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domingo, 6 de enero de 2019
Las Primicias
IPUL Baltimore
Adonay Rojas Ortiz
Sunday, January 6, 2019
¿De qué hablaremos hoy?
Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: «¡Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad! La ciudad será como anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab, la ramera, vivirá, así como todos los que estén con ella en su casa, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema; no toquéis ni toméis cosa alguna del anatema, no sea que hagáis caer la maldición sobre el campamento de Israel y le traigáis la desgracia. Pero toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová y entren en el tesoro de Jehová».
(Josué 6:19 al 19 RVR95).
Las Primicias
Esta enseñanza de hoy pareciera a primera vista no tener nada que ver con las misiones, pero si la comprendemos bien entenderemos que quien apoya la obra de Dios tiene su respaldo y bendición, pero quien se opone a ella también sufrirá las consecuencias…
Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Génesis12:3
Este no fue un privilegio exclusivo de Abraham, eso es para todos los que estamos en el proyecto de Dios, en la obra de Dios. Y el proyecto de Dios es misionero, es la salvación de la humanidad, quien apoya este proyecto es bendecido y quien se opone a él es maldito.
El señorío de Cristo: Este es el punto álgido de toda forma de vida. De hecho, el que no tiene a Cristo como Señor, no puede ser un verdadero cristiano.
Una vida bajo el Señorío de Cristo, sabe decir: "ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí".
El Señorío de Cristo actúa en nosotros cuando estamos bajo la influencia de su Espíritu… cuando vivimos gobernados, dominados, influenciados por su Espíritu Santo.
Vivir en el Espíritu es poner primero los intereses de Dios.
La mayoría de textos que hoy leeré son del Antiguo Testamento, pero me interesan los principios bíblicos que allí están ilustrados, no tanto las prácticas, las prácticas pueden cambiar, pero los principios son permanentes, no temporales, y trascienden a la cultura.
Sin embargo en el Nuevo Testamento, que es lo que vivimos nosotros encontramos a Jesús diciendo estas palabras:
»El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeños un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa»
Mateo 10:40–42
Y cualquiera que os dé un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
Marcos 9.41
El plan de Dios para sostenimiento de su obra, por ejemplo, es el mismo en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, eso no ha cambiado, y consiste básicamente en diezmos y ofrendas:
sino que el lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre y habitar en él, ese buscaréis, y allá iréis. Allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda reservada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas; allí comeréis delante de Jehová, vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, de toda obra de vuestras manos en que Jehová, tu Dios, te haya bendecido.
Deuteronomio 12:5–7
Es la única cita que leeré pero no es la única que habla del tema, el Antiguo Testamento está lleno de eso, hasta Malaquías que es el último libro.
2 Crónicas 31; Nehemías 10 al 13; Malaquías 3, etc..
Pero lo cierto es que en ninguna parte dice ventas, rifas, basares, loterías, etc. Diezmos y ofrendas, con eso sostiene Dios su obra.
¿Usted quiere apoyar la obra de Dios? Cumpla fiel y generosamente con eso y tendrá el respaldo de Dios.
Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová, tu Dios, te vaya bien, a ti y a tus hijos después de ti, para siempre.
Deuteronomio 12:28
En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la Ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado.
2 Crónicas 31:21
¡Dios sí quiere bendecirnos! Él se deleita en hacernos el bien…
Déjese bendecir por Dios.
Las primicias son el primer fruto de nuestras labores, una ofrenda de los primeros frutos, Dios las demanda de nuestras manos como un reconocimiento de que él es el dador y dueño de todo. Las primicias muestran gratitud por los dones recibidos.
Las «primicias» de la cosecha de granos y las frutas se ofrecían a Dios (En la fiesta de los primeros frutos, cuando ofrecen al Señor los cereales de una nueva cosecha Números 28:26) en reconocimiento a que Él era dueño de la tierra y a su soberanía sobre la naturaleza.
El «pan de las primicias» se amasaba con los primeros granos de la cosecha y se presentaba a Dios en la fiesta de Pentecostés:
El sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa consagrada a Jehová para el sacerdote.
Levítico 23:20
Era una ofrenda anual:
»Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová, tu Dios.
Éxodo 23: 19
Es un tipo de pasar de comer el maná a comer y disfrutar del fruto de la tierra:
El maná –la necesidad diaria- cesó al día siguiente, desde que comenzaron a comer de los frutos de la tierra –provisión en abundancia-, y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.
Josué 5: 12
Para ser bendición tenemos que tener primero. Parémonos bajo los principios de Dios y él cumplirá con su parte.
