Epístola del Apóstol Pablo a los Efesios
los gentiles son, junto con Israel, beneficiarios de la misma herencia, miembros de un mismo cuerpo y participantes igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio.
(Ef 3.6)
Introducción
La epístola a los Efesios es la exposición más elocuente sobre la obra que hizo Cristo Jesús en beneficio de la humanidad pecadora. En ella el apóstol Pablo sube hasta la cumbre de la alabanza con palabras elocuentes que revelan un concepto claro y panorámico del propósito eterno de Dios realizado en Cristo Jesús. Este propósito se está llevando a cabo por medio de la iglesia, la cual es el cuerpo de Jesús, la cabeza de ella.
El escritor provoca con su pluma ágil sentimientos de éxtasis al conducir al lector por lugares celestiales, o sea por esferas espirituales. Con la misma destreza trae al lector de regreso a la tierra, a la realidad de la vida actual. Como artista, dibuja magníficos cuadros de la gracia divina manifestada en Jesús y hecha realidad por medio de la fe en nosotros, los creyentes.
La epístola es una experiencia completa de adoración. En ella hallamos un himno de alabanza. Hay plegarias. El autor proclama la verdad divina y la aplica a los oyentes a quienes exhorta con consejos prácticos y amplios para una vida santa y victoriosa.
Vale la pena detenernos un poco para examinar este discurso fecundo y elocuente emitido a todos los santos y fieles en Cristo Jesús en todos los lugares y para todos los tiempos. Pero antes, conviene que consideremos algunos asuntos pertinentes a esta epístola.
1. ¿QUIÉN?
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios.
Por esta causa yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles…
Efesios se parece demasiado a las otras epístolas de Pablo. Se afirma que hay por lo menos 32 versículos paralelos entre Efesios y Colosenses. La sorprendente semejanza entre Colosenses y Efesios se debe principalmente a que fueron escritas por el mismo escritor, en el mismo tiempo y mismo lugar, y que la situación general de las personas a quien se dirigió era también similar. La paternidad literaria idéntica explica también las numerosas variaciones tanto en expresión como en énfasis. Cualquier imitador o falsificador se habría sujetado en forma más rígida al original.
El testimonio de la iglesia primitiva está en concordancia con la paternidad literaria de Pablo: Eusebio, Orígenes, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Ireneo, El Fragmento Muratorio (alrededor de 180–200), Policarpo, Ignacio, Clemente de Roma, Hipólito.
2. ¿A QUIÉN?
Nos enfrentamos a un problema verdadero puesto que no todos los manuscritos griegos dicen lo mismo en Ef. 1:1, el problema se presenta con la frase adicional "en Éfeso". Esta frase no se halla en los manuscritos de mayor antigüedad existentes.
Bien pudo ser que la epístola fue dirigida a los creyentes que residían en la provincia de la cual Éfeso era la principal ciudad. De este modo esta carta sería una circular designada no sólo a la iglesia local sino también a las congregaciones de Asia proconsular.
Nadie sabe cómo y cuándo ocurrió el cambio de la omisión de "en Efeso" al de su inserción (o vice versa).
Definitivamente el destino de la epístola fue "Éfeso": las iglesias de Éfeso y sus alrededores.
3. ¿CUÁNDO Y DÓNDE?
Lugar y tiempo en que fue escrita: Roma, durante el primer encarcelamiento de Pablo.
4. ¿POR QUÉ?
CONDICIONES QUE ORIGINARON LA EPISTOLA
Esta carta es evidencia de una preocupación pastoral.
Pablo había estado predicando el evangelio, estableciendo y confirmando iglesias en los mayores centros poblados del Imperio Romano. Había cumplido bien y fielmente la misión con la cual había sido encargado aquel día cuando el Cristo resucitado se le apareció en el camino para darle un nuevo rumbo en la vida. Hasta inclusive había logrado su ambición de anunciar el evangelio en Roma en la propia casa de César, después de haberlo proclamado ante los gobernadores importantes en Judea. Había acabado la jornada. El final de la carrera estaba a la vista. Sus días sobre la tierra estaban contados. Había tiempo para meditar, orar y reflexionar.
