sábado, 28 de agosto de 2010

Romanos

ROMANOS

Roma

Los más antiguos datos históricos que hoy se poseen sobre los orígenes de la ciudad de Roma se remontan al s. VIII a.C. Por entonces comenzaron a poblarse las siete colinas vecinas al río Tíber sobre las que, en un futuro aún lejano, habría de alzarse la capital del mundo conocido.

Aquellos primitivos asentamientos humanos crecieron poco a poco. Se unieron entre sí, establecieron principios de convivencia y sentaron las bases que un día conducirían a la instauración de un sistema de gobierno colectivo, conforme al modelo de república que caracterizó a Roma entre los s. VI y II a.C.

A medida que se afirmaba la unidad del estado crecía su capacidad económica y militar, de donde se derivó también un fuerte anhelo de posesión territorial que empujó a Roma a la conquista de territorios vecinos y al sometimiento de gentes de muy diversas nacionalidades y lenguas. Con el paso de los años, se hizo dueña de toda la cuenca del Mar Mediterráneo y sus territorios circundantes, y aun mucho más allá.

En la época de Jesús, la república de Roma se había transformado en imperio. Y fue en pleno corazón de aquel imperio romano, en parte admirable, y en parte lleno de conflictos y moralmente degradado, donde surgió la iglesia a la que el apóstol Pablo escribió esta epístola, sin duda la más importante de las suyas desde el punto de vista teológico.

Autor

  • Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios (1:1 BJ)

Con pocas excepciones, los eruditos concuerdan en que ciertamente fue el apóstol Pablo quien escribió la epístola a los Romanos. La evidencia a favor de esta conclusión puede ser considerada como abrumadora, sin exageración.

Con la intención de llevarla a un efecto culminante, la evidencia a favor de la paternidad literaria paulina será trazada en un orden cronológico inverso (de lo más reciente a lo más antiguo):

ü  Eusebio, el gran historiador eclesiástico, al escribir a principios del cuarto siglo, se refiere a: "las catorce [¡sic!] cartas de Pablo", y en el mismo contexto (Historia eclesiástica III.iii. 4, 5) hace mención de que Romanos era una de ellas. Están en pleno acuerdo:

ü  Orígenes (floreció entre 210 y 250),

ü  Tertuliano (floreció entre 193 y 216),

ü  Clemente de Alejandría (floreció entre 190 y 200)

ü  El Fragmento de Muratori (cerca 180–200), así llamado por haber sido publicado por el Cardenal Ludovico A. Muratori (1672–1750).

ü  Ireneo (que floreció entre 182 y 188)

ü  Marción, que vino a Roma poco antes del año 144.

ü  Policarpo, obispo de Esmirna, sufrió martirio en el año 155.

ü  Ignacio, obispo de Antioquía, martirizado a comienzos del segundo siglo después de Cristo.

ü  Clemente, obispo de Roma durante las últimas décadas del primer siglo.

ü  Los apóstoles y sus propios escritos. 2 P. 3:15, 16 dice: "Tened en mente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación, así como nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le fuera dada, os escribió, como también (él escribe) en todas sus cartas, hablando en ellas de estos asuntos …"

En conclusión, quien rechace la paternidad literaria paulina de Romanos debe también rechazar la paternidad paulina de 1 y 2 Corintios, de Gálatas, de Efesios, de Colosenses, etc.

Destinatario

  • Les escribo a todos ustedes,  los amados de Dios que están en Roma,  que han sido llamados a ser santos.  (1:7 NVI)

La iglesia en Roma estaba formada por judíos y gentiles. ¿Cuál grupo predominaba?

Existía el peligro de que un grupo mirase al otro con desdén: los judíos a los gentiles (2:1s), los gentiles a los judíos (11:18). Pablo, en consecuencia, destaca que "no hay distinción entre griego y judío, porque el mismo Señor es Señor de todos" (10:12).

Romanos enfatiza la idea de la unidad. Uno de sus pasajes más preciosos es 10:12, 13:

"Pues no hay distinción entre judío y griego. Porque el mismo Señor es Señor de todos y ricamente bendice a todos los que le invocan. Porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo".

También hoy es necesario que se subraye esta verdad ya que, en un sentido, el hecho de que "ante Dios todos los hombres son iguales", no es de ningún modo reconocido universalmente. Ni siquiera la iglesia, triste es decirlo, ha tomado siempre en serio las plenas implicaciones de este principio.

¿Cómo se originó la iglesia de Roma? ¿Qué grupo predominaba numéricamente: el de los judíos o el de los gentiles?

Del Nuevo Testamento y de otras fuentes uno recibe la impresión de que había un gran número de viajeros. Así, por ejemplo, Aquila y Priscila (o Prisca) en diferentes intervalos de su vida deben haber viajado desde Ponto a Roma y de allí a Corinto; más tarde a Efeso, de allí a Roma, y subsecuentemente de nuevo a Efeso. Lucas también viajó extensamente. Y así lo hicieron Timoteo, Tito, ¡y especialmente Pablo!

¿Por qué iba la gente a Roma? Por una de las siguientes razones, o por una combinación de dos o más de ellas: para establecerse allí, para efectuar negocios, para ejercer una ocupación, para seguir una profesión, para estudiar, para escapar arresto (era fácil "perderse" en esta gran ciudad), para satisfacer su curiosidad acerca de la metrópolis sobre el Tiber respecto a la cual tanto rumores habían estado circulando, para visitar amigos y parientes, y por la mejor de todas las razones, para llevar el evangelio a los romanos. Debe haber habido otros incentivos que atrajeran a la gente a esta ciudad. También, miles de individuos habían sido en realidad deportados a Roma. Aún otros estaban involucrados en los movimientos de fuerzas militares.

¿Por qué menciono todo esto? Para enfatizar el hecho, con frecuencia pasado por alto, de que hay mucha razón para creer que el evangelio debe haber llegado a Roma en una fecha muy temprana.