El pueblo de Israel llegó a la tierra prometida y se encontró con la primera ciudad, Jericó. Pero esta ciudad por ser las primicias le pertenecía al Señor:
Pero toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová y entren en el tesoro de Jehová.
Josué 6: 19
Acam no obedeció y tomó para sí las primicias. ¿Cuáles fueron las consecuencias de este acto?
Josué le dijo: --¿Por qué trajiste esta desgracia sobre nosotros? Ahora, que el Señor haga caer sobre ti la desgracia que nos trajiste. Dicho esto, todos los israelitas mataron a pedradas a Acán y a los suyos, y luego los quemaron. Después pusieron sobre él un gran montón de piedras, que todavía sigue en pie. Por esta razón ese lugar se llama todavía valle de Acor.[Desgracia] Así se calmó la ira del Señor contra Israel.
Josué 7: 25 y 26
Jericó era la primera y por consiguiente el tomarla para sí y no entregarla al Señor que le correspondía los llevó a la desgracia.
Harás con Hai y con su rey como hiciste con Jericó y su rey; solo que ahora tomaréis para vosotros su botín y sus bestias.
Josué 8: 2
Ciudades que no edificaron y viñas que no sembraron.
Si entregamos nuestras primicias aseguramos nuestra provisión.
Démosle a Dios lo que es de Dios. Las primicias aseguran que ha de haber más fruto a su semejanza y que no solo habrá fruto una vez sino que siempre habrá buen fruto.
Dame lo que es mío y yo te daré lo que es tuyo.
Las primicias se daban a los levitas, a los sacerdotes.
Y el sacerdote los mecerá en ofrenda agitada delante de Jehová, con el pan de las primicias, y los dos corderos: serán cosa sagrada de Jehová para el sacerdote.
Levítico 23: 19
Este será el derecho de los sacerdotes sobre aquellos del pueblo que ofrezcan en sacrificio un buey o un cordero: darán al sacerdote la pierna, las quijadas y el cuajar. Las primicias de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás, porque a él ha escogido Jehová, tu Dios, de entre todas tus tribus, para que él y sus hijos ministren en el nombre de Jehová para siempre.
Deuteronomio 18: 3 -5
Esto también será tuyo: la ofrenda elevada de sus dones, y todas las ofrendas agitadas de los hijos de Israel, he dado a ti, y a tus hijos, y a tus hijas contigo, por estatuto perpetuo: todo limpio en tu casa comerá de ellas. De aceite, y de mosto, y de trigo, todo lo más escogido, las primicias de ello, que presentarán a Jehová, a ti las he dado. Las primicias de todas las cosas de la tierra de ellos, las cuales traerán a Jehová, serán tuyas: todo limpio en tu casa comerá de ellas. Todo lo consagrado por voto en Israel será tuyo. Todo lo que abriere matriz en toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo… Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas que los hijos de Israel presenten a Jehová, las he dado para ti, tus hijos y tus hijas por estatuto perpetuo. Un pacto de sal perpetuo es este delante de Jehová para ti y tu descendencia.
Números 18: 11- 14 y 19
La comprensión del difícil concepto de las primicias resuelve el conflicto de quién es primero.
¡CONOZCA COMO FUNCIONA EL REINO DE DIOS!
No es solo hacerlo por hacerlo. Eso no funciona así…
Hay personas que actúan bien, pero sus corazones están torcidos. Una cosa es la acción y otra cosa es la intención. Dios, más que la acción, mira el corazón, la intención. A Dios, por ejemplo, hay que cantarle no con palmas y con gritos solamente (apariencia), sino en espíritu y verdad.
Hay quienes aunque están arrodillados, no están orando en espíritu y en verdad.
Lo que no proviene de fe es pecado. Actúe por convicciones, de otro modo esto no funciona…
El dominio de Cristo sobre nuestra vida, no depende sólo de experiencias, sino de convicción.
No espere que Dios le provea a usted si usted no cuida de la obra de Dios, la obra de Dios hay que hacerla primero. Ese es el tema en los tiempos de Hageo, cada uno se ocupaba de lo suyo y se olvidaban de la obra de Dios ¿y cómo estaban?
Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no os saciáis; bebéis, pero no quedáis satisfechos; os vestís, pero no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su salario en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, traed madera y reedificad la Casa; yo me complaceré en ella y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, pero halláis poco; lo que guardáis en casa yo lo disiparé con un soplo. ¿Por qué?, dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi Casa está desierta, mientras cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso los cielos os han negado la lluvia, y la tierra retuvo sus frutos. Yo llamé la sequía sobre esta tierra y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de sus manos.
