centrada en uno mismo, podemos mostrar la futilidad y el vacío que producen. Así, podemos decir: "Amigos, seguir en ese camino es una locura. ¿No lo veis? Quizá estos hombres cayeron mucho más bajo de donde estáis vosotros ahora. Pero ponedle un poco de imaginación. Pensad cuál es el destino de la dirección que habéis tomado. Antes o después estarás tan harto de buscar y no encontrar algo que te satisfaga, que clamarás: '¡Necesito beber agua viva!'. Puedes hacerlo de aquí a quince años, después de haber pasado por tres o cuatro matrimonios más, y haber dejado cuatro o cinco hijos desamparados. O puedes aprender de las locuras de los demás, y entregarte ahora mismo y confiar en Cristo".

Y a continuación pregunto: "¿Tu última adquisición ha saciado la sed de tu alma? ¿Tu último logro – un ascenso, tu matrimonio, tu primer hijo, tu libro recién publicado – te ha dejado totalmente satisfecho?". La gente tiene que admitir que aquello que pensaba que le iba a llenar una vez lo alcanzara, normalmente no le satisface de forma plena.

- Para aquellos que están satisfechos en el presente, ofréceles tu ayuda para más adelante. A veces la gente dice: "¡Si yo ya soy feliz como estoy! Ya tengo todo lo que quiero. Tampoco tengo grandes problemas, así que estoy bien como estoy, ¡gracias!".

Cuando los oyentes se auto-engañan, no nos van a escuchar. De hecho, normalmente nada de lo que les digamos les va a convencer. De nada sirve luchar para hacerles ver sus necesidades. Pero de forma pública o en privado podemos ofrecerles nuestra ayuda para el día en el que finalmente se den cuenta de que necesitan a Cristo.

Durante varios años fui pastor de los Chicago Bears y dirigí un estudio bíblico en el estadio en el que entrenaban. Había un jugador que siempre hacía lo mismo. Pasaba por delante de la puerta donde nos encontrábamos, me hacía un saludo con un movimiento de cabeza y un guiño, y continuaba su camino. Un día le dije: "Ahora todo te va genial. Tienes todo el dinero y la fama que querías. Por eso pasas de largo guiñándonos el ojo de forma condescendiente, como si tus compañeros que vienen al estudio y yo fuéramos tontos". Él me sonrió.

Continué: "No pretendo ejercer de profeta fatalista, pero en cualquier momento podrías caer de ese pedestal. Y entonces te darás cuenta de que no lo tienes todo. Cuando eso ocurra, llámame".

Me llamó tres semanas después. "Mi único hermano acaba de tener su primer hijo. El bebé ha nacido con malformaciones. Mi hermano está destrozado, y yo también. No sé lo que hacer, ni lo que decir. ¿Podemos quedar?".

Con aquellos que creen que ya están satisfechos, nuestra mejor estrategia es hacerles saber que el día en el que se den cuenta de que necesitan algo más, estaremos a su disposición.

Ten paciencia y deja que el Espíritu obre

Por naturaleza, soy una persona muy impaciente. Pero he tenido que aprender a ser paciente, a predicar sobre el discipulado, y a dejar que el Espíritu haga su obra.

Llegar a estar completamente comprometido con Cristo es un proceso. Colosenses 1 dice que el ser humano necesita llegar a estar completo en Cristo, pero 1ª Corintios 3 me recuerda que todos empezamos como bebés espirituales. Mi responsabilidad no es forzar el crecimiento, sino ofrecer el menú adecuado. ¿El menú que estoy ofreciendo brinda el alimento que lleva a la madurez? ¿Es un menú demasiado sólido, y por eso se atragantan? ¿O les estoy dando comida-basura, muy buena de sabor, pero muy baja en nutrientes?