Hay quienes minimizan la importancia de lo que ocurrió en Pentecostés para el establecimiento de la iglesia en Roma. Dado que no pueden encontrar ningún registro de alguna relación entre Pentecostés y las conversiones sucedidas en Roma en época tan temprana, rechazan la idea de que pudiera haber una relación tal. O dirán que los visitantes de Roma que estuvieron presentes en la fiesta en Jerusalén y más tarde regresaron a sus hogares no estaban en posición de fundar una iglesia.

Pero el evangelista Lucas ha informado definitivamente que entre aquellos que fueron testigos de los extraordinarios milagros que rodearon al derramamiento del Espíritu Santo había "visitantes de Roma, tanto judíos como prosélitos".

¿No es razonable pensar que al menos algunos de estos visitantes de Roma estuviesen entre los tres mil conversos?

Después de regresar a sus hogares, ¿hubieran dejado de decir a sus amigos y parientes en Roma lo que habían visto y oído en Jerusalén?

No muchos años después del gran Pentecostés descrito en Hechos 2 pueden haber llegado amigos a Roma desde Antioquía de Siria, esa ciudad de mente misionera. Aun antes de 44 d.C. el evangelio fue proclamado en esa ciudad donde "los discípulos fueron llamados por primera vez cristianos". La iglesia de Antioquía tenía varios hombres que estaban calificados para divulgar las buenas nuevas. Así que, dado que todos los caminos llevaban a Roma y que los viajes de ida y vuelta eran muy frecuentes, se hace al menos imaginable que algunos de estos antioqueños de mente misionera proclamaran en fecha temprana el evangelio en Roma, añadiendo fuerza a la muy joven iglesia. Pronto miembros de otras iglesias—por ejemplo, de las de Filipos, Corinto, y Efeso, bien pueden haber cooperado, porque entre cada una de ellas y Roma la comunicación era constante.

Lugar de redacción

  • Os saluda Gayo, que me hospeda a mí y a toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. (16: 23)
  • Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo (1 Corintios 1: 14)
  • Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto, enfermo. (2 Timoteo 4: 20)

Fecha

Fue cuando estaba a punto de partir de Corinto que escribió Romanos:

Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros. Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, cuando vaya a España, iré a vosotros, pues espero veros al pasar y ser encaminado hacia allá por vosotros una vez que haya disfrutado de vuestra compañía. Pero ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos, porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Les pareció bueno hacerla, ya que son deudores a ellos, porque si los gentiles han sido hechos partícipes de sus bienes espirituales, deben también ellos ayudarlos con bienes materiales.[1]

Cuando cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos y, habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para Macedonia. Después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarlos con abundancia de palabras, llegó a Grecia. Al cabo de tres meses de estar allí, debido a los planes que los judíos tenían contra él cuando se embarcara para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia. [2]

Esta epístola fue escrita probablemente alrededor del año 55, durante una permanencia de Pablo en la ciudad de Corinto.

Propósito

La Epístola de Pablo a los Romanos ha enriquecido el testimonio de generaciones de creyentes a lo largo de la historia. La profundidad de pensamiento del autor pone de relieve su confiada entrega a la gracia de Dios, y manifiesta su vocación y el fervor que lo anima; un fervor evangelizador que ha inspirado acontecimientos decisivos para la historia y la cultura de la humanidad.

Cuando el apóstol redactó esta epístola, la más extensa de todas las suyas, aún no se le había presentado la ocasión de visitar a los creyentes residentes en Roma. Sin embargo, la larga lista de saludos del capítulo 16 parece probar que ya por entonces contaba con no pocas relaciones y afectos entre aquel grupo de hombres y mujeres que, en pleno corazón del imperio, habían sido «llamados a ser de Jesucristo».

Pablo se había propuesto muchas veces viajar a Roma, para anunciar allí el evangelio y comunicar a los hermanos «algún don espiritual», para ser «mutuamente confortados por la fe» en Cristo. Pero es ahora, al considerar a España como campo de su inmediata labor misionera, cuando ve llegar también la oportunidad de realizar la anhelada visita.

En esas circunstancias, el apóstol pareció entender que su presencia en Roma contribuiría a superar algunas tensiones que se estaban presentando en la iglesia.

Pasajes como revelan que sobre la comunión fraternal se cernía un serio peligro de división, a causa de rivalidades surgidas entre creyentes de distinta procedencia: los unos del judaísmo y los otros del paganismo.

Contenido

Romanos se divide en dos partes principales: la primera es propiamente doctrinal; la segunda, de exhortación. Contiene además una introducción rica en conceptos teológicos y una conclusión que completa el texto aportando gran número de notas de carácter personal.

Los temas tratados en Romanos son teológicamente densos, pero Pablo los expone de un modo ameno, y hace fácil su lectura introduciendo variados recursos estilísticos: diálogos, preguntas y respuestas, citas del AT, ejemplos y alegorías.

La sección doctrinal es la más extensa. Pablo reflexiona acerca del ser humano, dominado por el pecado e incapaz de salvarse por su propio esfuerzo. Afirma, como el salmista, que todos, tanto judíos como gentiles, «pecaron y están destituidos de la gloria de Dios»; que sólo Dios puede salvar a los pecadores, y que lo hace por pura gracia, «mediante la redención que es en Cristo Jesús».

El tema de la fe y su importancia para la reconciliación del pecador con Dios se extiende en los capítulos 3 y 4. En un lenguaje jurídico magistralmente utilizado, el apóstol introduce términos como «ley», «mandamiento», «transgresión», «justificación», «gracia» y «adopción». Pero los presenta bajo la nueva luz de la libertad y la paz ofrecidas en Cristo al pecador que se arrepiente, con quien Dios ha querido establecer una definitiva relación de amor y de vida.

