domingo, 22 de febrero de 2009

APENAS PARA DESPUÉS DE LA ASAMBLEA


TIPOS DE ADMINISTRACIÓN ECLESIAL

Hno. David Hernández

 

Hechos 15:1-4

 

 

INTRODUCCIÓN:

Toda práctica de la iglesia debe estar anclada en un principio Bíblico. La palabra de Dios no establece un método de administración y organización eclesiástico, pero sí nos da unos principios que nos orientan en ese sentido.

El conglomerado humano que actualmente conforma el cristianismo esta agrupado bajo diversas formas de fe, de organización, y de administración. En este breve tema se abordará lo concerniente a la organización y administración.

Hay que reconocer que la multiplicidad administrativa que hoy vive el cristianismo no es improvisada; más bien, es el resultado de 2000 años de historia, a lo largo de los cuales se han utilizado, discutido y encarado diversos tipos de organización y de administración al interior del cristianismo.

Entre las diversas formas administrativas tres son las que más resaltan; la episcopal, la presbiteriana y la estrictamente local. Se han teorizado sobre cada una de ellas para legitimarlas o para desvirtuarlas, y aun hoy los expertos no se ponen de acuerdo sobre tan importante tema.

Veamos brevemente algunos conceptos:

 

1.       SISTEMA EPISCOPAL

 

Como se verá más adelante en este ensayo, en la iglesia del primer siglo había una organización y unas estructuras administrativas, que seguían más o menos el modelo de la sinagoga judía, pero con la extensión y crecimiento de la iglesia fueron tomando un giro diferente y se hicieron cada vez más complejas. También los requerimientos para acceder a ellas eran cada vez mayores. Note la diferencia en los requisitos de Hechos 6 y de 1 Timoteo 3:5.

En la iglesia del primer siglo estaba la autoridad superior de los apóstoles del cordero, luego la de apóstoles posteriores como Jacobo, Bernabé y Pablo, seguían sus discípulos, y estos a su vez podían nombrar otros ancianos. Por lo que queda claro que había unos rangos de autoridad. Es decir había obispos de obispos, los cuales tenían cobertura sobre sus discípulos y también en áreas geográficas determinadas. Solo recuérdese que Pablo fue a Jerusalén a consultar a los que eran primero que él, para no correr o haber corrido en vano; de igual manera Pablo le habla a Timoteo y a Tito como quien tiene autoridad sobre ellos, y estos a su vez tenían autoridad para nombrar Ancianos, que estarían bajo su supervisión y cobertura administrativa en los lugares que les había asignado su superior, el apóstol Pablo. Una fuerte tradición de historiadores de la iglesia quiere ignorar esta realidad y más bien en sus escritos insisten en una ausencia de rangos de autoridad y en una autonomía de la iglesia local que no existía.

El nombre de este tipo de administración eclesiástica se deriva del griego epískopos que significa sobreveedor. Denota el sistema de gobierno eclesiástico en el cual el obispo es la más elevada autoridad de la estructura administrativa y el manejo de la autoridad es decididamente vertical desde rangos superiores a inferiores, y el control total está en manos del obispo único superior. El origen del obispo monárquico y del ministerio triple de obispo, presbítero (sacerdote), y diácono parece que probablemente surgió en el siglo II al morir los primeros apóstoles. Para ese tiempo en la iglesia local el anciano principal fue tomando fuerza, y el cuerpo colegiado de ancianos se fue debilitando, hasta quedárselo un obispo a cargo de la iglesia local. De la forma como surge el obispo único a nivel local, también la figura del diácono pudo haber tomado más peso administrativo y más autoridad. Con el desarrollo de un obispo único, los diáconos quedan más directamente subordinados al obispo, y se elabora una estructura triple con instrucciones más explícitas para el trabajo de los diáconos. La cobertura de acción de los diáconos recaería exclusivamente en la iglesia local.

Anciano y obispo eran términos intercambiables, pero no eran totalmente sinónimos y eran aplicadas de forma indistinta a las mismas personas, pero para el siglo II ya se manejan como si fueran cargos diferentes y se aplican a diferentes personas. Se da una diferenciación en el oficio de Obispo y de anciano. El obispo se relaciona directamente con la supervisión. Cuando se separa la función del obispo de la del anciano en el siglo II, las tareas de enseñanza, supervisión pastoral y el ejercicio de lo ceremonial son compartidos por ambos oficios; la tarea de juzgar asuntos relativos a la excomunión y la reconciliación recae en primer lugar sobre el obispo. Durante un tiempo ocurre así también con la colaboración del diácono, con la responsabilidad de la ordenación, con la práctica de que otras dos personas cooperen en la ordenación del obispo mismo, y con el concepto de una sucesión de maestros, cada uno de los cuales encarga a su sucesor, por medio de la instrucción y la ordenación, el mensaje que oportunamente se le había confiado a él. No obstante, los ancianos continúan desempeñando ciertos deberes judiciales, cuidando de que ciertos transgresores impenitentes no participasen de la Cena del Señor, y ciertos deberes de ordenación, como así también ayudando en la ordenación de otros ancianos.

La palabra obispo paso a ser aplicable de forma exclusiva a los ancianos que supervisan a otros pastores. Obispo pasó a ser un cargo y un rango de autoridad aplicado solo al sobreveedor de los presbíteros o ancianos que pastoreaban las iglesias locales, la novedad no es que haya rangos de autoridad u obispos que supervisan a otros, lo novedoso es la división de rangos entre ancianos y obispo y la especialización en el uso de estos términos.

El primero que hizo distinción entre los títulos obispo y presbítero fue Ignacio de Antioquía (siglo II), quien reservó el título de obispo para el pastor principal en una iglesia local y el del presbítero para los pastores inferiores. De esta manera nació lo que se ha llamado el episcopado monárquico o congregacional y se dio el primer paso en la evolución de este sistema administrativo, que no solo quedó en lo local, sino que entró a formar una estructura general en la iglesia en los primeros siglos. El segundo paso se dio cuando, alrededor de una iglesia antigua y grande surgían iglesias hijas y el pastor de la iglesia madre reservaba para sí mismo el título de "obispo" quedando los pastores de las iglesias hijas con el de "presbítero". Hasta hoy en las iglesias jerárquicas existe una distinción intrínseca entre el obispo y el presbítero, siendo superior aquel a este. De igual forma con el avance de los siglos el presbítero vino también a ser una autoridad superior a la del pastor local y era un rango intermedio entre el obispo y el pastor.

Entre los padres apostólicos solamente Ignacio habla del episcopado monárquico y en lo que respecta a él, el énfasis está en la unidad en torno al obispo en tiempos peligrosos, no en la institución divina del oficio. Gradualmente, con la desaparición del ministerio carismático apostólico y post-apostólico, la oposición del gnosticismo y el reconocimiento imperial de la iglesia en el siglo IV, fue surgiendo el obispo único a cargo de una diócesis o grupo de iglesias. Generalmente se trataba de alguien que encabezaba una ciudad o iglesia urbana. Además con la adopción por parte de la iglesia de las divisiones que estaban en funcionamiento dentro del imperio, también surgieron obispos sobre los obispos; es decir papa, patriarca, metropolitano y arzobispo. La separación entre la cristiandad de oriente y del occidente, la estrecha relación entre la iglesia y el estado y el ascenso al poder en el occidente de la sede de Roma, tuvieron un efecto importante sobre el desarrollo del episcopado. Durante y después de los tiempos medievales los obispos eran tanto señores temporales como espirituales. Esta tradición todavía se refleja en Inglaterra donde cierto número de obispos poseen escaños en la Cámara de los Lores.

En el tiempo de la reforma, los protestantes querían modificar o abolir el oficio de obispo dado que los poderes adquiridos durante la edad media los alarmaba. Las iglesias calvinistas equipararon el oficio de obispo con el de pastor o ministro de una parroquia. Los luteranos dieron la continuación del oficio de obispo entendido como un ministro superintendente. Esto resultó en la retención del oficio de obispo en Escandinavia y en la abolición del mismo en Alemania. La iglesia anglicana de Inglaterra, en su transición del catolicismo al protestantismo, retuvo la sucesión de obispo y esto ha continuado hasta el presente. En algunas denominaciones más nuevas el titulo de obispo ha sido dado a los ministros superintendentes.

Dentro de las iglesias ortodoxas los obispos son escogidos de entre los sacerdotes célibes de los monasterios por elección de un sínodo y con consejo del patriarca. En la iglesia católica romana el papa tiene la última palabra y en realidad hace los nombramientos y los obispos son responsables ante él. Dentro de la iglesia de Inglaterra los capítulos de las catedrales eligen a un obispo con el asesoramiento del monarca.

En iglesias que pretenden sucesión apostólica, la consagración generalmente se practica por un arzobispo y dos obispos. En otras iglesias que no pretenden sucesión apostólica la elección, generalmente se hace por un sínodo y la instalación por representantes del sínodo.

