AFRONTAR LA FURIA CON UNA ESPERANZA SIN MIEDO
1 PEDRO 4:1-6
Todos los creyentes se beneficiarían de la lectura de relatos históricos y modernos de cristianos que han sufrido por su fe. Por ejemplo, el Libro de los mártires de Fox recorre el martirio de cristianos a lo largo de los siglos y demuestra lo oscuramente que puede actuar el mundo en sus intentos de apagar la luz del carácter crístico. Un ejemplo famoso es el martirio de Policarpo, pastor de la iglesia de Esmirna en el siglo II, que había conocido y aprendido del propio apóstol Juan. Policarpo se enfrentó a la furia del procónsul de Esmirna con intrépida esperanza.
Y cuando se acercó, el procónsul le preguntó si era Policarpo. Al confesar que lo era, [el procónsul] trató de persuadirle de que renegara [de Cristo], diciéndole: "Respeta tu vejez", y otras cosas parecidas, según su costumbre, [como]: "Jura por la fortuna del César; arrepiéntete, y di: Fuera los ateos". Pero Policarpo, mirando con semblante severo a toda la multitud de paganos malvados que había entonces en el estadio, y agitando la mano hacia ellos, mientras con gemidos miraba al cielo, dijo: "Fuera los ateos." Entonces, instándole el procónsul, y diciéndole: "Jura, y te pondré en libertad, reprochar a Cristo", Policarpo declaró: "Ochenta y seis años le he servido, y nunca me hizo ningún daño: ¿cómo, pues, puedo blasfemar de mi Rey y mi Salvador?".
Y cuando el procónsul volvió a apremiarle y le dijo: "Jura por la fortuna del César", él respondió: "Puesto que te urge vanamente que, como dices, jure por la fortuna del César, y finges no saber quién y qué soy, óyeme declarar con atrevimiento: soy cristiano..."
El procónsul le dijo entonces: "Tengo fieras a mano; a éstas te echaré, si no te arrepientes." Pero él respondió: "Llámalas entonces, pues no acostumbramos a arrepentirnos de lo que es bueno para adoptar lo que es malo; y a mí me conviene ser cambiado de lo que es malo a lo que es justo." Pero de nuevo le dijo el procónsul: "Haré que seas consumido por el fuego, ya que desprecias a las fieras, si no te arrepientes." Pero Policarpo dijo: "Tú me amenazas con fuego que arde por una hora, y después de un poco se apaga, pero ignoras el fuego del juicio venidero y del castigo eterno, reservado para los impíos. ¿Por qué te detienes? Trae lo que quieras".
Mientras decía éstas y otras muchas cosas semejantes, se llenaba de confianza y alegría, y su semblante estaba lleno de gracia, de modo que no sólo no decaía como turbado por las cosas que se le decían, sino que, por el contrario, el procónsul quedó asombrado, y envió a su heraldo a proclamar en medio del estadio tres veces: "Policarpo ha confesado que es cristiano."
Martyrdom of Polycarp, 9.1–10.1; 11.1–12.1. Translation from Alexander Roberts and James Donaldson, The Ante-Nicene Fathers: The Apostolic Fathers, Justin Martyr, Irenaeus, vol. 1, ed. Philip Schaff (Grand Rapids: Christian Classics Ethereal Library), 117–118. The early Christians refused to honor all "the gods" of Rome, so the Romans called them "atheists."
Charles R. Swindoll, Insights on James, 1 & 2 Peter, vol. 13, Swindoll's Living Insights New Testament Commentar (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 2014).
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