No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir,lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto. Romanos 12: 2 DHH
Estamos viviendo en medio de un mundo de negocios, la globalización y los medios masivos de comunicación hacen fácil los tratos entre unos y otros. Cada uno busca su propio beneficio en lo que hace, lo que mas le convenga, sin tener en cuenta los principios, los valores y la ética. Así es la postmodernidad. No parece haber nada estable y se compromete facilmente la conciencia y las convicciones.
La gente aprende a robar, mentir, engañar, esconder la verdad, hacer lo que sea necesario para obtener lo que quieren, el acomodo, la adaptación se ha convertido hoy en día en un estilo de vida.
Algunos fallan a la Palabra de Dios en algún aspecto ético o moral en el trabajo o en el vecindario, convencidos a sí mismos de que les era necesario para obtener el trabajo o ganarse la confianza de su vecino. Pero su testimonio como cristiano debe ser proclamado por una vida de fiel obediencia a la Palabra de Dios sea cual sea la consecuencia de ello.
Dios atrae a sus elegidos hacia sí mismo através de cristianos que demuestren ser diferentes del resto del mundo, que revelen su verdadera fidelidad por medio de la sujección y obediencia a las normas de Dios.
No desconocemos la presión que el mundo ejerce sobre nosotros, pero no podemos caer en semejante seducción porque agradar al mundo es desagradar a Dios. El llamado divino es a no conformarnos a este siglo, pero el mundo quiere que seamos socios de él, que negociemos con él, que hagamo trato con él.
Desde el principio hasta el final del relato Bíblico Dios demanda de su pueblo una vida consagrada a él, es decir, una vida separada del mundo influenciado por el mal. El pueblo de Dios está llamado a marcar la diferencia.
Dios le dio al pueblo de Israel la razón para ciertos comportamientos que él esperaba de ellos: Porque ustedes son un pueblo consagrado al Señor su Dios; él los ha elegido entre todos los pueblos de la tierra para que sean el pueblo de su propiedad[1].
Y a su pueblo actual, la Iglesia, Dios le dice: Pero ustedes son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios. Y esto es así para que anuncien las obras maravillosas de Dios, el cual los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa.[2]
Siempre que nos sintamos tentados a comprometer nuestras convicciones, pensemos que por encima de nuestros razonamientos están los principios de la Palabra de Dios, que son absolutos y no van a estar cambiando a nuestra conveniencia o capricho.
Si consideramos la Palabra de Dios como nuestra máxima autoridad, ella nos abre la puerta para alcanzar la tan anhelada integridad en nuestra vida.
INTEGRIDAD: firme adhesión a un estricto código moral o ético. Cualidad o condición de ser íntegro y no dividido. Sinónimo de honestidad, totalidad, sinceridad, incorruptibilidad, sin hipocresía ni doblez. Alguien que es totalmente consistente en las convicciones que expresa. Una persona que carece de integridad es un hipócrita.
Esencialmente es ser fiel a las nomas éticas, que en nuestro caso están dadas por Dios.
En mis propias palabras, integridad es la perfecta concordancia entre el ser y el hacer.
Jesús criticó a los escribas y fariseos de su época por su falta de integridad, decían pero no hacían.
Hoy en día esta muy de moda hacer, pero sin tener la motivación adecuada, eso también es falta de integridad, adherirse a un código de comportamiento bíblico sin la adecuada motivación interior.
En la Biblia encontramos muchos ejemplos de hombres y mujeres cuya integridad fue probada con frecuancia, pero salieron triunfantes, pues Dios bendice a los que mantienen una vida de integridad.
Termino con el salmo 15:
Jehová, ¿quién habitará en tu Tabernáculo?, ¿quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia; el que habla verdad en su corazón; el que no calumnia con su lengua ni hace mal a su prójimo ni admite reproche algunocontra su vecino; aquel a cuyos ojos el indigno es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová; el que aun jurando en perjuicio propio, no por eso cambia; quien su dinero no dio a usura ni contra el inocente admitió soborno. El que hace estas cosas, no resbalará jamás.
[1] Deuteronomio 14: 2 DHH
[2] 1 Pedro 2: 9 DHH
Basado en EL PODER DE LA INTEGRIDAD, John F. MacArthur
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