sábado, 11 de abril de 2009

RESTAURACIÓN

Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros, caballos y cincuenta hombres que corrieran delante de él. Se levantaba Absalón de mañana y se ponía a un lado del camino junto a la puerta, y a cualquiera que tenía pleito y venía ante el rey a juicio, Absalón lo llamaba y le decía: «¿De qué ciudad eres?». Él respondía: «Tu siervo es de una de las tribus de Israel». Entonces Absalón le decía: «Mira, tus palabras son buenas y justas; pero no tienes quien te oiga de parte del rey». Y añadía Absalón: «¡Quién me pusiera por juez en el país, para que vinieran ante mí todos los que tienen pleito o negocio, y yo les haría justicia!». Cuando alguno se acercaba para postrarse ante él, le tendía la mano, lo abrazaba y lo besaba. De esta manera hacía con todos los israelitas que venían ante el rey a juicio; y así les robaba Absalón el corazón a los de Israel.

2 Samuel 15: 1 al 6

 

INTRODUCCIÓN:

 

¿Qué tiene Dios para usted?

¿Cuántas veces ha fallado usted y ha dudado ahora de los planes de Dios?

 

DESARROLLO:

 

David:

Pocos entienden cómo es que Dios usó a David, es uno de los hombres a los que más ha usado Dios. Lleno de errores, pero un hombre con un corazón dispuesto para Dios.

El Dios nuestro es un Dios de propósitos, nada le toma por sorpresa, para él no existen las casualidades.

Dios no tiene caprichos con nosotros, él tiene propósitos.

En la Biblia, uno de los propósitos bellos de Dios para con el ser humano es la salvación: de la simiente de la mujer nacería el salvador del mundo. Todos se preguntaban: ¿De qué familia irá a venir, será de la mía?

Esa es la importancia de las genealogías, Dios va escogiendo personas desde Adán hasta Abraham, Isaac y Jacob. Luego eligió a Judá de dónde nació David, éste hombre estaba en la línea mesiánica.

Pero preste atención, siempre habrá obstáculos que vencer. No obstante tenemos al Dios todopoderoso capaz de cumplir su propósito por encima de los obstáculos que se presenten.

David pecó y eso a los ojos de Absalón le descalificaba como rey.

 David había guardado silencio aproximadamente un año, Natán el profeta le reprende y David se arrepiente de corazón, es cuando escribe ese precioso salmo de arrepentimiento, el Salmo 51.

David no siguió pecando, no fue obstinado en su necedad, a diferencia de Saúl. No estamos hablando acá de tolerancia con el pecado, sabido por todos es que nuestro Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador y lo quiere sacar de ese estado. Depende de la actitud del pecador ante Dios.

De todas formas había hecho lo malo a los ojos de Dios, y ahora qué pasaría con David, sí la había embarrado y ya todos lo sabían. ¿Qué pasaría con los propósitos de Dios para con David? ¿Se cortaría la línea mesiánica?

Los propósitos de Dios son con cada uno en particular, nadie reemplaza a nadie.

¡Jehová cumplirá su propósito en mí!

Pero políticamente hablando el reino estaba tambaleando como consecuencia de la crisis espiritual tan profunda en la que estaba metido el rey.

Por la actitud y las palabras de David, él no se había perdonado todavía y quizás dudaba del perdón divino, aún esperaba el castigo. Pero Dios reivindicaría a este líder comprobando que todavía estaba con él.

En esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él, pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.[1]

Mayor que nuestro corazón: Dios supera al ser humano en compasión y capacidad de perdonar.

Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso y su palabra no está en nosotros.

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo. Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.[2]

No dudemos nunca del amor y de la misericordia del Señor a quien servimos.

Tengamos cuidado con no creer lo que Jesucristo ha hecho en nuestra vida. Porque entonces el acusador volverá y será más difícil luego levantarnos.

Pero entienda bien lo que dice la Biblia, él nos ha hecho justos:

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? Como está escrito:

«Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero».

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.[3]

¡Somos más que vencedores!

Dios quiere que enfrentemos nuestros miedos y temores.

No le huya al problema, enfréntelo.

Absalón:

Era de la familia del rey, era su propio hijo.

Se empezó a robar el corazón de los hijos de Israel aprovechando que el corazón del rey todavía no estaba seguro.

Pero cuidado con convertirse en esa gente amargada, pues generalmente ese tipo de personas no recibe nada bueno a cambio.

David huyó y su hijo le perseguía para matarlo. David se escondía, no quería salir por temor, pero empezó a reaccionar y Dios le afirmó su trono.

Entonces se levantó el rey y se sentó a la puerta. Cuando se avisó a todo el pueblo: «El rey está sentado a la puerta», vino todo el pueblo delante del rey.[4]

 

CONCLUSIÓN:

 

Tenga mucho cuidado cuando su líder esté pasando por una crisis. Nunca olvide el principio de autoridad.

Este Dios nuestro es el Dios de las segundas oportunidades: Adán, Caín, Abraham, Moisés, Sansón, David, y muchos otros hemos sido testigos de ello.No se quede tirado a orillas del camino, es hora de seguir caminando con este Dios de propósito firmes.

Podemos perder una batalla, pero la guerra está ganada. La victoria es nuestra!!

 



[1] 1 Juan 3: 19 al 24

[2] 1 Juan 1: 5 al 2: 2

[3] Romanos 8: 31 al 39

[4] 2 Samuel 19: 8


 
 
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/
 




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