Hageo 1:5–11
Mía es la plata y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
Hageo 2.8
Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová. Antes que sucedieran estas cosas, venían al montón de veinte efas, y solo había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y solo había veinte. Os herí con un viento sofocante, con tizoncillo y con granizo en toda la obra de vuestras manos, pero no os convertisteis a mí, dice Jehová. Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón. ¿No está aún el grano en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; pero desde este día, yo os bendeciré».
Hageo 2. 15 al 19
Así que no habrá día que a usted le falte algo si usted pone a Dios primero. Interiorice eso, créalo y actúe en consecuencia de sus convicciones, eso es fe.
Elías ante Acab. En medio de una hambruna Dios envía a su siervo a una viuda para que lo sustente.
Luego llegó a Elías una palabra de Jehová, que decía: «Levántate, vete a Sarepta de Sidón y vive allí; ahí le he dado orden a una mujer viuda que te sustente».
Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta de la ciudad, había allí una mujer viuda que estaba recogiendo leña. Elías la llamó y le dijo:
—Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba.
Cuando ella iba a traérsela, él la volvió a llamar y le dijo:
—Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tus manos.
Ella respondió:
—¡Vive Jehová, tu Dios, que no tengo pan cocido!; solamente tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en una vasija. Ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo. Lo comeremos y luego moriremos.
Elías le dijo:
—No tengas temor: ve y haz como has dicho; pero hazme con ello primero una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela. Después la harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho así: "La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra".
La viuda fue e hizo como le había dicho Elías. Y comieron él, ella y su casa, durante muchos días. No escaseó la harina de la tinaja, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por medio de Elías.
Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo de la dueña de la casa. La enfermedad fue tan grave que se quedó sin aliento. Entonces dijo ella a Elías:
—¿Qué tengo que ver yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido aquí a recordarme mis pecados y a hacer morir a mi hijo?
—Dame acá tu hijo—le dijo él.
Lo tomó entonces Elías de su regazo, lo llevó al aposento donde él vivía y lo puso sobre su cama. Luego clamó a Jehová diciendo: «Jehová, Dios mío, ¿también a la viuda en cuya casa estoy hospedado vas a afligir, haciendo morir su hijo?».
Se tendió sobre el niño tres veces y clamó a Jehová: «Jehová, Dios mío, te ruego que hagas volver el alma a este niño».
Jehová oyó la voz de Elías, el alma volvió al niño y este revivió. Tomó luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, lo entregó a su madre y le dijo:
—Mira, tu hijo vive.
Entonces la mujer dijo a Elías:
—Ahora reconozco que tú eres un varón de Dios y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.
1 Reyes 17: 8 -24.
Desarrollemos la fe de la viuda y démosle a Dios primero.
Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda de todo lo que se presente de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes; asimismo daréis al sacerdote las primicias de todo cuanto amaséis, para que repose la bendición en vuestras casas.
Ezequiel 44: 30
Si las primicias son santas, también lo es la masa restante.
Romanos 11: 16
La primicia es adoración.
Y ahora, Jehová, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste".
»Tú dejarás las primicias delante de Jehová, tu Dios, y adorarás delante de Jehová, tu Dios.
Deuteronomio 26.10
Donde esté vuestro tesoro ahí estará vuestro corazón.
Considera lo que digo y el Señor te dé entendimiento en todo…
Gracia y Paz!
viernes, 4 de enero de 2019
SEÑALES
jueves, 3 de enero de 2019
CRISTO EL SEÑOR
miércoles, 2 de enero de 2019
Humildad
martes, 1 de enero de 2019
2019: ESPERANZA
LA TIERRA PROMETIDA
31 de diciembre de 2018
LA TIERRA PROMETIDA
Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, habitando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. (Heb 11:9).
Otro título de este mensaje pudiera ser "Viviendo por fe".
La expresión La tierra prometida solo aparece esta vez en toda la Biblia, y lo hace en relación con Abraham, y la vida por la fe.
The promised Land, una expresión tan común, pero casi que no parece en el texto Bíblico.
Dios había hablado a un hombre y le dijo "Sal de tu tierra y de tu parentela, y vete a una tierra que yo te mostraré."
Jehová había dicho a Abram: «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra». (Ge 12:1–3).
Tomó Taré a su hijo Abram, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram, y salió con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán. Pero cuando llegaron a Harán se quedaron allí. Y fueron los días de Taré doscientos cinco años, y murió Taré en Harán. (Ge 11:31–32).
Se fue Abram, como Jehová le dijo, y con él marchó Lot. Tenía Abram setenta y cinco años de edad cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, y todos los bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán.
Llegaron a Canaán. (Ge 12:4–5).
Abraham salió de Ur de los Caldeos, de entre los ríos, no por necesidad sino porque oyó lo voz de Dios.
