EL DIOS DE LA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en sus manos, pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
Jr 18.4
Es de humanos errar…
Es de sabios rectificarse…
Es de Dios el perdonar…
Cuando Thomas Alba Edison estaba luchando por lograr una bombilla perfecta, le tomó a su equipo de trabajadores veinte y cuatro horas continuas de trabajo el lograr obtenerla. Cuando el equipo terminó su bombilla, Edison se la dio a un joven para que la llevara a la planta alta. El muchacho subió cuidadosamente las escaleras, teniendo cuidado de que no se le cayese esa pieza tan increíble. Pero aunque iba subiendo con mucho cuidado el pobre muchacho dejó caer la bombilla y esta se quebró contra el piso. Así que le tomó al equipo de trabajo otras veinte y cuatro horas crear otra bombilla eléctrica. Finalmente, cansados y listos para tomar un descanso, Edison estaba listo para que la bombilla se guardara en la planta alta. Le dio la bombilla al mismo joven que había dejado caer la anterior.
-¡Sr. Edison él dejó caer la anterior bombilla!
-Todos merecemos una segunda oportunidad.
Eso es un ejemplo de perdón verdadero, ¿no les parece?
Necesitamos aprender qué es ser restaurado, y aprender a recibir sanidad de las cicatrices dejadas por nuestros propios errores cometidos. A veces culpamos de nuestras heridas a otros, pero realmente en el fondo del asunto reposa una decisión personal muy mal tomada de parte nuestra.
En una ocasión Dios envió al profeta Jeremías a la casa de un alfarero. Le dijo:
Levántate y vete a la casa del alfarero y allí yo te hablaré. El profeta dijo: yo descendí, fui a la casa del alfarero y he aquí que el que trabajaba, trabajaba sobre una rueda, y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en la mano, y volvió y le hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces el Señor habló y dijo: no podré yo hacer de vosotros como este alfarero, y como el barro en la mano del alfarero así sois vosotros en mi mano.
Sería maravilloso si el barro siempre se sometiera a las manos del alfarero, pero este no es el caso. El profeta vio que la vasija se estropeó. ¿Tiró el alfarero el barro y empezó con un nuevo montón? No! le volvió a dar forma y hacer una vasija nueva.
Este es un cuadro viviente de la rebelión del hombre y su restauración por la gracia de Dios.
Ellos objetarán: "Es inútil. Vamos a seguir nuestros propios planes", y cada uno cometerá la maldad que le dicte su obstinado corazón.»
Pero a pesar de que seamos rebeldes y cometamos muchos errores, Dios es un Dios de segundas oportunidades. Un Dios que no se da por vencido cuando las cosas se echan a perder…
porque si el árbol fuese cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva. Job 14:7
¡Esta es una promesa de Dios!
La galería a recorrer de hombres y mujeres que experimentaron la benevolencia del Dios de la segunda oportunidad es muy amplia y variada. En cada uno de estos casos particulares, el alfarero divino simplemente tomó lo que quedaba de su obra original y le volvió a dar forma. Después de que estropearon sus vidas, Dios les dio una segunda oportunidad:
Comencemos por el Antiguo Testamento
ADAN
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: «De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás»
Al rato leemos: Al ver la mujer que el árbol era bueno para comer, agradable a los ojos y deseable para alcanzar la sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido, el cual comió al igual que ella.
Seguramente que ellos solo esperaban el cumplimiento de la sentencia Divina, pero el Dios de toda gracia ya les tenía reservada una segunda oportunidad: Y Jehová Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de pieles, y los vistió Luego dijo Jehová Dios: «El hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre».
Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrara la tierra de la que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso querubines al oriente del huerto de Edén, y una espada encendida que se revolvía por todos lados para guardar el camino del árbol de la vida.
Es que nuestro Dios es un Dios grande en misericordia amplio en perdonar.
CAÍN
Nadie creería que Caín mereciera una segunda oportunidad, pero cuando él pecó Dios lo llamo y le dijo: —¿Por qué te has enojado y por qué ha decaído tu semblante? Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo haces, el pecado está a la puerta, acechando. Con todo, tú lo dominarás.
Dios amonesta a Caín y lo exhorta a la obediencia, pero con todo y eso se afirma la capacidad del ser humano para elegir libre y responsablemente entre el bien y el mal.
