GENERALIDADES DEL SALMO 15
El salmo 15 guarda una semejanza con el salmo 24, especialmente por las preguntas: ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?[1] Ambos salmos tienen las preguntas, pero dan las respuestas también: El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni ha jurado con engaño.[2]
Este salmo es llamado con frecuencia una “liturgia de entrada” con un supuesto adorador preguntando sobre las condiciones para poder entrar y un sacerdote respondiendo. El punto central del Salmo es “residencia” (habitará … residirá “quedarse como huésped”): ¿Cómo puede uno residir en su tabernáculo, disfrutando de su hospitalidad como huésped en su casa? Aquí está como respuesta la santidad sin la cual nadie ve a Dios[3], que abarca conducta (estilo de vida), conversación y relaciones, valores, integridad (“perfecto” de una sola pieza) y contentamiento material, persona que no es motivada por el dinero: Dando sin pensar en ganar[4] o no tomar dinero sucio. Quien cumpla están exigencias no perderá su lugar en la tienda del Señor.
Algunos creen que David lo pudo componer mientras trasladaba el arca hacia Jerusalén. En este salmo se pueden enumerar diez características de un hombre íntegro:
1. Hacer justicia
2. Hablar verdad
3. No calumniar
4. No hacer mal
5. No reprochar
6. Menospreciar el pecado
7. Honrar al temeroso de Dios
8. Cumplir su palabra
9. No practicar la usura
10. No admitir cohecho
[1] Salmo 24: 3
[2] Salmo 24: 4
[3] Hebreos 12: 14
[4] Lucas 6: 35
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