Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
1 Corintios 9: 14
Una de las áreas más sensibles en la iglesia es la financiera. La gente quiere ofrendar pero a la vez tienen recelo de dar.
Hablando de misiones la ofrenda de hoy se dedica 100% para el sostenimiento de las familias misioneras.
En el capítulo nueve de 1 de Corintios se nos habla de tres figuras que ilustran el debido sostenimiento de algunas profesiones: el soldado, el agricultor, el pastor de ovejas, que a su vez son ejemplos para mostrar lo importante que es pagar el salario justo al pastor o siervo que está al frente de la congregación.
Una razón por qué hay que "pagarle" bien al pastor es porque él invierte su vida en los creyentes, característica que ningún otro oficio o profesión tiene.
Pablo defiende el derecho apostólico del sostenimiento económico de parte de la iglesia, aunque opta por prescindir de él. Es la plena convicción de Pablo que el apóstol, por su labor misionera, tiene derecho al sostenimiento económico de parte de los creyentes. Encuentra perfectamente correcto que los demás apóstoles hayan gozado de este derecho.
Cuatro argumentos tocantes al sostenimiento económico de los apóstoles:
1. La vida y el trabajo del soldado no serían factibles sin que el gobierno lo sostuviera. Al igual que el viñador, el apóstol puede esperar recompensa por su labor. La analogía final del apóstol es la del pastor de ovejas. No hay quien espere que el pastor no reciba beneficios de su rebaño.
2. Pablo afirma que por mucho sentido que tengan las ilustraciones tomadas de la vida diaria, hay una base más sólida para sus ideas; la Escritura misma respalda sus pensamientos. La cita es No pondrás bozal al buey cuando trille[1]. Se esperaba que el cultivador y el trillador también se beneficiaran de su labor en el campo. Aquel araba con la esperanza de que la tierra alimentara las plantas que brotarían de la semilla; éste trillaba el trigo esperando comer del pan que resultaría. Pablo había sembrado el evangelio en Corinto. Les había llevado dones espirituales. Ahora bien, ¿era demasiado esperar que los corintios estuvieran dispuestos a acceder a su sostén económico? La idea es clara: la manutención del apóstol es cosa razonable.
3. El tercer argumento que pone el Apóstol se basa en la realización de la liturgia en el templo. El Antiguo Testamento informa respecto a las prácticas de los sacerdotes y sus beneficios. El sentido pleno de su argumento es que los que hacían labor religiosa a favor de otros podrían esperar su sustento.
4. El cuarto y final argumento de Pablo se halla en la autoridad del Señor Jesús. El Apóstol afirma que Jesús aprobaba el sistema de beneficios otorgado a los sacerdotes en el templo, y por esto enseña que los misioneros cristianos también debían ser sostenidos por los fieles. Se sobreentiende aquí dentro de los predicadores del evangelio que serían los apóstoles, pero no necesariamente se limita a ellos. Aquí, el Apóstol cita: "…el obrero es digno de su salario"[2].
La forma cristiana de dar según 2 Corintios 8
No podemos ser indiferentes ante la necesidad. Los hermanos de Macedonia oyeron acerca de los pobres en Jerusalén y decidieron levantar una ofrenda para ellos. La forma en que dieron los hermanos de las iglesias de Macedonia es un ejemplo. ¿Cómo dieron?
I. Dieron generosamente. El dar no está relacionado con el tener sino con el querer. El testimonio de Pablo, acerca de las iglesias de Macedonia, es un hecho que se repite muchas veces, "en… su profunda pobreza, abundaron en riquezas de su generosidad"
1. En gran prueba de tribulación.
2. En profunda pobreza.
3. Conforme a sus fuerzas y más allá de sus fuerzas.
II. Dieron con agrado.
1. En abundante gozo.
2. ¡Rogando participar! Los macedonios suplicaron "con muchos ruegos" que se les diera el privilegio de dar, para ellos no era asunto de ser forzados a dar; no querían perder el privilegio de participar. Ellos sabían lo que significaba tener recursos limitados y hasta sufrir; por lo tanto, podían simpatizar con otros que tenían necesidad.
