miércoles, 25 de enero de 2017

Proverbios sobre la fornicación

Culto Juvenil, IPUL Homestead, FL
Adonay Rojas Ortiz
January 25, 2017


Proverbios sobre la fornicación
Hijo mío, si los pecadores intentan engañarte, no lo consientas.
(Pr 1:10).

Dios está interesado en nuestro bien y por eso nos advierte sobre
peligros que, con toda seguridad, enfrentaremos.
En la vida tendremos que aprender a convivir con personas que no
tienen temor de Dios, están muertas en sus pecados (como también
estábamos nosotros antes de ser salvos), y se deleitan haciendo el
mal. Viven en nuestro vecindario, estudian con nosotros, trabajan en
la misma compañía, usan el mismo transporte que nosotros, etc.
Ellos hablaran con toda libertad, y algunos hasta con orgullo, de las
perversidades que practican. Es más, se les hará raro y hasta incómodo
saber que algunas personas no hacen, ni quisieran hacer, lo mismo que
ellos:
A estos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en
el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan. (1 Pe 4:4).
Es por eso que el Señor se tomó el trabajo de dejarnos sabios consejos
sobre el peligro de dejarnos engañar por los pecadores, pues ellos se
sentirían muy bien si supieran que nosotros llegamos a practicar los
mismos hechos pecaminosos que ellos. Y una de las cosas, si no la
principal, de la que más hablan y se ufanan los pecadores es de sus
prácticas sexuales ilícitas.
Pero veamos lo que opina el Señor y lo que nos aconseja. Como
consecuencia de estar atento a su consejo, el Señor nuestro Dios
enumera una serie de consecuencias de la obediencia, entre las que
está:
Serás así librado de la mujer ajena,
de la extraña que halaga con sus palabras,
que abandona al compañero de su juventud
y se olvida del pacto de su Dios,
por lo cual su casa se desliza hacia la muerte,
y sus veredas hacia los muertos.
De los que a ella se lleguen, ninguno volverá
ni seguirá de nuevo los senderos de la vida. (Pr 2:16–19).
Y enseguida da una serie de instrucciones advirtiendo de la
importancia de estar atentos a ellos:
Los labios de la mujer extraña destilan miel
y su paladar es más suave que el aceite,
pero su final es amargo como el ajenjo,
agudo como espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte,
sus pasos se dirigen al seol.
Sus caminos no son firmes: no los conoce,
ni considera el camino de la vida.
»Ahora pues, hijos, escuchadme
y no os apartéis de las razones de mi boca.
Aleja de ella tu camino
y no te acerques a la puerta de su casa,
no sea que des tu honor a extraños,
y tus años a alguien cruel;
o no sea que los extraños se sacien de tu fuerza,
que tus trabajos queden en casa ajena
y que gimas al final,
cuando se consuma tu carne y todo tu cuerpo,
y digas: "¡Cómo pude aborrecer el consejo?
¿Cómo pudo mi corazón menospreciar la reprensión?
¡No escuché la voz de los que me instruían,
ni a los que me enseñaban incliné mi oído!
Casi en el colmo del mal he estado,
en medio de la sociedad y de la congregación". (Pr 5:3–14).
Y reitera su advertencia contra el adulterio en el siguiente capítulo:
Porque el mandamiento es lámpara,
la enseñanza es luz,
y camino de vida son las reprensiones que te instruyen
para guardarte de la mala mujer,
de la suave lengua de la mujer extraña.
No codicies su hermosura en tu corazón,
ni te prenda ella con sus ojos,
porque la ramera solo pretende del hombre un bocado de pan,
pero la adúltera busca la vida del hombre.
¿Pondrá el hombre fuego en su seno
sin que ardan sus vestidos?
¿Andará el hombre sobre brasas
sin que se quemen sus pies?
Así le sucede al que se llega a la mujer de su prójimo,
pues no quedará impune ninguno que la toque.
¿No se desprecia al ladrón,
aunque solo robe por comer cuando tiene hambre?
Y si es sorprendido, pagará siete veces:
tendrá que entregar cuanto tiene en su casa.
También al que comete adulterio le falta sensatez;
el que tal hace corrompe su alma.
