domingo, 13 de marzo de 2022

Vasijas nuevas con sal dentro de ellas...

Iglesia Pentecostal Unida Latinoamericana 

Adonay Rojas Ortiz

Pastor

Sunday, March 13, 2022


sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. 

(Mateo 5.13)

 

Vasijas de barro con sal

Hay un tipo de interpretación que no es muy recomendable, la interpretación alegórica, en la que se básicamente se busca de cada elemento de un relato bíblico un significado que en algunos casos es exagerado, y ahí radica precísamente la debilidad de ese método, pues si no se ponen límites adecuados no hay quien pare nuestra imaginación y caemos en la especulación.

Vamos a hacer uso de una alegoría para ilustrar un principio bíblico, que un creyente lleno del Espíritu Santo puede y debe afectar el entorno en el que vive. Los límites de la alegoría trataremos de mantenerlos dentro de la misma Palabra de Dios. 


LA SAL

La sal era un artículo de mucho valor y de gran demanda en el tiempo de Jesús. 

Los griegos decían que era divina; los soldados romanos frecuentemente recibían su sueldo en sal (de allí "salario") y se consideraba una ofrenda digna para los dioses. 

La sal que usaban los israelitas provenía generalmente de las orillas del Mar Muerto. Por estar mezclada con otros minerales, no contenía la misma pureza que otras sales, pero era fácilmente accesible.

La sal cumple varias funciones: purifica, preserva, cura, da sabor y despierta sed.

La sal tenía, en la antigua Palestina, dos funciones principales. Se le usaba para darle gusto a la comida y como medio para preservar de la descomposición a la carne. 

 

Además de esto, nuevos hallazgos antropológicos han demostrado que en aquella época, la sal en trozos se colocaba como piso en los hornos para aumentar rápidamente su calor, y se mezclaba con estiércol para fabricar combustible. También servía como abono para las plantas.

También estaba incluida en algunas de las ceremonias religiosas en el templo, atribuyéndole un significado purificador. 

Así que la Sal entonces es símbolo de subsistencia y hospitalidad. Por sus cualidades purificadoras, preservadoras y antisépticas, es emblema de incorrupción y perpetuidad. 

Denota la validez y la duración de un pacto. Los pueblos orientales a menudo la empleaban para ratificar las negociaciones, de modo que la sal se convirtió en símbolo de fidelidad y constancia. En las ofrendas levíticas de cereales se utilizaba sal para tipificar la naturaleza eterna del "pacto de sal" que existía entre Dios e Israel.

En varios de esos usos la sal es símbolo del Espíritu Santo.

En el verso que leímos al inicio, Jesús, al igual que en otras muchas ocasiones,  escogió un elemento común en la vida de los israelitas para ilustrar esta vez la influencia que debe ejercer un discípulo en el mundo.

Cristo comparó la función de los discípulos en el mundo con el uso que se le daba a la sal.

En primer lugar, debemos notar que la sal es enteramente diferente a la comida y mantiene su sabor distintivo al ponerla en los alimentos. No adquiere el sabor de la comida a la cual se la agrega, sino que la comida queda saborizada por la presencia de la sal.

De la misma manera, un discípulo de Cristo debe poseer una vida distintiva, diferente a la de las personas a su alrededor. Cuando participa de actividades y eventos que le llevan a tener contacto con la gente del mundo, el discípulo debe claramente contagiar a otros sus principios y conductas. De ningún modo debe el discípulo adquirir el «sabor» del mundo. Aquí se condena la mundanalidad o la secularización, pero también se condena la indiferencia o el aislacionismo.

Por tanto, así dijo Jehová: 

«Si te conviertes, yo te restauraré 

y estarás delante de mí; 

y si separas lo precioso de lo vil,

serás como mi boca. 

¡Conviértanse ellos a ti, 

mas tú no te conviertas a ellos!

Jeremías  15.19 

En segundo lugar, la influencia de la sal en la comida se da simplemente por su presencia en ella. Cuando la sal es mezclada con los alimentos, no reacciona de manera particular para producir el sabor salado. El sabor se debe al hecho de que está presente en la comida.

Del mismo modo, un discípulo no se dedica a realizar actividades especiales para «salar» a los de su alrededor. La acción de salar no se programa, sino que es el resultado de un estilo de vida cuya acción es permanente, pero no deliberada. La sal actúa secretamente. Sabemos que combate el deterioro, aunque no podemos verla en operación. No obstante, su influencia es muy real. 

En tercer lugar, debemos notar que la sal es más efectiva cuando se le pone en la medida justa. Si se echa demasiada sal en la comida no se la podrá comer.

De la misma manera la presencia del discípulo en el mundo es más efectiva cuando su testimonio se produce en forma natural y espontánea, como parte de su experiencia cotidiana. Ciertos sectores de la iglesia se han dedicado a instar a sus miembros a una actitud de permanentes prédicas de condenación hacia los que no están en Cristo. En la mayoría de los casos, solamente consiguen poner a las personas en contra del evangelio.

Por último, la sal se utilizaba para evitar el proceso de descomposición de la comida, especialmente la carne. El poder preservativo, la potencia de la sal como antiséptico, una sustancia que retarda la corrupción.

La presencia de la iglesia en la sociedad debe ser un factor que preserva al hombre de la podredumbre natural que produce el pecado. Donde están los hijos de Dios, se debe ver la acción redentora del Señor.

Ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel impío, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida.

2 Tesalonicenses 2.7 y 8

 Los cristianos, mostrándose como verdaderos cristianos, están combatiendo constantemente la corrupción moral y espiritual.

