Es común escuchar textos sacados de sus respectivos contextos. Algunas veces nosotros que sabemos esto, lo admitimos, porque los resultados que se nos prometen son alentadores e interesantes. Y uno de esos textos es el que dice: "Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús." (4:19).
En principio debemos entender que este texto no es una promesa general, sino una promesa dirigida a los filipenses que habían hecho algo en particular con el apóstol. Esta iglesia había sido la única, como él explica, que había sostenido financieramente la labor evangelizadora y cubierto especialmente las necesidades de Pablo. Ninguna otra iglesia lo había hecho. Y tiempo antes de escribir esta carta, había llegado Epafrodito con la contribución de los filipenses. Naturalmente, Pablo estaba agradecido, porque en este sostén él veía el cuidado que ellos tenían del apóstol.
En todo este pasaje de las ofrendas para sostener a Pablo, hay algunas cosas que debemos notar:
• En primer lugar el lenguaje sacrificial que utiliza el apóstol: "fragante aroma, sacrificios aceptable, agradable a Dios". La ofrenda que ellos habían dado la está definiendo como un sacrificio espiritual hecho por los filipenses. A la luz de los términos que utiliza este "sostén misionero", como lo llamaríamos hoy, es una "ofrenda de olor grato", como lo llamaría el AT. Recordemos que nosotros, como cristianos somos sacerdotes y, como tales, estamos llamados a presentar "sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo" (1 P. 2:5). Y las ofrendas en general, y el sostén misionero en particular, son unos de los tantos "sacrificios espirituales".
Si bien el sacrificio personal lo recibe un hombre, la ofrenda como tal la recibe Dios, y él se agrada en ello. El proverbio dice que "el que al pobre da, a Jehová presta" (Pr. 19:17), y Dios no es deudor de nadie. Al sostener al siervo en su labor misionera uno está proveyendo para que el evangelio siga extendiéndose, lo cual es la voluntad de Dios. Y como estamos en el mundo y las cosas de este mundo cuestan, la labor evangelístico-misionera debe ser costeada. En este sentido, el Señor había tocado los corazones de los filipenses, y ellos habían sido sensibles a esta necesidad; al obedecer ofrecían este sacrificio espiritual, que obviamente Dios aceptaba.
Pablo estaba ahora bien abastecido, tenía para desenvolverse, aunque momentáneamente estaba en prisión.
• Lo segundo que es importante recalcar es que Pablo no buscaba el sostén en sí, sino fruto que abundara en la cuenta de los filipenses (4:17). Él sabía que este sacrificio espiritual que ellos estaban haciendo al sostenerlo iría a redundar en cierto beneficio para ellos. Muy probablemente él había enseñado al respecto y ellos entendieron este tema.
• Lo tercero es la actitud de Pablo. Él sabe vivir de cualquier forma, sea en escasez o en abundancia. Ha sido probado en todo, y su desenvolvimiento en la vida y en el ministerio no dependen primariamente de los recursos financieros. En otros lugares él tuvo que hacer tiendas para no ser gravoso a nadie, y aun así predicaba y enseñaba. Él vivía lo que en otro lado enseña: el contentamiento con lo que tenía. Sabía que él estaba en las manos de Dios, él lo había comisionado, y él sostendría su vida y ministerio. No estaba desesperado ni temeroso por lo que sucedería.
• Y lo cuarto es la promesa que a todos nos gusta: "Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús." Dios no se olvidaría de ese sacrificio espiritual que hicieron, sino que lo recordaría, porque lo recibió. Y así como los filipenses proveyeron para las necesidades de Pablo, Dios proveería para las necesidades de ellos y lo haría en abundancia
Lo triste del caso es que muchas veces sacamos esta última promesa del contexto en que se la presenta y gozosamente esperamos una fantasía. Porque los filipenses iban a recibir la provisión de Dios, porque ellos previamente habían provisto, y por un buen tiempo, para la obra misionera y, en particular, para el sostén del apóstol. Algunas veces nosotros queremos recibir la provisión abundante de Dios, pero sin anteriormente proveer a nadie, sin contribuir al sostén de ningún misionero, sin pensar en la obra de Dios. Esto simplemente es pura fantasía; no es lo que está diciendo el texto.
Aquí como en otros lugares, Pablo enseña el ser dadivosos para la extensión del evangelio, no pensando en lo que vamos a recibir de vuelta, sino en lo que otros van a recibir al tener un encuentro con el Señor. Tener la visión de la extensión del evangelio, de la salvación de numerosas vidas. Lo que antes llegó a nosotros y nos restauró en múltiples formas, ahora también podría llegar a otros. Como gratitud por lo que hizo el Señor por nosotros, queremos que así otros tengan la misma bendición. Y Dios recompensará en abundancia nuestra actitud.
El secreto de nuestro gozo en el Señor es saber que Dios es fiel a lo que prometió. Sabemos que él cumple. Quizá nosotros entendemos algo que se llama "abundancia" y que tiene que llegar de una determinada manera y llega de otra, y nos desilusionamos o no lo vemos. No estamos viviendo con "contentamiento"; estamos insatisfechos, y estamos ignorando que aun lo que tenemos, aunque sea poco, ha sido provisto por Dios y él no nos ha abandonado.
Quizá nos falte la otra parte: no la de los filipenses, sino la de Pablo. "Sé vivir en pobreza y sé vivir en prosperidad." Y a continuación pone el otro texto favorito: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." Nosotros cambiamos los verbos y los tiempos: "Tuve que vivir en pobreza y quiero vivir en prosperidad" (negritas mías). Independientemente de las circunstancias materiales y financieras, Pablo podía estar gozoso y hacer su labor. Su gozo no dependía de lo engrosado de sus bolsillos y bienes materiales, sino de saber que el favor de Dios reposaba sobre su vida, que la misión seguía adelante, que la gente se convertía, que el infierno se vaciaba, y que había constante gozo en los cielos.
Poderlo todo en Cristo cuando uno nada en la superabundancia no tiene mucha gracia. ¿Quién no? El texto más se aplica cuando hay escasez de todo y no obstante "todo lo puedo en Cristo". El Señor nos fortalece en nuestras debilidades, y aun en debilidades económicas. Saber vivir gozosamente, independientemente de las condiciones económicas es algo que nosotros debemos aprender, máxime en estos tiempos donde tanto materialismo ha engrosado las filas cristianas.
Piccardo, H. R. (2006). Introducción al cuerpo epistolar del Nuevo Testamento : Tomo 2 (1–45). Buenos Aires, Argentina: Ediciones del centro
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
2 comentarios:
Me encanro este punto de vista de ver y analizar el capitulo 4 referente a la carta de pablo.
Gracias me sirvio de mucho.
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