domingo, 10 de febrero de 2008

LA REDENCIÓN


 

Si el forastero o el extranjero que está contigo se enriquece, y tu hermano que está junto a él empobrece y se vende al forastero o extranjero que está contigo, o a alguno de la familia del extranjero, después que se haya vendido podrá ser rescatado. Uno de sus hermanos lo rescatará, o su tío o el hijo de su tío lo rescatará, o un pariente cercano lo rescatará o, si sus medios alcanzan, él mismo se rescatará.[1]

 

Cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estaba contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Un rato mas tarde vino ella calladamente, le descubrió sus pies y se acostó. A la medianoche se estremeció aquel hombre, se dio vuelta, y descubrió que una mujer estaba acostada a sus pies.

Entonces dijo: -¿Quién eres?

Ella respondió: - Soy Rut, tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.

Dijo Booz: -Jehová te bendiga, hija mía; tu segunda bondad ha sido mejor que la primera, pues no has ido en busca de algún joven, pobre o rico. Ahora, pues, no temas, hija mía; haré contigo como tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. Aunque es cierto que soy pariente cercano, hay un pariente más cercano que yo. Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redime, bien, que te redima; pero si no quiere redimirte, yo te redimiré. Jehová es testigo. Descansa,  pues, hasta la mañana.[2]

 

Porque así dice Jehová: <<De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados>>...<<Por tanto, mi pueblo conocerá mi nombre, en aquel día, porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente>>.[3]

 

 

TEXTOS DE PROFUNDIZACIÓN:

 

Los que confían en sus bienes y de sus muchas riquezas se jactan, ninguno de ellos podrá, en manera alguna, redimir al hermano ni pagar a Dios su rescate (pues la redención de su vida es de tan alto precio que no se logrará jamás)[4]

 

Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, Jacob, y Formador tuyo, Israel: «No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti. Porque yo, Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba a cambio de ti. Porque a mis ojos eres de gran estima, eres honorable y yo te he amado; daré, pues, hombres a cambio de ti y naciones a cambio de tu vida.

No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia y del occidente te recogeré. Diré al norte: «¡Da acá!», y al sur: «¡No los retengas; trae de lejos a mis hijos, y a mis hijas de los confines de la tierra, a todos los llamados de mi nombre, que para gloria mía los he creado, los formé y los hice!».[5]

 

¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el que es cautivo de un tirano?».

Pero así dice Jehová: «Quizás el cautivo sea rescatado del valiente y el botín sea arrebatado al tirano, pero yo defenderé tu pleito y salvaré a tus hijos. Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino.

Entonces todos sabrán que yo, Jehová, soy tu Salvador y tu Redentor, el Fuerte de Jacob».[6]

 

»Mientras el hombre fuerte y armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita todas las armas en que confiaba y reparte el botín.[7]

 

Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.[8]

 

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.[9]

 

Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.[10]

 

pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (la cual recibisteis de vuestros padres) no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.[11]

 

INTRODUCCIÓN:

 

La doctrina de la redención es de importancia sin igual. Podemos desconocer muchas cuestiones escatológicas, pero debemos tener muy claro por qué somos salvos, quién nos salvó y cómo lo hizo.

 

 

1. DEFINICIÓN

 

Las siguientes son algunas definiciones básicas que encontramos para la palabra REDENCIÓN:

 

©  La que izo Jesucristo del género humano por su sufrimiento y muerte.

©  Acción y efecto de sacar o rescatar de la esclavitud al cautivo, mediante el pago de un precio.

©  Acción y efecto de comprar de nuevo un objeto que se había  poseído y vendido o perdido.

©  Acción y efecto de dejar libre una cosa hipotecada, empeñada o sujeta a otro gravamen, cancelando su derecho y consiguiendo su liberación.

©  Librar, en general, de una obligación o extinguirla.

 

Jesucristo nos redimió, nos compró, nos liberó, nos rescató de la esclavitud del pecado, de las prisiones del diablo, y nos sacó de allí  trasladándonos al reino de Dios. Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.[12]

 

ACLARACIÓN: aunque por definición la redención incluye el pago de un precio es de notar que no es al  diablo a quien se le cancela el precio sino que es al mismo Dios quien en su justicia divina exige el derramamiento de sangre a causa del pecado.