Heridas y vergüenza hallará,
y su afrenta nunca será borrada.
Porque el hombre enfurecido por los celos
no perdonará en el día de la venganza;
no aceptará compensación alguna,
ni querrá perdonar aunque le aumentes el pago. (Pr 6:23–35).
Algunos pecadores se enorgullecen de acostarse con la mujer ajena,
recordemos esa expresión "Don Juan", "Casanova", etc. Pero la Palabra
de Dios no los alaba:
Pero el que se enreda
con la mujer de otro
comete la peor estupidez:
busca golpes,
encuentra vergüenzas,
¡y acaba perdiendo la vida! (Pr 6:32–33 TLA).
el hombre que comete adulterio es un necio total. (Pr 6:32 NTV).
al que comete adulterio le faltan sesos. (Pr 6:32 NVI).
¿Quien tendrá la razón entonces nuestros "amigos" sin temor de Dios o
el Dios Todopoderoso? Estos proverbios están escritos para darnos
sabiduría para la vida, para librarnos de problemas, se presentan como
consejos llenos de amor de un padre hacia su hijo.
También llama la atención entonces que los que yerran por este
problema de tipo sexual no son los más sabios, ni los más
inteligentes, todo lo contrario. Leamos con atención:
Di a la sabiduría: "Tú eres mi hermana",
y llama parienta a la inteligencia,
para que te guarden de la mujer ajena,
de la extraña que suaviza sus palabras.
»Miraba yo por la ventana de mi casa,
a través de mi celosía,
cuando vi entre los ingenuos,
observé entre los jóvenes,
a un joven falto de sensatez.
Pasaba él por la calle, junto a la esquina,
e iba camino de la casa de ella,
al atardecer, cuando ya oscurecía
y caía la oscuridad y las tinieblas de la noche.
»En esto, una mujer le sale al encuentro,
con atavío de ramera y astucia en el corazón.
Alborotadora y pendenciera,
sus pies no pueden estar en casa.
Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,
al acecho en todas las esquinas.
Se asió de él y lo besó.
Con semblante descarado le dijo:
"Sacrificios de paz había prometido,
y hoy he cumplido mis votos;
por eso he salido a encontrarte,
buscando con ansia tu rostro,
y te he hallado.
He adornado mi cama con colchas
recamadas con lino de Egipto;
he perfumado mi lecho
con mirra, áloes y canela.
Ven, embriaguémonos de amor hasta la mañana;
disfrutemos de amores.
Porque mi marido no está en casa;
se ha ido a un largo viaje.
La bolsa del dinero se llevó en la mano,
y no volverá a su casa hasta la luna llena".
»Así lo rindió, con la suavidad de sus muchas palabras,
y lo sedujo con la zalamería de sus labios.
Al punto se marchó tras ella,
como va el buey al degolladero
o como va el necio a prisión para ser castigado;
como el ave que se arroja contra la red,
sin saber que va a perder la vida
hasta que la saeta traspasa su corazón.
»Ahora pues, hijos, escuchadme;
estad atentos a las razones de mi boca:
No se desvíe tu corazón a los caminos de ella;
no yerres en sus veredas,
porque a muchos ha hecho caer heridos,
y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
Camino del seol es su casa,
que conduce a las cámaras de la muerte». (Pr 7:4–27).

Y se reitera que son los ingenuos y faltos de cordura quienes caen en
ese problema:
La mujer necia es alborotadora,
ingenua e ignorante.
Se sienta en una silla a la puerta de su casa,
en los lugares altos de la ciudad,
para llamar a los que pasan por el camino,
a los que van derechos por sus sendas,
y dice a cualquier ingenuo: «Ven acá»;
y a los faltos de cordura dice:
«Las aguas robadas son dulces,
y el pan comido a escondidas es sabroso».
Pero ellos no saben que allí están los muertos,
que sus convidados están en lo profundo del seol. (Pr 9:13–18).

Las advertencias son abundantes, que Dios nos libre de caer en ese
problema. Que Dios nos libre de su ira:
Fosa profunda es la boca de la mujer extraña;
el que provoque la ira de Jehová, caerá en ella. (Pr 22:14).


--
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

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