Tradicionalmente desde los primeros tiempos, el ministerio del obispo es visto como algo que involucra los aspectos gubernamentales, ceremoniales y pastorales. Gobierna tanto al clero como al pueblo de su diócesis; solamente él puede confirmar y ordenar y él es el principal pastor del rebaño. Frecuentemente un obispo es ayudado por un obispo asistente. Las insignias del obispo incluyen la mitra, el báculo pastoral, la cruz pectoral, el anillo y las cáligas.

Roma no conoció un episcopado monárquico al menos hasta el siglo II. En las persecuciones doctrinales del siglo II y III fue creciendo la importancia de Roma, aunque su primacía estaba lejos de ser universalmente aceptada.

De este tipo de administración eclesiástica el mejor representante es la iglesia católica romana en la cual el papa tiene potestad ordinaria, dogmática y jurisdiccional directa sobre la totalidad de la iglesia católica romana. Las funciones de los cardenales son principalmente administrativas siendo designados por el papa, y se reúnen en conclave para la elección del nuevo papa. El colegio episcopal tiene autoridad suprema y plena potestad sobre la iglesia universal pero no puede ejercer dicha potestad sin el consentimiento del romano pontífice. Los rangos de autoridad en línea directa serian los siguientes: Papa, cardenal, arzobispo, obispo, presbítero, sacerdote, diácono y feligrés.

Los reformadores del siglo XVI llevan la crítica del centralismo papal a su culminación y concluyen rechazando totalmente el papado tanto en su poder temporal como en su derecho divino.

 

2.       SISTEMA PRESBITERIANO

El presbiterianismo es un término derivado de la palabra presbítero. Su referencia es primordialmente a una iglesia gobernada por presbíteros, generalmente elegidos por los miembros de una congregación o de un grupo de congregaciones.

 Los presbiterianos hacen remontar su concepto de gobierno eclesiástico a la sinagoga del antiguo testamento, gobernada y dirigida por un grupo de ancianos. Calvino sostenía que puesto que la iglesia del nuevo testamento empleó la misma forma de organización, esta constituye el patrón estructural al cual la iglesia contemporánea debía ajustarse, para aproximarse lo más posible al Nuevo Testamento. Esto concordaba con su idea de que la iglesia del Nuevo Testamento era ejemplo permanente, no solo en cuanto al credo de las generaciones posteriores, si no también respecto a su organización eclesiástica. Pero Calvino reconoció que también podía adoptarse otras formas, aunque consideraba la presbiteriana como la más próxima al ejemplo del Nuevo Testamento.

Durante la edad media, la organización neotestamentaria había sido radicalmente modificada con el establecimiento de una organización jerárquica compuesta de sacerdotes, obispos y papa, con muchos funcionarios intermedios. Mientras por conveniencia en la administración los luteranos habían conservado los obispos o superintendentes, Calvino instituyo un patrón nuevo y diferente en procura de restablecer lo que él consideraba la apropiada forma neotestamentaria de organización eclesiástica. Aunque no la estableció un sistema plenamente presbiteral como el que más adelante llegó a existir, echó las bases.

El supuesto fundamental del presbiterianismo es que el Cristo resucitado es la única cabeza de la iglesia. El gobierna a su pueblo mediante su palabra y su espíritu, orientando a los creyentes como un todo. No hay entonces la idea de un grupo selecto que por revelación directa o mediante la imposición de manos haya recibido poderes o autoridad extraordinarios.

Quienes gobiernan a la iglesia son escogidos por todos los miembros de la iglesia, que reconocen que Dios les ha dado a aquellos dones y capacidades para enseñar y para dirigir a la iglesia en su vida sobre esta tierra. La base de la estructura eclesiástica es la sesión de la congregación local, compuesta por todos los miembros comulgantes, y dirigida por el ministro o anciano maestro, también conocido como moderador.

Al ministro lo escoge y lo llama la congregación, pero es instalado en su puesto por el presbiterio, compuesto por el ministro y el anciano representante de cada congregación dentro de los límites geográficos del presbiterio.

A este cuerpo le corresponde la supervisión, con amplios poderes, de todas las congregaciones bajo su jurisdicción. A su vez, es responsable ante el sínodo, el cual está integrado por representantes ya nombrados por un número de presbiterios, o directamente por las diversas sesiones. El presbiterio es un cuerpo legislativo y judicial central de este tipo de administración eclesiástica, está compuesto por un número igual de ancianos gobernantes y ministros (ancianos maestros) procedentes de cada congregación de una jurisdicción territorial. El presbiterio ordena candidatos al ministerio, instala ministros en sus puestos congregaciones, actúa como corte de apelaciones respecto a lo que deciden las cesiones y transmite peticiones y proposiciones a la asamblea general provincial o nacional. El moderador o presidente suele ser elegido.

Al aumentar la facilidad de comunicaciones en muchas iglesias, cada vez se reconoce más que los sínodos carecen de importancia real, particularmente porque actualmente los presbíteros por lo común tratan directamente con la asamblea general, integrada por un número igual de ministros y ancianos que son representantes presbiterales. La asamblea, que es el más alto tribunal en toda la iglesia presbiteriana, tiene autoridad definitiva en todo asunto legislativo o judicial; pero en la mayoría de los casos un cambio de doctrina, gobierno o cultora de volver a los presbiterios, para su ratificación por la mayoría de tales tribunales. De este modo todo cambio importante debe ser considerado y aprobado en el nivel más general de la iglesia, antes de ser aprobado y divulgado por la asamblea.

Aunque cada iglesia presbiteriana tiene sus propias normas de fe, gobierno y culto, hay una declaración completa sobre la posición presbiteriana que consta de una confesión de fe, dos catecismos, unas instrucciones para el culto y una forma de gobierno; estos son aceptados como la base sobre la cual debía erigirse toda otra estructura presbiteriana.

El presbiterianismo practica el gobierno eclesiástico por un colegio presbiteral especialmente en las iglesias calvinistas. Calvino, enseñaba, con base en 1 Timoteo 5:17, que hay dos clases de presbíteros: docentes y gobernantes, y que aquellos ministran la palabra y los sacramentos y deben ser ordenados, y estos vigilan y gobiernan a los feligreses y son laicos pero juntos forman el presbiterio o el consistorio.

 

3.       SISTEMA CONGREGREGACIONAL

Esta corriente puede rastrearse hasta el reinado de Isabel I, cuyo objetivo para la iglesia de Inglaterra era una uniformidad impuesta. Sin embargo, había quienes pensaban en forma distinta: Los puritanos deseaban que la iglesia nacional fuese reorganizada siguiendo líneas presbiterianas más que episcopales. Otros pocos repudiaban todo el concepto de una iglesia del estado y favorecían el principio de una iglesia compuesta solo por creyentes profesos. Estos fueron conocidos como separatistas y resultaron ser los precursores de aquellos que posteriormente fueron llamados congregacionalistas. Estos últimos insistían en que la iglesia debería constar solamente de aquellos que habían respondido al llamamiento de Cristo y habían pactado con El y los unos con los otros, para vivir juntos como sus discípulos.

Los principios congregacionalistas establecidos a partir de 1582 afirmaban que la iglesia plantada o reunida es un grupo o cantidad de cristianos o creyentes que, por pacto voluntario hecho con su Dios se encuentran bajo el gobierno de Dios y de Cristo y observan sus leyes y santa comunión. Tales iglesias no están sujetas ni a obispos ni magistrados. La ordenación no es otorgada por los ancianos si no que es asunto de toda la iglesia. En Anglia oriental y en Londres, alrededor de Gainsborough, grupos de hombres y mujeres pusieron en práctica estas enseñanzas. Antes que someterse a la regimentación eclesiástica, buscaron refugio en Holanda y algunos de estos posteriormente cruzaron el atlántico donde las iglesias de corte congregacionalista se convirtieron en una de las influencias formativas del nuevo mundo. La insistencia sobre la autonomía de la comunidad local cristiana nunca fue considerada como impedimento para un libre compañerismo entre las iglesias locales independientes con propósitos de consulta reciproca y edificación. La iglesia local está autorizada para entender en sus propios asuntos, determinar sus formas de culto y llamar a su propio ministro.

Los funcionarios de una iglesia congregacionalista generalmente son un ministro, un diaconado y un secretario tesorero de la iglesia. La membrecía se obtiene por profesión de fe personal en Cristo como salvador y Señor, y los nuevos miembros generalmente reciben la bienvenida al dárseles la diestra en señal de compañerismo durante un servicio de comunión. La reunión de la iglesia es la asamblea de los miembros de esta, reunidos bajo la dirección del espíritu santo para discutir y decidir sobre asuntos relativos a la vida de la iglesia. El llamado a un ministro para que asuma el pastorado de la iglesia local es hecho por la asamblea de la misma. Los diáconos son elegidos por la membrecía para ayudar al pastor a administrar la iglesia y también para participar de sus responsabilidades pastorales.