En última instancia, todos los creyentes deberían entregarse de forma plena a Cristo. No obstante, no todos los creyentes lo harán al mismo ritmo. En nuestra iglesia hay caracteres tímidos y metódicos. Si están aprendiendo a jugar al tenis, hacen una clase de cuarenta y cinco minutos a la semana y tardarán ocho años en aprender a jugar bien. Y cuando avanzan hacia el compromiso total con Cristo, lo hacen a la misma velocidad. No es que estén luchando con Dios o siendo rebeldes; su lenta progresión hacia el compromiso total es natural, pues es un reflejo del ritmo con el que avanzan en cualquier área de la vida. Con personas así, tengo que reducir un poco, y avanzar de acuerdo con su ritmo.

Otras personas, en cambio, son totalmente lo contrario. No hace mucho, un hombre me escribió lo siguiente: "Tengo dos negocios. Me convertí al cristianismo en una de tus predicaciones hace dos semanas. Ya he encontrado a dos personas para que lleven mi empresa. Yo estoy dispuesto a dedicar el resto de mi vida a servir en la iglesia de Willow Creek. Llámeme".

Le llamé enseguida, ¡para pedirle que no realizara todos esos cambios de forma tan rápida! Su ímpetu me había preocupado, pero algunos son así. ¡Probablemente se habría declarado a su mujer una semana después de conocerla!

Debido a estas diferencias de personalidad, nunca digo cosas como: "Tienes que tomar una decisión antes del próximo domingo". Ponerle a la iglesia una fecha concreta a veces no es demasiado sabio. Yo prefiero decir algo como: "Hoy habéis oído una verdad muy importante de la Escritura. Por favor, no seáis tan solo oidores. Sed hacedores. Mi casa y yo hemos decidido  (ahí menciono el compromiso sobre el que estoy predicando). Tú también tienes que tomar una decisión. Que el Espíritu Santo te ayude a tomar la decisión adecuada".

Tienes que estar preparado para vivir con oposición

Me veo obligado a mencionar un hecho doloroso que forma parte de la vida pastoral. La predicación de un cristianismo comprometido provoca el descontento de los creyentes acomodados, que intentarán persuadirnos de que bajemos el listón.

Los creyentes que no viven de forma totalmente entregada responden ante los mensajes sobre el compromiso total del mismo modo que los rebeldes responden ante los mensajes sobre el arrepentimiento. Imagínate que estás ante cien mil chavales en un concierto de rock y dices: "Vais por mal camino. Por favor, reconsiderad el rumbo que está tomando vuestra vida. Caed de rodillas, y arrepentíos de vuestra rebeldía contra Dios, y recibir a Cristo como vuestro Salvador". Te aseguro que verías mucha hostilidad.

Yo me he encontrado con el mismo tipo de resistencia cuando he retado a cristianos de domingo a que se entreguen a Cristo de forma completa. Siempre que saquemos a la luz la adicción que muchos creyentes tienen a la gratificación, encontraremos que muchos se ponen a la defensiva.

Los pastores lo notamos enseguida. Un domingo predicamos sobre un tema delicado del discipulado, y la reacción de la iglesia no es nada positiva. Al domingo siguiente predicamos sobre la reconstrucción de la autoestima, y la gente queda encantada. Entonces, ¿de qué predicas el tercer domingo? ¿Por qué tipo de tema te inclinas?

¿Cómo expresan los seres humanos esa resistencia? "Has sido demasiado duro. No estás siendo realista. Aún no estamos preparados para eso. ¿Por qué no predicas sobre algo como 'Dios te ama tal como eres'?" Si no recibiera el apoyo de mis ancianos, no podría predicar sobre el compromiso, porque a veces la resistencia que me encuentro es demasiado fuerte.

