jueves, 4 de diciembre de 2014

La importancia de los padres varones - completo




Publicado en la revista bimensual "Psychology Today", junio de 2014


PSICOLOGÍA PARENTAL

 

Por mucho tiempo los padres varones han sido vistos como la mitad menos importante. En su libro "¿Son importantes los papás?", Paul Raeburn presenta evidencias en contra de este mito, probando que los papis pueden dar más de lo que la mayoría de nosotros podría imaginar. Por Gary Drevithc 

 

Ya en la década de los setenta, los psicólogos y los expertos en la crianza tenían la respuesta a la pregunta de qué tanto contribuían los padres varones al desarrollo de los niños: no mucho.

            El periodista científico Paul Raeburn reconoce en su libro "¿Son importantes los papás?" que los investigadores de aquella época no contaban con la información suficiente para comprobar la influencia de los papás. Pero la razón es que muy pocos se habían tomado el trabajo de analizar los datos. "Cuando nos impusimos la tarea de buscar el impacto del progenitor, lo encontramos –en todas las ocasiones–, afirmó a Raeburn el psiquiatra e investigador pionero de la paternidad, Kyle Pruett. No tener en cuenta la labor de los papis, afirma Pruett, da como resultado un campo de investigación "con puntos ciegos inadmisibles."[1]

            En la actualidad, nuestro conocimiento se ha ampliado. El conjunto de lo que los psicólogos, biólogos, sociólogos y neurocientíficos  han comenzado a producir en cuanto a la paternidad es "uno de los avances más importantes en el estudio de los niños y las familias", conceptúa Raeburn; sin embargo, muchos de los descubrimientos requieren todavía mayor atención.

            Hablando de su familia, Raeburn, padre de cinco hijos, escribe: "Me agrada saber que mi participación es provechosa; pero esa no es la razón por la que invierto tiempo con mis hijos. Lo hago porque me gusta".

            A continuación se presentan siete descubrimientos acerca de la influencia de los padres varones, que Raeburn presenta en su libro. Abarcan las distintas etapas de la vida, desde la concepción hasta la adolescencia.

1.     EN LA CONCEPCIÓN

Una batalla en el vientre

            El biólogo de la Universidad de Harvard, David Haig, ha descubierto que algunos genes "marcados" –aquellos que se pueden identificar como provenientes del padre o de la madre– compiten por recursos dentro del útero. Algunos genes provenientes del papá impulsan al feto a obtener tanto alimento y energía como sea posible, aun en detrimento de la salud de la mamá; mientras que algunos genes del lado materno procuran ofrecer al feto solo lo necesario. Haig explica que "los genes de la mami tienen un interés marcado en el bienestar y la supervivencia de esta". Por otro lado, "los genes del varón se inclinan hacia un mayor compromiso de tiempo y esfuerzo por parte de la madre hacia esa especial criatura".

 

2.     EN EL EMBARAZO

El poder de estar presente

Durante el embarazo, daría la impresión de que es poco lo que el padre puede hacer para influenciar al niño. Un estudio reciente de la Universidad del Sur de la Florida demuestra lo contrario. Los bebés cuyos padres estuvieron ausentes durante el embarazo tenían una mayor predisposición a nacer prematuramente o a presentar un menor peso en el momento del parte que aquellos cuyos papás les acompañaron durante los nueve meses. Los pequeños con progenitores ausentes eran cuatro veces más propensos a morir durante el primer año de vida. Incluso en las mamás, aquellas complicaciones que, aparentemente, no tenían nada qué ver con el acompañamiento del varón, tales como la anemia y la presión sanguínea alta, eran más comunes cuando los papás estaban ausentes.

 

3.     A la hora del parto

Los hombres comunican calma

La escena, perteneciente a una comedia antigua, de un padre ansioso que se paseaba por la sala de espera, mientras su esposa daba a luz, no era exagerada. Desde la década de 1930, cuando la mayoría de los nacimientos en los Estado Unidos se habían trasladado del hogar al hospital; hasta finales de la década de 1960, cuando una mayor cantidad de hombres habían conseguido mediante protestas un lugar al lado de sus esposas en el momento del parto; el alumbramiento había sido un asunto exclusivo de la mujer y del personal médico, en detrimento, aparentemente, de todos los involucrados. A medida que a un mayor número de varones les fue concedido un lugar en la sala de maternidad, las mujeres reportaron disminución en el nivel de dolor a la vez que bajaron las demandas de medicamentos para aliviar este. También las mamás estuvieron menos propensas al llanto. Más aún, los hombres presentes en el momento del nacimiento de sus hijos reportaron un nexo más fuerte con sus bebés y una mayor participación en el cuidado de estos. Permitir que los papás asistan al parto, escribe Raeburn, "reporta beneficios que nadie había previsto".

