Conciencia de Dios!
Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo: «Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía».
Génesis 28.16
¿Nunca se ha sentido tentado a huir? ¿A dejarlo todo y salir corriendo? A todos nos llegan momentos críticos en donde nos gustaría decir "¡Trágame tierra!" y pensamos que lo mejor es huir pues no nos queda nada, estamos solos, o al menos así nos sentimos, aunque la realidad sea otra.
¿Recuerdan la omnipotencia de Dios? Eso es parte del ABC de Dios, pero aveces lo olvidamos, nuestra memoria nos puede jugar una mala pasada, y nuestros sentidos nos pueden engañar.
1. AGAR
Un hombre tenía una esposa con quién quería tener un hijo, pero no se podía, y los años pasaron y ya envejecieron juntos. Ella tenía una esclava egipcia, joven y bella.
Agar, la esclava de Sara, había quedado embarazada de Abraham, porque Sara, que era estéril, en su desesperación le había pedido a Abraham que tuviese ese hijo con su esclava. Y el pobre hombre, sumiso que sí era, se había sujetado a lo que su mujer le había dicho.
Dijo Sarai a Abram:
—Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva, y quizá tendré hijos de ella.
Atendió Abram el ruego de Sarai.
Génesis 16.2
Cuando Agar se vió embarazada entonces se presumía de señora y de madre delante de su ama, mirándola con desprecio. Y eso a Sara no le gustó para nada y entonces comenzó a afligir a su esclava…
Al final la situación fue tan desesperante que la esclava prefirió la muerte y terminó huyendo, se sentía sola, abatida, afligida, y sin nadie quien la protegiera. Estaba anímicamente mal, triste, defraudada, frustrada. Se sentó en algún lugar en el desierto, cansada del camino. Pero oyó una voz:
—Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?
Entonces Agar no estaba tan solo como creía, ella no se había dado cuenta de que tenía compañía…
Ella respondió:
—Huyo de delante de Sarai, mi señora.
Le dijo el ángel de Jehová:
—Vuélvete a tu señora y ponte sumisa bajo su mano.
Le dijo también el ángel de Jehová:
—Multiplicaré tanto tu descendencia,
que por ser tanta no podrá ser contada.
Y añadió el ángel de Jehová:
—Has concebido y darás a luz un hijo,
y le pondrás por nombre Ismael
porque Jehová ha oído tu aflicción.
Será un hombre fiero,
su mano se levantará contra todos
y la mano de todos contra él;
y habitará delante de todos sus hermanos.
Entonces dio Agar a Jehová, que hablaba con ella, el nombre de: «Tú eres el Dios que me ve», porque dijo: «¿Acaso no he visto aquí al que me ve?». Por lo cual llamó al pozo: «Pozo del Viviente-que-me-ve».
Génesis 16.8 al 14
¡Jehová no estaba muerto, el Dios de los amos, el Dios de Abraham era el Dios viviente! Éste era un Dios distinto a todos los dioses que ella había conocido en Egipto.
Agar tuvo conciencia de Dios.
Esa esclava egipcia volvió segura a casa de su ama, tenía conciencia de que Dios estaba con ella, tenía palabra de Dios en la cual esperar.
Efectivamente nació Ismael, pero unos trece años más tarde Sara también quedó embarazada y dio a luz a Isaac.
La relación entre Ismael e Isaac no fue muy agradable desde el principio, incluso la Palabra nos cuanta que Ismael perseguía a Isaac:
Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.
Galatas 4.29
Las cosas aveces mejorar con el tiempo, pero en esta ocasión no mejoraron con el pasar del tiempo, por el contrario se fueron empeorando hasta que Abraham tiene que despedir a la esclava de su señora y a su hijo:
Pero Sara vio que el hijo de Agar, la egipcia, el cual esta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. Por eso dijo a Abraham: «Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac, mi hijo». Estas palabras le parecieron muy graves a Abraham, por tratarse de su hijo. Entonces dijo Dios a Abraham: «No te preocupes por el muchacho ni por tu sierva. Escucha todo cuanto te diga Sara, porque en Isaac te será llamada descendencia. También del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente».