¿Con cuánta frecuencia no ocurre que cuando repentinamente se presenta un cristiano en medio de un grupo de individuos mundanos, se retiene el chiste de color subido que alguien pensaba soltar para divertir a sus acompañantes, o queda sin decirse vulgar expresión vulgar o queda sin ejecución el plan malévolo que se pensaba ejecutar? 

Desde luego, el mundo es malvado. Sin embargo, sólo Dios sabe cuánto más corrompido sería sin el ejemplo, la vida y las oraciones de los santos que refrenan la corrupción.

Apliquemos a nuestra vida un poco de esto que hemos dicho :

Los discípulos de Cristo debemos ser una influencia que purifica, preserva, cura, da sabor y despierta sed en el sentido espiritual y moral. Si manifestamos las características de un verdadero discípulo de Jesús, nuestro testimonio tendrá este efecto.

La sal es una bendición cuando sigue siendo verdadera sal. La sal solamente sirve mientras sea sal. Al dejar de cumplir la función de sal deja de tener razón de ser.

La sal que usamos hoy en día no puede perder su sabor, pero la sal que usaban en el primer siglo se producía en el mar Muerto y tenía una mezcla de varios minerales. Esta sal podría diluirse en agua y perderse, dejando los demás minerales, parecidos a la sal. También algún creyente puede perder su sabor, su salinidad, guardando solo las apariencias, pero no deja de ser insípido y no cumple su propósito.

¡Hay tantas personas que no leen la Biblia, pero que constantemente nos leen a nosotros! 

Si nuestra conducta no concuerda con nuestro llamamiento, de muy poco valdrán nuestras palabras.

Con estas palabras en mente analicemos un texto Bíblico:

Los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: 

—Mira, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; pero las aguas son malas y la tierra es estéril. 

 —Traedme una vasija nueva y poned en ella sal—dijo él. 

Cuando se la trajeron, Eliseo fue hacia los manantiales de las aguas, echó dentro la sal y dijo: 

—Así ha dicho Jehová: "Yo sané estas aguas, ya no habrá en ellas muerte ni enfermedad". 

 Y fueron saneadas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que pronunció Eliseo. 

2 Reyes 2. 19 al 22

las aguas son malas 

Y llamó Dios a la seca Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares: y vio Dios que era bueno.

Génesis 1. 7

Pero los impíos son como el mar en tempestad, 

que no puede estarse quieto 

y sus aguas arrojan cieno y lodo. 

Isaías 57. 20

También me dijo: «Las aguas que has visto, donde se sienta la ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas

Apocalipsis 17. 15

En efecto, las muchas aguas, los mares y océanos, significan, en la Biblia, las muchedumbres y, en especial, las gentes paganas en su oposición a Dios y a su Ungido, el Mesías:

Sabemos que procedemos de Dios, y el mundo entero yace bajo el dominio del maligno;

1 Juan 5. 19 

Me paré sobre la arena del mar y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos: en sus cuernos tenía diez diademas, y sobre sus cabezas, nombres de blasfemia.

Apocalipsis 13.1

Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado y el mar ya no existía más.

Apocalipsis 21.1

Pero aún en el mar, Dios es soberano:

 Caminas en el mar con tus caballos, 

sobre la mole de las muchas aguas.

Habacub 3.15

Entonces sintieron un gran temor, y se decían el uno al otro: 

—¿Quién es este, que aun el viento y el mar lo obedecen? 

Marcos 4. 41  

y la tierra es estéril 

Desierto:

Voz que clama en el desierto: 

¡Preparad un camino a Jehová; 

nivelad una calzada 

en la estepa a nuestro Dios! 

Isaías 40.3

Por eso voy a seducirla; 

la llevaré al desierto 

y hablaré a su corazón. 

Oseas 2.14

 Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, y le dijeron: 

—El lugar es desierto y la hora ya muy avanzada.

Marcos 6.35

Entonces sus discípulos le dijeron: 

—¿De dónde sacaremos nosotros tantos panes en el desierto para saciar a una multitud tan grande? 

Mateo 15.33

¿A donde llevó Dios a Israel a que le conociera?

Traedme una vasija nueva

Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: «Levántate y desciende a casa del alfarero, y allí te haré oir mis palabras». Descendí a casa del alfarero, y hallé que él estaba trabajando en el torno. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en sus manos, pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 

 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «¿No podré yo hacer con vosotros como este alfarero, casa de Israel?, dice Jehová. Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mis manos, casa de Israel. 

Jeremías 18.1 al 6

Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, el vino se derrama y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. 

Marcos 2.22

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas.

2 Corintios 5.17

y poned en ella sal

Buena es la sal; pero si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos, y vivid en paz los unos con los otros.

Marcos 9.50

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros

2 Corintios 4.7

Eliseo fue hacia los manantiales de las aguas, echó dentro la sal

No fue por la vasija, sino por lo que llevaba dentro. No es el hombre sino el poder del Espíritu Santo quien hace la obra en este mundo.

Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría, pues me propuse no saber entre vosotros "cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 

1 Corintios 2. 1 al 5

Y fueron saneadas las aguas hasta hoy

La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Génesis 1.2

El lugar seco se convertirá en estanque 

y el sequedal en manaderos de aguas. 

Isaías 35.7

Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, 

ríos sobre la tierra seca. 

Mi espíritu derramaré sobre tu descendencia, 

y mi bendición sobre tus renuevos;

Isaías 44.3


¡Que nos ayude el Señor para que podamos ser lo que él desea que seamos en el mundo en que vivimos!

Vasijas nuevas con sal dentro de ellas.


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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com


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