viernes, 27 de julio de 2012

La providencia y el orden natural del universo


SALMO 147
a. La providencia y el orden natural del universo
  • Dios dirige todas las fuerzas naturales: Él es quien cubre de nubes los cielos, el que prepara la lluvia para la tierra, el que hace a los montes producir hierba. Él da a la bestia su mantenimiento y a los hijos de los cuervos que claman. (Sal. 147.8s); 
  • gobierna a los animales salvajes: (Job 38–41), y todos los sucesos mundiales, grandes y pequeños, desde las tormentas eléctricas (Job 37; Sal. 29) y las plagas (Ex. 7.3–11.10; 12.29ss; Jl. 2.25), hasta la muerte de un pajarillo (¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el permiso de vuestro Padre. Mt. 10.29) o la caída de una suerte (Las suertes se echan en el regazo, pero la decisión es de Jehová. Pr. 16.33). 
  • La vida física de hombres y animales es don de su gracia, que puede dar o quitar a su antojo:
pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás. Gn. 2.17; 
Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 1 S. 1.27; 
Él debilitó mi fuerza en el camino; 
acortó mis días. Sal. 102.23; 
Escondes tu rostro, se turban; 
les quitas el hálito, dejan de ser 
y vuelven al polvo. 
Envías tu espíritu, son creados 
y renuevas la faz de la tierra. Sal. 104.29–30; 
Herencia de Jehová son los hijos; 
cosa de estima el fruto del vientre. Sal 127.3; 
Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe la delicia de tus ojos; no hagas lamentación ni llores ni corran tus lágrimas. Reprime el suspirar, no hagas luto por los muertos, cíñete el turbante, ponte los zapatos en los pies y no te cubras con rebozo ni comas pan de enlutados. Ez. 24.16ss; 
sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido; hiciste traer ante ti los vasos de su Casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas bebisteis vino de ellos; además diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven ni oyen ni saben; pero nunca honraste al Dios en cuya mano está tu vida y de quien son todos tus caminos. Dn. 5.23. 
  • como también ocurre con la salud y la enfermedad: (Apartará Jehová de ti toda enfermedad, y ninguna de las malas plagas de Egipto que tú conoces hará caer sobre ti, sino que las hará caer sobre todos los que te aborrezcan. Dt. 7.15; Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna y con comezón de que no puedas ser curado…  Dt. 28.27), 
  • la prosperidad y la adversidad (el “mal”, ¿Se tocará la trompeta en la ciudad y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, que Jehová no haya enviado? Am. 3.6; Yo formo la luz y creo las tinieblas, hago la paz y creo la adversidad. Solo yo, Jehová, soy el que hago todo esto. Is. 45.7), etc.
Como se considera que la regularidad del orden natural depende directamente de la voluntad de Dios ( »Mientras la tierra permanezca no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche» Gn. 8.22), la Biblia no tiene dificultad alguna con la existencia de irregularidades milagrosas ocasionales; Dios hace lo que quiere con su mundo, y nada es demasiado difícil para él (¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Al tiempo señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo. Gn. 18.14).
El gobierno providencial de Dios en el orden creado proclama su sabiduría, su poder, su gloria, y su bondad:
¡Jehová, Señor nuestro, 
cuán grande es tu nombre en toda la tierra! 
¡Has puesto tu gloria 
sobre los cielos! Sal. 8.1; 
Los cielos cuentan la gloria de Dios 
y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 
Un día emite palabra a otro día 
y una noche a otra noche declara sabiduría. 
No hay lenguaje ni palabras 
ni es oída su voz. 
Por toda la tierra salió su voz 
y hasta el extremo del mundo sus palabras.
En ellos puso tabernáculo para el sol; 
y este, como esposo que sale de su alcoba, 
se alegra cual gigante para correr el camino.
De un extremo de los cielos es su salida 
y su curso hasta el término de ellos. 
Nada hay que se esconda de su calor. Sal. 19.1–6; 
Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron entre la multitud, gritando y diciendo: 
—¿Por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay. En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar por sus propios caminos; si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. Hch. 14.14–17
El hombre que frente a esta revelación no reconoce a Dios no tiene excusa (porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó: Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa, Ro. 1.19 y 20).
La Biblia nos presenta el cumplimiento constante de los benevolentes propósitos de Dios en la naturaleza como algo digno de alabanza en sí mismo (Sal. 104; 147) y como garantía de que él es el Señor de la historia humana, y que cumplirá sus benevolentes promesas en esa esfera también (Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que agita el mar y braman sus olas; Jehová de los ejércitos es su nombre. Jer. 31.35ss; Jer. 33.19–26).

Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia
Calle 30 # 22 61 Cañaveral, Floridablanca
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM. Domingos 8 AM, 10 AM y 5 PM
Le esperamos!

Providencia Divina


Providencia
Esta palabra no aparece en la Biblia, pero se utiliza en teología para señalar a esa característica de Dios que hace provisión de todas las cosas para los seres humanos. El concepto es totalmente bíblico y, por lo tanto, coherente con el concepto hebreo de la Deidad. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay (Hch. 17:24) da a sus criaturas todo lo que necesitan (Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo. Abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente. [Sal. 145:15–16]).
En la literatura intertestamentaria comenzó a usarse el término griego pronoia, que los traductores (Biblia de Jerusalén) interpretaron como providencia. Sin embargo, pronoia no se usa con el sentido de providencia en el Nuevo Testamento como característica de Dios, sino como un acto del hombre. El orador Tértulo, se dirigió a Félix, diciéndole: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia [pronoia]... (Hch. 24:2–3). En versiones antiguas de RV se utilizaba el vocablo providencia para traducir el griego prognosis. Pero en RV60 se corrigió, diciéndose “anticipado conocimiento de Dios” (... a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios... [Hch. 2:23]), lo cual es más correcto.
El concepto de Providencia señala a un Dios que lo hizo todo, que proporciona todo a sus criaturas y, además, que controla soberanamente la historia. Un Dios que está en control de los eventos. Esto debe conducir al creyente a una actitud de permanente confianza en él, en su buena voluntad, que es agradable y perfecta (Ro. 12:2), sabiendo que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien (Ro. 8:28), pues el que no escatimó ni a su propio Hijo ... ¿cómo no nos dará también en él todas las cosas? (Ro. 8:32).
Dios proveerá para todas las necesidades de los que confían en él (No os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.... vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas [Lc. 12:29–30]).
Entonces, entrando ya en materia la teología cristiana normalmente define la providencia como la incesante actividad del Creador mediante la cual, con gran bondad y misericordia:
Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras. Sal. 145.9;
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mt. 5.45–48;
·      mantiene a sus criaturas en ordenada existencia:
porque en él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “Porque linaje suyo somos”. Hch. 17.28;
Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Col. 1.17;
Él, que es el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. He. 1.3;
·      guía y dirige todos los acontecimientos, circunstancias, y acciones libres de ángeles y hombres:
Sal. 107;
Dijo Jehová a Satanás:
—Todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él.
Y salió Satanás de delante de Jehová. Job 1.12;
Dijo Jehová a Satanás:
—Él está en tus manos; pero guarda su vida. Job 2.6;
Ahora, pues, no os entristezcáis ni os pese haberme vendido acá, porque para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales no habrá arada ni siega. Dios me envió delante de vosotros para que podáis sobrevivir sobre la tierra, para daros vida por medio de una gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre del faraón, por señor de toda su casa y por gobernador en toda la tierra de Egipto. Gn. 45.5–8;
·      y encamina todo hacia el fin propuesto, para su propia gloria:
Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad,
según su beneplácito,
el cual se había propuesto en sí mismo,
de reunir todas las cosas en Cristo,
en el cumplimiento de los tiempos establecidos,
así las que están en los cielos como las que están en la tierra.
En él asimismo tuvimos herencia,
habiendo sido predestinados
conforme al propósito del que hace todas las cosas
según el designio de su voluntad,
a fin de que seamos para alabanza de su gloria,
nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. Ef. 1.9–12
Este punto de vista en cuanto a la relación de Dios con el mundo debe diferenciarse de:
a)    el panteísmo, que absorbe al mundo dentro de Dios;
b)    el deísmo, que lo separa totalmente de él;
c)     el dualismo, que divide el control del mundo entre Dios y otro poder;
d)    el indeterminismo, que sostiene que no está bajo ningún control;
e)    el determinismo, que postula un control de tipo tal que aniquila la responsabilidad moral del hombre;
f)     la doctrina del azar, que niega que el poder que controla los acontecimientos sea racional; y
g)    la doctrina del destino, que niega que sea benevolente.
Las Escrituras presentan la providencia de Dios como función de la soberanía divina. Dios es el Rey de toda la creación, y hace lo que su voluntad dispone:
Jehová estableció en los cielos su trono
y su reino domina sobre todos. Sal. 103.19;
Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
en los cielos y en la tierra,
en los mares y en todos los abismos. Sal. 135.6;
Esta fuerte convicción satura toda la Biblia. 