Los capítulos 9 al 11 constituyen una unidad temática que se destaca del resto de la epístola. Aquí Pablo nos descubre su íntima preocupación porque Israel no ha llegado a comprender que «el fin de la Ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree». Sin embargo, el apóstol está persuadido de que Dios no abandonará nunca a su pueblo escogido, por cuanto «irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios». Israel será restaurado, porque Dios tendrá misericordia de él como también la ha tenido de los gentiles.

La segunda parte de Romanos comienza en 12.1. Es una exhortación a vivir según la ley del amor, una apelación a la fe y a la conciencia cristiana. Todo creyente es llamado a poner en práctica esa ley, sea en el seno de una congregación de fieles, sea en las relaciones con la sociedad civil o con las autoridades y altas magistraturas del estado.

La fe debe manifestarse en la naturalidad del amor. Por lo tanto, la fe se opone a cualquier actitud de soberbia personal o colectiva. La jactancia y el menosprecio al prójimo no se corresponden con la solidaridad, que resulta del amor y le rinde testimonio.

A partir de 15.14 y hasta 16.27 se desarrolla el epílogo de la epístola. Es una extensa y cautivadora relación de observaciones personales, recomendaciones y saludos dirigidos a una serie de fieles, de muchos de los cuales se hace constar las virtudes que los adornan. Pablo une a los suyos los saludos de algunos de sus colaboradores, como Timoteo y como Tercio, que escribió la epístola, y también de algunos parientes, como Lucio, Jasón y Sosípater. Pero el capítulo 16 no sólo registra saludos y recomendaciones, sino que dedica hasta sus últimas palabras a animar a sus lectores y a afirmar la victoria reservada para cuantos confían en el poder de Dios («Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies»).

Esquema del contenido


Prólogo (1.1-15)

1. Parte doctrinal: Salvación por la fe (1.16—11.36)

2. Parte exhortatoria: Conducta cristiana (12.1—15.13)

Epílogo (15.14—16.27)


Bibliografía

Sociedades Bíblicas Unidas: Reina Valera 1995—Edición De Estudio.

Hendriksen, William: Comentario Al Nuevo Testamento: Romanos. Grand Rapids, MI : Libros Desafío, 2006.



s. siglo

a.C. antes de Cristo

[1] Ro 15.22-27

[2] Hch 20.1-4

AT Antiguo Testamento


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
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Sal

La sal de la tierra     

AGOSTO 28

Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Mateo 5.13

Jesús, al igual que en otras ocasiones, escogió un elemento común en la vida de los israelitas para ilustrar la influencia que debe ejercer un discípulo en el mundo.

La sal era un artículo de mucho valor y de gran demanda en el tiempo de Jesús. Los griegos decían que era divina; los soldados romanos frecuentemente recibían su sueldo en sal (de allí "salario") y se consideraba una ofrenda digna para los dioses. Cumple varias funciones: purifica, preserva, cura, da sabor y despierta sed.

La sal tenía, en la antigua Palestina, dos funciones principales. Se la usaba para darle gusto a la comida y como medio para preservar de la descomposición a la carne. También estaba incluida en algunas de las ceremonias religiosas en el templo, atribuyéndole un significado purificador. La sal que usaban los israelitas provenía de las orillas del Mar Muerto. Por estar mezclada con otros minerales, no contenía la misma pureza que otras sales, pero era fácilmente accesible.

Cristo comparó la función de los discípulos en el mundo con el uso de la sal.

En primer lugar, debemos notar que la sal es enteramente diferente a la comida y mantiene su sabor distintivo al ponerla en los alimentos. No adquiere el sabor de la comida a la cual se la agrega, sino que la comida queda saborizada por la presencia de la sal.

De la misma manera, un discípulo de Cristo debe poseer una vida distintiva, diferente a la de las personas a su alrededor. Cuando participa de actividades y eventos que le llevan a tener contacto con la gente del mundo, el discípulo debe claramente contagiar a otros sus principios y conductas. De ningún modo debe el discípulo adquirir el «sabor» del mundo. Aquí se condena la mundanalidad o la secularización, pero también se condena la indiferencia o el aislacionismo.

En segundo lugar, la influencia de la sal en la comida se da simplemente por su presencia en ella. Cuando la sal es mezclada con los alimentos, no reacciona de manera particular para producir el sabor salado. El sabor se debe al hecho de que está presente en la comida.

Del mismo modo, un discípulo no se dedica a realizar actividades especiales para «salar» a los de su alrededor. La acción de salar no se programa, sino que es el resultado de un estilo de vida cuya acción es permanente, pero no deliberada. La sal actúa secretamente. Sabemos que combate el deterioro, aunque no podemos verla en operación. No obstante, su influencia es muy real.

En tercer lugar, debemos notar que la sal es más efectiva cuando se la pone en la medida justa. Si se echa demasiada sal en la comida no se la podrá comer.

De la misma manera la presencia del discípulo en el mundo es más efectiva cuando su testimonio se produce en forma natural y espontánea, como parte de su experiencia cotidiana. Ciertos sectores de la iglesia se han dedicado a instar a sus miembros a una actitud de permanentes prédicas de condenación hacia los que no están en Cristo. En la mayoría de los casos, solamente consiguen poner a las personas en contra del evangelio.

Por último, la sal se utilizaba para evitar el proceso de descomposición de la comida, especialmente la carne. El poder preservativo, la potencia de la sal como antiséptico, una sustancia que retarda la corrupción.

La presencia de la iglesia en la sociedad debe ser un factor que preserva al hombre de la podredumbre natural que produce el pecado. Donde están los hijos de Dios, se debe ver la acción redentora del Señor.

Los cristianos, mostrándose como verdaderos cristianos, están combatiendo constantemente la corrupción moral y espiritual. ¿Con cuánta frecuencia no ocurre que cuando repentinamente se presenta un cristiano en medio de un grupo de individuos mundanos, se retiene el chiste de color subido con que alguien iba a divertir a sus acompañantes, queda sin decirse la expresión profana o queda sin ejecución el plan perverso? Desde luego, el mundo es malvado. Sin embargo, sólo Dios sabe cuánto más corrompido sería sin el ejemplo, la vida y las oraciones de los santos que refrenan la corrupción.