A escala mundial el congregacionalismo ha participado estrechamente en el movimiento ecuménico. También se han presentado grandes fusiones entre iglesias congregacionalistas, presbiterianas y, en algunos casos, metodistas. La tendencia del congregacionalismo mundial ha sido alejarse de la independencia. Esto se demuestra en las diferentes uniones congregacionalistas que se han dado e diversos países, estas uniones dieron lugar a la necesidad de introducir moderados en el congregacionalismo. Estos son hombres encargados de una supervisión espiritual de las iglesias en áreas geográficas distintas, sin autoridad legal sobre aquellas, pero disponibles para aconsejar.

Cada año los congregacionalistas se han reunido en una asamblea a la que cada iglesia ha enviado sus representantes y se nombra un presidente ya sea clérigo o laico.

Los congregacionalistas han destacado su propio espíritu de amplitud, de entendimiento y de tolerancia, pero esto ha traído como consecuencia que hayan estado abiertos a la enseñanza liberal y modernista hasta el extremo de adoptar posiciones doctrinales que aunque sean extrañas a la Escritura son ampliamente aceptadas por la congregación local. Los congregacionalistas consideran haber sido libertados de la esclavitud del parroquialismo y de todo riesgo de quedarse estancado mentalmente. Esta actitud ofreció entusiasta hospitalidad a las nuevas enseñanzas críticas y al surgimiento de permanentes cismas internos.

 

Para hacer un análisis de los tipos de administración eclesial; es necesario remitirse al Nuevo Testamento y a algunos escritos de años posteriores para tener una elemental idea de cómo se administró la Iglesia en sus primeros años y como se fueron consolidando los diferentes tipos de administración en la posteridad:

 

4.       IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO:

El libro de Hechos de los Apóstoles y las cartas apostólicas nos ilustran en lo concerniente a la administración de la Iglesia en sus primeros 30 años de vida. Nuestra fuente será en realidad el libro de los Hechos ya que las epístolas solo las citaremos tangencialmente.

 

5.       APÓSTOLES, ANCIANOS, DIÁCONOS Y DISCÍPULOS

Según el capitulo 1 y 2 de los Hechos, después de su resurrección, el Señor Jesús, dio mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. Una vez que ascendió el Señor, los apóstoles fueron a Jerusalén al aposento alto donde estaban alojados para esperar la promesa del Padre. La Biblia menciona por nombre propio a los once, y añade que: Todos estos estaban unánimes, dedicados constantemente a la oración con las mujeres, y María la madre de Jesús y los hermanos de El. En total el grupo de personas reunidas era alrededor de 120.

En los días antes de Pentecostés, los creyentes reunidos se mencionan como un grupo compacto de personas que era liderado por los once Apóstoles. No hay discusión sobre el reconocimiento que los demás creyentes tenían de los once, como líderes escogidos por el Señor Jesús.

Obsérvese que había entre los 120 del aposento alto, no solo los apóstoles, la madre y los hermanos de Jesús, sino también había otros: que estuvieron con nosotros durante todo el tiempo en que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros. Comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de nosotros fue llevado arriba, uno de estos sea testigo con nosotros de su resurrección, y propusieron a dos... (Hch 1:21 -23).

A la falta de Judas Iscariote y para cumplir la profecía que decía: Tome otro su cargo, propusieron a dos para ocupar su lugar, fue escogido Matías, que a partir de entonces fue contado con los doce.

Aunque había otros, que habían sido discípulos fieles del Señor durante todo su ministerio terrenal, no tenían el reconocimiento y autoridad de la que si gozaban aquellos que Jesús había escogido y llamado Apóstoles; sin embargo, a partir del día en que fue designado, a Matías le fue dada esa investidura y reconocimiento apostólicos. Entonces Pedro poniéndose en pie con los once... aquí ya es contado Matías. Es notorio que para ejercer autoridad administrativa en la naciente Iglesia no bastó el haber sido un discípulo fiel de Jesús, se requirió ser propuesto y escogido a dicha investidura administrativa, como fue el caso de Matías.

En el capítulo 6 de los Hechos, los doce reunieron a la congregación de los discípulos para tratar un asunto administrativo. No reunieron la iglesia para discutir si ellos seguían o no en el trabajo de servir a las mesas, esa decisión la tomaron los apóstoles y la transmitieron a la iglesia, Así que los doce reunieron a toda la comunidad de discípulos y les dijeron: No está bien que nosotros los apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para servir las mesas. Lo que si se le delegó a la congregación, fue que buscaran siete (7) varones, de entre ellos, para ejercer una función específica que tocaba con la obra social de la iglesia. Estos varones deberían tener unas características especiales: Buen testimonio, llenos del Espíritu y de Sabiduría.

Note que la congregación escogió con agrado a los 7 varones, pero estos no entraron en sus funciones, sin antes ser presentados delante de los apóstoles, quienes después de orar les impusieron las manos. La imposición de manos por parte de los apóstoles no solo habla de la indiscutible autoridad apostólica reconocida en la iglesia; sino que también habla de la legitimación de la responsabilidad que ahora recibían los 7 varones escogidos. La escogencia de estos varones se trata de uno de esos hechos representativos cuya significación reside, sin embargo, no en la institución de un orden en la jerarquía ministerial, sino en el hecho de ser el primer ejemplo de la delegación de responsabilidades administrativas y sociales en quienes tenían carácter y dones apropiados, y que resultaría típica de las iglesias gentiles, y reconocimiento de tales deberes como parte del ministerio de Cristo.

En Hechos de los Apóstoles a Pedro se le menciona unas 60 veces, a Juan se le menciona unas 25 veces, (casi siempre junto a Pedro) y a Jacobo, el hermano de Juan, 2 veces. Esto indica que entre los 12 apóstoles, estos tres tenían un reconocimiento especial.

Pedro descolló como un líder reconocido por el grupo de creyentes. Se le puede ver tomando la iniciativa para le elección del sucesor de Judas, es el que toma la palabra el día de Pentecostés, (pero en este caso su iniciativa y su predicación no se desliga de todo el apostolado), en la sanidad del hombre de la puerta del templo y en la predicación que le siguió también es Pedro el que toma la vocería, en la respuesta a los principales de Israel cuando los tomaron presos también Pedro es el que habla, es Pedro el que trató el asunto de Ananías y Safira. El texto bíblico habla del gran reconocimiento que llegó a tener este varón de Dios entre el pueblo al punto que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en colchonetas y camillas para que, aI pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. El día que los apóstoles comparecieron de nuevo ante los principales del pueblo, Pedro es el que da las respuestas siempre con el asentimiento de lo once. Cuando los apóstoles en Jerusalén supieron de los efectos de la predicación del evangelista Felipe en las ciudades de Samaria, les enviaron a Pedro y a Juan; esta visita a Samaria, su imposición de manos a los nuevos creyentes para que recibieran el Espíritu Santo y su predicación posterior en las ciudades de Samaria, era una legitimación autoritativa y un reconocimiento apostólico de la obra de Dios entre los samaritanos. Ya por el capitulo 9 de los Hechos se le ve, a Pedro, supervisando la obra en las ciudades de Samaria, en ese viaje se da la sanidad de un paralítico, la resurrección de una creyente que había muerto, y la visita a la casa de Cornelio. En el capítulo 12 de Hechos Pedro es encarcelado por orden de Herodes que atentaba contra los líderes de la iglesia, y en el capítulo 15 le menciona por última vez (en Hechos) en el ejercicio administrativo aportando su experiencia acerca de la salvación de los gentiles. Ya para este tiempo Jacobo el Hermano del Señor había llegado a ser uno de los principales líderes de la iglesia.

Aunque a Jacobo, hermano de Juan, se le mencione muy pocas veces después del día de Pentecostés, es notable que tenía un reconocimiento muy especial entre el pueblo de Dios, este apóstol fue muerto a espada por orden de Herodes Agripa I en el año44d.C. (Hechos 12:2)

Pero había otro Jacobo, que era hermano del Señor Jesús, este no fue uno de los doce apóstoles, ni fue al principio creyente en su hermano Jesús. Pero después de la resurrección llegó a creer. Es posible que su conversión se produjera como con Pablo, gracias a una aparición especial del Resucitado (1Corintios 15:7). Desde que la Iglesia se organiza en Jerusalén, este Jacobo está entre los apóstoles que la presiden. Ya hacia el año 37 o 38 d.C. Pablo, acudiendo por primera vez a Jerusalén tras su conversión, se entrevista con Pedro durante 15 días, y considera necesario visitar a Jacobo como el más destacado entre los hermanos. Por el año 49 d.C. en otra visita de Pablo a Jerusalén por un problema doctrinal de los judaizantes se nota de forma muy clara la posición de autoridad de Jacobo. También en la visita de Hechos 21:18 que se da aproximadamente por el año 57 ó 58 d.C. es claro que Jacobo, permanece aun como uno de los líderes principales de la iglesia, y junto con los ancianos, recibió a Pablo cuando éste regresó de su tercer viaje misionero y es notorio que Pablo acepta sin replicar su sugerencia sobre el rito de la purificación a que debía someterse para calmar los ánimos de algunos judíos que lo acusaban maliciosamente.