3. Con conciencia de cuerpo con la iglesia.
III. Se dieron a sí mismos. La mayordomía es, sobre todas las cosas, un asunto espiritual: algo del corazón. Los macedonios podían dar porque ya se habían dado a sí mismos.
1. Esta forma de dar fue un acto de entrega personal, no hay cabida para dar con indiferencia.
2. Fue una entrega personal al Señor, un acto de adoración a Dios.
3. Fue una entrega personal en respaldo a Pablo como ministro, fue un acto de obediencia a Dios.
A un misionero que testificaba a un cacique indio se le ofrecieron ofrendas de caballos, cobijas y alhajas; él dijo:
—Mi Dios no quiere los caballos, las cobijas y las alhajas del cacique. Él quiere al mismo cacique. El cacique respondió:
—Su Dios es muy sabio, porque cuando me entregue a él, ¡también recibirá mis caballos, cobijas y alhajas!
Esta forma de dar sólo fue posible por la gracia de Dios. Gracia que transforma las actitudes comunes de dar. Dar con gozo, rogar para dar, dar generosamente, dar desde la pobreza. Es la forma cristiana de dar.
Hay una ley espiritual que está obrando cuando se ofrenda. Matemáticamente, sembrar escasamente tiene que resultar en una cosecha escasa. Cuando se siembra con generosidad se produce una cosecha abundante. Buenas obras realizadas y grandes necesidades suplidas producen resultados increíbles en la vida del hacedor y del que recibe.
Principios en cuanto a la generosidad:
(1) La persona generosa nunca pierde al final.
(2) La actitud del que da es de crucial importancia. Dios ama a la persona que da con alegría.
Nadie sale perdiendo por ser generoso: Cuando haya algún pobre entre tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová, tu Dios, te da, no endurecerás tu corazón ni le cerrarás tu mano a tu hermano pobre, sino que le abrirás tu mano liberalmente y le prestarás lo que en efecto necesite. Guárdate de albergar en tu corazón este pensamiento perverso: "Cerca está el séptimo año, el de la remisión", para mirar con malos ojos a tu hermano pobre y no darle nada, pues él podría clamar contra ti a Jehová, y se te contaría como pecado. Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des, porque por ello te bendecirá Jehová, tu Dios, en todas tus obras y en todo lo que emprendas.[3]
La tentación de descuidar la necesidad humana, de descuidar la mayordomía cristiana, muy bien puede ser un problema más grande en el siglo XXI que lo que lo fue hace dos milenios. La abundancia de las cosas y el querer acumular fortunas invaden nuestra sociedad, llegan a ser "las preocupaciones de este mundo y el engaño de las riquezas", de las cuales habló Jesús hace tantos años.
Uno de los principios que guían nuestra sociedad materialista y pecaminosa es el de obtener, de lograr algo. Este principio lo encontramos actuando en la iglesia. Este principio junto a la necesidad de la gente y a los malos usos que se han hecho del dinero en la iglesia, llegan a ser un buen pretexto para no dar. Ante la vacilación de si uno debe o no debe dar, la Palabra de Dios es clara: la iglesia debe dar siempre.
En todo tiempo la iglesia debe dar. Este es un principio del reino de Dios que debe prevalecer a pesar de los principios del mundo y de toda circunstancia. La iglesia debe dar con liberalidad, con generosidad. La iglesia puede dar porque Dios nos dio primero, ¡y cómo nos ha dado! ¡Gracias a Dios por su don inefable! ¡Gracias a Dios por su don transformador!
El Plan Financiero de Dios para el sostenimiento de su obra.
Básicamente el plan financiero de Dios para sostenimiento de su obra en este tiempo consta de:
1. Primicias
2. Diezmos
3. Ofrendas
4. Votos
Dediquemos unos minutos a éste último:
«Voto; ofrendas votivas». Este nombre aparece 60 veces en hebreo bíblico y a menudo (19 veces) se usa junto con el verbo: «Ni los votos [neder] que prometieres [nadar]»[4]. Las versiones modernas traducen este conjunto de diversas formas:
· transforman el nombre con el verbo en una expresión idiomática: «Nada de lo que hayan prometido al Señor» (LVP);
· adoptan un uso técnico destacando el nombre: «Ninguna de tus ofrendas votivas» (BJ) o bien
· traducen ambos términos como nombres: «los votos, las ofrendas» (NBE).