Ahora estaba en la tierra prometida:
Entonces Jehová le dijo:
—Ten por cierto que tu descendencia habitará en tierra ajena, será esclava allí y será oprimida cuatrocientos años. Pero también a la nación a la cual servirán juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Tú, en tanto, te reunirás en paz con tus padres y serás sepultado en buena vejez. Y tus descendientes volverán acá en la cuarta generación, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la maldad del amorreo.
Cuando se puso el sol y todo estaba oscuro, apareció un horno humeante y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. Aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo:
—A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el Éufrates: la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. (Ge 15:13–21).
Pero hubo hambre en la tierra, sí en la tierra prometida…
Hubo entonces hambre en la tierra; y descendió Abram a Egipto para vivir allí, porque era mucha el hambre en la tierra. (Ge 12:10).
Llegaron a Egipto, una potencia mundial en la época…
Pero Jehová hirió al faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai, mujer de Abram. Entonces el faraón llamó a Abram, y le dijo: «¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: "Es mi hermana", poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, aquí está tu mujer; tómala y vete». Y el faraón ordenó a su gente que escoltara a Abraham y a su mujer, con todo lo que tenía. (Ge 12:17–20)
Dios moviendo sus fichas para llevar a su hombre a la tierra a donde él quiere llevarlo, porque no es por nuestro gusto…
Abram era riquísimo en ganado, y en plata y oro. (Ge 13:2).
Pero lo abundancia de cosas materiales también trae sus problemas.
También Lot, que iba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. 6 Y la tierra no era suficiente para que habitaran juntos, pues sus posesiones eran muchas y no podían habitar en un mismo lugar. Hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot. (El cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.) 8 Entonces Abram dijo a Lot: «No haya ahora altercado entre nosotros dos ni entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. 9 ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si a la mano derecha, yo iré a la izquierda». (Ge 13:5–9).
Aquí tenemos dos personajes, Abraham y Lot, un anciano y un joven.
Lot escogió lo que le pareció lo mejor, se aprovechó de escoger primero, no consideró a su tío que ya estaba anciano…
Lot se dejó guiar por la vista, por lo que veía, se dejó guiar por lo material nada más… pero Abraham vivía por la fe.
Alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Jordán, toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que Jehová destruyera Sodoma y Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; se fue, pues, Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Pero los habitantes de Sodoma eran malos y cometían horribles pecados contra Jehová. (Ge 13:10–13).
A Abraham no le tocó la llanura del Jordán, sino el desierto de Judá…
Pero… Abraham tenía una promesa de Dios con él, una palabra que él creía!
Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: «Alza ahora tus ojos y, desde el lugar donde estás, mira al norte y al sur, al oriente y al occidente. Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Haré tu descendencia como el polvo de la tierra: que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate y recorre la tierra a lo largo y a lo ancho, porque a ti te la daré».
Así pues, Abram levantó su tienda, se fue y habitó en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, donde edificó un altar a Jehová. (Ge 13:14–18).
La invitación es a que este años pensemos más allá de lo material…
Los descendientes de Abraham volvieron a Egipto, porque vino una hambruna que duró siete años…
Estuvieron 430 años en el Egipto..
La tierra a la que vas a entrar para tomarla no es como la tierra de Egipto, de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza. (Dt 11.10).
En Egipto dependían del Nilo, pero en la tierra prometida no será así…
La tierra a la que vais a entrar para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo. (Dt 11:11).
Acá la fertilidad de la tierra dependía de las lluvias del cielo, si no llovía, no había comida.
En otras palabras, en la tierra prometida no se depende de lo que se ve, se depende de lo que Dios da.
una tierra de la que cuida Jehová, tu Dios. Siempre están sobre ella los ojos de Jehová, tu Dios, desde el principio del año hasta el fin. (Dt 11:12).
Tranquilos, Yo cuido de esa tierra…
Las lluvias estaban garantizadas porque de esa tierra cuidaba nuestro Dios, sobre ella están siempre puestos los ojos de Jehová.
Los que estaban oyendo estas palabras habían caminado 40 años por el desierto viendo los portentos de Dios, así que por experiencia ellos sabían lo que era vivir por la fe. Ya los hemos estudiado estos domingos pasados.
La Tierra Prometida…
La única vez que aparece esta expresión en el la Biblia es para decirnos que Abraham vivió
El Señor nos ha metido en la tierra prometida cuando nos trasladó del reino de las tinieblas al reino de su amado Hijo, donde está la presencia de Dios, allí está la bendición.
A donde vayamos, si es Dios quien nos quiere llevar, su bendición irá con nosotros y esa es la Tierra Prometida!