La Providencia Divina

Salmo 104

Providencia

Esta palabra no aparece en la Biblia, pero se utiliza en teología para señalar a esa característica de Dios que hace provisión de todas las cosas para los seres humanos. El concepto es totalmente bíblico y, por lo tanto, coherente con el concepto hebreo de la Deidad. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay (Hch. 17:24) da a sus criaturas todo lo que necesitan (Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo. Abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente. [Sal. 145:15–16]).

En la literatura intertestamentaria comenzó a usarse el término griego pronoia, que los traductores (Biblia de Jerusalén) interpretaron como providencia. Sin embargo, pronoia no se usa con el sentido de providencia en el Nuevo Testamento como característica de Dios, sino como un acto del hombre. El orador Tértulo, se dirigió a Félix, diciéndole: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia [pronoia]... (Hch. 24:2–3). En versiones antiguas de RV se utilizaba el vocablo providencia para traducir el griego prognosis. Pero en RV60 se corrigió, diciéndose "anticipado conocimiento de Dios" (... a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios... [Hch. 2:23]), lo cual es más correcto.

El concepto de Providencia señala a un Dios que lo hizo todo, que proporciona todo a sus criaturas y, además, que controla soberanamente la historia. Un Dios que está en control de los eventos. Esto debe conducir al creyente a una actitud de permanente confianza en él, en su buena voluntad, que es agradable y perfecta (Ro. 12:2), sabiendo que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien (Ro. 8:28), pues el que no escatimó ni a su propio Hijo ... ¿cómo no nos dará también en él todas las cosas? (Ro. 8:32).

Dios proveerá para todas las necesidades de los que confían en él (No os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.... vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas [Lc. 12:29–30]).

Entonces, entrando ya en materia la teología cristiana normalmente define la providencia como la incesante actividad del Creador mediante la cual, con gran bondad y misericordia:

Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras. Sal. 145.9;

para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mt. 5.45–48;

·      mantiene a sus criaturas en ordenada existencia:

porque en él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: "Porque linaje suyo somos". Hch. 17.28;

Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Col. 1.17;

Él, que es el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. He. 1.3;

·      guía y dirige todos los acontecimientos, circunstancias, y acciones libres de ángeles y hombres:

Sal. 107;

Dijo Jehová a Satanás:

—Todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él.

Y salió Satanás de delante de Jehová. Job 1.12;

Dijo Jehová a Satanás:

—Él está en tus manos; pero guarda su vida. Job 2.6;

Ahora, pues, no os entristezcáis ni os pese haberme vendido acá, porque para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales no habrá arada ni siega. Dios me envió delante de vosotros para que podáis sobrevivir sobre la tierra, para daros vida por medio de una gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre del faraón, por señor de toda su casa y por gobernador en toda la tierra de Egipto. Gn. 45.5–8;

·      y encamina todo hacia el fin propuesto, para su propia gloria:

Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad,

según su beneplácito,

el cual se había propuesto en sí mismo,

de reunir todas las cosas en Cristo,

en el cumplimiento de los tiempos establecidos,

así las que están en los cielos como las que están en la tierra.

En él asimismo tuvimos herencia,

habiendo sido predestinados

conforme al propósito del que hace todas las cosas

según el designio de su voluntad,

a fin de que seamos para alabanza de su gloria,

nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. Ef. 1.9–12

Este punto de vista en cuanto a la relación de Dios con el mundo debe diferenciarse de:

a)    el panteísmo, que absorbe al mundo dentro de Dios;

b)    el deísmo, que lo separa totalmente de él;

c)     el dualismo, que divide el control del mundo entre Dios y otro poder;

d)    el indeterminismo, que sostiene que no está bajo ningún control;

e)    el determinismo, que postula un control de tipo tal que aniquila la responsabilidad moral del hombre;

f)     la doctrina del azar, que niega que el poder que controla los acontecimientos sea racional; y

g)    la doctrina del destino, que niega que sea benevolente.

Las Escrituras presentan la providencia de Dios como función de la soberanía divina. Dios es el Rey de toda la creación, y hace lo que su voluntad dispone:

Jehová estableció en los cielos su trono

y su reino domina sobre todos. Sal. 103.19;

Todo lo que Jehová quiere, lo hace,

en los cielos y en la tierra,

en los mares y en todos los abismos. Sal. 135.6;

Esta fuerte convicción satura toda la Biblia. 

Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
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