Caín tuvo su segunda oportunidad, pero no la aprovechó!
ABRAHAM
—Señor Jehová, ¿qué me darás, si no me has dado hijos y el mayordomo de mi casa es ese Eliezer, el damasceno?
Dijo también Abram:
—Como no me has dado prole, mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.
Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo:
—No te heredará este, sino que un hijo tuyo será el que te herede.
Entonces lo llevó fuera y le dijo:
—Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar.
Y añadió:
—Así será tu descendencia.
Abram creyó a Jehová y le fue contado por justicia.
El amigo de Dios, el confidente divino, quien se atrevía a hablar con Dios como quien habla con otra persona cara a cara, pero un día la duda lo llevó a cometer un error..
Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia que se llamaba Agar. Dijo Sarai a Abram:
—Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva, y quizá tendré hijos de ella.
Atendió Abram el ruego de Sarai. Así, al cabo de diez años de habitar Abram en Canaán, su mujer Sarai tomó a Agar, su sierva egipcia, y la dio por mujer a su marido Abram. Él se llegó, pues, a Agar, la cual concibió; pero al ver que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram:
—¡Mi agravio sea sobre ti! Yo te di a mi sierva por mujer, pero al verse encinta me mira con desprecio. ¡Juzgue Jehová entre tú y yo!
Respondió Abram a Sarai:
—Mira, tu sierva está en tus manos. Haz con ella lo que bien te parezca.
Y como Sarai la afligía, Agar huyó de su presencia.
7 La halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo:
—Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?
Ella respondió:
—Huyo de delante de Sarai, mi señora.
Le dijo el ángel de Jehová:
—Vuélvete a tu señora y ponte sumisa bajo su mano.
Le dijo también el ángel de Jehová:
—Multiplicaré tanto tu descendencia,
que por ser tanta no podrá ser contada.
Y añadió el ángel de Jehová:
—Has concebido y darás a luz un hijo,
y le pondrás por nombre Ismael
porque Jehová ha oído tu aflicción.
Será un hombre fiero,
su mano se levantará contra todos
y la mano de todos contra él;
y habitará delante de todos sus hermanos.
Entonces dio Agar a Jehová, que hablaba con ella, el nombre de: «Tú eres el Dios que me ve», porque dijo: «¿Acaso no he visto aquí al que me ve?». Por lo cual llamó al pozo: «Pozo del Viviente-que-me-ve». Este pozo está entre Cades y Bered.
Agar dio a luz un hijo a Abram, y Abram puso por nombre Ismael al hijo que le dio Agar. Abram tenía ochenta y seis años de edad cuando Agar dio a luz a Ismael.
¡Qué tremendo problema se armó!
Pero ahí aparece el señor, para ratificar su propósito inicial con Abrahán:
Dijo también Dios a Abraham:
—A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai, sino que su nombre será Sara. Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Sí, la bendeciré y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos nacerán de ella.
Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió y dijo en su corazón: «¿A un hombre de cien años habrá de nacerle un hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, habrá de concebir?». Y dijo Abraham a Dios:
—Ojalá viva Ismael delante de ti.
Respondió Dios:
—Ciertamente Sara, tu mujer, te dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Isaac. Confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.
—De cierto volveré a ti el próximo año, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo.
Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada, y a Sara ya le había cesado el período de las mujeres. Y se rió Sara para sus adentros, pensando: «¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?». Entonces Jehová dijo a Abraham:
—¿Por qué se ha reído Sara diciendo: "Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja"?¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Al tiempo señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo.
Abraham sí se equivocó, pero Dios no le negó una segunda oportunidad!
MOISÉS
El hecho de que Moisés asesinara a un egipcio, no desvió el plan de Dios. Moisés había intentado hacer las cosas a su manera, pero es mejor hacerlas a la manera de Dios. De lo contrario sólo encontraremos frustración.
Cometió un error, pero Dios le dio una segunda oportunidad en el desierto: Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel.
RAHAB
Una mujer que practicaba la prostitución. Seguramente humillada por muchos, odiada por muchas, quizás insatisfecha de su propia vida, frustrada en sus aspiraciones y buscando una nueva oportunidad de rehacer su vida!