Para pensar:

El discípulo debe ser una influencia que purifica, preserva, cura, da sabor y despierta sed en el sentido espiritual y moral. Si manifiesta las características del verdadero discípulo, su testimonio tendrá este efecto.

La sal es una bendición cuando sigue siendo verdadera sal. La sal solamente sirve mientras sea sal. Al dejar de cumplir la función de sal deja de tener razón de ser.[1]

La sal que usamos hoy en día no puede perder su sabor, pero la sal que usaban en el primer siglo se producía en el mar Muerto y tenía una mezcla de varios minerales. La sal podría diluirse en agua y perderse, dejando los demás minerales, parecidos a la sal. También el creyente, o la iglesia, pueden perder su salinidad, guardando las apariencias, pero no deja de ser insípido y no cumple su propósito.[2]

¡Hay tantas personas que no leen la Biblia, pero que constantemente nos leen a nosotros! Si nuestra conducta no concuerda con nuestro llamamiento, de muy poco valdrán nuestras palabras.



[1]Shaw, Christopher: Alza Tus Ojos. San José, Costa Rica, Centroamérica : Desarrollo Cristiano Internacional, 2005, S. 28 de agosto

[2]Carro, Daniel ; Poe, José Tomás ; Zorzoli, Rubén O. ; Editorial Mundo Hispano (El Paso, Tex.): Comentario Bı́blico Mundo Hispano Mateo. 1. ed. El Paso, TX : Editorial Mundo Hispano, 1993-<1997, S. 93


 
 
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ADONAY ROJAS ORTIZ
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domingo, 15 de agosto de 2010

La Biblia es la Palabra de Dios

LA BIBLIA

INTRODUCCIÓN:

66 libros coleccionados en dos tomos llamados testamentos, libros desde 1900 hasta por lo menos 3500 años de antigüedad ¿Cómo estar seguros de su originalidad? ¿Serán en verdad la palabra de DIOS? ¿Tenemos  que aceptarlas por fe  o se  puede comprobar racionalmente que es un libro sobrenatural?

DESARROLLO: 

Definición

Etimológicamente Biblia, palabra griega que en buen castellano se traduciría como "libros".

Literalmente: La Biblia es un es un relato de la historia de la creación, la historia de la humanidad, la historia del tiempo, pero ante todo historia de amor entre DIOS y su más grandiosa creación, el ser humano.

Teológicamente: La Biblia es la Palabra de DIOS, los profetas del Antiguo Testamento, Jesús y los apóstoles en el Nuevo Testamento  nos trae los mensajes directos de DIOS.

¿Por qué creemos que la Biblia es la palabra de DIOS?

Porque tenemos pruebas que así  lo demuestras lo demuestran. Esas pruebas podemos clasificarlas en externas e internas, pruebas fuera de la Biblia y pruebas dentro de la Biblia misma.

 EVIDENCIAS EXTERNAS.

Datos fuera de la Biblia que demuestran que ella es una fuente de información seria y digna de confiar.

Evidencias Científicas:

No existe ningún dato científico que haya jamás refutado a la Biblia en manera alguna. Quizá algunos dirían: "la Biblia no es un libro científico, sino que su propósito es dar una explicación religiosa o espiritual del universo" por tanto, se nos dice que no confiemos en sus detalles científicos, sino que solamente extraigamos sus enseñanzas morales o religiosas.

Tal línea de pensamiento es incorrecta porque es ilógica. ¿Cómo vamos a decir cuales declaraciones son ciertas y cuáles no son? Si no podemos confiar en algunas declaraciones de la Biblia, entonces tampoco podemos confiar en su mensaje espiritual.

Tal línea de pensamiento está equivocada porque es un insulto desleal hacia DIOS quien es el autor de la Biblia. La exactitud de los relatos, los personajes, y los lugares en la Biblia son un reflejo de la integridad de DIOS y son un reflejo de la capacidad divina de conservar exacto el contenido de la Biblia a través de los siglos. Jamás tendremos un aprecio lo suficientemente profundo por la descripción tan exacta del mundo físico tal como se presenta en la Biblia porque refleja al DIOS que la escribió.

Un ejemplo tomado de la Geografía:

Si bien es cierto que la Biblia no pretende deliberadamente educar a sus lectores en principios y datos científicos, todo asunto que discute lo relacionados con la creación de DIOS es exacto y verdadero. Veamos por ejemplo, en el libro de Job 26:7 donde leemos una descripción moderna de la tierra en su giro sobre el espacio vacío. Este texto fue escrito unos 3.000 años antes de Cristo. Tal descripción hace un contraste agudo con las nociones fantásticas imaginarias que el resto del mundo enseñaba o creía en ese tiempo.

En apoyo de Job 26:7, Isaías 40:22 señala que DIOS se sienta sobre "el círculo de la tierra". La tierra aparecería como un "circulo"  a aquellos que viviesen sobre ella solamente si se trata de una esfera. Isaías 40 concuerda con la descripción dada en Job 26 y apoya su exactitud, cualidad que debemos esperar de la Biblia. Después de todo, ¿quién sabe mejor que el creador como fue diseñado y construido el universo?

Un ejemplo tomado de la Arqueología.

Las más antiguas copias existen hoy en día de los poemas y ensayos griegos más famosos, tienen todas de 800 a 1000 años más nuevas que sus originales. Sin embargo, ningún erudito aceptaría el argumento de que los escritos clásicos griegos son falsos y que deberían ser descartados. En contraste con esto, las copias más antiguas de muchos libros del Antiguo Testamento están fechadas entre 50 y 80  años más tarde que los originales autografiados. En base a esta información, entonces, la Biblia debería tener al menos el mismo nivel de aceptación que tiene la literatura griega, tan reverenciada hoy en día.

