La misión de Dios en las escrituras[1]
A. EL PRINCIPIO SOBRE EL CUAL SE FUNDAMENTA LA HISTORIA DE LA REDENCIÓN ES EL AMOR DE DIOS
1. LA HISTORIA DE LA REDENCIÓN ES LA HISTORIA DEL AMOR DE DIOS
2. DIOS TIENE UNA MISIÓN
B. LA MISIÓN REDENTORA DEL PUEBLO ESCOGIDO DE DIOS
1. LA PROMESA INTERCULTURAL DEL PACTO ABRAHÁMICO
2. DIOS ENCARGA A ISRAEL PARTICIPAR EN SU MISIÓN
3. LA CLAVE DEL ÉXITO DE ISRAEL
4. LA IGLESIA PARTICIPA DEL MINISTERIO INTERCULTURAL
5. EL MISTERIO DE LOS SIGLOS REVELADO
6. LA MISIÓN CENTRÍPETA Y LA MISIÓN CENTRÍFUGA
C. LA NATURALEZA MISIONERA DE LA IGLESIA
1. ADMINISTRADORES DE LAS BUENAS NUEVAS
2. EL PLAN DE ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN EL LIBRO DE HECHOS DE LOS APÓSTOLES
INTRODUCCIÓN
Sabido es de todos que en la Biblia se narra la historia de amor entre Dios y la humanidad. Dios no dejó a la humanidad abandonada a su suerte sino que se ideó un plan de rescate, solo porque amó al hombre de una manera que no podemos explicar.
En el Antiguo Testamento Dios trata con el pueblo de Israel de manera particular, sin perder de vista a las demás naciones, y por medio de ellos intenta rescatar al género humano.
Ahora en el Nuevo Testamento Dios obra por medio de su Iglesia, pero también a favor de las demás gentes, siempre procurando que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
Como Iglesia no podemos ignorar nuestra naturaleza misionera sino que debemos comportarnos en consecuencia a ella.
Vale la pena que analicemos detalladamente en este día misionero cuál es la misión de Dios revelada en las Sagradas Escrituras.
A. EL PRINCIPIO SOBRE EL CUAL SE FUNDAMENTA LA HISTORIA DE LA REDENCIÓN ES EL AMOR DE DIOS
Desde el principio Dios tuvo que encarar un dilema en lo que respecta al ser humano. Dios creó al hombre con libre albedrío, esa libertad de escoger refleja la imagen de Dios. Le otorga al hombre el poder de que correspondiendo a su amor agrade a Dios, pero no porque Dios lo obligue a ello. El vínculo del amor es mucho más fuerte que el poder de la fuerza.
Pero el hombre pecó y cayó en estado de pecado y continua decadencia moral. En ese momento crucial es cuando Dios enfrenta el dilema, ¿Qué va a hacer Dios con el hombre? ¿Destruiría a Satanás, sus seguidores, al hombre y a la tierra de un solo golpe de su justicia? Es ahí cuando vemos que la única causa de las acciones Dios a favor de la humanidad es la naturaleza de su carácter, el amor.
1. LA HISTORIA DE LA REDENCIÓN ES LA HISTORIA DEL AMOR DE DIOS
Si Dios hubiese destruido a todos o parte de los rebeldes hubiese sido justo de su parte, pero Dios ya había previsto la posibilidad del pecado del hombre y había previsto un plan para rescatarle. Ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.[2]
La solución soberana a ese problema fue la encarnación. En su gran amor por la humanidad, Dios ya había determinado realizar el supremo sacrificio aun antes de la caída del hombre. Dios pagaría personalmente la pena por el pecado del hombre, por medio de su hijo Jesucristo. … según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él.[3] Él estaba destinado desde antes de la fundación del mundo, pero ha sido manifestado en los últimos tiempos por amor de vosotros.[4]
Este acto de la gracia divina, único en la historia, ilustra la profundidad y el poder vencedor del amor de Dios. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.[5]
El hombre fracasó por su desobediencia y Dios entonces se propuso cimentar el fundamento de la redención enseñándole la importancia de la obediencia a su voluntad. Dios demanda una continua obediencia del pueblo de Israel pero la continua desobediencia de Israel hace que fracase en la misión que Dios le ha encargado y trajo el juicio de Dios sobre la nación entera.
La condena final de Satanás y su reino fue sellada en la muerte y resurrección de Cristo. Y gracias a su victoria Dios busca siempre levantar, redimir y capacitar al hombre para que sea vencedor sobre el reino de Satanás. Ese Dios de amor interviene a diario en los asuntos humanos para levantar al hombre de su naturaleza caída y capacitarlo para contrarrestar las acciones de Satanás.
2. DIOS TIENE UNA MISIÓN
… el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.[6]
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.[7]
Dios ha contado a lo largo de la historia con aquellos que le servían, a ellos los ha hecho partícipes de su misión. Noé construyó un arca, instrumento de salvación en el diluvio, Israel fue llamado a ser testimonio de Dios ante las naciones, y la Iglesia de Jesucristo está llamada a participar también en su misión salvífica.
El amor de Dios no está confinado a ninguna raza, nación, ni grupo cultural. El ama a todos los pueblos. El amor de Dios traspasa todas las fronteras culturales, raciales y lingüísticas. Él quiere que todos tengan una oportunidad de seguir a Jesucristo.
B. LA MISIÓN REDENTORA DEL PUEBLO ESCOGIDO DE DIOS
El Señor escogió a los Israelitas para que fuesen participantes especiales en su plan para redimir a todo el género humano.