Al oir esto ha desfallecido nuestro corazón, y no ha quedado hombre alguno con ánimo para resistiros, porque Jehová, vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he tenido misericordia de vosotros, así la tendréis vosotros de la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo cuanto les pertenece, y que libraréis nuestras vidas de la muerte.
Y cuando llegó el momento de la conquista: Pero Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: «Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que sea suyo, como lo jurasteis». Los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel. Después prendieron fuego a la ciudad, con todo lo que en ella había. Solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro. Pero Josué salvó la vida a Rahab, la ramera, a la casa de su padre y a todo lo que ella tenía, y ella habitó entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado para reconocer a Jericó.
Dios le estaba brindando a una prostituta una segunda oportunidad para rehacer su vida, y ésta sí que la aprovechó, su nombre aparece en la genealogía mesiánica:
Salmón engendró, de Rahab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David.
RUT
Una extranjera y además de eso, viuda. Una fracasada en la vida, viviendo como una pordiosera en tierra ajena, pero Dios usó de misericordia con Rut y le dio una segunda oportunidad con Booz.
DAVID
Después de su fracaso moral con Betsabé las cosas se le pusieron color de hormiga a David, su propio hijo se levantó contra él. Quizás pensó que ya todo había terminado para él y que no volvería más a su palacio, pero Dios que es rico en misericordia, le dio una segunda oportunidad. Con toda razón dice al final de sus días: Prefiero caer en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo, que caer en manos de los hombres.
JONÁS
Jonás podía no haber tenido una segunda oportunidad. Dios no estaba obligado a dársela. Pero en su misericordia y amor, Dios hace que desobedecer sea difícil, y que sea fácil arrepentirse y volver a Él.
Jehová se dirigió por segunda vez a Jonás y le dijo: «Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré»
LOS NINIVITAS
Dios es justo y debe castigar el mal y la desobediencia de su propio pueblo y la de otras naciones. Pero también es un Dios que tiene compasión de la debilidad e ignorancia de hombres, mujeres, y aun del ganado.
—Tú tienes lástima de una calabacera en la que no trabajaste, ni a la cual has hecho crecer, que en espacio de una noche nació y en espacio de otra noche pereció, ¿y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
Le dio Dios una segunda oportunidad a los Ninivitas.
Pero también encontramos, y muchos más, en N.T.
Jesús tomó vidas destrozadas y las hizo de nuevo porque Él es el Dios de la segunda oportunidad. A todos Jesús ofrecía una segunda oportunidad; y no sólo a los vivos:
LA HIJA DE JAIRO:
Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del alto dignatario de la sinagoga, diciendo:
—Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas más al Maestro?
Alguien pensaría: " ya qué, ya después de muerto no hay nada!" Pero eso es porque no conoces al que dijo: —Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Oyéndolo Jesús, le respondió:
—No temas; cree solamente y será salva.
Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan y al padre y a la madre de la niña. Todos lloraban y hacían lamentación por ella. Pero él dijo:
—No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
Y se burlaban de él, porque sabían que estaba muerta. Pero él, tomándola de la mano, clamó diciendo:
—¡Muchacha, levántate!
Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diera de comer.
¡Este es el Cristo, que yo predico, y no me canso de predicar!
EL HIJO DE LA VIUDA DE NAÍN:
El hijo muerto no ganó su segunda oportunidad a la vida, nosotros tampoco ganamos la nueva vida en Cristo. Pero podemos aceptar el regalo de Dios, y alabarlo por esto y usar nuestra segunda oportunidad en la vida para cumplir su voluntad.
El nuevo nacimiento es una segunda oportunidad para todo ser humano que la quiera aprovechar.
LA MUJER ADULTERA:
"—Ni yo te condeno; vete y no peques más." Implicaba una segunda oportunidad. Es como si Jesús le dijera a la mujer: «Sé que has estropeado las cosas; pero la vida no se te ha terminado; Yo te doy otra oportunidad, la de redimirte a ti misma».
En Jesús tenemos el Evangelio de la segunda oportunidad. Él está siempre intensamente interesado, no solo en lo que una persona ha sido, sino en lo que puede llegar a ser.
PEDRO:
Un hombre llamado Simón, pescador de oficio y propietario de un pequeño negocio, cuya vida estaba hecha, "sin pena y sin gloria", conocería al Dios de la segunda oportunidad.
