Esta
palabra no aparece en la Biblia, pero se utiliza en teología para señalar a esa
característica de Dios que hace provisión de todas las cosas para los seres
humanos. El concepto es totalmente bíblico y, por lo tanto, coherente con el
concepto hebreo de la Deidad. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas
que en él hay
(Hch. 17:24) da a sus criaturas todo lo que necesitan (Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su
comida a su tiempo. Abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente. [Sal. 145:15–16]).
En
la literatura intertestamentaria comenzó a usarse el término griego pronoia, que los traductores (Biblia
de Jerusalén)
interpretaron como providencia. Sin embargo, pronoia no se usa con el sentido de providencia en el Nuevo
Testamento como característica de Dios, sino como un acto del hombre. El orador
Tértulo, se dirigió a Félix, diciéndole: Como debido a
ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu
prudencia [pronoia]...
(Hch. 24:2–3). En versiones antiguas de RV se utilizaba el vocablo providencia
para traducir el griego prognosis.
Pero en RV60 se corrigió, diciéndose “anticipado conocimiento de Dios” (... a éste, entregado por el determinado consejo y
anticipado conocimiento de Dios... [Hch. 2:23]), lo cual es más correcto.
El
concepto de Providencia señala a un Dios que lo hizo todo, que proporciona todo
a sus criaturas y, además, que controla soberanamente la historia. Un Dios que
está en control de los eventos. Esto debe conducir al creyente a una actitud de
permanente confianza en él, en su buena voluntad, que es agradable y perfecta
(Ro. 12:2), sabiendo que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien
(Ro. 8:28), pues el que no escatimó ni a su propio Hijo ... ¿cómo no
nos dará también en él todas las cosas? (Ro. 8:32).
Dios
proveerá para todas las necesidades de los que confían en él (No os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por
lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.... vuestro Padre sabe
que tenéis necesidad de estas cosas [Lc. 12:29–30]).
Entonces,
entrando ya en materia la teología cristiana normalmente define la providencia
como la incesante actividad del Creador mediante la cual, con gran bondad y
misericordia:
Bueno es Jehová para con todos, y sus
misericordias sobre todas sus obras. Sal.
145.9;
para que seáis hijos de vuestro Padre que
está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre
justos e injustos. Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No
hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos
solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mt. 5.45–48;
·
mantiene
a sus criaturas en ordenada existencia:
porque en él vivimos, nos movemos y somos;
como algunos de vuestros propios poetas también han
dicho: “Porque linaje suyo somos”. Hch. 17.28;
Y él es antes que todas las cosas, y todas
las cosas en él subsisten. Col. 1.17;
Él, que es el resplandor de su gloria, la
imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de
su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de
sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. He. 1.3;
·
guía
y dirige todos los acontecimientos, circunstancias, y acciones libres de
ángeles y hombres:
Sal.
107;
Dijo Jehová a Satanás:
—Todo lo que tiene está en tu mano; solamente
no pongas tu mano sobre él.
Y salió Satanás de delante de Jehová. Job 1.12;
Dijo Jehová a Satanás:
—Él está en tus manos; pero guarda su vida. Job
2.6;
Ahora, pues, no os entristezcáis ni os pese
haberme vendido acá, porque para salvar vidas me envió Dios delante de
vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún
quedan cinco años en los cuales no habrá arada ni siega. Dios me envió delante
de vosotros para que podáis sobrevivir sobre la tierra, para daros vida por
medio de una gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino
Dios, que me ha puesto por padre del faraón, por señor de toda su casa y por gobernador
en toda la tierra de Egipto. Gn. 45.5–8;
·
y
encamina todo hacia el fin propuesto, para su propia gloria:
Él nos dio a conocer el misterio de su
voluntad,
según su beneplácito,
el cual se había propuesto en sí mismo,
de reunir todas las cosas en Cristo,
en el cumplimiento de los tiempos
establecidos,
así las que están en los cielos como las que
están en la tierra.
En él asimismo tuvimos herencia,
habiendo sido predestinados
conforme al propósito del que hace todas las
cosas
según el designio de su voluntad,
a fin de que seamos para alabanza de su
gloria,
nosotros los que primeramente esperábamos en
Cristo.
Ef. 1.9–12
Este
punto de vista en cuanto a la relación de Dios con el mundo debe diferenciarse
de:
a)
el
panteísmo, que absorbe al mundo dentro de Dios;
b)
el
deísmo, que lo separa totalmente de él;
c)
el
dualismo, que divide el control del mundo entre Dios y otro poder;
d)
el
indeterminismo, que sostiene que no está bajo ningún control;
e)
el
determinismo, que postula un control de tipo tal que aniquila la
responsabilidad moral del hombre;
f)
la
doctrina del azar, que niega que el poder que controla los acontecimientos sea
racional; y
g)
la
doctrina del destino, que niega que sea benevolente.
Las
Escrituras presentan la providencia de Dios como función de la soberanía
divina. Dios es el Rey de toda la creación, y hace lo que su voluntad dispone:
Jehová estableció en los cielos su trono
y su reino domina sobre todos. Sal.
103.19;
Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
en los cielos y en la tierra,
en los mares y en todos los abismos. Sal.
135.6;
Esta fuerte convicción satura toda la Biblia.