Si Jesús no es Dios, merece un premio Oscar[1]
¿Quién es Jesús?
Jesucristo de Nazaret no es solo la persona más famosa de la historia mundial, sino también la que más controversia ha generado.
Es muy importante conocer las obras y las enseñanzas de Jesús pero aún más importante es saber quién es él, pues su magna obra cobra el verdadero valor y sentido cuando descubrimos su verdadera identidad.
Ningún líder religioso mundial ha declarado bien ser Dios, ni Confucio, ni Moisés, ni Mahoma, ni Buda, ni Pablo. Pero hay una excepción, Jesucristo es el único líder religioso que alegó ser Dios y, oh sorpresa!, ha convencido a millones de personas durante más de veinte siglos de que lo es.
¿Cómo pudo un hombre convencer a millones de que es Dios?
El maestro de Galilea sorprendentemente afirmó que él, un humilde carpintero que seguramente había crecido entre las virutas y el aserrín del taller paternal, era en realidad ¡Dios manifestado ha en carne!
Algunos escépticos argumentan que la Biblia habla de esa manera de Jesús porque fue escrita por sus seguidores que buscaban mitificarlo y recordarlo permanentemente. Quienes así argumentan no tienen un criterio histórico objetivo en esta cuestión, pues existen documentos históricos seculares de reconocida reputación que mencionan a Jesús, sus obras y enseñanzas, y afirman que realmente vivió aquí en la tierra y ha sido adorado como Dios.
Nuestro Señor Jesucristo cambió el curso de la historia del mundo.
El Sumo sacerdote le volvió a preguntar:
—¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
Jesús le dijo:
—Yo soy. Y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo.
Entonces el Sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo:
—¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece?
Y todos ellos lo condenaron, declarándolo digno de muerte.[2]
La blasfemia fue la acusación que hicieron contra Jesús en el sanedrín. Ese fue el delito que provocó su juicio y su condena, según las narraciones que encontramos en los evangelios. Jesús se hizo a sí mismo Dios afirmando tener poderes sobrenaturales, y eso en cualquier humano era considerado blasfemia.
Los judíos volvieron a tomar piedras para tirárselas, pero Jesús les dijo:
—Por el poder de mi Padre he hecho muchas cosas buenas delante de ustedes; ¿por cuál de ellas me van a apedrear?
Los judíos le contestaron:
—No te vamos a apedrear por ninguna cosa buena que hayas hecho, sino porque tus palabras son una ofensa contra Dios. Tú no eres más que un hombre, pero te estás haciendo Dios a ti mismo.[3]
Lucas nos relata que frente a la insistencia de los judíos Jesús acepta el desafío y admite su identidad:
Dijeron todos: —Luego, ¿eres tú el Hijo de Dios?
Y él les dijo: —Vosotros decís que lo soy.
Entonces ellos dijeron: —¿Qué más testimonio necesitamos?, porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.[4]
Vosotros decís que lo soy es simplemente una expresión idiomática para decir Sí, las normas de cortesía de la época prohibían un sí o un no directo. Es similar al Tú lo has dicho de Mateo, era la manera tradicional en que un judío culto contestaba a una pregunta de importancia grave o con implicaciones tristes:
Entonces el Sumo sacerdote le dijo:
—Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
Jesús le dijo:
—Tú lo has dicho. Y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo.
Entonces el Sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
—¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece?
Y respondiendo ellos, dijeron:
—¡Es reo de muerte![5]
Marcos es aún más claro:
El jefe de los sacerdotes volvió a preguntarle:
—¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Dios que todos adoran?
Jesús le respondió:
—Sí, lo soy. Y ustedes me verán a mí, el Hijo del hombre, venir en las nubes del cielo con el poder y la autoridad que Dios todopoderoso me da.
Al escuchar esto, el jefe de los sacerdotes rompió sus ropas para mostrar su enojo, y dijo:
—Ya no necesitamos más pruebas. Dice que él es Dios. ¿Qué les parece? ¿Qué deciden?
Y todos estuvieron de acuerdo en que Jesús debía morir.[6]
Fue en consecuencia a lo que dijo Jesús que el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras siguiendo la costumbre de demostrar así el horror de la blasfemia pronunciada ante su presencia.
La cuestión relevante aquí no son las acciones del acusado sino su identidad. ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?[7]
Ante sus jueces terrestres el salvador confesó su verdadera divinidad ante sus jueces.
Analicemos detenidamente la declaración con la que Jesús confiesa su deidad, veamos el contexto lejano:
"Yo seguía viendo estas visiones en la noche. De pronto:
"Vi que venía entre las nubes
alguien parecido a un hijo de hombre,
el cual fue a donde estaba el Anciano;
y le hicieron acercarse a él.
Y le fue dado el poder, la gloria y el reino,
y gente de todas las naciones y lenguas le servían.
Su poder será siempre el mismo,
y su reino jamás será destruido.[8]
Jehová dijo a mi Señor:
«Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies».[9]
Y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo.
La respuesta de Jesús combina los textos anteriores del Antiguo Testamento. En este contexto la expresión Hijo del Hombre describe a alguien que es más que un ser mortal común y corriente.
Los judíos debieron entender bien la respuesta de Jesús como una afirmación de que efectivamente él es Dios. Frente a tal declaración ellos tenían dos posibilidades:
1. constituir en blasfemia tal declaración, o
2. aceptar que en realidad Jesús es Dios.
El concilio judío vio todo tan claramente que lo quisieron crucificar como castigo a su blasfemia. Debemos reconocer que el pueblo judío no era una tribu de salvajes ignorantes sino un pueblo altamente religioso y culto.
Los judíos le respondieron:
—Nosotros tenemos una ley y, según nuestra ley, debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.[10]
APLICACIÓN:
Las autoridades judías no aceptaron como verdad la confesión de Jesús, lo trataron como criminal por pretender ser Dios.
¿Qué decisión tomará usted el día de hoy?
¿Quién es Jesús para usted?
[1] Adaptación del Cap. 6 del libro Nueva Evidencia que Demanda un Veredicto, Josh McDowell, Ed. Mundo Hispano, 2004
[2] Marcos 14: 61 al 64
[3] Juan 10: 31 al 33 DHH
[4] Lucas 22: 70 y 71
[5] Mateo 26: 63 al 66
[6] Marcos 14: 61 al 64 en la versión TLA
[7] Mateo 22: 42
[8] Daniel 7: 13 y 14
[9] Salmo 100: 1
[10] Juan 19: 7
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/
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