Simón estaba conforme con unos cuantos pescados por día, unos cuantos cestos por mes; vivir y dejar vivir parecía ser su filosofía de vida. Sin embargo a este rudo hombre Dios le dio una nueva oportunidad. Jesús apareció en el área de trabajo de Simón, subió a su barca, le ordenó bogar mar adentro y echar las redes para pescar. Cuando tiró la red ésta se llenó de peces, de tal manera que se rompía. Al ver esto Simón cayó de rodillas ante Jesús diciendo: "apártate de mí porque yo soy un hombre pecador". Repentinamente, en medio de su vida sin sabor, un milagro aconteció. Jesús le dijo: "Simón no tengas miedo porque desde ahora tú serás un pescador de hombres". La vida mediocre que había vivido Simón quedaría en el pasado. A partir de ese momento Jesús hizo de él un hombre de renombre y sería conocido como el líder de la Iglesia Cristiana en Jerusalén. Simón, el apóstol Pedro.
Aún el hecho de que Pedro negara tres veces a Cristo, no llevó al Señor a desechar al apóstol de la obra para la cual lo había llamado.
LEVI:
Permítame presentarle a un ladrón, recaudador de impuestos. Mejor dejo a su imaginación lo que le reportaba este tipo de trabajo. Un día Jesús pasó por su lado, lo vio enredado en su negocio, seguramente exigiendo y maldiciendo.
Se acercó, lo miró a los ojos y le dijo una sola palabra: "Sígueme". Había algo en esa palabra dicha por el Maestro. Se levantó, dejó la mesa, el dinero, el pasado y siguió a Jesús. Leví, conocido como Mateo, el discípulo, el apóstol, el autor del Evangelio según Mateo.
¡Qué oportunidad trascendental!, Caminaría con Jesús; escribiría acerca de Jesús; las generaciones escucharían de él.
EL CRUCIFICADO:
Un hombre sentenciado a muerte! ¿Otro afortunado? Éste era un ladrón. Atrapado, juzgado y condenado a muerte. Le tocó nada menos que estar junto a Cristo crucificado. El ladrón reconoció merecer morir. Le pidió a Jesús una segunda oportunidad minutos antes de morir..: "Jesús acuérdate de mí cuando vengas en tu reino". Y Jesús le dio una segunda oportunidad. "Hoy tú estarás conmigo en el paraíso".
SAULO:
"Yo perseguía a los cristianos hasta la muerte, los perseguía, los entregaba en la cárcel fuesen hombres o fuesen mujeres". (Hechos 26:11)
Tan fiel y celoso de la religión se consideraba que castigaba a los santos en las sinagogas, los encerraba en las cárceles y cuando los mataban, él daba su voto de acuerdo. Los forzó a blasfemar, y enfurecido sobre manera contra ellos los perseguía hasta en las ciudades extranjeras.
Este hombre no merecía una segunda oportunidad. No un hombre así. No un hombre que persiguió a Cristo, que persiguió a los cristianos.
Pero un día apareció Jesús a este hombre y le ofreció una segunda oportunidad. "Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?", fueron las palabras de Jesús a él. Una luz brillante lo iluminó y una voz como trueno resonó: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues".
¿Jesús le ofreció una segunda oportunidad a Saulo?, Sí... Pablo, el futuro apóstol. Aquel que escribió gran parte del Nuevo Testamento. El apóstol que nos habló de la gracia, del amor, del perdón, de la misericordia de Cristo; y nos habló también de la segunda oportunidad que en Cristo podemos tener.
MARCOS
Con frecuencia se alude al carácter fuerte de Pablo, a su corazón un tanto duro. Una ilustración típica de estas características es el incidente con Juan Marcos (Hch 15). El apóstol opinaba que quien había desertado una vez del ministerio no debía seguirles acompañando en futuros viajes. Bernabé creía que se le debía dar una segunda oportunidad. La disputa entre los dos fue tan grande que no pudieron llegar a un acuerdo y tuvieron que separarse.
¿Quién tenía la razón?
Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio.
2 Ti 4.11
Termino con la repetición de la historia de un hombre que arruinó su vida, Jesús nos la contó en una parábola, diciendo que había un hombre que tenía dos hijos, el menor vino un día a su padre y le dijo: padre dame lo que a mí me corresponde en la herencia, yo me voy de aquí.