El Apóstol Pablo escribiendo a los gálatas, aproximadamente unos 25 años después del nacimiento de la iglesia, se refiere al reconocimiento de que aun gozaban en la Iglesia Jacobo, el Hermano del Señor, Pedro y Juan.

Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. Gálatas 2:9.

Salta a la vista que hay los doce apóstoles, tres de ellos con un reconocimiento especial, sin menoscabo de los otros.

Paralelamente van surgiendo hombres como Jacobo, el hermano del Señor, Pablo y Bernabé, que también son denominados apóstoles y llegan a desempeñar un papel de liderazgo doctrinal y administrativo muy fuerte en la iglesia. En sentido técnico, los apóstoles son testigos autorizados del Señor resucitado. Ellos establecieron iglesias (Romanos 15:17-20), nombraron ancianos (Hechos 14:23), refutaron errores (Gálatas 1:6-9),y defendieron la verdad del Evangelio (Filipenses 1:7,17). Algunos realizaron milagros (Hechos 3:1-10; 5: 12; 14:3 ) y debían predicar el Evangelio (Mateo 28:19-20, Hechos 1:8)

Pero también hay otros como Juan Marcos, que es denominado ayudante o ministro, y Silas, a los cuales no se les denomina como apóstoles, pero si tienen un papel de responsabilidad en la administración de la iglesia y trabajan muy cerca de los apóstoles. Esto sin olvidar que en la iglesia local de Jerusalén se escogió de entre los hermanos a siete que fueron elegidos para supervisar la distribución de los fondos de la iglesia. Entre ellos resaltan Esteban y Felipe, cuya actividad muestra que los siete no tenían como único cometido el servicio de las mesas; por cierto Felipe llegó a ser el evangelista que llevó el mensaje a Samaria efectuando milagros, logrando la conversión de muchos incluyendo a Simón el Mago. Un ángel ordenó a Felipe que siguiera el camino que llevaba de Jerusalén a Gaza. Obedeciendo, encontró al eunuco etíope, habiéndole de Cristo y bautizándole. A continuación, Felipe evangelizó Azoto (Asdod) y las ciudades de la región, hasta Cesárea donde moraba por el año 58 d.C. cuando Pablo pasó por allí para ir a Jerusalén por última vez. Téngase en cuenta que este hombre se menciona primero como diácono de Jerusalén, pero luego se le menciona como un evangelista de éxito, es decir no se debe mantener a Felipe siempre en la categoría de diácono.

Los apóstoles fueron considerados como los jefes superiores de la Iglesia primitiva y depositarios directos de la fe cristiana. Eran tenidos en gran respeto, pero ninguno de ellos ejerció primado infalible y supremo al estilo papal. La mención permanente de los once junto a Pedro, la decisión de los apóstoles de que se escogieran a unos varones que ayudaran en la labor social de la iglesia, la mención de los ancianos junto a Jacobo, la necesidad de subir a Jerusalén para tratar los asuntos doctrinales, la decisión tomada en el concilio de Jerusalén y su comunicación a las congregaciones de gentiles, habla de un grupo de hombres que era autoritativo en la iglesia de Hechos de los apóstoles en lo referente a lo doctrinal y lo administrativo y que tenia cobertura sobre las diversas congregaciones que se habían establecido hasta entonces.

El oficio de anciano surgió gradualmente en la iglesia y tenía una posición en la iglesia similar a la denotada por el mismo término en la sinagoga. La dignidad de anciano en la iglesia primitiva, se correspondía con la del anciano entre los judíos. Ambos cargos estaban revestidos de mucha autoridad y de gran venerabilidad. Es cosa cierta que estos ancianos de la iglesia de Jerusalén fueron designados para que se correspondiesen con los ancianos de la sinagoga judía, que fue generalmente el modelo adoptado en cuanto a organización y culto.

Presbítero o anciano Significa "más viejo", o simplemente "viejo", sin ninguna connotación negativa, sino más bien con un sentido de venerabilidad. La existencia de los ancianos se presupone en todos los estratos del Antiguo Testamento. En Israel "anciano" es un término que se usaba también para eruditos principales de mayor edad, quienes frecuentemente pueden ser miembros del sanedrín. También se aplicaba este término a los ciudadanos notables, por ejemplo los jefes de familias principales.

Cuando en el ámbito judío y cristiano se habla de ancianos, tres características saltan a la vista en las diversas referencias:

a.  La avanzada edad. Esta característica resalta el elemento tiempo y experiencia; que son tenidos como sinónimo de venerabilidad y de sabiduría. En toda la Biblia, las canas hacen a la persona acreedora al respeto, y se entiende que la edad da experiencia y, por lo tanto, sabiduría.

b. El ser miembro de los órganos de gobierno de la nación, sinagoga o en la iglesia, caso en el que se trata de un titulo o un cargo.

Es claro que no todos los que tenían cargos de responsabilidad en Israel o en la iglesia primitiva eran única y exclusivamente los de más edad. Se daba el caso de hombres relativamente jóvenes que son seleccionados por su sabiduría, su piedad, y su integridad. Este hecho probablemente refleja el conocimiento de que la edad no trae aparejada invariablemente la sabiduría. Por cierto que un joven sabio es preferible a un rey anciano y necio (Eclesiastés 4.13). Este reconocimiento se da también en la literatura inter-testamentaria. En los escritos de la época puede leerse: "La sabiduría cuadra a los de mayor edad, y los ancianos deberían ser sabios, pero aun los jóvenes son honrados si tienen sabiduría, y son tratados como ancianos".

c.   Ser los portadores de una tradición:  ¿porqué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.(Mateo 5:12)

Presbítero es un adjetivo que se usa para hablar de rango o posición de responsabilidad en la Iglesia neotestamentaria. El término se refiere a aquellos que, siendo suscitados y calificados para la obra, por el Espíritu Santo, eran designados para que asumieran el cuidado espiritual de las iglesias, y para supervisarlas. Eran asignados con base en la evidencia que daban de cumplir las cualificaciones que Dios había dispuesto.

Anciano y obispo eran términos intercambiables, pero no eran totalmente sinónimos. El término «anciano» indica la experiencia y entendimiento espiritual maduros de aquellos que son así descritos; el término «obispo» o «supervisor» indica el carácter de la obra emprendida, la naturaleza de su autoridad (sobreveedor). El término anciano denota la dignidad de su función; en tanto que obispo denota aquellos deberes que ejercía en base de la voluntad y designación divina. Debía haber obispos en cada iglesia local, que eran puestos bien por los apóstoles, bien por delegados (p. e. Timoteo y Tito) específicamente instruidos para esta tarea.

En Hechos 11:1 refiriéndose a la conversión de los gentiles, dice: Y oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban por toda Judea; aquí no se menciona a los ancianos, pero en 11:30 cuando la iglesia de Antioquía hizo la colecta para ayudar a los hermanos que habitaban en Judea; el texto dice: lo cual en efecto hicieron enviándolo a los ancianos mediante mano de Bernabé y Saulo. Aunque solo hasta el año 44 d.C. se menciona la existencia de ancianos en la iglesia de Jerusalén, esto no indica que solo hasta ese tiempo se hayan establecido. En Hechos capítulo 15, por el año 49 d.C. en el concilio de Jerusalén se mencionan tres grupos, y se relata la forma como se trató el problema doctrinal que se había suscitado. Lo cual hablan de la organización y administración de la nueva iglesia:

• Apóstoles

• Ancianos

  Iglesia, o hermanos, o discípulos.

Al llegar a Jerusalén, fueron muy bien recibidos tanto por la iglesia como por los apóstoles y los ancianos, a quienes informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos. (Hch 15:4)

Revisemos el texto bíblico (Hechos 15):

V2. Esto provocó un altercado y un serio debate de Pablo y Bernabé con ellos. Entonces se decidió que Pablo y Bernabé, y algunos otros creyentes, subieran a Jerusalén para tratar este asunto con los apóstoles y los ancianos. Enviados por la iglesia...

Parece que de forma consensuada la iglesia de Antioquía decidió que Pablo, Bernabé y otros hermanos de ellos, subieran a Jerusalén, a los apóstoles y presbíteros, para consultarlos sobre esto. La frase: Enviados por la iglesia implica que iban en representación de ella.

V3. Enviados por la iglesia, al pasar por Fenicia y Samaria contaron cómo se habían convertido los gentiles. Estas noticias llenaron de alegría a todos los creyentes,

Note que no pasaron directo a Jerusalén, sino que iban visitando todas las iglesias que estaban sobre la ruta de su viaje, eso demuestra que las iglesias locales formaban un solo cuerpo y que les competía a todas los triunfos y los problemas que afectaban a las congregaciones de otra región.

V4. Al llegar a Jerusalén, fueron muy bien recibidos tanto por la iglesia como por los apóstoles y los ancianos, a quienes informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.

