EPIFANIO MEJÍA.
Joven aún entre las verdes ramas
de secas pajas fabricó su nido;
la vio la noche calentar sus huevos;
la vio la aurora acariciar sus hijos.
Batió sus alas y cruzó el espacio,
buscó alimento en los lejanos riscos;
trajo de frutas la garganta llena
y con arrullos despertó a sus hijos.
El cazador la contempló dichosa...
¡y sin embargo disparó su tiro!
Ella, la pobre, en su agonía de muerte
abrió sus alas y cubrió a sus hijos.
Toda la noche la pasó gimiendo
su compañero en el laurel vecino...
cuando la aurora apareció en el cielo
bañó de perlas el hogar ya frío.
(Por favor me confirma si lee este correo electrónico)
Muchas gracias.
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
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