Dice que el padre le repartió los bienes, le dio el dinero que le correspondía. No muchos días después juntándolo todo, el hijo menor, se fue a una provincia apartada, y allí desperdició todos sus bienes viviendo perdidamente. No había cosa que el no había hecho.
Cuando todo lo había malgastado, no le quedaba ni un centavo, sus amigos lo habían abandonado, su vida estaba destruida. El alcohol, las mujeres y las fiestas lo habían arruinado; allí estaba solo abandonado, condenado, maldecido, y encima su vida de pecado le pesaba como una piedra colgada al cuello. Él se arrimó a un hombre que tenía una pequeña hacienda de cerdos y le pidió por favor que lo dejase trabajar. Tal llegó a ser su miseria que deseó saciar su apetito con las algarrobas que comían los cerdos.
Entonces mirando su vida arruinada, dijo: "Cuántos obreros en la casa de mi padre tienen mucho pan y yo aquí estoy muriéndome de hambre".
Se le ocurrió una idea, quizás podría haber una segunda oportunidad para su vida; quizás el pasado podría ser revertido. Quizás existiera eso de "borrón y cuenta nueva"!
Ese joven volvió en sí y dijo: "me voy a levantar, voy a ir a mi padre y le voy a decir; Padre he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo hazme como uno de tus obreros que trabajan en tu casa". Se levantó y comenzó el largo regreso a la casa del padre; él no sabía como lo iba a recibir. Pensaba: "¿tendré otra oportunidad, me rechazará, me dará lo que merezco por mi culpa; me echará...?" No sé que pensaría en cada paso que daba, pero quiero creer que él guardaba la esperanza de encontrarse con un padre lleno de amor y misericordia!
Cuando se fue acercando el padre lo vio de lejos y fue corriendo hacia él, así como estaba sucio en sus harapos, el padre lo tomó del cuello, lo abrazó y lo besó. El hijo dijo: "Padre, Padre he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo".
El padre llamó a sus siervos y les ordenó sacar el mejor vestido, ponerle un anillo y calzarle los pies; tomar el becerro gordo, matarlo, comerlo y hacer fiesta.
El regocijo llenó la casa. "Este mi hijo, estaba muerto y ha revivido, se había perdido y es hallado", fueron las palabras del padre.
Jesús, el Dios de la segunda oportunidad tiene un lugar reservado en su casa para usted. El desea cambiar sus harapos por vestiduras nuevas, cobijarlo en el abrazo de la reconciliación, y que se regocije en esa tremenda oportunidad concedida por los Cielos.
El Dios de la segunda oportunidad quiere que de ahora en adelante su vida sea nueva, diferente.
Recuerde... cuando un vaso se arruina, Él lo hace de nuevo.
La segunda oportunidad no conoce razones de edad, de nivel social o de raza, conoce razones de misericordia.
Muchas personas caminan hoy por las calles con sus vidas hechas trizas, llorando y sufriendo por los errores cometidos, torturándose así mismo pensando en lo que hubiera pasado si no la hubiese embarrado, anhelando una nueva oportunidad. Quizá usted es una de esas personas.
Alguien ha escrito: «¡Como me gustaría que hubiera algún lugar especial, que se llamara la Tierra de Empezar Otra Vez, en la que nos despojáramos a la entrada de todos nuestros errores y estreses e inútiles angustias egoístas, como el que se quita el abrigo viejo y pesado y frío de la lluvia, para no ponérnoslo ya nunca jamás!».
Les traigo una buena noticia, aun cuando cometamos los peores errores en la vida, siempre existe en Dios la oportunidad de volver a empezar!
Cuán a menudo nosotros como cristianos estropeamos nuestras vidas haciendo nuestros planes fuera de la voluntad de Dios. Si sólo pudiéramos ver el producto terminado que Dios ha planeado, nunca le desobedeceríamos. Es triste, pero pensamos que sabemos más que Él acerca de la vida.
¡Qué hermosa es una segunda oportunidad.! Cuando la vida parece destruida, cuando no hay ya esperanza, cuando nada parece arreglarse, cuando se desea la muerte pues no hay solución, una segunda oportunidad te está esperando!
¿No te alegras de que tengamos un Dios amoroso y perdonador que nos da una segunda oportunidad?
¿No te arriesgarías a tomarla?
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia
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Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM. Domingos 8 AM, 10 AM y 5 PM
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