El voto tiene dos formas básicas:
El «voto» incondicional es un «juramento» mediante el cual una persona se compromete sin esperar recompensa: «Pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo»[5]. Quien así se compromete está obligado a cumplir. Una vez pronunciada, la palabra ofrecida tiene la misma fuerza de un juramento que, en la mayoría de los casos, no puede violarse: «Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca»[6].
El «voto» condicional generalmente contiene una cláusula previa detallando las condiciones necesarias para el cumplimiento del voto: «E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios… y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti»[7].
Voto, promesa; Es un compromiso que hacemos con Dios, con un destino determinado. El voto es una ofrenda voluntaria de gratitud, cuya cantidad estipulamos y determinamos al momento de ofrecerla, y se convierten en un compromiso de obligatorio cumplimiento. Es prometer a Dios por ejemplo, una cantidad determinada de ofrenda misionera cada mes, o una cantidad semanal para pro-templo. La Biblia está llena de ejemplos de personas que hicieron votos a Dios. El hacer votos a Dios es algo muy serio, pero trae grandes bendiciones a nuestra vida.
Los votos, por lo general, se hacían en situaciones muy serias:
· Jacob necesitaba la seguridad de la presencia del Señor antes de partir para Padan-aram.
· Jefté hizo un «voto» precipitado antes de salir para la batalla Entonces Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: «Si entregas a los amonitas en mis manos, cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová y lo ofreceré en holocausto.»[8]
· Israel hizo voto a Jehová respecto de Arad, rey cananeo. Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel y le tomó algunos prisioneros. Entonces Israel hizo este voto a Jehová: «Si en efecto entregas este pueblo en mis manos, yo destruiré sus ciudades.» Jehová escuchó la voz de Israel y le entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades. Por eso recibió aquel lugar el nombre de Horma.[9]
· Ana hizo su «voto» cuando deseaba un niño de todo corazón E hizo voto diciendo: «¡Jehová de los ejércitos!, si te dignas mirar a la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, sino que das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja por su cabeza.[10]
Por más que los «votos» condicionados se hacen a menudo por desesperación, esto no altera el carácter obligatorio del mismo. Eclesiastés amplía la enseñanza veterotestamentaria sobre el «voto»: «Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo … Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, a que prometas y no cumplas … ni digas delante del mensajero que fue un error[11].
Primero, un «voto» siempre es para Dios. Aun los gentiles hacían «votos[12]. Mientras que los paganos pensaban en términos de alimentar o cuidar a sus dioses, Dios rechaza esta intención en el cumplimiento de los «votos» dirigidos a Él. En el paganismo el dios recompensa al cultuante por razón de su ofrenda y en proporción a su tamaño. Era una relación contractual que obligaba al dios a cancelar su deuda con el cultuante. En Israel nunca existió una relación como esta.
Segundo, el «voto» es voluntario y está abierto a cualquiera. En el Antiguo Testamento el «voto» no es patrimonio de personas piadosas ni es un requisito religioso.
Tercero, una vez hecho el «voto» debe cumplirse. Un «voto» no se puede anular. todo ser humano tiene la obligación de cumplir su «voto» delante de Dios: «A ti, oh Dios de Sion, te pertenece la alabanza. A ti se deben cumplir los votos. A ti acude todo mortal»[13].
Con todo, el Antiguo Testamento ofrecía la alternativa de «redimir» el «voto»; pagando el equivalente de su valor en plata, se podían redimir una persona, un campo o una casa dedicados por «voto» al Señor.
[1] Deuteronomio 25: 4
[2] Lucas 10:7
[3] Deuteronomio 15:7–11
[4] Deuteronomio 12: 17
[5] Salmo 116: 14
[6] Números 30: 2
[7] Génesis 28: 20 al 22
[8] Números 11: 30 y 31
[9] Números 21: 1 al 3
[10] 1 Samuel 1: 11
[11] Eclesiastés 5: 4 al 6
[12] Jonás 1: 16
[13] Salmo 65: 1 y 2
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/