 

Al diablo y sus secuaces nuestro redentor los derrotó triunfando sobre ellos, les arrebató el botín, abrió sus cárceles, los exhibió como vergüenza pública al morir en la cruz y resucitar triunfante al tercer día.

 

 

2. DESARROLLO

 

Booz hizo un compromiso con Rut acerca de su redención y según dijo Noemí: aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy[13].

 

Dios también se comprometió con el ser humano acerca de su condición y prometió remediarla. ¡Despierta, despierta, vístete de poder, Sión! ¡Vístete tu ropa hermosa, Jerusalén, ciudad santa, porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo! Sacúdete el polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sión. Porque así dice Jehová: «De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados». Porque así dijo Jehová el Señor: «Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para morar allá, y el asirio lo cautivó sin razón». Y ahora Jehová dice: «¿Qué hago aquí, ya que mi pueblo es llevado injustamente? ¡Los que de él se enseñorean lo hacen aullar, y continuamente blasfeman contra mi nombre todo el día!», dice Jehová. «Por tanto, mi pueblo conocerá mi nombre en aquel día, porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente».[14]

 

Si Booz es tipo de la gracia de Jesucristo, el otro pariente cercano que no pudo redimir  viene siendo tipo de la justificación por las obras de la ley. porque por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él, ya que por medio de la Ley es el conocimiento del pecado.[15] Pero aunque la Ley no pudo hacer nada, aparece la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Lo que era imposible para la Ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne.[16]

 

Levítico 25: 47 –49 nos ilustra acerca de  la redención de los seres humanos en el aspecto físico.

 

Pero en el aspecto espiritual el ser humano se vendió gratuitamente, no recibió nada a cambio, fue engañado, y cayó de su Señorío sobre la creación al estado de esclavitud del pecado y la maldad.

 

Satanás no es pariente cercano del ser humano es un extranjero que se enriquece a expensas del hombre a quien convierte en su esclavo, moviéndolo como piezas de ajedrez, Satanás relega al hombre, asume su posición y aunque es llamado el príncipe de este mundo,  ha usurpado esa posición. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte o sea de la obediencia para justicia?[17]

 

El hombre entonces viene siendo un botín para el diablo, y éste como un tirano lo trata cruelmente y nunca le abre las prisiones a sus presos. ¿Quién podría hacer algo por el hombre prisionero?

 

¡Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles! Decid a los de corazón apocado: «¡Esforzaos, no temáis! He aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará».[18] Sólo Dios podía hacer algo por el hombre, pero cómo, él no es pariente cercano del ser humano. Entonces despojándose de toda su gloria y de todo su esplendor, participó de la misma naturaleza humana, manifestándose en carne y naciendo de una mujer participando de todas las aflicciones, sufrimientos y tentaciones de todo ser humano.  Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.[19] Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.[20] En el momento más crucial de la historia aparece Jesucristo en el mundo  con el propósito de redimir a la humanidad. como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.[21] Cuando todo parecía desolación, aparece el cordero de Dios.  Vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi un ángel poderoso que pregonaba a gran voz: «¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?». Pero ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni siquiera mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se hallaba a nadie que fuera digno de abrir el libro, ni siquiera de mirarlo. Entonces uno de los ancianos me dijo: «No llores, porque el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos». Miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes y en medio de los ancianos estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Él vino y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: «Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje, lengua, pueblo y nación; nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra»[22].



[1] Levítico 25: 47 -49

[2] Rut 3: 7 -13

[3] Isaías 52: 3 y 6

[4] Salmo 49: 6 -8

[5] Isaías 43: 1 al 7

[6] Isaías 49: 24 y 25

[7] Lucas 11: 21 y 22

[8] Gálatas 3: 13 y 14

[9] Gálatas 4: 4 y 5

[10] Colosenses 2: 14 y 15

[11] 1 Pedro 1: 18 y 19

[12] Col 1: 13 y 14

[13] Rut 3: 18

[14] Isaías 52: 1 al 6

[15] Romanos 3: 20

[16] Romanos 8: 3

[17] Romanos 6: 16

[18] Isaías 35: 3 y 4

[19] Hebreos 2: 14 al 18

[20] Gálatas 4: 4 y 5

[21] Mateo 20: 28

[22] Apocalipsis 5: 1 -10


 
 
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/
 



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