La obediencia a Dios
Leer | Daniel 1.1-8
24 de marzo de 2015
La historia de Daniel ilustra algunos elementos clave de la obediencia. Vemos al sabio joven haciendo lo que ordenó el Señor, tanto de la manera correcta como en el momento correcto.
Daniel sabía que la ley de Dios prohibía comer cosas que habían sido ofrecidas a los ídolos. Pero él estaba viviendo en cautiverio en Babilonia, una nación que adoraba a dioses falsos, y pronto enfrentó una situación difícil. El rey Nabucodonosor había ordenado que la comida más exquisita que había sido presentada primero a los ídolos, le fuera enviada después a Daniel. ¿Era mejor obedecer al Señor y arriesgarse a la ira del rey, o desobedecer a Dios y satisfacer al gobernante?
A primera vista, el conflicto de Daniel se debía a si la comida era o no aceptable. Pero, en realidad, era un asunto de fidelidad a Dios. Él podía haber dado razones convincentes para violar el mandamiento divino, diciéndose a sí mismo que era un siervo y que no tenía otra opción. Pero Daniel resolvió no comer la comida del rey, y buscó la manera de honrar al Señor y acatar su ley.
Hoy, muchas cosas que nuestro mundo considera aceptables se encuentran fuera de lo que Dios quiere para sus hijos. Algunas no son buenas para nosotros, mientras que otras no le honran. Nuestro deseo debe ser obedecer al Señor, pues la obediencia a Dios es siempre la mejor opción.
Para llegar a ser como Daniel, debemos comprometernos a obedecer al Señor y a valernos siempre de la Palabra de Dios para tomar decisiones. Después, cuando vengan los desafíos, tendremos valentía para obedecer los preceptos del Señor
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