Recientemente pasamos un cuestionario a los miembros de la iglesia que están más comprometidos. Una de las preguntas que les hicimos fue la siguiente: "¿Estás usando tus dones espirituales en esta iglesia para la gloria de Dios cada semana?". Un 53% contestó afirmativamente. Si pensamos en el mensaje de la Biblia, ese porcentaje no es suficiente. Así que en uno de mis mensajes, mencioné esa estadística y dije: "Doy gracias a Dios por los que estáis usando vuestros dones espirituales. Y oro por los que estáis dolidos por alguna razón y necesitáis un tiempo de sanidad antes de empezar a servir de nuevo. Pero para el resto, tengo una pregunta, una pregunta un tanto dura: ¿Pero qué os pasa? Si habéis sido redimidos y ahora formáis parte de la familia de Dios, deberíais pasar noches enteras sin dormir pensando de qué manera podéis mostrarle a Dios vuestra gratitud. Una manera de hacerlo es descubriendo y usando vuestros dones espirituales. Si no lo estáis haciendo, ¡algo anda mal!".

Tengo que confesar que una vez incluso usé la palabra "parásito" para describir a las personas "que comen y viven la vida, que disfrutan de los beneficios de pertenecer al Cuerpo de Cristo, pero no aportan nada al Cuerpo".

Después de esa predicación, uno de los ancianos me cogió aparte y me dijo: "Una palabra magnífica. Ésa es una verdad que se tenía que decir. Así que, ¡bien hecho!". Yo necesitaba aquellas palabras de afirmación y de ánimo, porque al día siguiente, recibí un sinfín de correo criticando mis duras palabras: "Solo porque he decidido no servir en esta iglesia no puedes decir que soy un parásito". "No tenías ningún derecho a presionarnos de esa manera". "Eres un egoísta que cree que tiene el derecho de decirle a los demás cómo deben vivir".

Respondí cada uno de los correos y ofrecí mi disponibilidad para hablar más sobre el tema. No obstante, me reafirmé en mi comprensión de 1ª Corintios 12: si decís que sois parte del Cuerpo, entonces tenéis que funcionar como corresponde a una parte del Cuerpo.

La cuestión es que, cuando tenemos la convicción de que hemos de confrontar a la congregación, en ese momento necesitamos el apoyo de los ancianos, necesitamos que nos digan: "Ése es el mensaje que debes dar, siempre que lo des con la actitud adecuada. No dejes que los ataques de los creyentes acomodados te echen para atrás".

Por eso, siempre que voy a predicar sobre un tema particularmente desafiante, aviso a los ancianos con antelación. A veces me dicen: "Bill, eso más bien parece la crítica de algo que te molesta a ti personalmente, y no tanto la preocupación del consejo de la iglesia. Así que ten cuidado". Si me dicen algo así, suelo echarme atrás, o esperar hasta haber alcanzado una mejor perspectiva del tema en cuestión.

Otras veces, los ancianos me reafirman, y entonces subo al púlpito a predicar con confianza y una mayor convicción.

¿Por qué sigo predicando este mensaje?

¿Sabéis qué me ayudó a convencerme de que tengo que predicar un evangelio de absolutos, un evangelio que exige una entrega total? Darme cuenta de que vivir una vida genuinamente cristiana o de entrega absoluta a Dios es el único camino a la satisfacción plena.

Todos los días escribo en mi diario mis impresiones, mis oraciones, y renuevo mi compromiso con Dios. Digo, como el autor del himno: "Que mi vida entera esté / consagrada a Ti, Señor". O "Yo quiero ser, Señor amante / como el barro en manos del alfarero; / toma mi vida, hazla de nuevo". Entonces, con la vida del Espíritu Santo, intento seguir esos compromisos durante el día.

Nunca me he arrepentido de mis esfuerzos por someterme a Dios. De hecho, los momentos de mayor entrega han sido los momentos de mayor gozo. Y en esos momentos me he visto llevado a decir como el salmista: "¿Qué daré al SEÑOR por todos sus beneficios para conmigo?".