 

4.     Después del parto

Un riesgo poco documentado

            ¿Cómo medimos la importancia del acompañamiento por parte del padre en los primeros meses de la vida de un infante? En parte, observando lo que ocurre cuando a los niños se les niega este beneficio. Uno de cada diez hombres experimenta alguna forma de depresión postparto, reporta Raeburns, reduciendo su capacidad a la conexión sentimental con sus bebés. Los hijos de papás con episodios acentuados de depresión postparto tienen una probabilidad ocho veces mayor de enfrentar problemas con su comportamiento a medida que crezcan así como 36 veces mayor de tener dificultad en las relaciones con los de su edad.

 

5.     Durante los dos y medio primeros años

Los papás como inhibidores del matoneo

Investigadores de la Universidad de Oxford que analizaron familias, teniendo como punto de partida el primer año de los bebés, encontraron que cuando los papás sostenían una relación distante con sus pequeños, estos niños presentaban posteriormente índices más altos de comportamiento agresivo; sin importar qué tanto hubieran interactuado sus madres con ellos. En un macroanálisis, relacionado con el anterior, de 24 estudios de involucramiento paternal, investigadores suecos encontraron que aquellos niños cuyos papás los cuidaron, jugaron con ellos y los llevaron de paseo, presentaban menos problemas de comportamiento en los primeros años de su niñez y una menor probabilidad de delincuencia en la adolescencia.

 

6.     Primeros años de la niñez

Mira bien quién te pilla hablando

Por lo menos en un aspecto de la infancia –la adquisición del lenguaje–, los padres influyen más que las madres. Por ejemplo, los investigadores que han estudiado el papel de los padres en el desarrollo del lenguaje entre hijos de agricultores, pobres; encontraron hallaron que el uso del vocabulario por parte del papá, al leer a sus hijos de seis meses de edad, pronosticaba la expresividad de estos a los 15 meses y el uso que harían de lenguaje avanzado a los tres años; sin importar el nivel educativo de la madre o la forma en que esta hablara a su hijo. La hipótesis partía del hecho que las mamás pasan más tiempos con sus niños y, por esto, están más predispuestas a utilizar palabras que sean más familiares para los pequeños; mientras que los papás, que son menos conscientes del nivel lingüístico que más se les facilita a sus hijos, introducen un vocabulario más amplio.

 

7.     La adolescencia

El olor de papá

 

Por años, los biólogos evolucionistas han querido saber por qué las chicas con padres que las abandonaron o murieron tendían a alcanzar la madurez sexual anticipadamente y presentaban índices más elevados de embarazo durante la adolescencia. Bruce Ellis, de la Universidad de Arizona, estudió familias de padres divorciados e hijas que tuvieran al menos cinco años sin vivir con sus papás. Hogares en los que la hija mayor hubiera tenido muchos más años de "exposición" a la presencia del padre, en la infancia temprana. Encontró que las hermanas menores habían presentado la primera menstruación, aproximadamente, 11 meses antes que sus hermanas mayores. La psicóloga Sarah Hill de la Universidad Cristiana de Texas manifestó a Raeburn que creía que la ausencia del padre envía a la chica un mensaje subconsciente acerca del "sistema de apareamiento en el que han nacido": los hombres no se quedan, así que ellas necesitan pareja rápido. Los genes de estas adolescentes, efectivamente, las impulsan a una pubertad anticipada. (Este efecto es más pronunciado en aquellas familias en las que los papás ausentes no habían tenido una figuración positiva mientras estuvieron en casa). ¿Qué es lo que origina este fenómeno? Ellis cree que podría ser uno de los olores característicos del papá. En experimentos con animales, las evidencias han confirmado que la exposición a las feromonas del padre puede ralentizar la pubertad, aunque esa hipótesis se ha verificado muy poco en humanos

 

 



[1] El término "punto ciego" proviene de la conducción de automóviles. El que va al volante no ve otros vehículos por el retrovisor lateral, bajo ciertas condiciones de distancia. (Nota del traductor)



El Traductor: Edisson Mosquera.

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