Al día siguiente, Abraham se levantó muy de mañana, tomó pan y un odre de agua y se lo dio a Agar. Lo puso sobre su hombro, le entregó el muchacho y la despidió. Ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba. Cuando le faltó el agua del odre, puso al muchacho debajo de un arbusto, se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco, porque decía: «No veré cuando el muchacho muera». Cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó la voz y lloró.
Una vez más Agar está en una condición crítica, desesperada, piensa en morirse, así se sentía, pero esa no era la realidad. Había perdido la conciencia de Dios!
Oyó Dios la voz del muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho ahí donde está. Levántate, toma al muchacho y tenlo de la mano, porque yo haré de él una gran nación».
Génesis 21.9 al 18
¿Cómo una persona que tiene tal experiencia no recuerda lo del "Viviente que me ve"?¿Acaso Dios se había muerto? ¿Acaso él se había ido?
No lo olvidemos en los momentos críticos de nuestra vida que…
este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
él nos guiará aun más allá de la muerte.
Salmo 84.14
2. JACOB
Jacob había engañado a su hermano Esaú y después de que éste había jurado matarlo no le quedó otra solución más que huir por su vida:
Aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre lo había bendecido, y dijo en su corazón: «Llegarán los días del luto por mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob».
Fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor; y ella envió a llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo:
—Esaú, tu hermano, se consuela pensando en matarte. Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz: levántate y huye a casa de mi hermano Labán, en Harán, y quédate con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue, hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti y olvide lo que le has hecho; entonces enviaré yo a que te traigan de allá. ¿Por qué seré privada de vosotros dos en un solo día?
Génesis 27.41 al 45
Cansado del camino se quedó dormido, tuvo un sueño especial:
Llegó a un cierto lugar y durmió allí, porque ya el sol se había puesto. De las piedras de aquel paraje tomo una para su cabecera y se acostó en aquel lugar. Y tuvo un sueño: Vio una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo. Ángeles de Dios subían y descendían por ella. Jehová estaba en lo alto de ella y dijo: «Yo soy Jehová, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente, pues yo estoy contigo, te guardaré dondequiera que vayas y volveré a traerte a esta tierra, porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho».
Sintió la presencia de Dios y entendió que con toda certeza Dios está presente! No había duda, Dios estaba en ese lugar.
Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo: «Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía».
Génesis 28.11 al 16
En ese momento crítico de su vida Jacob no estaba tan solo como se sentía. Había alguien invisible que estaba acompañándole en su viaje.
¡Jacob tuvo conciencia de Dios! Fue consciente de la presencia de Dios.
3.ELÍAS
Es extraño que un hombre tan valiente que reta a todo el mundo y obtiene tremenda victoria, acaba de vencer a 850 profetas de dioses paganos, a los cuales él mismo decapita, ahora esté huyéndole a una mujer.
Esa mujer era la reina que era devota de ese culto pagano y se enteró de lo ocurrido y entonces juró que a ese profeta de Jehová, tan valiente, ella lo mataba.
Cuando Elias se enteró del asunto huyó desesperado. Durante cuarenta días huyó por el desierto hasta que ya sus fuerzas no le dieron más, y entonces, como en el canto, "cansado del camino" se escondió en una cueva. El profeta se sentía solo, abandonado, aterrorizado, estaba desesperado. Pero no estaba tan solo, solo que no tenía conciencia de su compañía:
Allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Llegó a él palabra de Jehová, el cual le dijo:
—¿Qué haces aquí, Elías?
¡Qué susto se debió llevar Elias! Él creía que en la oscuridad de la cueva estaba solo, pero Dios está presente.
Él respondió:
—He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.
Esos eran los sentimientos del profeta, así se sentía él, así se veía, solo y a punto de perder la vida, por eso huía! El Señor le dijo " a ver vamos a tratar este asunto con cabeza fría", al profeta del fuego vamos a enfriarlo un poco y que se ponga a pensar sobre el asunto:
Jehová le dijo:
—Sal fuera y ponte en el monte delante de Jehová.