Por otro lado, he pagado con creces por las veces en las que no me he sometido, en las que he sido egoísta, carnal, rebelde o huraño. Acordarme de ello me ayuda cuando llego a la parte del mensaje en la que animo a la congregación a comprometerse de forma absoluta con Cristo. Es fácil sentirse poco seguro cuando te das cuenta de que le estás pidiendo a un hombre que renuncie a un buen sueldo, o a una mujer que ponga punto y final a una relación sobre la que ha puesto toda su confianza, o a un adolescente que no ceda ante la presión de sus compañeros. El Enemigo me nubla la mente y me hace pensar que no puedo retar a la los hombres y mujeres de esta forma.

Entonces, recuerdo lo siguiente: el compromiso total es la única forma de encontrar la bendición, la paz, la emoción y la aventura para las que hemos sido creados. Cuando seguimos a Jesús de forma radical, Dios se agrada de nosotros y nos permite experimentar su compañía de forma constante. Acordarme de eso me empuja a querer subir a la cima de la montaña para gritar a los cuatro vientos: "Lo mejor que puedes hacer es caer de rodillas ahora mismo y decir 'Señor, aquí estoy. Me entrego a ti. En tus manos estoy' ".

Nunca he conocido a nadie que se haya arrepentido de su decisión de convertirse en un cristiano entregado. No obstante, podría llenar un estadio con personas que fueron a la deriva por no responder al llamamiento de Dios. Hay personas que me escriben diciendo: "Si tan solo pudiera volver atrás; si no hubiera sido tan obstinado en mi relación con Dios; si tan solo hubiera escuchado".

El compromiso total con Jesucristo es un duro desafío, pero lleva a una vida plena. Como sabemos que eso es verdad, tenemos que hacernos una pregunta: ¿Nos vamos a amedrentar, y dejaremos de animar a la congregación a hacer lo que más le conviene y lo que más gloria va a dar a Dios, o seremos siervos fieles que proclaman la verdad, que tiene el poder de cambiar vidas?

Hybels, B. (2008). El poder: predica para lograr un compromiso total. En A. F. Ortiz (Ed.), D. G. Bataller (Trad.), Predicando a personas del S. XXI (pp. 119–130). Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE.    
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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

jueves, 8 de mayo de 2014

Sevicio a Dios Hno Jorge Cristancho

LAS AGENCIAS.

Cuando se piensa en la situación del hombre en el servicio a Dios, cabe definir dos elementos fundamentales:

En primer lugar las condiciones de aquel que se dispone a servir, a eso llamaremos LA AGENCIA HUMANA, y…

En segundo lugar la participación de Aquel que toma a su servicio, a lo que llamaremos LA AGENCIA DIVINA.

AGENCIA DIVINA

La AGENCIA DIVINA corresponde a todas aquellas cosas que solamente hace el Señor en una relación de servicio con el ser humano, con uno de sus servidores. La AGENCIA DIVINA actúa tanto en el individuo que está siendo llamado (el prospecto), como en el líder que está trabajando con el posible servidor (el ministro).

Fundamentalmente hay tres elementos que Dios hace para poner a su servicio a alguien:

1       Llamamiento & Separación,

2       Envío & Nombramiento y

3       Desarrollo de la Idoneidad.

 

1.    Llamamiento & Separación

Recordando la forma en que el Señor seleccionó a los primeros misioneros se encuentra una clara muestra de esa 'mecánica divina' en el proceso del servicio a Dios. Se puede leer en Hechos 12. 25 a Hechos 13. 4:

"Y Bernabé y Saulo,  cumplido su servicio,  volvieron de Jerusalén,  llevando también consigo a Juan,  el que tenía por sobrenombre Marcos. Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,  profetas y maestros: Bernabé,  Simón el que se llamaba Niger,  Lucio de Cirene,  Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca,  y Saulo. Ministrando éstos al Señor,  y ayunando,  dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces,  habiendo ayunado y orado,  les impusieron las manos y los despidieron. Ellos,  entonces,  enviados por el Espíritu Santo,  descendieron a Seleucia,  y de allí navegaron a Chipre."

