domingo, 10 de julio de 2011

algo más sobre la gracia


La gracia divina

Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos.

2 Co 8.9

(Ilustración de la hermana que no le abrió al pastor porque pensó que era el que cobraba el arriendo.)

La gracia de Dios es una doctrina que corre a través de toda la Biblia:

Desde Génesis:

Pondré enemistad entre ti y la mujer,

y entre tu simiente y la simiente suya;

esta te herirá en la cabeza,

y tú la herirás en el talón. Gn 3.15.

Y al hombre dijo:

—Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer

y comiste del árbol de que te mandé diciendo: "No comerás de él",

maldita será la tierra por tu causa; Gn 3.17

Hasta Apocalipsis:

El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven!». El que oye, diga: «¡Ven!». Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida. Ap 22.17

Definición.

La gracia divina es el favor de Dios, el impulso de Su amor, hacia el hombre que nada ha merecido, de modo que llega a ser la fuente de donde fluye el caudaloso río de la salvación en todos sus aspectos, y el origen de todo bien para el hombre. La gracia divina es mucho más que una mera benignidad, pues, tratándose del favor del Dios soberano y omnipotente, pone en movimiento todos los recursos de la divinidad y lleva a feliz término todos Sus buenos propósitos en orden al hombre.

De la fuente de la gracia brota la obra de la Cruz, la gloria de la Resurrección, el descenso del Espíritu Santo, la formación de la Iglesia, la derrota final del mal y la inauguración de la nueva creación.

Partiendo de la base de la definición que ya hemos adelantado, podemos notar lo siguiente:

El origen de la gracia.

Y el Verbo se hizo carne

y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad;

y vimos su gloria,

gloria como del unigénito del Padre.

Juan testificó de él diciendo: «Este es de quien yo decía: "El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo"». 

De su plenitud recibimos todos,

y gracia sobre gracia,

porque la Ley fue dada por medio de Moisés,

pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Jn 1.14 al 17

He aquí la hermosa y típica frase con la cual se nos hace ver que Jesucristo es el autor de la gracia, que fue provista desde la eternidad, pero traída y manifestada hace ya más de dos mil años.

Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio. 2 Ti. 1:9 y 10

El alcance de la gracia.

1)      Potencialmente pone la salvación al alcance de todos los hombres:

«Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres …» Tit. 2:11.

2)      Basta para la salvación del peor de los pecadores que se arrepiente y cree en Cristo, según el ejemplo que tenemos en la conversación de Saulo de Tarso

Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús, nuestro Señor, porque, teniéndome por fiel, me puso en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; pero fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Y la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos:  que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrara en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. 1 Ti 1.12 al 17

Véase también:

Uno de los malhechores que estaban colgados lo insultaba diciendo:

—Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

Respondiendo el otro, lo reprendió, diciendo:

—¿Ni siquiera estando en la misma condenación temes tú a Dios? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; pero este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús:

—Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino.

Entonces Jesús le dijo:

—De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Lc. 23:39–43.

3)      La gracia divina se relaciona con todos los aspectos de la obra de Dios a favor de los hombres:

Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. Hch. 15:11;

y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, Ro. 3:24;

Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia.  Gá. 1:15;

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús, porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe, pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. Ef. 2: 4–10.

4)      Convierte al trono de juicio en trono de gracia para el creyente, y es la fuente de todo consuelo y de su socorro:

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. He. 4:16;

Y me ha dicho: «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad».  Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2 Co. 12:9.

5)      Es el poder y la sustancia de todos los dones, o sea, «operaciones de gracia», como también de todo servicio eficaz

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. 1 Co. 15:10;

Tenemos, pues, diferentes dones, según la gracia que nos es dada: el que tiene el don de profecía, úselo conforme a la medida de la fe; el de servicio, en servir; el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.  Ro. 12:6 al 8

6)      Todo esto se incluye en «las abundantes riquezas de su gracia» (Ef. 2:7).

El ejemplo excelso de la gracia.

«Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos» (2 Co. 8:9).

¡Tal es la gracia que ha de reflejarse en la vida de los creyentes!

Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. (2 P. 3:18).

Conclusión

Cristo vino a salvar a quienes no lo merecían.

Es a través de Jesucristo que nos llega a nosotros la gracia de Dios. Ro 5: 15; 1 Co 1: 4

Todo lo que ocurre en la vida cristiana ocurre solo por gracia.

La gracia nos lleva a vivir también por gracia, siguiendo el ejemplo de Jesucristo.

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Mt 10.8

Una recomendación final: ¡NO RECHACE LA GRACIA DE DIOS! 

No desecho la gracia de Dios, pues si por la Ley viniera la justicia, entonces en vano murió Cristo. Gl 2.21

 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 

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