Puesto que Pablo estuvo preso en algún lugar de Roma, los creyentes que llegaron allí fácilmente podrían comunicarse con él. Uno de ellos fue Tíquico, que ahora regresaba a Colosas junto con Onésimo. Conmovido por las noticias recibidas de Colosas y la preocupación pastoral que él sentía por ellos, les escribe. Aprovecha la misma ocasión del viaje de Tíquico y el mismo sentido de urgencia para escribir a otras iglesias vecinas del valle del río Lico, incluyendo la de Éfeso (Para que también vosotros sepáis mis asuntos y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor, el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros y para que consuele vuestros corazones. Ef. 6:21, 22).
5. ¿PARA QUÉ?
Parece que el Apóstol quiere aclarar y solidificar a la vez el concepto de iglesia de Cristo como el verdadero reflejo del propósito divino. Está siendo preparada como una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante (5:27) para la venida de Cristo en gloria, cuando ésta será recibida como su esposa ideal.
La epístola a los Efesios presenta la gloria de Dios en la iglesia como cuerpo del cual Cristo es la cabeza.
Pablo quiere confirmarles en la gloriosa tarea de vivir victoriosamente sobre la tierra para lo que es, ha sido y siempre será el propósito de Dios: su gloria eterna.
Esta gloria ha sido revelada en Cristo y se ha manifestado en la iglesia, la cual Pablo describe como cuerpo (1:22, 23), edificio o templo (2:19–22), esposa (5:22–31) y finalmente como ejército vigilante y vencedor (6:10–18).
En la oración inicial traza su objetivo:
Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación en el pleno conocimiento de él; habiendo sido iluminados los ojos de vuestro entendimiento, para que conozcáis cuál es la esperanza a que os ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la operación del dominio de su fuerza (1:17–19).
6. ¿QUÉ?
El tema fundamental de esta epístola es: La iglesia. Pablo es el mejor intérprete de la iglesia de Cristo, y esta epístola es uno de sus mejores tratados, la epístola de la Iglesia
En Efesios Pablo está discutiendo su corolario, a saber: "La unidad de todos los creyentes en Cristo". Las ideas de "unidad" y "en Cristo" pueden tener su lugar adecuado en el bosquejo. El estudio cuidadoso de Efesios ha conducido a un número siempre creciente de exégetas a concluir que el concepto de la iglesia recibe en esta epístola tal énfasis que todo su contenido puede ser agrupado alrededor de ella.
En Efesios Pablo concentra toda su teología para afirmar una vez por todas la primacía de la iglesia bajo el señorío de Jesucristo. Nos hace ver cuál ha sido el propósito eterno de Dios, cómo lo logró en Cristo Jesús y cómo lo está manifestando en el mundo actual por medio de la iglesia.
El término iglesia, según su uso aquí, indica el cuerpo (Ef. 1:22, 23; 4:4, 16; 5:23, 30), el edificio (2:19–22), y la esposa (5:25–27, 32) de Cristo; la totalidad de los salvados por medio de la sangre de Cristo, sean judíos o gentiles, tienen mediante él acceso en un Espíritu al Padre (2:13, 18).
7. ¿CÓMO?
El estilo, sobre todo en la primera división, es, no obstante, tan sublime que adoración expresa el contenido más precisamente que exposición. El alma del apóstol se halla henchida de humilde gratitud hacia Dios, Autor de la iglesia gloriosa. Derrama su corazón en sincera, espontánea, pródiga alabanza.
¡Para Pablo doctrina significa doxología! Es algo no sólo de la mente sino también del corazón, de experiencia cristiana bajo la dirección de la inspiración.
Como sucede en Romanos y Colosenses, también aquí en Efesios hay una división bien delineada entre exposición y exhortación, verdad expuesta y verdad aplicada; los capítulos 1–3 pertenecen a la primera parte, los capítulos 4–6 a la segunda.
Después de la salutación de apertura (1:1, 2), el cuerpo de la epístola comienza, en el original, con la palabra Eulogētós (¡Bendito!). El apóstol bendice, elogia (rinde elevada alabanza) a Dios por sus maravillosas bendiciones para la iglesia.
Aplicación
¿Qué entendieron los primeros receptores de la carta y cuál es el mensaje para nosotros hoy?
