EL COMPROMISO CON LA OBRA DE DIOS
Hno. Álvaro Torres F.
Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham, su señor, y le juró sobre este negocio.
Gn 24.9
COMPROMISO: Obligación contraída, palabra dada, promesa, empeño, convenio.
El hombre que hace una labor necesita estar comprometido completamente con ella, y en el servicio a Dios mucho más. El hombre que no está comprometido con su obra no le sirve a Dios. Así que lo que necesitamos es compromiso.
No podemos estar solo tras la plata. Hay cosas en la vida con las que estamos tan comprometidos que hasta pagaríamos porque nos dejaran hacerlas. Y hay cosas que no hay con que pagarle a quien las hace. La educación por ejemplo es una de ellas, no hay manera de pagarla. ¿Cuánto vale un carácter? Eso no tiene precio. Nuestra vida no tiene precio.
Así que el compromiso no podemos medirlo por el sueldo. Trabajar es gastar la vida y que me paguen un sueldo por gastar la vida es ponerle precio a mi vida. ¿Cuánto vale su vida? ¿Cuánto vale una hora de su vida? ¿En qué la está gastando? Eso no tiene precio.
Los que confían en sus bienes
y de sus muchas riquezas se jactan,
ninguno de ellos podrá, en manera alguna, redimir al hermano
ni pagar a Dios su rescate
(pues la redención de su vida es de tan alto precio
que no se logrará jamás). Sal 49.6–8
¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma? Mt 16.26.
El verdadero compromiso va más allá del cumplimiento del deber
El cumplimiento del deber está bien, pero el compromiso lo lleva a uno a ir un poco más allá del deber cumplido. Cumplir con el deber es bueno, pero Dios no quiere lo bueno, él quiere lo excelente.
¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: "Pasa, siéntate a la mesa"?¿No le dice más bien: "Prepárame la cena, cíñete y sírveme hasta que haya comido y bebido. Después de esto, come y bebe tú"?¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: "Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos." Lc 17.7–10.
A Dios no le sirve la gente cumplidora de su deber, a él no le gustan los horarios, no le gusta la gente que anda pendiente de su reloj. Él tiene una doctrina distinta, a nuestro Señor le gusta la segunda milla, la medida apretada, remecida y rebosante, a él no le sirve una persona correcta, a él le gusta la gente que va tras la excelencia, tras el compromiso.
El cumplimiento del deber es poca cosa para Dios, no es suficiente para él, él lo que quiere es gente comprometida!
Vamos tras la excelencia, hace rato salimos de lo malo y lo bueno. La vida cristiana es la vida de la perfección no la vida del cumplimiento del deber.
El siervo está comprometido con su vida
La palabra "siervo" lo dice todo. Siervo no habla de deber, habla de pertenencia. El siervo no tiene un deber para con su amo, tiene toda una vida para servirle. El siervo está comprometido con su vida.
Aunque parezca extrema, esa es la medida de la esclavitud, de la servidumbre. Si no lo entendemos pues nunca vamos a dar la medida.
Hay una satisfacción, un descanso, una felicidad en ser siervos de Jesucristo:
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Mt 11.28–30
El descanso viene con el yugo puesto. Quien no se ha puesto el yugo todavía no ha hallado el descanso y vive preocupado pendiente de lo que puede hacer él solo y de lo que puede lograr él solo, y de la medida que puede dar él solo, y solo hallará frustración porque solo no puede.
el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halle su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mt 10.38–39
Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mt 16.24–25
Entreguémosle nuestra vida a Jesús y descansemos en él, y que él la use como pueda y quiera.
Concluyendo esta parte entonces enfaticemos: el siervo es pertenencia no cumplimiento del deber.
Necesitamos hombres y mujeres comprometidos
El siervo de Abraham era un hombre comprometido, acaba de hacer un juramento y salió en busca de esposa para el hijo de su amo. Luego del largo viaje no fue a comer y a descansar, había un compromiso que cumplir es que…
Escrito está: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." Mt 4.4
Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: —Rabí, come.
Él les dijo: —Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
Entonces los discípulos se decían entre sí: —¿Le habrá traído alguien de comer?
Jesús les dijo:—Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra.¿No decís vosotros: "Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega"? Yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Jn 4.31–35
Hay una obligación que hay que cumplir primero:
Entonces el hombre vino a la casa y Labán desató los camellos; les dio paja y forraje, y a él le dio agua para lavar sus pies, y los pies de los hombres que con él venían. Luego le pusieron delante qué comer; pero él dijo: —No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Gn 24.32–33
Es prioritario el cumplimiento de lo que me están pidiendo que haga. Cumplir con la misión es lo prioritario. Dios no es injusto. Él quiere de nosotros que nos comprometamos porque es lo mejor para nosotros.
Pero para algunos hoy en día es como si la Biblia dijese: busca primero satisfacer todas tus necesidades, todos tus deseos, sueños, anhelos, caprichos, todos tus gustos y tus hobbies y si después de eso queda algún tiempito, entonces busca el reino de Dios!
¿Dice así la Palabra?
»Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? No os angustiéis, pues, diciendo: "¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?", porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
»Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal. Mt 6.25–34
¿Será que podemos comprometernos hoy con los principios bíblicos?
No tenga temor ofrézcale su vida al Señor, es lo mejor que usted puede hacer:
Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Ro 12.1–2.
La voluntad de mi amo para mí es buena, agradable y perfecta! Así que por qué dudarlo, entreguémosle todo a él.
¿Por qué afanarnos? ¿Por el vestido? ¿Por la comida? Esa es la preocupación del Señor, no la del siervo, hay un padre celestial que sabe que de esas cosas tenemos necesidad.
La preocupación del siervo es hacer la voluntad del amo, agradarle en todo.
Sin contratos ni condiciones
Dios quiere que le digamos sí sin ponerle condiciones, sin firmar contratos de trabajo con cierta remuneración económica. Al poner condicione expresamos dudas de la persona que nos está comprometiendo.
»El reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo." Y ellos fueron. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados y les dijo: "¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?" Le dijeron: "Porque nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo."
»Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros." Llegaron los que habían ido cerca de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. Al llegar también los primeros, pensaron que habían de recibir más, pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: "Estos últimos han trabajado una sola hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día." Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; pero quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿No me está permitido hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?" Así, los primeros serán últimos y los últimos, primeros, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos. Mt 20.1–16.
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Ro 8.28–29
Es posible que al comprometernos nos expongamos a situaciones difíciles, pero tenemos que confiar.
Steve Green canta:
Yo no necesito ver el plan
Yo no necesito ver el final
Todo lo que necesito es, seguirte Señor
Y hacer tu voluntad
Lo que nos debe interesar es el compromiso con Dios, un compromiso total, ciento por ciento, mis habilidades, mis fuerzas, mi tiempo, mi dinero, mi vida, todo lo que soy y lo que tengo está comprometido con la obra de Dios; no con las personas sino con Dios.
Ojalá hoy podamos todos hacer un compromiso así y basados en un compromiso así hacer todo para Dios, eso es lo que Dios quiere.
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
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