Había muchos trabajadores en Antioquía, llegaban más ministros, era una Iglesia dinámica; cuando el Espíritu Santo dijo: "Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado." La primera pregunta que surge es ¿A quién le dice el Espíritu Santo "Apartadme a Bernabé y a Saulo"? Sin lugar a duda que no era a ellos mismos, sino a los ministros que lideraban el trabajo de la Iglesia en Antioquía, y en forma tácita nos deja ver que a ellos, a Bernabé y a Saulo, ya los había llamado, "para la obra a que los he llamado."

De manera que es Dios quien en su soberanía escoge a quién quiere tomar a su servicio y se lo expresa haciéndole un llamamiento, al tiempo que le comunica al ministro, de ese prospecto, su intención de usarlo "Apartadme a…"; con miras a que lo prepare, lo capacite, lo entrene de manera especial.

Resumiendo, el LLAMAMIENTO opera en el prospecto, y la SEPARACIÓN opera en el ministro a quien está sujeto el prospecto.

2.    Envío & Nombramiento

En el mismo pasaje, del numeral anterior, se puede notar que dentro de esa Agencia Divina, la Iglesia hace el NOMBRAMIENTO, es decir, define las condiciones y la naturaleza del cargo: "Entonces,  habiendo ayunado y orado,  les impusieron las manos y los despidieron."; pero es el Espíritu Santo quien hace el ENVÍO del servidor: "Ellos,  entonces,  enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia,  y de allí navegaron a Chipre."

Es mucho, muchísimo mejor ser enviados por el Espíritu Santo, que ser enviados por la Iglesia; pero el Señor, en su infinita misericordia, le permite a la Iglesia hacer el nombramiento para que tanto la Iglesia como el servidor sientan que tienen deberes y derechos mutuamente, como la expresión de una responsabilidad recíproca.

Definitivamente el ENVÍO y el NOMBRAMIENTO son parte de esa obra que Dios hace, en esa relación de servicio con el hombre.

3.    Idoneidad (Talentos y Dones)

Entendiendo como IDONEIDAD a esa:

"cualidad que hace a alguien adecuado y apropiado para algo" (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española), o "Reunión de las condiciones necesarias para desempeñar una función" (WordReference.com Diccionario de la Lengua española), o  "Adecuación que existe entre las características de una persona o cosa y la función, la actividad o el trabajo que debe desempeñar." (Thefreedictionary.com).

Se puede comprender que, aunque en apariencia, la IDONEIDAD depende del prospecto, en realidad es parte de la Agencia Divina, "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,  por su buena voluntad." (Fil. 2. 13) 

Entendiendo lo que dice la Palabra:

"Y a uno dio cinco talentos; a otro, dos; y a otro, uno, a cada uno según su propia habilidad, y se fue al extranjero." (Mt. 25. 15);

"Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres." (Ef. 4. 8);   

"Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto,  del Padre de las luces,  en el cual no hay mudanza,  ni sombra de variación." (Stg. 1. 17).

Queda claro entonces que la IDONEIDAD, que Dios le da al hombre está compuesta por Talentos y Dones.

Los Talentos son dados a todos los hombres, de parte de Dios, a través de los padres, en la herencia genética y cultural. Son dados para usarlos en el terreno humano, para beneficio propio y de los demás. Rendidos a los pies del Señor, los Talentos, se ven enriquecidos, y afectan a los hombres en la parte emotiva; produciendo sensaciones que lo mueven a tomar decisiones.

Los Dones, en cambio, son dados por el Espíritu Santo, a los hijos de Dios, y son operados exclusivamente por el mismo Espíritu,

"Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios,  pero el Señor es el mismo.  Y hay diversidad de operaciones,  pero Dios,  que hace todas las cosas en todos,  es el mismo.  Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho." (1Co. 12. 7),

y son operados para beneficio de la Iglesia:

"Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,  exhortación y consolación." (1Co. 14.3)

De manera que el servidor potencial no debe afanarse por 'volverse' idóneo por sus propios medios; desde luego es saludable que estudie, que se capacite, pero no debe olvidar que la verdadera IDONEIDAD la da el mismo Señor Jesús, como una parte de su Agencia Divina.