En ese momento pasaba Jehová, y un viento grande y poderoso rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová;
Tengamos cuidado de no confundir las causas con los efectos. Recuerden que un recio viento oriental sopló y abrió un camino en el mar rojo, y los judíos llamaron a Dios "Ruáh", pero Dios no era un viento.
pero Jehová no estaba en el viento. Tras el viento hubo un terremoto;
En el Sinaí el monte temblaba a la presencia de Jehová, hubo un terremoto, pero Dios no era un terremoto.
pero Jehová no estaba en el terremoto. Tras el terremoto hubo un fuego;
Vino luego el fuego, Elías era el profeta del fuego, acababa de presenciar como descendía fuego del cielo que consumía el holocausto, pero Dios no es fuego.
pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego se escuchó un silbo apacible y delicado.
1 Reyes 19.9–12
No nos equivoquemos, Dios trasciende a lo que pasa, a lo que sientas. No me importa que no se te ponga la piel de gallina, no me importa que no sientas ese frío que acostumbras a sentir, o ese corrientazo que te sacude. No confundas la forma con la esencia.
Y vino un silbo suave y apacible! Y oh Sorpresa! Allí estaba la presencia de Jehová.
Dios le volvió a preguntar, le hizo el mismo examen de la vez anterior:
Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y se puso a la puerta de la cueva. Entonces le llegó una voz que le decía:
—¿Qué haces aquí, Elías?
Pero Elías igual reprobó el examen:
Él respondió:
—He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.
1 Reyes 19.13 y 14
Contestó igual que la vez anterior. Como que no le afectó para nada el estar hablando con Dios. No fue consciente de la realidad y trascedencia de la presencia de Dios! No estaba solo. Jehová estaba a su lado. Pero como Elias no entendió, como siguió ensimismado en sus sentimientos y complejos, Dios lo removió del puesto:
Jehová le dijo:
—Ve, vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Llegarás y ungirás a Hazael como rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi lo ungirás como rey de Israel, y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, lo ungirás como profeta para que ocupe tu lugar. Al que escape de la espada de Hazael, Jehú lo matará, y al que escape de la espada de Jehú, Eliseo lo matará. Pero haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal y cuyas bocas no lo besaron.
1 Reyes 19: 15 al 18
¡Qué terrible no tener conciencia de Dios!
¡Tenemos que estar conscientes de que Dios está aquí. Necesitamos tener conciencia de Dios!
Una cosa es que yo crea que Dios existe y otra muy distinta que yo crea que Dios está aquí!
Voltaire creía que Dios sí existía, pero que estaba tan ocupado y tan lejano que para nada se entrometía en nuestros asuntos humanos.
El problema es que la gente no entiende la omnipotencia, o no adquiere conciencia de que la presencia de Dios es real.
4. JONÁS
Les digo que la omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia de Dios es el ABC de Dios ¿verdad? Todos sabemos que es imposible huir de su presencia, porque él está en todos lados.
Pero Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, donde encontró una nave que partía para Tarsis; pagó su pasaje, y se embarcó para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.
Jonás 1.3
¿Nunca se sintió tentado a huir de Dios, a esconderse de él? Claro, usted no se subiría a un barco, ni se tomaría un avión para alejarse de la presencia del Altísimo. Al igual que el salmista, usted y yo podemos exclamar:
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Salmos 139.7
Pero piense, sin embargo, en esas situaciones catastróficas en las que sentimos y pensamos "mejor me largo de aquí". Mejor estar solo, lejos, por allá donde nadie me conozca, donde pueda empezar una nueva vida.
Ahí está el ejemplo de Jonás, un hombre de Dios que no quiere obedecerle y piensa en salir de su presencia, de su rango de acción, de su campo se influencia. ¡Como si eso fuera posible!
Él era consciente de que no podía seguir caminando con el Señor si no le obedecía. Pero había perdido la conciencia de algo, Dios aún está presente, y eso como que él aun no lo asimilaba muy bien.
Pero Jehová hizo soplar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave.
Jonás 1.4
Si el Señor ha puesto su mano sobre nuestras vidas él nos irá a buscar no importa donde nos «escondamos». Jonás es el ejemplo perfecto de esta verdad.
Quizás pensó: "uff! me libré! Me voy a dormir plácidamente":
Jonás había bajado al interior de la nave y se había echado a dormir.
