Medellín, Enero 30 de 2008.
Hno. Fernando López.
Vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.[1]
Vamos a hacer un análisis gramatical de este conocido pasaje bíblico.
1. La declaración:
Es la que hace el Señor he aquí vengo pronto. Es de prestar atención que el Señor conjuga los verbos en presente cuando habla. Ejemplos Yo estoy con vosotros todos los días.. para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Yo vengo es presente, es que él es el eterno presente. Esta es una declaración que está vigente cada vez que la leemos.
2. La exhortación:
reten, indica varias cosas. Inicialmente indica que tenemos algo.
Pablo estaba muy interesado en que los lectores entendiesen qué es el evangelio. Antes de la declaración es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree[2] que muchas veces se usa para definir qué es el evangelio, está la verdadera definición del evangelio, el evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras: evangelio que se refiere a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muerto… el evangelio de su Hijo.[3]
Además os declaro, hermanos, el evangelio el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos…[4]
Retén, debemos retener el evangelio.
Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.[5]
Pablo en muchas de sus epístolas apela a la razón para llegar al corazón de los creyentes. Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor a vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno os envanezcáis unos contra otros, 7porque ¿quién te hace superior? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?[6]
Pablo también utiliza la sátira ya estáis saciados, ya sois ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinarais, para que nosotros reináramos también juntamente con vosotros![7] para demostrarles que no estaban saciados, que no estaban ricos, y que no reinaban.
Pero también utiliza la ternura cuando les dice que son sus hijos espirituales, No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Aunque tengáis diez mil maestros en Cristo, no tendréis muchos padres, pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.[8] También usa la autoridad apostólica cuando les dice que algunos están evanecidos, Algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiera de ir a vosotros. Pero iré pronto a visitaros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos, pues el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?[9] Además de esto el apóstol usa los ruegos apostólicos, que casi llenan las cartas de este misionero, Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios.[10]
Es que la exhortación no es un regaño, tiende a animarnos y a consolarnos.
El apóstol y anciano Juan también nos exhorta diciendo retén.
Dios todavía nos exhorta hoy. En el mejor sentido de la palabra. Un Dios que quiere lo mejor para nosotros.
3. La posesión:
lo que tienes. Pablo dice ¿Y qué tienes que no hayas recibido?[11] Dios nos ha enriquecido.
lo que tienes es una expresión conjugada en género neutro. Dice mucho y no dice nada. Es un concepto abstracto. Pero al agregarle el sujeto toma sentido. ¿Qué tenemos?
¿Quién como Jehová, nuestro Dios, que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra? Él levanta del polvo al pobre y al menesteroso alza de su miseria, para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo. [12]
Nuestro Señor en este pasaje se presenta como el que tiene la llave de David[13], señal de autoridad, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.
En Deuteronomio 17: 14 al 20 Dios da las instrucciones respecto al rey. Cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta Ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas. Lo tendrá consigo y lo leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová, su Dios, guardando todas las palabras de esta Ley y estos estatutos, y poniéndolos por obra.
Antes de que pidieran rey él ya estaba estableciendo las pautas. Él prevé todo.
Pero él no deberá tener muchos caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de adquirir caballos, pues Jehová os ha dicho: "No volváis nunca por este camino". Tampoco deberá tener muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni amontonará para sí demasiada plata ni oro. Cada recomendación está ligada a una expresión, para sí. Dios, que conoce el corazón del hombre, no quería que el rey fuese egocéntrico. Dios da recomendaciones para que su reinado sea prolongado. Dios lo que quiere es guardar a su rey, preservar a su rey.
La ley, la palabra de Dios es un recurso valioso para el rey. Y es un recurso valioso para nosotros. El rey debía tener para sí una copia de la ley.
La unción es otro recurso de Dios, señal de capacidad, de sapiencia y de autoridad para ser rey. Para usarla en el momento de las decisiones.