AGENCIA HUMANA.

Entiéndase por AGENCIA HUMANA todo aquello que Dios espera que disponga, de sí, el individuo que desea servirle. Son todas aquellas cosas que el hombre debe disponer para que Dios lo pueda tomar a su servicio. Conviene tener claro que Dios no está obligado a "usar" a alguien, porque "cumpla" con todos los requisitos. Es, más bien un acto de la soberanía de Dios, usar o no los servicios de alguien.

Se debe tener claro que no es el modo de Dios, tomar a su servicio a alguien que no haya expresado su deseo de servirle, haciendo (o mejor, permitiendo que Dios haga en él) lo que le corresponde al hombre, para que así Dios pueda hacer lo que solamente Él puede hacer.

La AGENCIA HUMANA se puede expresar en cuatro aspectos fundamentales:

1.    Fidelidad al 100%,

2.    Conocimiento de la Palabra,

3.    Sujeción y

4.    Disponibilidad.

Aunque es Dios quien hace la obra de principio a fin ("… haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo;…" [Heb. 13. 21]); nos permite identificar como nuestra, parte de la obra que Él hace con nosotros.

¡Cuánta misericordia expresa, el Señor Jesús, dejándonos participar en su maravillosa obra!

1.    Fidelidad al 100%

Tal como lo expresa el Señor en su Palabra, a través del salmista:

"Mis ojos pondré en los fieles de la tierra,  para que estén conmigo;  el que ande en el camino de la perfección,  éste me servirá." (Sal. 101. 6),

deja entrever que el concepto de 'fieles de la tierra'  no tiene que ver con perfección, sino con andar en el camino de la perfección.

De manera que, FIDELIDAD AL 100%, no quiere decir 'perfección al 100%', que sería imposible para el ser humano, dada su naturaleza. Más bien, Dios espera es que el hombre se disponga a 'caminar' por el camino de la perfección; que se deje perfeccionar. Cuando el hombre pone en práctica cada consejo que Dios le da por medio de su palabra, el Señor considera que ese hombre está viviendo con fidelidad al 100%.

Se podría concluir, de momento, que Fidelidad al 100% quiere decir: Vivir en obediencia total a Dios, por amor.

2.    Conocimiento de la Palabra

Si la Fidelidad al 100% lleva al hombre de victoria en victoria, de triunfo en triunfo, el CONOCIMIENTO DE LA PALABRA le permitirá al servidor potencial, no solamente saber cómo conducirse, sino también saber qué es lo que Dios desea, lo que Él quiere hacer.

Expresiones como: "Anda, y di a este pueblo…", "Vino,  pues,  palabra de Jehová a mí,  diciendo", "Oíd,  pues,  palabra de Jehová", etc. nos dejan ver que el Señor siempre ha considerado importante que el hombre o su pueblo sean moldeados por Su Palabra.

Cuando el servidor no conoce la Palabra de Dios, puede ser engañado fácilmente. La primera mujer, Varona (Eva), se defendió rectificando la mala referencia que hizo la serpiente, a la Palabra de Dios:

"Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él,  ni le tocaréis,  para que no muráis." (Gn. 3. 2-3);

pero, lamentablemente citó mal el mandamiento, la Palabra de Dios; le agregó "ni le tocaréis", y el error fue tan determinante que la serpiente se aprovechó para mentirles y propiciar así la caída del hombre:

"Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él,  serán abiertos vuestros ojos,  y seréis como Dios,  sabiendo el bien y el mal."(Gn. 3. 5).

De la misma manera hoy, no conocer bien la Palabra de Dios, hace vulnerable al hombre para desviarse de la voluntad de su Señor, o de caer en los engaños del diablo.

"Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.  Por cuanto desechaste el conocimiento,  yo te echaré del sacerdocio;  y porque olvidaste la ley de tu Dios,  también yo me olvidaré de tus hijos." (Ose. 4. 6)

3.    Sujeción

Dios trabaja con un cuerpo bien coordinado, bien unido; un cuerpo que se sujeta bien a la cabeza, quien dirige todas las actividades, cuida al cuerpo, percibe todas las cosas, evalúa, hace crecer, etc. Mediante la SUJECIÓN Dios vincula por lo menos a dos de sus servidores: Uno que sujeta, y el otro que se sujeta. El padre de familia sujeta (protege, cuida, instruye, etc.) a su hijo, y el hijo se sujeta (depende, sirve, obedece, aprende, etc.) de su padre. Es una cálida relación de interdependencia; no hay padre sin hijo, ni hay hijo sin padre.

Cuando Elías le pasó el manto a Eliseo (ver 1R. 19. 15-21), inmediatamente se estableció entre los dos una ejemplarizante relación de SUJECIÓN.

"Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo? Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía."

Elías asumió el encargo de 'hacer' de Eliseo un profeta ("a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar."), al tiempo que Eliseo pasó de ser un agricultor próspero a ser un servidor de Elías ("Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.")

¡Dios no trabaja con 'llaneros solitarios', con 'ruedas sueltas', Él trabaja usando su cuerpo, que es la Iglesia!

Por medio de esa cadena de SUJECIÓN, el Señor perfecciona la Iglesia de hoy:

"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso." (Heb. 13. 17)

¡Cómo se beneficia la Iglesia del Señor, cuando los servidores se mantienen bien comunicados mediante la SUJECIÓN, así en algún momento quien ostenta la autoridad someta su voluntad, a la voluntad de aquel que ostenta la obediencia!

"Someteos unos a otros en el temor de Dios." (Ef. 5. 21).

4.    Disponibilidad

El cuarto aspecto de la Agencia Humana, en esa relación de servicio al Señor es la DISPONIBILIDAD. Básicamente consiste en estar listo en el momento en el que su servicio sea solicitado. Estar preparado para servir, de manera permanente, aunque se le requiera, exige una gran disciplina y disposición para el servicio.

Aquel mesero que respetuosamente (ni muy lejos, ni muy cerca) espera el requerimiento de sus servicios, que no se desalienta porque los clientes no le pidan nada, que no abandona su sitio de trabajo, sino que se mantiene allí con buen ánimo, con buena actitud, le aporta por lo menos tres de las cinco estrellas al restaurante. Pero cómo es de desagradable cuando el mesero atiende de mala manera, o se aleja molesto porque no le requieren sus servicios. Al mesero que espera paciente a que su patrón (el cliente) le pida hacer algo, no solamente le dan su sueldo, sino que agradecidos le otorgan la propina.

Cuando un servidor no se desespera porque Dios no lo mande a dirigir nada dentro del culto, sino que pacientemente espera la oportunidad de servir, el Señor lo destaca llamándolo "siervo fiel". No es fiel por producir cinco talentos, o dos, sino porque se dedicó a hacer lo que su Señor esperaba de él.

Para evitar que ser usados por Dios, se constituya en motivo de envanecimiento, bien recomienda el Señor en su Palabra en Lucas 17. 10: "Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos."

Mediante la DISPONIBILIDAD el servidor de Dios permanece listo, preparado para servir, y se mantiene con la actitud correcta para hacerlo, sea que lo usen o no. Un servidor Fiel al 100%, con buen conocimiento de la Palabra, que se mantiene Sujeto, bien podría ser usado en cualquier momento; pero, ¿de qué serviría todas esas cualidades si el día que lo requieren para hacer algo, no está disponible? Seguramente que tendrán que enviar a otro, que aunque no sea tan meritorio, si esté disponible para servir.





Gracias…

Bendiciones.



ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor





Generalidades de la Escatología Bíblica

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