En efecto, descubrimientos recientes han confirmado la integridad histórica de la Biblia, causando que muchos arqueólogos que antes la habían tenido en muy poca estima, ahora hayan cambiado su disposición contraria a las Escrituras, por un respeto científico hacia ella. Por ejemplo en Génesis 15:20 un pueblo llamado "Heteos"  están mencionado. Por años, muchos se mofaron de la Biblia por hacer mención de esta raza de personas.

Pero hace solo unas pocas décadas fueron descubiertas las ruinas de una ciudad en el país de Turquía, al norte del Israel actual, que probo ser una ciudad principal de los Heteos   

Evidencia histórica.

La Biblia nos declara los acontecimientos antes de que estos sucedan. El profeta Isaías 45:1, habla acerca de Ciro, rey de Persia, quien eventualmente restauraría la nación de Judá. Persia era un reino esplendido que estaba ubicado en lo que hoy llamamos Irán. Ahora bien, Isaías escribió durante el reinado del rey Ezequías en Judá. Ezequías murió en el año 687 A.C., pero Ciro no comenzó  a reinar como rey del imperio persa hasta después del año 600 A.C, más de 80 años después de que Isaías dejara la escena de los acontecimientos. Sólo DIOS podía saber el nombre del hombre que sería el rey de Persia casi un siglo antes de que éste ascendiera al trono.

Además encontramos que muchas de las profecías históricas que anunciaban al Señor Jesucristo fueron declaradas 1.000 años antes de su nacimiento. Cada uno de los libros del Antiguo Testamento se refiere claramente a Jesús en una manera u otra. Por ejemplo, nótese los detalles del Salmo 22, Isaías 53 o Miqueas 5:2. Enfrentándonos a estas evidencias históricas, tenemos solamente las opciones siguientes: Una de dos, o bien la Biblia fue escrita por DIOS, para quien el tiempo no constituye   barrera alguna, o se trata de una broma, o peor aún, una mentira tramada por personas que posteriormente escribieron la profecía con el único objeto de hacer aparecer la Biblia como un libro de DIOS. La opción  correcta es que solo la Biblia es la palabra santa y verdadera de DIOS.     

Evidencia de la experiencia personal.

La experiencia de todos los que han sido transformados por ella. Hay diferencias notables en la vida de una persona que ha puesto su confianza en el señor Jesucristo y que se conduce conforme a su palabra, la Biblia. Dicho de otra manera, la Biblia puede hacer por los creyentes, lo que ella dice que puede hacer. 

La Biblia promete quitar el castigo del juicio y da seguridad de que no hay mas condenación para todo aquel  que confié en ella (Juan 5:24, Romanos  8:1-16; 1º Juan  4:18). La Biblia promete que puede limpiarla vida interior del cristiano (Salmo 119:9-11; Juan 15:3). La Biblia promete libración de la esclavitud del pecado y darnos la sabiduría y poder para vencerlo exitosamente (Juan 8:34-36; Romanos 6:18; Colosense 3:1-2). La Biblia da significado y propósito a la vida, lo cual motiva a los cristianos a servir a su Señor (1º Pedro 2:9).

Los creyentes experimentan una vida que nunca habían tenido antes, una vida nueva que se evidencia por el hecho de que ya no continúan llenos de amargura por sus pecados pasados, desde que leyeron en hebreos 10:16-17 acerca del perdón de DIOS.  "Y que fueron bautizados en el nombre de Jesús (Hechos 2:38)".  Ellos ahora pueden sacrificarse por los demás, vencer sus temores, y ser personas reales, porque hallan su descanso en el Señor y no en la esperanza vana de que en alguna manera las cosas van a salir bien.  Una persona que confía en la Biblia cuenta con la experiencia espiritual personal de saber que las promesas de la Biblia, en vez de ser mera poesía, son reales y dan testimonio a su corazón de que su confianza en la Biblia no es en vano.

EVIDENCIAS INTERNAS.

Ahora consideramos brevemente las evidencias internas, las cuales nos dan buenas razones para confiar en la Biblia.  En otras palabras, existen hechos dentro de la Biblia que demuestra que ella es una fuente de información fiel y confiable.

El Testimonio de la Biblia:

La Biblia reclama ser de DIOS.  Por ejemplo: 2º Samuel 23:2 David, quien escribió la mayoría de los salmos, afirma que lo que él escribió proviene de DIOS.  Jeremías afirma lo mismo. (Jeremías 1:4).   Lo mismo acontece con el apóstol Pablo  (1º Tesalonicenses 2:13).  Pedro dice que las epístolas de Pablo son "Escrituras", incluyéndolas como escritos sagrados (2º Pedro 3:16).  El mismo señor Jesucristo hace toda clase de declaraciones sobre la veracidad de la Biblia (Lucas 16:17, 24:44 y Juan 17:17), y El siempre considero como reales las narraciones históricas del Antiguo Testamento.  (Lucas 11:51 y  17:26-33).

La Unidad de la Biblia

La Biblia fue escrita en un periodo que comprende aproximadamente 1500 años, desde el tiempo de Moisés  (1.400 A.C.) hasta el apóstol Juan (aproximadamente 100 D.C.).  El número total de los autores humanos es por lo menos 40.  Con todo, no obstante diferentes hombres escribiendo en diferentes épocas, el mensaje que escribieron es siempre el mismo, sin ninguna contradicción.  La razón es que DIOS es su autor, y El uso hombres para escribir lo que El quiso decir.

Los escritores humanos vivieron y murieron en épocas diferentes pero el DIOS que vive para siempre dijo a cada uno de ellos qué escribir.  Por esa razón, estamos habilitados para comparar las diferentes partes de la Biblia y descubrir que ellas concuerdan y se aclaran unas con las otras (Iº Corintios 2:13).  Podemos acudir a cualquier parte de la Biblia con la certeza de que es digna de confianza.

El Contenido de la Biblia.