La corona, otro recurso divino, era el signo de la realeza, de la gloria y la grandeza. Realzaba la dignidad del rey, era lo visible. La gloria es la visión radiante de la naturaleza del Dios que nosotros tenemos. …se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre.[14]
Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.[15]
¿Quién es este Rey de gloria? ¡Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla! ¡Alzad, puertas, vuestras cabezas! ¡Alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria! ¿Quién es este Rey de gloria? ¡Es Jehová de los ejércitos! ¡Él es el Rey de gloria![16]
Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios experimentara la muerte por todos.[17] Todo lo de Él es glorioso. Su nacimiento, glorioso, ¡Gloria a Dios en las alturas! Su ministerio, glorioso, su muerte, glorioso, su resurrección, glorioso, sus hijos, gloriosos.
Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.[18]
Hay un caso bien particular ocurrido unos 570 años después de que se escribiera Deuteronomio 17. Sacó entonces Joiada al hijo del rey, le puso la corona y el Testimonio, y ungiéndolo lo hicieron rey. Luego batieron palmas y gritaron: «¡Viva el rey!»[19].
La corona, la Palabra y la unción, eso es lo que nos ha dado Dios. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.[20]
Los pecados reales tienen que ver con menospreciar y profanar lo que él nos ha dado. Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido, y te has airado con él. Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra.[21]
4. El anhelo divino:
para que ninguno tome tu corona, Él quiere, Él desea que valoremos lo que Él nos ha dado. Contamos con el ferviente anhelo de Dios. Él arde cuando piensa en nosotros, nos anhela celosamente. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: «El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente»?[22] Es un ardor bueno, sano, un ardor de padre.
Esto sí que tiene que ver con nosotros. Muchos de los líderes anteriores se han dejado atraer por las cosas corruptibles y han perdidos las incorruptibles.
¿Por qué hombres tan usados por Dios han terminado tan mal? No han retenido lo que Dios les dio. ¡Es urgente que retengamos!
Llevaron a los jóvenes a mover el molino, y los muchachos desfallecían bajo el peso de la leña. Ya no se ven los ancianos en la puerta, y los jóvenes han dejado sus canciones. Cesó el gozo de nuestro corazón, y nuestra danza se cambió en luto. La corona ha caído de nuestra cabeza. ¡Ay ahora de nosotros, porque hemos pecado![23]
La mujer virtuosa es corona de su marido[24].
Las riquezas de los sabios son su corona.[25]
Corona de honra es la vejez que se encuentra en el camino de la justicia.[26]
Corona de los viejos son los nietos y honra de los hijos son sus padres.[27]
Al final de este camino hay uno que nos está esperando y no tiene las manos vacías, tiene una corona. Pero no olvidemos que los ancianos del apocalipsis ponen sus coronas a los pies de Jesús.
Cada vez que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: «Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas»[28]
Dios les bendiga!
[1] Apocalipsis 3: 11
[2] Romanos 1: 16
[3] Romanos 1: 1 al 4
[4] 1 Corintios 15: 1 al 5
[5] 2 Timoteo 1: 13
[6] 1 Corintios 4: 6
[7] 1 Corintios 4: 8
[8] 1 Corintios 4: 14 y 15
[9] 1 Corintios 4: 18 al 21
[10] Romanos 12: 1
[11] 1 Corintios 4: 7
[12] Salmo 113: 5 al 8
[13] Apocalipsis 3: 7
[14] Juan 1: 14
[15] Juan 7: 39
[16] Salmo 24: 8 al 10
[17] Hebreos 2: 9
[18] Romanos 8: 21
[19] 2 Reyes 11: 12
[20] Apocalipsis 1: 5 y 6
[21] Salmo 89: 38 y 39.
[22] Santiago 4: 5
[23] Lamentaciones 5: 13 al 16
[24] Proverbios 12: 4
[25] Proverbios 14: 24
[26] Proverbios 16: 31
[27] Proverbios 17: 6
[28] Apocalipsis 4: 9 al 11
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/
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