V.6 y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. En esta reunión ya no está todo el grupo de creyentes, solo los apóstoles y los ancianos.

V. 12 Entonces toda la multitud calló...

La "Multitud" es la asamblea compuesta por los apóstoles y ancianos de la Iglesia, en esta expresión no están incluidos los discípulos o creyentes. Esto es evidente en otras traducciones: "Toda la asamblea guardó silencio para escuchar a Bernabé y a Pablo..." También es visible en la forma como se redactó la carta que salió como resultado del concilio.

La carta decía: Los apóstoles y los ancianos, hermanos, a los hermanos de entre los gentiles .Es decir la carta fue dirigida por los apóstoles y ancianos, no por la iglesia en general. Hechos 16:4 dice: las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén.

En su segundo viaje misionero Pablo, Silas y Timoteo: al pasar por las ciudades les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen.

La decisión de la Asamblea de apóstoles y ancianos pasó a ser una ordenanza para la iglesia general, lo que demuestra que la autoridad de los apóstoles y de los ancianos superaba a la iglesia local de Jerusalén y tenía cobertura sobre la iglesia de Dios en general.

V.22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la Iglesia... Una vez tomada la decisión por los apóstoles y ancianos, aparece de nuevo la Iglesia, apoyando la idea que se eligieran varones que fueran a las iglesias gentiles con la decisión tomada.

Los apóstoles y ancianos se reunieron y decidieron, bajo la guía del Espíritu Santo, lo más conveniente a las iglesias de los gentiles. Pero toda la iglesia de Jerusalén conoció la decisión y estuvo de acuerdo en nombrar unos emisarios: Judas y Silas varones dirigentes entre ellos.

También la carta dice: Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias... (Hechos 15.24-28).

Varias cosas se deben resaltar en lo tocante a lo administrativo:

a.          ... algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden... Esto implica que había unas autoridades que no debían ser ignoradas y que hubo quienes actuaron por su propia cuenta yendo donde no se les comisionó y enseñando doctrinas erróneas y no apostólicas; pero esto fue desaprobado por toda la asamblea de apóstoles y ancianos y por los creyentes en general.

b.          los apóstoles y los ancianos se reunieron para examinar este asunto...Después de una larga discusión, Pedro tomó la palabra... Toda la asamblea guardó silencio para escuchar a Bernabé y a Pablo...Cuando terminaron, Jacobo tomó la palabra y dijo Hermanos, escúchenme... Por lo tanto, yo considero que...nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo... Aquí puede notarse que había un cuerpo colegiado autoritativo (una asamblea compuesta por los apóstoles y los ancianos), donde se discutían los asuntos que les eran puestos en consideración, y se llegaban a acuerdos pastorales. Este acuerdo se convirtió en una ordenanza de alcance general a la iglesia una vez que fue definido y comunicado.

c.          Porque ha parecido bien aI Espíritu Santo, y a nosotros... El acuerdo pastoral era visto como una decisión que supera lo meramente intelectual y humano, y se menciona la participación directa del Espíritu Santo en lo acordado. En hechos capitulo 13 el Espíritu Santo hablo de forma directa diciendo apartadme a Bernabé y a Saulo, pero acá en este concilio solo se oyó la voz de los asambleístas y de forma concluyente se oyó a Pedro, a Bernabé, a Pablo, y a Jacobo, sin embargo ellos como varones llenos del Espíritu Divino eran conscientes que su decisión estaba dirigida y aprobada por el Espíritu Santo, y así lo manifiestan con toda segundad en la carta.

También las iglesias establecidas por Pablo necesitaban alguna forma de organización, fue así como Pablo y los hombres que le colaboraban en la obra adoptaron el mismo sistema organizativo y administrativo de la iglesia madre de Jerusalén, pero no actuaron de forma independiente, sino que asumían la autoridad administrativa de la asamblea de apóstoles y ancianos, de la cual él y los suyos formaban parte.

Nótese en consecuencia que en Hechos 14:23 al regreso de su primer viaje misionero, y antes del concilio de Jerusalén, Pablo designó ancianos en cada iglesia. Se mencionan las iglesias de Listra, Derbe, Iconio y Antioquía de Pisidia, Perge y Atalía.

En este sentido de designar o constituir ancianos en las iglesias se debe aclarar que en el Nuevo Testamento griego se usan básicamente tres términos, que se vierten al español como designar, constituir, establecer o poner.

Y después que les designaron ancianos en cada iglesia y oraron con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

En este texto se usa Queirotoneo para la designación de ancianos por parte de los misioneros apostólicos, este término significa "extender la mano".

La versión de Nácar-Colunga lo traduce así: Les constituyeron presbíteros en cada iglesia por la imposición de las manos, orando y ayunando, y los encomendaron al Señor, en quien habían creído.

La imposición de manos para la dotación, designación y ejercicio del ministerio santo, está muy clara en la Escritura, hay un ejemplo en Hechos 13:3 Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.

Y otros dos más en las cartas pastorales a Timoteo: No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. (1 Ti 4:14)

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 2Ti 1:6

Cuando dice constituyeron quiere decir que al reconocer entre los creyentes a aquellos en quienes se hacía evidente que ya habían sido suscitados y cualificados por el Espíritu Santo para llevar a cabo la función de ancianos, y que habían dado evidencia de ello en su vida y servicio; entonces para que tuvieran el reconocimiento los presentaban a la iglesia e imponiéndoles las manos los designaban como ancianos.

Es importante notar que los textos citados dicen: les constituyeron... por la imposición de manos, establecieses ancianos en cada ciudad, el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos; es decir, en aquel tiempo, no son los creyentes de la iglesia local quienes deciden quienes serían sus ministros. Los ancianos de las iglesias gentiles, según lo muestra el Nuevo Testamento fueron siempre nombrados por la irremplazable autoridad apostólica, ya sea ejercida personalmente, o bien delegada expresamente en una personas determinadas. Este ejercicio de poner los ancianos ya sea por mano de los apóstoles o por sus delegados era entendido y aceptado como: puestos por el Espíritu Santo.

En 1 Timoteo Pablo le escribe a este joven obispo los criterios a tener en cuenta a la hora de designar los ancianos:

Verdadero es el dicho: Si alguno desea el episcopado, buena obra desea; pero es preciso que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, morigerado, hospitalario, capaz de enseñar; no dado al vino ni pendenciero, sino ecuánime, pacífico, no codicioso; que sepa gobernar bien su propia casa, que tenga los hijos en sujeción, con toda honestidad; pues quien no sabe gobernar su casa, ¿cómo gobernará la Iglesia de Dios?

No neófito, no sea que, hinchado, venga a incurrir en el juicio del diablo. Conviene asimismo que tenga buena fama ante los de fuera, porque no caiga en infamia y en las redes del diablo (N –C 1 Ti 3:2-11)

También en Tito 1.5 dice: por esta razón te deje en Creta: para que pusieran en orden lo que falta y designaras ancianos en cada ciudad, como te ordene: El que sea... y el versículo v. 7 dice: porque es necesario que el obispo sea...

Nótese que aquí anciano y obispo se usan de forma distinta como ya lo mencionamos antes, de ellos se espera un carácter y una conducta digna. Las instrucciones para su establecimiento oficial, fueron dadas en las epístolas pastorales dirigidas a los colaboradores del apóstol Pablo. Es decir que para esta época ya existían unos criterios muy claros y definidos acerca de las virtudes, conducta y clase de vida de los hombres que aspiraban a ser reconocidos como ancianos de la iglesia.

En Hechos21:18 cuando Pablo descendió a Jerusalén a pesar de saber que allí seria apresado; Lucas dice: y cuando nosotros llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron cordialmente, y al día siguiente, Pablo entró con nosotros ante Jacobo; y se reunieron todos los ancianos; Pablo los saludo y les contó con detalles todas las cosas que Dios había hecho por medio de su ministerio entre gentiles.

Note que Lucas y los otros que acompañaban a Pablo (posiblemente Sópater, Aristarco, Segundo, Gayo, Timoteo, Tíquico y Trófimo), participaron de la reunión de Pablo, Jacobo y los ancianos. Es decir que los varones que acompañaban a Pablo eran también hombres de autoridad. Aquí Santiago le informa a Pablo que había una mala información sobre su predicación y le dio un concejo que Pablo aceptó sin replicar.

Estos ancianos eran los encargados de administrar y supervisar las iglesias locales y su función era ocuparse del estado espiritual de la congregación ejerciendo la disciplina y enseñando. Es decir los ancianos a los que se refiere el Nuevo Testamento en los casos que hemos enunciado eran los pastores del rebaño del Señor. Pero en momentos que se requería tratar temas y tomar decisiones que afectaban la obra de Dios en general se reunían con los apóstoles como una asamblea para estudiar cada asunto y tomar las decisiones pertinentes. Como ya vimos en Hechos 15, los ancianos estaban asociados con los apóstoles en el gobierno de la iglesia.

Veamos Hechos 20:17 en adelante.

Desde Mileto Pablo mandó recado a Éfeso llamando a los ancianos de la iglesia, los cuales acudieron a él. Note que los envió a llamar y ellos fueron de Éfeso a Mileto atendiendo la convocatoria del apóstol. Entre muchas otras cosas les dijo:

Tened cuidado de vosotros mismos y de todo el rebaño en que el Espíritu Santo os puso por obispos para apacentarla iglesia de Dios, que adquirió mediante su propia sangre.

Concluimos entonces que los ancianos son los pastores de las iglesias locales y los que debían velar cuidando de ella para que no sufriera daño. En este sentido el pastor no solo alimenta y apacienta, sino que cuida a riesgo de su propia vida. En consecuencia, el anciano cristiano tiene primariamente la función de enseñar, de determinar lo bueno y lo malo, y de supervisar pastoralmente.

Los apóstoles delegaron su autoridad a otros, como son el caso de Tito y de Timoteo para que ellos también nombraran ancianos, eso quiere decir que había autoridades intermedias entre los apóstoles y los ancianos. Estos tendrían una cobertura geográfica específica, mientras que los apóstoles tenían cobertura universal. Tito en creta, Timoteo en Efeso; Pero Pablo escribe: Pablo...a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.

Los ministros del libro de los Hechos no todos eran apóstoles, pero todos eran ancianos y obispos, en distintos rangos de autoridad. Pedro se denomina así mismo anciano, es decir co-anciano, como también lo hace Juan en su segunda carta, Pablo escribiendo a Filemón también se llama anciano. Es evidente al estudiar el libro de los hechos y las cartas apostólicas que había unos rangos de autoridad en la iglesia primitiva tanto de cobertura local, regional, como general.

También se debe hacer claridad que los ancianos de los que se viene hablando no eran los diáconos de las iglesia locales, pues hay una clara diferenciación en estas dos funciones. Una cosa eran los ancianos (pastores) y otra eran los diáconos. No solo existe una diferencia de nombre, también la hay en cuanto a las funciones y al manejo de autoridad administrativa. Cuando Pablo escribe a Timoteo para darle los criterios que debe usar a la hora de elegir los ancianos, también le escribe acerca de los criterios para designar los diáconos.

1Ti 3:2 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea... v8. Los diáconos asimismo deben ser...

Aunque las exigencias eran muy similares, el dar los listados aparte, y dirigidos específicamente, unos a los obispos y otros a los diáconos implica que eran responsabilidades y funciones diferentes.

Filipenses 1:1 comienza con un saludo: Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos...

Es notorio en el Nuevo Testamento que existe una clara diferenciación entre el anciano y el diácono. La función del anciano está bien delineada en la escritura como ya se ha venido mencionando, y también su injerencia administrativa y su ejercicio de autoridad a nivel local y como cuerpo colegiado, junto a los apóstoles, sobre toda la iglesia en general.

El vocablo griego diakonos ('ministro' o 'sirviente') aparece unas 30 veces en el Nuevo Testamento, y sus derivados diakoneo ('ministrar') y diakonia ('ministerio') aparecen, entre los dos, otras 70 veces. Diakoneo está relacionado con diakonos y significa ser siervo, asistente, servir, atender, ministrar. Se traduce principalmente con el verbo: "servir" El sentido concreto es básico, atender a la mesa, cuidar de, y de manera abarcante: servir.

Estos términos eran tomados del mundo secular y gentil, adaptándolos de un uso principalmente secular para describir las funciones que se iban desarrollando en las iglesias. En realidad tiene muchos usos diferentes aunque todos dirigidos en el mismo sentido de prestar un servicio. En el mundo secular diácono se podía usar para describir a personas tan diversas como mensajeros, mayordomos, panaderos, ayudantes de timonel, e incluso estadistas. También se pueden ver conexiones cúlticas en algunas inscripciones antiguas, pero generalmente con alguna referencia a servir alimentos. En la iglesia persiste este sentido original, ya que el proveer alimentos es un modelo del servicio práctico, y en el centro mismo del culto se halla una comida común.

En el Nuevo Testamento díakono, diakonía, o diakonado, a veces se aplican a cualquier servicio no especificado; y en la mayor parte de la centena de casos en que aparecen estos términos no hay ningún indicio de significado técnico que se refiera a funciones especializadas en la iglesia; en unas pocas es necesario considerar hasta qué punto diakonos y sus derivados han adquirido tal connotación. Pero lo que sí es cierto es que va evolucionando de forma más concreta en relación con el servicio en el seno de una iglesia local. En ocasiones se usan para referirse a un servicio específico o al que lo ostenta. Ya en algunos de los escritos apostólicos el diaconado se refiere al ministerio de los creyentes en diversas formas, en el sentido de servirse los unos a los otros de acuerdo a los dones recibidos, no refiriéndose al cumplimiento de funciones eclesiásticas, como si lo era el caso de los ancianos.

El termino díakono es mucho más frecuentemente traducidos como siervo, ayudante y ministro que como diácono. Con este término el apóstol Pablo se refiere a Cristo, también a sí mismo y a algunos de sus colaboradores, a magistrados, e incluso a los emisarios de Satanás.

En Hechos 6:2 Diakonein significa supervisar la comida, es decir todo su abastecimiento, preparación y organización. Lo más probable es que lo que estaba involucrado no era simplemente la distribución de porciones a quienes tenían necesidad, si no la disposición de las comidas en común, y la cuestión radical bien puede haber sido la de sentarse a una misma mesa, más que la de regatear por mejores porciones; si es así, la designación de los siete helenistas asume una significación adicional.

En primera de Timoteo 3:10,13 Diakonein tiene el sentido oficial de servir como diácono. Queda claro que el diaconado no era solo un servicio general, si no que fue tomando el nivel de un cargo u oficio en la iglesia local, pero no está claro es cuál era su labor especifica. En este caso se infiere que sus deberes eran los de ayudar en la administración y el servicio, lo cual se puede deducir de su titulo, de las cualidades que les exigían, de su relación con los obispos, y del uso general de diakonía en el nuevo testamento. Que en la época apostólica carecían de autoridad administrativa a nivel general en la iglesia, es claro, pues no se los menciona en ninguna de las ocasiones en que apóstoles y ancianos se reunían para discutir asuntos importantes y tomar decisiones.

Recuérdese que cuando en la iglesia primitiva se habla de ancianos no se refiere a los miembros del diaconado, sino a los ministros. Esto se enfatiza para que no se confunda el anciano del Nuevo Testamento con el anciano miembro de la Junta local, del actual sistema de administración de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.

La sinagoga Judía tenía uno o más ancianos principales , cuya responsabilidad era guardar el orden (Lucas 13.14), elegir a los que debían predicar (Hechos 13.15), leer las lecciones o dirigir las oraciones; y un ministro o ayudante ( (Lucas 4.20). Pero la facultad de ejercer autoridad administrativa recaía sobre un cuerpo de ancianos. Los testimonios no bíblicos sugieren que se trataba de nombramientos locales relacionados con el edificio. En la sinagoga el anciano, por otra parte, es ordenado por su maestro, por lo que su ministerio tenía mayor amplitud, aunque generalmente se establecía y se ganaba la vida por medio de un oficio. A su vez, el anciano ordenaba a sus propios discípulos, a menudo con la colaboración de otros dos ancianos, y usualmente por la imposición de manos; de este modo, en Israel, se establecía y continuaba una sucesión de maestros y jueces, como así también una tradición de enseñanza e interpretación legal.

Es posible que en la iglesia de los Hechos hayan surgido dos oficios basados en el modelo del presidente de la sinagoga y el servidor, ministro o ayudante de la sinagoga, aunque estos fungían solamente en el culto, mientras que la dirección general de la sinagoga estaba en manos de los ancianos.

Es posible que a semejanza de la sinagoga, la administración de la iglesia primitiva a nivel local se llevara a cabo por un cuerpo de ancianos, lo que sugiere que habría uno que sería reconocido como principal; pero aparte de los ancianos administradores, y del principal de entre ellos, fueron surgiendo los diáconos o ayudantes que podían ser hombres o mujeres. En Romanos 16:1 Febe es una diákonos; la referencia es probablemente a un cargo aunque hay quienes ven aquí un servicio general. En 1 Timoteo 3:11 puede haber una referencia ya sea a las diaconisas o a las esposas de los diáconos. Esta mención bíblica de las diaconisas sugiere que el diaconado no ejercía autoridad en la iglesia local, ni los oficios propios de orden sacerdotal, pues no se le permitía a la mujer ejercer autoridad. Se puede inferir entonces que el diaconado era un grupo de servidores que estaban bajo la autoridad de los ancianos, y no para ejercer autoridad sobre ellos, ni con ellos. El diácono es un asistente, es decir uno que ayuda o sirve bajo la autoridad del pastor o anciano.

 

6.       CONCLUYENDO:

Cristo es el gran Maestro o Rabino, y nombra de entre sus discípulos a un grupo de 12 hombres que llamo apóstoles, y a su vez los apóstoles que se denominan a sí mismo ancianos, nombran otros apóstoles. Transmiten a otros las enseñanzas que han recibido, a quienes encargan hacer lo mismo, y estos, a su vez, a otros (1 Co. 11.23; 15.1, 3; 2 Ts. 2.15; 3.6; 2 Ti. 2.2). Los que reciben esta comisión a su vez son llamados ancianos (Hch. 14.23; Tit. 1.5). Aparentemente son designados mediante la imposición de manos. La reunión de todos ellos conformaba el concilio o la corte de apelación, compuesto por apóstoles y ancianos y presidida (en su momento) por Jacobo, el hermano del Señor.

Por otra parte, el ministro o ayudante de la sinagoga perdura como el diácono cristiano, aunque su oficio seguía siendo local, hasta el punto de que sólo ocasionalmente aparece el diaconado como cargo en el Nuevo Testamento.

Esta primera etapa de la iglesia en lo administrativo no es episcopal, no es estrictamente presbiteriana, ni mucho menos estrictamente local, aunque algunos historiadores eclesiásticos quieran demostrar que era lo uno o lo otro. Estos tipos de administración eclesiástica así depurados son muy posteriores, y son el resultado directo de la evolución histórica de los cargos mencionados (y la aparición de nuevos cargos), y de las estrategias administrativas que se iban llevando a la práctica, como respuesta a las necesidades que iban surgiendo en cada época. Estos modelos actuales no son otra cosa que el resultado de la refinación, depuración y especializaron histórica de conceptos y formas administrativas.

Aunque se habla de obispos el episcopado no existía en la forma que hoy lo conocemos, aunque se habla de presbíteros, no se tenía el concepto presbiteriano de administración, y aunque una iglesia local tenía varios ancianos administradores eso no implicaba autonomía o independencia, la iglesia local no era una asamblea en si misma donde se dictaminaran asuntos de competencia de autoridades de carácter apostólico.

La Iglesia Pentecostal Unida De Colombia, ha desarrollado un sistema administrativo muy versátil que tiene fundamento bíblico, pero que además combina los tres tipos de administración eclesiástica mencionados. Esto permite que se pueda adaptar a nuevas necesidades y retos de carácter administrativo. La IPUC si tiene un esquema administrativo muy particular, pero que ha sido muy efectivo y ha permitido que con el crecimiento no haya un desmoronamiento de dicha estructura, sino que ha habido un fortalecimiento.


 
 
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/
 




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sábado, 7 de febrero de 2009

JESÚS Y LA SAMARITANA


Llegó una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo:

—Dame de beber.

Juan 4: 7

1.      Introducción:

Encontramos en la forma en que Jesús dirige su charla con la samaritana un ejemplo a seguir al tratar nosotros con las personas que no conocen el evangelio, de una forma natural y sin violencia.

Este encuentro entre Jesús y la samaritana se constituye entonces en el modelo por excelencia de cómo llevar a cabo el evangelismo personal.

 

2.      Contexto Cultural y Social:

Antes de analizar el contenido didáctico del pasaje en mención se hace necesario aclarar ciertas circunstancias culturales y sociales que enriquecen de manera significativa los acontecimientos aquí narrados…

1)      La enemistad Judeo-Samaritana

Samaria es un territorio hostil al judaísmo. Para entender la enemistad religiosa entre los dos pueblos es necesario hacer un recuento histórico de la situación.

En el año 722 AC la mayor parte del pueblo del reino del norte, Israel, del cual Samaria era capital, tuvo que salir cautivo a Asiria. A algunos pobres les permitieron quedarse en la tierra de Israel. Pero de muchas naciones extranjeras vinieron a repoblar el devastado país mezclándose con los israelitas que habían quedado. A esa nueva población mezclada se les dio el nombre de Samaritanos.

Los nuevos pobladores encontraron un país infestado de fieras salvajes y atribuyeron ese asunto al disgusto que Jehová  sentía. Pidieron entonces que se les mandara un sacerdote de Jehová que les enseñara, según ellos, la ley del dios del país. Y así se formó un sincretismo religioso en que se adoraba a Jehová sin entender realmente quien fuera él.

Más tarde los judíos que regresaban de Babilonia intentaban reconstruir el templo a Jehová en Jerusalén, pero los vecinos Samaritanos se mostraron hostiles debido a la negativa de los judíos a recibir colaboración de parte de ellos.

Los samaritanos construyen su propio templo en el monte Gerizim pero uno de los reyes Macabeos, Juan Hircano, lo destruyó en el 128 AC.

El odio nacionalista se incrementó entre Judios y Samaritanos no obstante adorar al mismo Dios Jehová, aunque en su culto los samaritanos sólo aceptaban como sagrados los libros de Moisés, descartando toda la literatura profética del Antiguo Testamento.

Los samaritanos alegaban ser descendientes de José por medio de las tribus Efraín y Manasés Los judíos no reconocían en los samaritanos a sus hermanos israelitas y se creían superiores a ellos..

Pero la misericordia de nuestro Señor traspasa las barreras del odio nacionalista.  

2)      El Viaje de Judea a Galilea

Existían a lo menos tres caminos que conducían de Judea a Galilea, uno cerca a la costa bordeando el mar Mediterráneo, otro por el oriente del río Jordán atravesando la región de Perea, y un último más directo atravesando la provincia de Samaria. 

El último es que tiene la distancia más corta entre Jerusalén y Jericó, ciudades en que Jesús había desarrollado su ministerio, y Caná de Galilea, su probable destino.

Sin embargo no podemos suponer que sea esta la razón por la cual le era necesario pasar por Samaria, sino que tenía que pasar por Samaria para hacer la voluntad del que lo había enviado.

Le era necesario pasar por Samaria pues había una mujer necesitada de él, y el Señor se propone alcanzar a sus vecinos por medio de esta mujer.

Jesús es el salvador no solo de Judea sino también de Samaria, y del mundo entero. Él quería que su luz brillara también entre los samaritanos.

3)      Relaciones Hombre-Mujer en público

Era inconcebible que un hombre judío hablara en público con cualquier mujer, máxime siendo él un maestro y ella una samaritana. Había en el judaísmo una regla rabínica que decía: nadie hable con una mujer en la calle, no, ni siquiera con su propia esposa.

4)      La contaminación ceremonial

Ningún judío bebería en el mismo utensilio que hubiese usado un samaritano sin quedar contaminado ceremonialmente hablando.

 

3.      La estrategia de Jesús:

En el proceso de ganar el alma de esta mujer, el Señor acude a la amabilidad de la mujer, a  la curiosidad propia su personalidad femenina, a su anhelo de satisfacción y descanso eterno, y finalmente a su conciencia.

El cuarto evangelio no solo hace resaltar la naturaleza divina de Jesús sino también la humana. Jesús estaba verdaderamente cansado del camino y sediento. Seguramente que luego de que la samaritana saca su cántaro lleno de agua, Jesús le dice Dame de beber, acudiendo de esta manera a su gentileza. Aquí comenzamos a ver la estrategia de Jesús.

Si se desea ganar el acceso al corazón de una persona se pueden emplear dos métodos:

ü  Hacerle un favor a esa persona.

ü  Dejar que esa persona le haga un favor a uno.

Considerándolo bien aquí Jesús combina en su estrategia los dos métodos.

¿Cómo se te ocurre pedirme agua,  si tú eres judío y yo soy samaritana? Jesús hace que la mujer se sorprenda y aprovechando ese sentimiento de sorpresa enciende ahora su curiosidad.

Normalmente se usa que una persona inferior pide algo de una superior, por lo que en su razonamiento la samaritana pensaba tú un hombre judío estás necesitado y no puedes valerte por ti mismo, y yo una mujer samaritana soy autosuficiente y estoy en condiciones de ayudarte, pero en su respuesta Jesús le va a hacer ver que la realidad es bien diferente, la samaritana es la que necesita el agua y Jesús es la fuente que puede suministrársela: Si supieras lo que Dios puede dar,  y conocieras al que te está pidiendo agua,  tú le habrías pedido a él,  y él te habría dado agua que da vida.

Es una manera de incitar a la samaritana a hacer más preguntas, y eso es precisamente lo que Jesús está buscando. La samaritana aún no sabe quién es Jesús, ni cuál es el agua viva de la que está hablando.

Señor,  ni siquiera tienes con qué sacar agua,  y el pozo es muy hondo;  ¿de dónde,  pues,  vas a sacar esa agua que da vida? Lo que dice el forastero es absurdo pues no tiene cántaro ni cuerda, se afirma que la profundidad del pozo de Jacob en aquellos días era de más de treinta metros. La samaritana está completamente perpleja y sin embargo en su cabeza dan vuelta las palabras de Jesús.

¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob,  que nos dejó este pozo,  del cual bebieron él,  sus hijos y su ganado? Esta pregunta presupone una respuesta negativa, sin embargo muestra que la samaritana comienza a considerar la grandeza de este forastero. Ya empieza ella a ser receptiva al evangelio. Jesús en este punto ha ganado toda la atención de la samaritana.

