La avaricia es idolatría:
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría.[1]
AVARICIA: (Del lat. avaritĭa). f. Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas.
Apego desordenado a las riquezas. Avaro es la persona que ama el dinero, que lo codicia todo el tiempo y no escatima el uso de medios ilícitos para conseguirlo. En el AT se utiliza el término betsá, que significa "lucro" o "ganancia" con sentido deshonesto, ese mismo término al pasarse a español se prefirió traducir como avaricia.
En el N. T. es la traducción de un término griego cuya raíz significa «desear más».
CODICIA: (Del lat. *cupiditĭa, de cupidĭtas, -ātis). f. Afán excesivo de riquezas. || 2. Deseo vehemente de algunas cosas buenas. || 3. ant. Apetito sensual.
Es el deseo vehemente de poseer o disfrutar cosas materiales sin prestar atención alguna a las leyes de Dios o de los hombres.
El décimo mandamiento dice:
»No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.»[2]
La palabra que se utiliza para codiciar en este texto anterior es en hebreo chamad, que quiere decir "desear" o "deleitarse en".
Lo que dice el A.T. sobre el tema:
Hay que evitar el ansia de enriquecerse rápidamente, porque:
El avaro se apresura a enriquecerse, sin saber que caerá en la indigencia.[3]
Los gobernantes deben evitar la avaricia, porque se nos dice que:
El gobernante falto de entendimiento multiplicará la extorsión, pero se prolongarán los días del que aborrece la avaricia.[4]
El salmista pedía que Dios inclinara su corazón a su Palabra y no a la plata:
Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la avaricia.
Aparta mis ojos para que no se fijen en cosas vanas; avívame en tu camino.[5]
Los jueces deben ser personas que aborrezcan la avaricia:
Además escoge tú de entre todo el pueblo a hombres virtuosos, temerosos de Dios, hombres veraces, que aborrezcan la avaricia, y ponlos sobre el pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez.[6]
Además de otras razones, porque…
Ciertamente la opresión hace enloquecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón.[7]
La malicia de la avaricia radica en el hecho de que el deseo de más bienes conduce a la violación de los derechos ajenos:
»¡Ay del que edifica su casa sin justicia y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, sin darle el salario de su trabajo!
Que dice: "Edificaré para mí una casa espaciosa, de grandes salas"; y le abre ventanas, la cubre de cedro y la pinta de bermellón.
¿Reinarás tú, porque te rodeas de cedro? ¿No comió y bebió tu padre, y actuó conforme al derecho y la justicia, y le fue bien?
Él juzgó la causa del afligido y del necesitado, y le fue bien.
¿No es esto conocerme a mí?, dice Jehová.
Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, para derramar sangre inocente y para oprimir y hacer agravio.»[8]
Sus jefes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa: derraman sangre para destruir las vidas, para obtener ganancias injustas. [9]
El avaro busca ganancias ilícitas y para ello se aprovecha de los otros:
Así son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores.[10]
Desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores.[11]
Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos practican el engaño.[12]
Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia. ¡Te olvidaste de mí!, dice Jehová, el Señor.
»"Y batí mis manos a causa de la avaricia con que actuaste y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti.[13]
Lo que dice el N.T. sobre la avaricia y la codicia:
En el NT se declara enfáticamente:
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores.[14]
En la comunidad cristiana primitiva, la lucha contra la codicia y la avaricia fue importante:
Un hombre llamado Ananías también vendió una propiedad y, en complicidad con su esposa Safira, se quedó con parte del dinero y puso el resto a disposición de los apóstoles.
—Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres sino a Dios!
Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Y un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido. Entonces se acercaron los más jóvenes, envolvieron el cuerpo, se lo llevaron y le dieron sepultura.
Unas tres horas más tarde entró la esposa, sin saber lo que había ocurrido.
—Dime —le preguntó Pedro—, ¿vendieron ustedes el terreno por tal precio?
—Sí —dijo ella—, por tal precio.
—¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? —le recriminó Pedro—. ¡Mira! Los que sepultaron a tu esposo acaban de regresar y ahora te llevarán a ti.
En ese mismo instante ella cayó muerta a los pies de Pedro. Entonces entraron los jóvenes y, al verla muerta, se la llevaron y le dieron sepultura al lado de su esposo.[15]
Junto con el deseo sensual, el ansia de adquisición constituye una amenaza especial para la vida nueva del cristiano:
Como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no deben. Están atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y perversidades. Son murmuradores, calumniadores, enemigos de Dios, injuriosos, soberbios, vanidosos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia. Esos, aunque conocen el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.[16]
Os he escrito por carta que no os juntéis con los fornicarios. No me refiero en general a todos los fornicarios de este mundo, ni a todos los avaros, ladrones, o idólatras, pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí para que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón; con el tal ni aun comáis.[17]
El avaro es idólatra:
Sabéis esto, que ningún fornicario o inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.[18]
Quien practique la avaricia no entrará en el reino de los cielos:
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.[19]
Por lo tanto, la avaricia es algo que no debe ni siquiera nombrarse entre cristianos:
Pero fornicación y toda impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.[20]
El verdadero siervo de Dios no encubre avaricia en su ministerio:
porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia. Dios es testigo. [21]
Como saben, nunca hemos recurrido a las adulaciones ni a las excusas para obtener dinero; Dios es testigo.[22]
Hay que cuidarse de los falsos maestros que todo lo que hacen lo hacen por avaricia:
Hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructoras y hasta negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán su libertinaje, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. Llevados por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya hace tiempo la condenación los amenaza y la perdición los espera.[23]
tienen el corazón habituado a la codicia y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad [24]
¡Ay de ellos!, porque han seguido el camino de Caín, se lanzaron por lucro en el error de Balaam y perecieron en la contradicción de Coré.[25]
Las costumbres de los creyentes deben ser sin avaricia
Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré.» Así que podemos decir confiadamente:
«El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.»[26]
Pablo exhorta a los ricos a no poner su esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas:
A los ricos de este mundo manda que no sean altivos ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos. De este modo atesorarán para sí buen fundamento para el futuro, y alcanzarán la vida eterna.[27]
CONCLUSIÓN:
El apóstol Pablo dice explícitamente que la avaricia es idolatría en esta carta que él escribe a los Colosenses; pero este mismo mensaje lo encontramos también en los evangelios:
Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.[28]
»Ningún siervo puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.»[29]
En este diciente pasaje bíblico se niega la posibilidad de servir a Dios y a las riquezas. Las riquezas se presentan aquí en el texto original con el nombre personal de Mamón, para indicar que tal servicio a la riqueza es idolatría.
[1] Col 3.5
[2] Ex 20.17
[3] Pr 28.22
[4] Pr 28.16
[5] Sal 119.36-37
[6] Ex 18.21
[7] Ec 7.7
[8] Jr 22.13-17
[9] Ez 22.27-28
[10] Pr 1.19
[11] Jr 6.13
[12] Jr 8.10
[13] Ez 22.12-14
[14] 1 Ti 6.10
[15]Nueva Versión Internacional. Hch 5.1-10
[16] Ro 1.28-32
[17] 1 Co 5.9-11
[18] Ef 5.5
[19] 1 Co 6.9-10
[20] Ef 5.3
[21] 1 Tes 2.5-6
[22]Nueva Versión Internacional. 1 Tes 2.5
[23]. 2 P 2.1-3
[24] 2 P 2.14-16
[25] Jud 11
[26] He 13.5-6
[27] 1 Ti 6.17-19
[28] Mt 6.24
[29] Lc 16.13
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
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