Pero  las evidencias internas más asombrosas de la veracidad de la Biblia son los asuntos que ella expone.  El contenido de la Biblia, las cosas sobre las que habla, son temas que la Biblia podría decir solamente si ella fue escrita en realidad por DIOS.  Por ejemplo, la Biblia declara que Jesús reclama ser DIOS (Juan 10:30);  la Biblia declara que sus  apóstoles reclama que Jesús  es DIOS (Juan 20:28); la Biblia declara que el Padre confirma que Jesús es DIOS (Hebreos 1:8); entonces la conclusión de este testimonio es una de dos: o la Biblia narra locuras o algo más trascendental, o es verdad lo que dice siendo el único libro de su clase.

Otro importante ejemplo es que sólo la Biblia habla del pecado. Ningún hombre tiene la valentía de escribir de la condición degradante de la raza humana de la manera como lo narra la Biblia.  Es realmente un cuadro horrible nos ofende y no nos sentimos nada felices al leerlo.  Esto explica el por qué se nos hace tan difícil creer que la Biblia dice la verdad.  El problema no es la falta de Evidencias, sino con nuestros corazones. ¿A quién le gusta saber que es un miserable y terrible pecador corrupto?  ¿Quién se regocija después de haber escuchado que está sentenciado para ir al infierno y sufrir la ira eterna de DIOS? ¿Quién se complace en saber que no hay nada bueno en él, y que está en rebeldía contra DIOS su creador?

Solo DIOS puede ser honesto con nosotros porque solamente él conoce la verdad. Y solamente El está dispuesto a ser honesto con nosotros como una manifestación de su amor.  El amor verdadero no se expresa con palabras humanas que nos tratan de hacer sentir bien por un momento, usando adulaciones vanas, para luego dejarnos en la misma situación, porque no tiene una esperanza real que ofrecernos.  El amor verdadero se expresa por medio de la verdad, porque esto es lo único que nos puede ayudar.

La descripción fiel de la humanidad que la Biblia presenta no es atractiva. Sin embargo contribuye el consejo de un amigo verdadero. DIOS sabe que nosotros estamos caminando al borde de un abismo, listo para caer de un momento a otro en el mismo infierno.  El nos dice exactamente qué es lo que necesitamos saber para escapar de ese peligro.

La Biblia no está apareciendo en la lista de los diez libros más populares del año, pero solo la Biblia puede hacer una promesa y cumplirla, tal como: "Venid á mi todo los que estáis trabajados y cargados que yo os haré descansar.  Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga"  (Mateo 11:28-30).

El Mensaje de la Biblia.

Hay un aspecto final que todavía debemos enfrentar cuando consideramos si se puede confiar en la Biblia. Supongo que la mayoría de las personas tienen al menos la idea de que existe un    DIOS. Pero si DIOS en verdad es DIOS, entonces El le hablará al hombre con autoridad absoluta y debemos someternos a su palabra. Dicho de otra manera, lo que pensamos de la palabra de DIOS, y cómo reaccionemos a ella, refleja lo que pensamos de DIOS. No podemos separar a DIOS y a su palabra.

Si la gente no cree en el  DIOS de la Biblia, se entiende entonces que se comporten como lo hacen, porque el futuro amargo de sus vidas egoístas ha venido a ser la cosecha que la Biblia dice que tendrán (Galatas6:7-8). Estas es la evidencia más alarmante de todas. Y por encima de todo esto, tendrán que enfrentar a un DIOS de ira, que los perseguirá hasta someterlos  a su palabra en el día del juicio, como lo predice la Biblia. 

CONCLUSIÓN:

Es una buena cosa preguntarnos si podemos confiar en la Biblia. La Biblia está dispuesta a que le tomemos nuestro examen, desde el principio al fin, y defenderse. Como Santiago 1:6 expone, nunca nos debemos de sentir renuentes de pedirle a DIOS la capacidad de confiar en su palabra y la sabiduría necesaria para extraer de la Biblia las cosas que deseamos saber. Sin embargo, estudiar la Biblia es una investigación santa. Solamente si nos acercamos a la Biblia humildemente y con una mente abierta, preparada para la verdad, encontraremos las respuestas que necesitamos.  

 

"TU PALABRA ES VERDAD"

Juan 17:17

Iglesia Pentecostal Unida de Colombia

Calle 30 # 22 -61

Cañaveral, Floridablanca

Martes, jueves y Sábado 7 PM

Domingo 8 AM Y 10 AM 


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
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jueves, 12 de agosto de 2010

Nueva escala de Valores económicos

Nueva escala de valores económicos.

Así ha dicho Jehová: «No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan, dice Jehová.»[1]

El Evangelio como poder transformador:

Es propio observar, como muchos lo han hecho, que el Nuevo Testamento no presenta un programa de reforma social y económica. No hay protesta frente a la institución de la esclavitud, no se cuestiona la situación que dejaba la esposa casi sin derechos legales, no se atacan las políticas del gobierno, ni las condiciones económicas en general.

A la larga, el Nuevo Testamento produjo cambios, no por un pro­grama político de reforma, sino por una nueva valoración y evaluación de las instituciones existentes.

Que amo y esclavo pueden ser hermanos en la fe, dentro de la comunidad de la iglesia; que en Cristo no hay varón ni hembra; la responsabilidad de amor y cuidado por parte del marido en el matrimonio; la predicación de un reino nuevo y la subor­dinación de la obediencia política a la obediencia absoluta que el cristiano le debe a Dios. Todos éstos son elementos que, como la levadura, van cambiando la sociedad y la cultura donde se predican y se practican.

Desarrollo:

En el Antiguo Testamento se dejaba vislumbrar que una nueva escala de valores ya venía en camino:

Así ha dicho Jehová: «No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan, dice Jehová.»[2]

La gente tiende a admirar ciertas cualidades en los demás: sabiduría humana, poder (fortaleza física), y riqueza.

En este mundo de pecado y dolor, que termina pronto en muerte y juicio, ¡qué necios los hombres que se glorían en su conocimiento, salud, fuerza, riqueza o en cualquiera de las cosas vanas que existen debajo del sol! De ello se debe rendir cuentas en el más allá. Esto sólo acrecienta su desgracia final.

Es por eso que les invito a hacer un PARE en el camino  y a reflexionar sobre nuestro andar.

 Así dijo Jehová: «Paraos en los caminos, mirad y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino. Andad por él y hallaréis descanso para vuestra alma.»

Mas dijeron: «¡No andaremos!»

«Puse también sobre vosotros atalayas, que dijeran: "¡Estad atentos al sonido de la trompeta!"

Y ellos dijeron: "¡No lo estaremos!"»[3]

¿Detrás de qué estamos caminando?

Ahora bien, Dios establece como la prioridad más alta en esta vida, no la ciencia, ni la fuerza, ni el dinero, sino el conocerlo a él en forma personal y vivir de manera que nuestra vida refleje la justicia y rectitud de Dios.

Somos sabios quienes atendemos a Dios y sus consejos y nos regocijamos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en la carne:

Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne, aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que se basa en la Ley, irreprochable.

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que se basa en la Ley, sino la que se adquiere por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios y se basa en la fe. Quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos hasta llegar a ser semejante a él en su muerte, si es que en alguna manera logro llegar a la resurrección de entre los muertos.[4]

En razón de su encuentro, camino a Damasco, con el Cristo resucitado, es que Pablo fue llevado a una "revaluación radical de valores".

Para gloriarse y confiar en la carne, el apóstol hubiera tenido muchos motivos como cualquier hombre. Pero las cosas que consideró ganancia mientras era un fariseo ejemplar, y las había reconocido, por las que había luchado en su vida, a esas cosas que les dedicó su esfuerzo, su dedicación, su tiempo, las consideró como pérdida por Cristo.

El apóstol Pablo considera que todas esas cosas no eran sino pérdida comparadas con el conocimiento de Cristo.

Habla de todos los deleites mundanos y de los privilegios externos que buscaban en su corazón un lugar junto a Cristo, o podían pretender algún mérito y algo digno de recompensa, y los cuenta como pérdida. Había sufrido la pérdida de todo por los privilegios de ser cristiano. Sí, no sólo los consideraba como pérdida, sino como la basura más vil, sobras tiradas a los perros; no sólo menos valiosas que Cristo, sino en sumo grado despreciables cuando se las compara con poderoso evangelio de la salvación.

El verdadero conocimiento de Cristo modifica y cambia a los hombres, sus juicios y modales, y los hace como si fueran hechos de nuevo.

El creyente verdadero prefiere a Cristo sabiendo que es mejor para nosotros estar sin todas las riquezas del mundo pero con Cristo y su palabra que sin él.

Decidió que a nada le concedo valor si lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor (DHH). Esta es una declaración profunda acerca de los valores: la relación de una persona con Cristo es más importante que cualquier otra cosa. Conocer a Cristo debe ser nuestro objetivo número uno en la vida. Considere sus valores.

La riqueza no alarga la vida natural, pero la sabiduría verdadera da vida espiritual y fortalece a los hombres:

Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol; porque escudo es la ciencia y escudo es el dinero; pero más ventajosa es la sabiduría, porque da vida a sus poseedores.[5]

Tengamos en alta estima no el reconocimiento de los hombres sino la distinción que viene de Dios y que durará por siempre. Busquémosla con diligencia.

si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro.[6]

En esta nueva escala de valores ya no vale el hombre por lo que este mundo aprecia y valora, sino por la relación que tenga con Dios:

Y les dijo: —Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.[7]

El Evangelio de Lucas nos refiere la bienaventuranza que Jesús pronuncia sobre los pobres:

Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.[8]

"Bienaventurados (sois) vosotros los pobres" no significa "Bienaventurados son todos los pobres", ni puede significar, "Bienaventurados vosotros, discípulos míos, porque sois pobres en bienes terrenales". La pobreza material no es necesariamente una bendición. Pero Jesús dijo: "Bienaventurados (sois) vosotros los pobres", porque, considerados como un grupo, estos hombres, pobres con respecto a bienes terrenales, habían captado su estado de pobreza espiritual y estaban conscientes de sus riquezas en Dios.

Aunque yo esté afligido y necesitado, Jehová pensará en mí.

Mi ayuda y mi libertador eres tú. ¡Dios mío, no te tardes![9]

Jesús añada: "porque vuestro es el reino de Dios". La suma total de las bendiciones resultantes del hecho de reconocer a Dios como Rey y Señor sobre el corazón y la vida son ahora para quienes habían sido considerados como pobres.

También Lucas nos cuenta los ayees que pronunció sobre los ricos y saciados:

Pero ¡ay de vosotros, ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.

¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.[10]

Jesús pronuncia el Ay sobre los ricos, es decir, sobre los que confiaban en las riquezas porque el logro de la riqueza terrenal, de cualquier tipo, era la suprema ambición de ellos. Era su objetivo apasionado y lo que absorbía todo su ser.

Bueno, ellos habían logrado lo que buscaban. En un recibo pueden escribir las palabras "Pago recibido en forma completa". Esa era su sola y única "consolación".

¿Pero para su futuro eterno qué habían provisto? … ¡exactamente nada! Entonces nada de verdadero valor pueden esperar recibir.

La práctica económica de la iglesia primitiva nos muestra qué implicaciones prácticas tenían los nuevos valores económicos en el reino de Dios:

Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas: vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.[11]

Cuando los israelitas viajaron a través del desierto por cuarenta años, Dios les proveyó día tras día de lo que necesitaban para subsistir. Todos estaban en el mismo nivel económico; ni uno era más rico, ni uno era más pobre. Cuando llegaron a la Tierra Prometida, cada uno recibió su herencia. Con el correr del tiempo, empezaron a observar y experimentar riqueza y pobreza en sus comunidades. Esta diferencia se hizo más y más evidente a lo largo de los siglos, porque el pueblo judío rechazó observar las estipulaciones de Dios respecto a cuidar de los pobres y ser generoso con ellos.

