domingo, 5 de agosto de 2007

Memorias de la Reunión del Comité Nacional de los Conquistadores Pentecostales. Parte 2

 

 

1.      Compartiendo con Dios su descontento

 

En primera instancia Dios quiere comunicarle a su siervo su descontento con la situación del hombre.

¿Será que a Dios le agrada la situación actual del hombre?

No es posible que seamos protagonistas de un proyecto divino y no compartamos con Dios su descontento.

Ese descontento motivó a Abram a dejarlo todo y salir de allí. Algunos argumentan que no salió hasta que su padre murió, pero la Biblia muestra que Abram dejó a su padre en Harán. Taré tenía setenta años cuando engrendró a Abram[1] y Abram era de setenta y cinco años cuando salió de Harán, entonces su padre tendría ciento cuarenta y cinco años cuando Abram partió, sin embargo Taré murió a los doscientos cinco años en Harán. Luego Abram sí dejó a su padre Taré en Harán.

Abraham vivió cien años más haciendo el propósito de Dios.

 

2.      Identificándose con el método de Dios

 

Dios tiene sus métodos y sus maneras de hacer las cosas, el siervo de Dios debe aceptarlos sin reproche.

No es que nosotros le traemos a nuestro Dios el plan para que él lo apruebe, el siervo de Dios recibe el plan de Dios y lo pone en práctica.

¡Que Dios nos muestre sus caminos y nosotros los cumplimos!

Los propósitos de Dios más los métodos de Dios nos llevan hasta las metas de Dios.

¡Qué bueno que tengamos principios, métodos y propósitos espirituales!

 

3.      Entrando en compañerismo con Dios en su paciencia

 

Muchas veces los jóvenes son impacientes. Algunos quisieran como adelantarse a su Dios. El apóstol Pablo demoró más de catorce años preparándose.

Jonás le dijo al Señor: yo sabía que tú eres un Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte y de gran misericordia, que te arrepientes del mal[2]. Estaba como adelantadito Jonás, pero es mejor aprender la paciencia.

Él todo lo hizo hermoso en su tiempo[3]. Dios tiene su tiempo.

 

4.      El siervo aprendiendo a depender de su Señor

 

En el capítulo quince de Génesis se describe la manera antigua de hacer tratos o convenios por medio de un pacto de compromiso. Estos animales son los elementos necesarios para la celebración de una antigua ceremonia, que tenía lugar cuando se concertaba una alianza. Los animales sacrificados se partían por la mitad, y los contratantes pasaban entre las dos mitades pronunciando un juramento. Los animales partidos por la mitad eran, a su vez, el símbolo de la suerte que ellos mismos correrían si faltaban al compromiso contraído.

Los dos debían pasar, pero Abraham no pasó, el que sí paso de un lado a otro fue el Señor. Demostrando con esto que todo dependía de él.

El siervo debía identificarse con Dios en su dependencia total. Aprendamos a depender de él. El triunfo es solo porque él está con nosotros.

 

5.      La omnipotencia de Dios garantiza el éxito de la misión

 

En Génesis 17 han pasado 24 años desde que Abraham dejó Harán y comenzó a caminar con Dios. Dios tiene su tiempo.

El Todopoderoso está comprometido con la causa. Él mismo que llama, también perfecciona, capacita, envía y respalda la misión.

Y  si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?[4].

 

6.      Identificándose con la justicia divina

 

En Génesis  18 encontramos uno de los cuestionamientos más serios, lo que Abraham hace es cuestionar allí la justicia divina, a él le parecía injusto lo que Dios había determinado hacer. Pero el siervo de Dios tiene que identificarse con la justicia divina.

Dios es justo haga lo que haga.

¿Cuántas veces no hemos cuestionado la justicia divina?

 

7.      La obediencia

 

En Génesis 22 encontramos uno de los relatos más desconcertantes.

Esta vez no hay palabra profética, no hay promesas de victoria, no hay palabras de consuelo, solo hay una orden y a ella se le debe obediencia.

El siervo de Dios se debe identificar con Dios en ese único camino que hará que su sendero llegue a buen término. La obediencia a la voluntad de Dios está por encima de todo.

Cuando la voluntad de Dios se vuelve la voluntad del hombre entonces surgen los grandes hombres en Dios diciendo heme aquí, envíame a mí[5].

Recordemos esa hermosa canción: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;  y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Pero el mensaje no termina ahí, Dios sigue diciendo: Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no solamente cuando estoy presente, sino mucho más ahora que estoy ausente, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Haced todo sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo, asidos de la palabra de vida[6].



[1] Génesis 11: 26

[2] Jonás 4: 2b

[3] Eclesiastés 3: 11

[4] Romanos 8: 31

[5] Isaías 6: 8

[6] Filipenses 2: 5 -16



Descubre Live.com - tu propia página de inicio, personalizada para ver rápidamente todo lo que te interesa en un mismo sitio. todo en el mismo sitio.

No hay comentarios:

Generalidades de la Escatología Bíblica

NO DEJE DE LEERLO