1. LA PROMESA INTERCULTURAL DEL PACTO ABRAHÁMICO
Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.[8] Con las promesas que le hace Dios a Abram, comenzó un nuevo capítulo en la historia de la humanidad.
Israel llegó a ser una gran nación no porque fuese descendiente de Abraham sino porque Dios, el único Dios verdadero, escogió ser identificado personalmente con el pueblo judío. Pero aun escogiendo a la nación de Israel Dios estaba dispuesto a alcanzar, levantar y redimir a todos los pueblos de la tierra.
Jesucristo fue el cumplimento directo y final de las promesas divinas. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: «En ti serán benditas todas las naciones».[9]
Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.[10] Abraham llegaría a ser bendición a todas las familias de la tierra. A nadie le permite Dios que simplemente gaste en sí mismo las bendiciones o promesas divinas. Dios bendijo a Abraham a fin de bendecir a otros y prometió darle su poder protector conforme él cumpliese la misión que Dios le había encargado.
Este modelo de “Yo haré y Tú serás” que Dios usó en su comunicación con Abraham ha sido desde entonces una constante en su comunicación con el hombre. Dios hace para que nosotros seamos. Dios interviene en la historia de la humanidad declarando y demostrando sus propósitos y su voluntad. Luego exige del hombre conforme su voluntad con la de él.
Entonces Dios llama a Abraham y a la nación de Israel con el fin de salvar a todo el género humano, no solamente a una nación.
2. DIOS ENCARGA A ISRAEL PARTICIPAR EN SU MISIÓN
Fue en el Sinaí donde Dios le dio la ley a Moisés y así mismo llamó a Israel para que fuera instrumento de su misión de alcance mundial: Al tercer mes de haber salido los hijos de Israel de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí. Habían salido de Refidim, y al llegar al desierto de Sinaí acamparon en el desierto. Israel acampó allí frente al monte, y Moisés subió a encontrarse con Dios. Jehová lo llamó desde el monte y le dijo: —Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: “Vosotros visteis lo que hice con los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si dais oído a mi voz y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente santa”. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.[11]
El hecho de guardar el pacto haría que los Israelitas fuesen joyas preciosas para Dios y así él, que las poseía, las exhibiría a todos. La función principal del pueblo sería actuar como mediadores entre Dios y los hombres. Dios se proponía que todo Israel fuese una nación de sacerdotes para las otras naciones. Sería un pueblo apartado, separado con un propósito específico. Al establecer una correcta relación vertical con Dios, Israel será un brillante ejemplo para todas las demás naciones. Dios quería que la hermosura de la santidad de Israel atrajera el resto de las naciones hacia él.
Así que Israel tenía como misión mostrar el poder, la gloria, el amor y la compasión de Dios a las naciones. La presencia de Dios en medio del pueblo santificaría la nación e Israel reflejaría la santidad de Dios. La sociedad resultante, junto con el poder de Dios que obraba siempre a favor de Israel, actuaría como un poderoso imán que atraería a las naciones hacia Dios. Israel sería de ese modo el principal instrumento de Dios para alcanzar a todos los pueblos de la tierra.
3. LA CLAVE DEL ÉXITO DE ISRAEL
Jehová nos mandó que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová, nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová, nuestro Dios, como él nos ha mandado.[12]
¡Si me hubiera oído mi pueblo! ¡Si en mis caminos hubiera andado Israel![13]
Si hubiese obedecido en todo, Israel hubiese logrado el éxito. La obediencia ha sido siempre el factor clave para alcanzar las promesas de Dios.
Fue la constante obediencia a los mandamientos del Señor lo que le abrió las puertas a Abraham a la ininterrumpida bendición y revelación de Dios. —Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado a tu hijo, tu único hijo, de cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; tu descendencia se adueñará de las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.[14]
La obediencia es la prueba de la fe, es fe en acción, así como es imposible agradar a Dios sin fe, es imposible agradar a Dios sin obediencia.
A causa de su desobediencia Israel se descalificó constantemente de recibir las bendiciones prometidas de Dios. Hubiese sido luz a las naciones si tan solo hubiese aprendido a obedecer. Pero en lugar de ser testigos justos, los hijos de Israel fueron desobedientes, rebeldes, se dejaron atrapar de los vicios de las naciones que ellos debían atraer para Dios.
Israel fracasó en su misión por su desobediencia, frustró los propósitos de Dios pero no los cambió. El Señor aún quiere que todas las naciones sean atraídas a la luz. La salvación por medio de Jesucristo es el cumplimiento divino de la promesa hecha a Abraham de bendecir a todas las naciones de la tierra.
Israel fracasó en el ministerio intercultural, pero el manto del ministerio intercultural ha sido transferido de los hijos de Israel a los hijos de Dios del Nuevo Testamento: ¡La iglesia de Jesucristo!
Ahora es la iglesia la que está llamada a participar con Dios del ministerio intercultural. Usted y yo llevamos la responsabilidad de este mandamiento. ¡Y no debemos fracasar!
[1] Basado en el capítulo 1 de ”Misionología: nuestro cometido transcultural” de Larry D. Pate
[2] Hebreos 2: 16
[3] Efesios 1: 4
[4] 1 Pedro 1: 20
[5] Romanos 8: 37
[6] Lucas 19: 10
[7] 2 Pedro 3: 9
[8] Génesis 12: 3
[9] Gálatas 3: 8
[10] Génesis 12: 2 y 3
[11] Éxodo 19: 1 -6
[12] Deuteronomio 6: 24 y 25
[13] Salmo 81: 13
[14] Génesis 22. 16 -18
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