SUJECIÓN A DIOS
LA CLAVE PARA LA VERDADERA LIBERTAD
"... pero no se haga mi voluntad, sino la tuya." Lc.22.42
Hay una actitud uqe es muy característica de la etapa de la adolescencia; es ese querer ir en contravía de toda autoridad; es esa necesidad imperante de no acatar ninguna regla; es ese impulso desafiante a pasar por encima de toda normatividad. La adolescencia es ese momento de la vida en el que no se quiere recibir concejos de nadie; ni de los padres, ni de los maestros y en muchos casos, nisiquiera de Dios. Pareciera que entre más reglas rompes, más popularidad ganas entre los de tu edad; más liderzgo entre tu círculo de amistades; mayor sensación de libertad. Pero, ¿qué libertad es esta? Es la libertad de la hoja seca que es arrastrada por el viento; sin rumbo, sin guía ni dirección, con un destino incierto; que no puede decidir por donde quiere ir, hacia donde quiere llegar, ni cuando detenerse. El Señor Jesucristo dijo: "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" Jn.8.36.
Nadie quiere ser dominado por otro; nos gusta pensar que somos dueños de nuestros actos y de nuestro destino. "Yo hago con mi vida lo que me plazca", escuchamos muchas veces. Sinembargo, ninguno tiene la capacidad de hacer con su vida lo que quiere. "Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" Jn.8.34. La naturaleza pecaminosa que esta en el ser humano lo domina y este termina haciendo lo que no quiere. "Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago." Ro.7.15. He visto a muchos esclavos de vicios y pecado creyendo que son libres. ¡Qué gran ironía! ¡Qué necedad!
La única manera de ser verdaderamente libres es sujetándonos a Cristo. En la medida que nuestro nivel de sujeción a Él sea mayor, mayor será también nuestra libertad. Suena paradójico, pero es una gran realidad de la vida.
Dios no nos quiere someter. El sometimiento implica imposición de su voluntad a la nuestra. Dios nos pide ser sumisos, no sometidos. Cuando yo soy sometido, alguien prevaleció contra mí y me puso a sus pies. Cuando yo soy sumiso, es que yo me puse ahí por decisión propia.
Dios no quiere dominarnos para subyugarnos, para humillarnos, para demostrar "quién es el que manda". El quiere que le rindamos nuestra voluntad porque Él es el único que nos puede conducir hacia la verdadera felicidad. "Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará" Sal.37.4,5.
Sujetarse a la voluntad de Dios es una decisión seria que requiere que confíes plenamente en Él. Tú debes creer que Dios es bueno y que quiere lo mejor para ti. Sólo cuando lo creas así, podrás decirle de todo corazón: "No se haga mi voluntad, sino la tuya".
ELIO GOMEZ CHAVERRA , Líder Auxiliar
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor IPUC
http://www.adonayrojasortiz.blogspot.com/
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