Ahora que la samaritana está bien concentrada en las palabras de Jesús, él acude a los sentimientos más profundos del ser humano, la necesidad de un verdadero descanso y de una máxima satisfacción: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed,  pero el que beba del agua que yo le daré,  no volverá a tener sed jamás,  sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.

Por supuesto que Jesús es mayor que Jacob, ya que el agua que da es infinitamente más preciosa que la que heredó la descendencia del patriarca.

Señor,  dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla.

La samaritana sigue pensando en el agua física y aunque pide del agua viva, no percibe todavía la naturaleza espiritual del diálogo.

Entonces Jesús se dirige directamente a su conciencia: Ve a llamar a tu esposo,  y vuelve acá.

Jesús no está evadiendo la petición de la samaritana, es que primeramente debe haber sed antes de tomar del agua viva y esta sed no se va a despertar antes de que haya un sentido de culpabilidad y una conciencia de pecado. Al hacer mención del marido Jesús le hace recordar a la mujer su vida inmoral.

No tengo esposo. ¿Será soltera entonces? ¿Quizás viuda? La samaritana sabe que su seca respuesta no hace honor a la verdad, se ha puesto a la defensiva, no quiere ser desenmascarada ni expuesta  a la luz. No está dispuesta a hacer una confesión total de su pecado.

Pero Jesús no la abandona: Bien has dicho que no tienes esposo. Es cierto que has tenido cinco,  y el que ahora tienes no es tu esposo.  En esto has dicho la verdad.

Los cinco matrimonios, con sus respectivos divorcios, representan un fracaso doloroso y humillante, pero el desastre conyugal y moral  de la samaritana era aún peor, vivía en adulterio.

La mujer vive con un hombre, tiene un amante, no es un marido ni siquiera en el débil sentido legal. ¡Qué forma de poner al desnudo y en pocas palabras la vida pasada y presente de la samaritana! ¿Y cómo sabía Jesús todo eso? Jesús se está mostrando como aquel que, de acuerdo con su naturaleza divina, es el único ser omnisciente.

 

4.      La revelación progresiva de la identidad de Jesús:

La samaritana pasa de contemplar a Jesús como un simple extranjero judío a verlo como un profeta: Señor,  me doy cuenta de que tú eres profeta.

Ella no niega las observaciones hechas por Jesús acerca de su vida inmoral, en realidad al llamarlo profeta está admitiendo su culpabilidad y reconociendo que esa es la verdad.

Nuestros antepasados adoraron en este monte,  pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén.

 Ahora la mujer trata de desviar el tema con sus observaciones acerca del lugar donde se debe adorar, y de enfrascar a Jesús en una discusión apasionada. Es completamente natural que los pecadores eviten el tema de sus dolorosos recuerdos de su pecaminosa conducta.

El Espíritu Santo está obrando en el corazón de la samaritana. Aunque a ella no le agrada la idea de seguir hablando de su vida pecaminosa, ya el Espíritu Santo ha obrado en ella convencimiento de pecado y empieza a sentirse apesadumbrada.

Jesús responde a la mujer que el lugar de adoración no es lo importante, lo importante es la actitud del corazón y la mente, y la obediencia a la verdad de Dios. No es dónde sino cómo y qué lo que realmente importa.

Créeme,  mujer,  que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ahora ustedes adoran lo que no conocen;  nosotros adoramos lo que conocemos,  porque la salvación proviene de los judíos. Pero se acerca la hora,  y ha llegado ya,  en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu,  y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.

Este extraño profeta resultó tener un profundo conocimiento sobre la esencia de Dios y un penetrante discernimiento sobre la verdadera adoración, lo que hace tambalear las tradiciones de la samaritana y entonces se refugia en su esperanza mesiánica, y declara que el Mesías es la única solución para ella: Sé que viene el Mesías,  al que llaman el Cristo.  Cuando él venga nos explicará todas las cosas.

Aún no ve a Jesús como el Mesías pero sus palabras le hacen pensar en aquel que ha de venir y que todo lo sabrá y declarará.

La mujer ahora anhela la venida del Mesías, de aquel que le dirá que hay que hacer para remediar su pecaminosa condición, y centra su confianza en él.

Y ahora llega el momento cumbre de esta autorevelación de Jesús: Ése soy yo,  el que habla contigo.

¡Esa es la mayor de todas las sorpresas! La mujer está frente a la única solución a todos sus problemas y la única respuesta a todas las preguntas que le han brotado en el corazón.

Además de ser una afirmación de su Deidad, la respuesta de Jesús constituye una invitación a creer en él.

Jesús ha revelado poco a poco quien es él y la samaritana lo ha reconocido de manera gradual de modo que primero vio en él a un simple hombre judío, después a un profeta, y por último al Cristo.

 

5.      El diálogo con sus discípulos:

En esto llegaron sus discípulos y se sorprendieron de verlo hablando con una mujer,  aunque ninguno le preguntó:  "¿Qué pretendes?"  o  "¿De qué hablas con ella?"

A pesar de su sorpresa los discípulos de Jesús se tragan su curiosidad.

Los discípulos reciben una lección de la verdadera emancipación de la mujer. El Señor indica claramente que ante él el alma de una mujer no es de menos valor que la de un hombre.

Es posible que si los discípulos, todavía con profundos prejuicios sociales, hubieran estado con Jesús el intercambio entre él y la samaritana se hubiera frustrado.

La mujer dejó su cántaro,  volvió al pueblo y le decía a la gente: Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho.  ¿No será éste el Cristo?

Salieron del pueblo y fueron a ver a Jesús.

La mujer no olvidó su cántaro sino que lo dejó deliberadamente. Fue y compartió el mensaje con sus conciudadanos de una manera tan efectiva que produjo una salida masiva del pueblo en busca de Jesús. Ella abandonó el llevar el agua del cántaro para poder llevar a los hombres a Jesús.

Mientras tanto,  sus discípulos le insistían: --Rabí,  come algo. --Yo tengo un alimento que ustedes no conocen --replicó él.

La conversación con la samaritana le había dado a Jesús tanta satisfacción interior como si hubiera comido un suculento banquete. Así como la mujer no entendía lo del agua viva, los discípulos no entendieron lo de la comida.

"¿Le habrán traído algo de comer?",  comentaban entre sí los discípulos. --Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.

El hacer la voluntad de Dios produce en nuestra vida una profunda satisfacción y renueva nuestras energías.

Aunque todavía faltaban cuatro meses para que llegase la siega de los cereales, la cosecha de almas ya puede empezar a recogerse, desde ahora. En la mente de Jesús existe una estrecha relación entre la siega material y la espiritual.

¿No dicen ustedes:  'Todavía faltan cuatro meses para la cosecha'?  Yo les digo:  ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados!  Ya la cosecha está madura; ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna.  Ahora tanto el sembrador como el segador se alegran juntos.

Porque como dice el refrán:  'Uno es el que siembra y otro el que cosecha.'

Jesús realmente está motivando a sus discípulos a dedicarse a la tarea urgente de compartir el evangelio ¡ya!

Yo los he enviado a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo.  Otros se han fatigado trabajando,  y ustedes han cosechado el fruto de ese trabajo.

Cristo como sembrador y los discípulos como segadores se regocijan juntos. Tanto Jesús como la samaritana habían estado trabajando entre estos samaritanos, Jesús indirectamente a través de la samaritana, y ésta directamente entre sus vecinos. Los discípulos acababan de entrar en esta labor.

Pero no solo Jesús y la misma samaritana habían sembrado, los profetas habían hecho lo propio y se habían muerto sin ver el fruto de su trabajo, sin embargo lo hacían con esperanza.

 

6.      El resultado:

Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en él por el testimonio que daba la mujer:  "Me dijo todo lo que he hecho."

Tiempo más tarde se llevaría a cabo una fructífera labor tanto en la ciudad como en la provincia de Samaria.

El contacto personal con Jesucristo es necesario para hacer completa la fe. Un conocimiento personal de Jesucristo, un encuentro personal con él va a resultar en una relación personal con él, que es la esencia de la salvación.

Así que cuando los samaritanos vinieron a su encuentro le insistieron en que se quedara con ellos.  Jesús permaneció allí dos días y muchos más llegaron a creer por lo que él mismo decía. --Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste --le decían a la mujer--;  ahora lo hemos oído nosotros mismos,  y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.

Los samaritanos reconocen en Jesús no solo un judío, un profeta, el Mesías, el Salvador del mundo.

 

7.      Conclusiones:

Una persona vale mucho más que el universo entero. No menospreciemos a ningún ser humano por arruinado que lo encontremos.

Detrás de una persona siempre hay más que llegan a los caminos del Señor.

Siempre valdrá la pena el tiempo que le dediquemos a alguien para compartir con ella el evangelio.

Nunca esperes el momento de una grande acción, de la vida a los pequeños actos da atención, ¡brilla en el sitio donde estés!

 

 

 

 


 
 
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/
 




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