Jonás 1.5b
Las cosas se le pusieron color de hormiga cuando le despertaron y supieron que por su causa era toda aquella tormenta tan espantosa. El mismo Jonás llegó a pensar "pues me llegó la hora", y quizás por eso dijo que le echaran al mar. Solo, defraudado de sí mismo, arruinando lo que Dios tenía en su propósito para él, "pues ¡que se acabe todo de una buena vez!"
Y sí, lo lanzaron al mar pidiendo perdón a Dios por esa acción.
Entonces clamaron a Jehová y dijeron: «Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni nos hagas responsables de la sangre de un inocente; porque tú, Jehová, has obrado como has querido».
Tomaron luego a Jonás y lo echaron al mar; y se aquietó el furor del mar. Sintieron aquellos hombres gran temor por Jehová, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos.
Jonás 1.14 al 16
"¡Adios mundo cruel!" Eso era casi como una especie de eutanasia verdad, un suicidio asistido.
Pero Jehová tenía dispuesto un gran pez para que se tragara a Jonás, y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches.
Jonás 1.17
¡Pasaban las horas y Jonás no se moría! Como que Jonás aun no recapacitaba, le tomó tres días y tres noches entrar en razón y comprender que aún en esa inmensa soledad y en la situación más miserable que alguien pudiera tener, ¡no estaba solo! Y entonces se decidió a hablar con quien le acompañaba.
Entonces oró Jonás a Jehová, su Dios, desde el vientre del pez
Jonás 2.1
Oh! Aleluya!
Al fin Jonás tuvo conciencia de Dios!
Habló con Dios y por supuesto que Dios estaba ahí no más que esperando la reacción de Jonás. Así como está entre nosotros hoy esperando la suya.
Pensemos:
El deseo de querer huir viene en esos momentos críticos de la vida, cuando ya no vemos solución y sentimos que no podemos más, estamos totalmente solos, en nuestro concepto. O en esos momentos en los cuales se desata una fuerte lucha entre nuestros deseos y la voluntad declarada del Señor para nuestra vida, como que queremos huirle al compromiso con Dios.
Muchos están así hoy en día, «huyendo», a su manera, de la presencia de Dios.
Una persona no quiere ir a las reuniones de la congregación porque sabe que está en pecado y teme ser confrontado por la Palabra del Señor.
Otra persona evita pasar por un lugar donde sabe que vive un hermano, porque tendría que pedirle perdón por algo que ha hecho o dicho sobre él.
Aun otro hermano más se resiste a aceptar las invitaciones que hacemos para que sea parte de las clases de servicio a Dios, porque sabe que de hacerlo tendrá que comenzar a rendir cuentas a Dios por su vida y su actuar.
Están evitando una situación porque no desean hacer algo que saben que el Señor requerirá de ellos. Están tratando de huir de su presencia.
Necesitamos saber que este tipo de conflictos interiores son parte del precio que debemos pagar por seguirle a él. Es normal experimentarlos. Alguna vez todos nos hemos sentido así.
Pero el sentir es una cosa, la realidad es otra, tenga bien claro que Dios está ahí. Él está presente.
Esto de creer a Dios no es solo una cuestión religiosa. Hay una trascendencia práctica en esto.
y he aquí yo estoy con vosotros todos los días…
A veces el estar conscientes de la presencia de alguien hace que nos comportemos de una manera especial.
¿Por qué muchos cristianos viven como si estuvieran solos, como si Dios no estuviera presente? No hay conciencia de Dios.
Nuestro Dios está presente, siempre ve, siempre oye. ¿Cómo nos vamos a comportar frente a esta realidad?
Jesús está aquí!
Cercana está la Palabra en tu boca y en tu corazón.
No está lejos de cada uno de nosotros.
Salvación, sanidad, bautismo con el Espíritu Santo, todo es posible porque Dios está presente!
Cuando usted se vuelva consciente de su presencia el milagro sucederá!
Tócalo ahora! No es mañana, es ahora!
¡DIOS ESTÁ AQUÍ Y USTED YA LO SABE!
(Por favor me confirma si lee este correo electrónico)
Muchas gracias.
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
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