Después de Pentecostés, los nuevos convertidos en Jerusalén "tenían en común todas sus cosas. Empezaron a vender sus propiedades y pertenencias y repartieron a todos que tuvieran necesidad".

El compartir cosas materiales fue una actitud completamente voluntaria de los dueños de poner sus posesiones a disposición de todos los creyentes que tuvieran necesidades económicas. Los que vendieron sus posesiones lo hicieron sobre una base completamente voluntaria. Una nueva escala de prioridades llevaba a los pudientes a proveer por las nece­sidades de los demás, sin ninguna coerción u obligación:

Reteniéndola, ¿no te quedaba a ti?, y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.[12]

La aspiración de los primeros cristianos fue abolir la pobreza de tal modo que los menesterosos, como una clase social, no existiera más entre ellos.

Lucas no provee información en el sentido que los ricos vendieran todas sus posesiones. En cambio, alude al establecimiento de un fondo general gracias al cual los pobres fueron sostenidos y en el cual los ricos pusieron el dinero ganado por la venta de propiedades.

Lucas compara la unidad y armonía de los creyentes en el templo con su solidaridad en las comidas comunes en hogares privados. Los cristianos "comían juntos con alegría y sinceridad de corazón". Aunque no da más explicación sobre esto, la práctica de tener comidas comunes es comparable a las fiestas de amor mencionadas directa e indirectamente por Pablo en su carta a la iglesia de Corinto, por Pedro y por Judas. Una comida en común servida por los primitivos cristianos en conexión con los cultos de la iglesia y con el propósito de fomentar la expresión del amor fraternal.

En Jerusalén, los creyentes disfrutan estas comidas "cada día", como Lucas lo indica en el griego. Por consiguiente, vale la pena aclarar que las comidas en común no son la celebración de la Cena del Señor.

Lucas enfatiza la unidad, la armonía, el gozo y la sinceridad de los creyentes. Estos elementos son frutos del Espíritu Santo, quien está actuando en los corazones y vidas de los primeros cristianos.

"Alabando a Dios, y gozando favor con todo el pueblo". La primera frase relaciona a Dios y el otro al pueblo.

¡Qué testimonio de verdadero cristianismo!

Estos creyentes viven una vida de alabanza a Dios y como resultado, son reconocidos por el pueblo. Son exponentes del poder del evangelio y la presencia del Espíritu Santo.

Son testimonios vivientes para Cristo. Aquí está trabajando la iglesia misionera: el pueblo observa la conducta cristiana de los convertidos hablando en favor de la iglesia y son atraídos a Cristo.

La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el producto de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa «Hijo de consolación»), levita, natural de Chipre, vendió una heredad que tenía y trajo el producto de la venta y lo puso a los pies de los apóstoles.[13]

Un nuevo concepto de mayordomía llevaba a los cristianos a no mirar nada como de su posesión exclusiva.

Una vez más Lucas ilustra la unidad entre los cristianos primitivos, preocupándose por el cuidado de los pobres entre ellos. Lo hacen compartiendo sus posesiones materiales y demostrando su buena voluntad al no guardar como propias aquellas cosas. Están bien conscientes de la instrucción divina de que no hubiera pobre entre el pueblo de Dios. Esto es, debido a las abundantes bendiciones de Dios para con su pueblo, la comunidad cristiana debía abolir la pobreza.

Mientras algunos creyentes tenían posesiones, otros no las tenían. Pero nadie en la comunidad tenía necesidad, porque los ricos vendían sus tierras o casas y generosamente daban el producto a los apóstoles.

Conclusión y aplicación:

¿Por qué cualidades desea que la gente más lo admire?

¿Hay algo más importante que su relación con Cristo?

Si sus prioridades están equivocadas, ¿cómo puede reordenarlas?

Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.[14]

Esto, pues, es lo que les digo y les encargo en el nombre del Señor: que ya no vivan más como los paganos, los cuales viven de acuerdo con sus equivocados criterios  y tienen oscurecido el entendimiento. Ellos no gozan de la vida que viene de Dios, porque son ignorantes a causa de lo insensible de su corazón. Se han endurecido y se han entregado al vicio, cometiendo sin freno toda clase de cosas impuras. Pero ustedes no conocieron a Cristo para vivir así, pues ciertamente oyeron el mensaje acerca de él y aprendieron a vivir como él lo quiere, según la verdad que está en Jesús. Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.[15]

¿Qué está dispuesto a dar a fin de conocer a Cristo?

¿Una agenda repleta a fin de dedicar unos pocos minutos cada día para orar y estudiar la Biblia?

¿La aprobación de sus amigos?

¿Algunos de sus planes o placeres?

Sea lo que sea, conocer a Cristo es más valioso que el sacrificio.

Cuando nos unimos a Cristo confiando en Él, experimentamos el poder que lo resucitó de la muerte. Ese mismo poder maravilloso nos ayudará a vivir moralmente, renovará y regenerará nuestras vidas.

Pero antes de que caminemos en nueva vida debemos morir al pecado. Así como la resurrección de Cristo nos da el poder de Cristo para vivir para Él, su crucifixión señala la muerte de nuestra vieja naturaleza pecadora. No podemos conocer la victoria de la resurrección sin usar personalmente la crucifixión.

 



[1] Jr 9.23-24

[2] Jr 9.23-24

[3] Jr 6.16-17

[4] Flp 3.3-11

[5] Ec 7.11-12

[6] Pr 2.4

[7] Lc 12.15

[8] Lc 6.20

[9] Sal 40.17

[10] Lc 6.24-25

[11] Hch 2.44-45

[12] Hch 5.4

[13] Hch 4.32-37

[14] Ro 12.1

[15] Ef 4.17


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 


Generalidades de la Escatología Bíblica

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