Efesios es un libro muy apropiado para nuestra época:
Una repugnante maldad fue la característica del mundo en los días de Pablo (Ef. 2:2; cf. Ro. 1:18–32). Los grandes esfuerzos realizados para mejorar esta condición fueron enteramente vanos. La humanidad se hallaba "sin esperanza" (2:12). Esa misma perversidad a más del pesimismo es la que prevalece en nuestro siglo. Hoy día, también, se multiplican los esfuerzos para erradicar el crimen y para mejorar el medio ambiente del hombre.
Otro problema es el falso concepto acerca de la necesidad básica del hombre. Lo que necesita es algo más que rehabilitación laboral. Su necesidad es reconciliación con Dios. Efesios anuncia que tal bendición ha sido provista para todos los creyentes verdaderos por medio de la muerte vicaria y expiatoria del mismo Hijo de Dios (2:13). La motivación de este supremo sacrificio fue "su gran amor" (2:4).
Otra de las falacias es que la felicidad puede conseguirse por medios que operan desde fuera hacia adentro. Se dice, "mejórese el medio ambiente y será mejorada la condición interna del hombre". Pero la condición interna del hombre es tal que no ofrece esperanza alguna para el éxito de este método. Está "muerto a causa de sus transgresiones y pecados". Fuera de Cristo vive "en las concupiscencias de la carne y de sus razonamientos" (2:1, 3). Para salvarle es necesario un acto de Dios. La remoción de la culpa de su pecado no es suficiente. El pecado mismo, el impulso de hacer lo que es contrario a la santa ley de Dios, es lo que tiene que ser eliminado. Dentro del corazón del hombre ha de tener lugar una obra poderosa, para que, como resultado, el hombre, habiendo sido renovado básicamente y gradualmente transformado por el Espíritu Santo, pueda ahora, en consecuencia, comenzar a actuar desde adentro hacia afuera sobre su medio ambiente. Esta obra regeneradora y transformadora del Espíritu Santo, obtenida por la muerte de Cristo (Jn. 16:7), se halla maravillosamente descrita en Efesios 3:14–19. Aquellos que por naturaleza se hallan muertos necesitan ser vivificados (2:1).
Ahora bien, nada de esto anula en forma alguna la responsabilidad humana. Al contrario, más bien aumenta el sentido de la obligación del hombre hacia su Benefactor para dedicarle su vida. El creyente, objeto del amor soberano de Dios, se siente en deuda con su Salvador y Señor. Ama en respuesta al amor recibido (5:1, 2; cf. 1 Jn. 4:19). Además, es lógico que, siendo atraído hacia Dios, quien sea objeto de la gracia divina sea por este mismo proceso atraído hacia sus hermanos y hermanas en el Señor. Es así como judíos y gentiles, reconciliados con Dios, se reconcilian también entre sí. La barrera entre estos dos grupos étnicos es derribada por medio de la misma cruz que hizo la paz entre el Dios ofendido y el pecador ofensor (2:11–22). De esta manera el divino misterio se revela ante la vista humana y la iglesia universal nace.
Habiendo amanecido un nuevo día sobre los que se han rendido a Cristo y a la influencia de su Espíritu, sigue como consecuencia que estos hijos de luz dan a conocer por medio de sus vidas los frutos de la luz: bondad, justicia y verdad (5:9). La virtud nacida del Espíritu expulsa toda clase de vicio, según se indica claramente en la extensa sección de Efesios 4:17–5:21.
He aquí entonces la verdadera solución contra la "repugnante maldad" que caracterizó tanto a la época de Pablo como también a nuestro era. Es Dios mismo quien "en Cristo" ha provisto este camino para salir de las tinieblas y del pesimismo. Es tarea de la iglesia "hacer que todos los hombres vean" que ésta es la única solución. La iglesia debe cantar su potente coro de salvación por fe en Jesucristo.La iglesia canta "la verdad en amor" (4:15). Su vida diaria es de hecho un andar en amor, por cuanto imita al Dios de amor (5:1). Así, férreamente unida, presenta un desafío a Satanás y todas sus huestes, y con este propósito hace uso de las armas provistas por Dios mismo (6:10–20).
Bibliografía
Batchelor, M. (2000). Abramos la Biblia. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. (1993-). Comentario bı́blico mundo hispano Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, y Filemón (1. ed.) (101–103). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.
Hendriksen, W. (1984). Comentario al Nuevo Testamento: Efesios. Grand Rapids, MI: Libros Desafio.
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor