viernes, 22 de diciembre de 2023

Métodos críticos en el estudio inductivo de la Biblia

Métodos críticos en el estudio inductivo de la Biblia

El estudio inductivo de la Biblia se centra en el significado de la forma final del texto, y cada uno de los principales métodos críticos que se exponen a continuación puede contribuir a la comprensión del significado del texto en su forma final.

Aportaciones de los métodos críticos

La crítica histórica puede completar detalles y ofrecer un contexto histórico amplio y específico. De este modo, la crítica histórica puede ayudar a los estudiantes en su búsqueda de pruebas bajo el trasfondo histórico. Además, los relatos bíblicos en general apuntan a la significación histórico-salvífica de los acontecimientos que describen, lo que implica la importancia de conocer todo lo posible sobre estos hechos. Adquirir tal conocimiento es precisamente el propósito de la crítica histórica.

La crítica de las fuentes puede alertar a los lectores de la existencia de diversas fuentes escritas detrás del texto y explicar así ciertas características de un libro o pasaje. La mayoría de los eruditos coinciden, por ejemplo, en que los primeros capítulos del Génesis contienen dos relatos de la creación que probablemente existieron independientemente el uno del otro y fueron reunidos por un escritor o redactor posterior sin gran armonización interna. En consecuencia, ambos presentan ciertas tensiones entre sí (1:1-2:3 y 2:4-3:24). Se observa, por ejemplo, que el primer relato describe la creación en siete días, mientras que el segundo parece indicar que la creación tuvo lugar en un solo día. También se observa que, aunque el primer relato indica que el hombre fue creado después de los animales, el segundo describe la creación del hombre antes que la de los animales. Estas tensiones se mantuvieron en el texto final y, al parecer, no fueron consideradas problemáticas ni por el escritor/redactor ni por la comunidad de fe que reconocía el Génesis como un texto formativo autorizado y, en última instancia, como una Escritura oficialmente canónica. Lo importante aquí es que esas diferencias o tensiones en el texto final pueden explicarse a partir de la crítica de las fuentes.

Este ejemplo de los primeros capítulos del Génesis ilustra una de las aportaciones esenciales de la crítica de las fuentes. Es fundamental para examinar la actividad redaccional de un escritor. Es evidente que la identificación de las fuentes es un requisito previo para el análisis de la edición de las fuentes por parte del escritor en un documento final con el fin de comunicar su mensaje teológico de acuerdo con su propósito (pastoral). En este caso, el redactor del Génesis puede haber combinado estos dos relatos independientes y, al hacerlo, ha creado algo así como un tertium quid: un nuevo tercer relato que es mayor que la suma de los dos relatos originales. Al combinar estos dos relatos, el autor invita a su audiencia a leerlos juntos como parte de una narración global. Las propias tensiones que el escritor ha permitido mantener contribuyen a su manera a que el lector interprete la narración como un todo.

La crítica de la forma también puede ser útil en la interpretación del texto final. Reconocer la presencia de ciertos rasgos estereotipados que pertenecen a la forma, o al género, puede alertarnos sobre el papel que estos rasgos desempeñaban normalmente y la función que cumplían en tales géneros. De este modo, se pueden interpretar estos rasgos y su disposición en el texto de acuerdo con las expectativas de género que el escritor suponía que compartirían sus lectores. Esta interpretación implicaría interpretar el pasaje sobre la base de la tipicidad, pero ciertos rasgos estereotipados pueden, en un pasaje dado, brillar por su ausencia o presentarse en un orden que difiere del orden habitual y esperado. Un pasaje determinado puede incluso incluir ciertos rasgos que no suelen incluirse en este género en absoluto. En tal caso, el escritor puede animar al lector a fijarse en esos rasgos singulares e indagar qué significado pueden tener esas desviaciones de la norma para el significado del pasaje concreto. Este análisis implicaría interpretar el pasaje a partir de sus peculiaridades, sus desviaciones de la norma formal.

Sin embargo, el método crítico que suele influir más directamente en la interpretación del texto final es la crítica de la redacción. La crítica de la redacción implica el análisis de las decisiones editoriales del redactor final al servicio de su intento de comunicar su mensaje a sus lectores. Por ejemplo, en Hechos 2:17-21, Lucas (a través del discurso de Pedro) cita Joel 2:28-32, pero en el proceso introduce una serie de cambios en ese pasaje original del Antiguo Testamento. Esta actividad redaccional sugiere que Lucas, a través del discurso de Pedro, desea que el lector implícito de Hechos tome nota de las alteraciones de la redacción original de este pasaje profético y considere el significado de estas alteraciones para el sentido de Hechos 2.

La crítica de la redacción presupone que el lector puede identificar el texto fuente (o precursor) (Vorlage) y analizar así los cambios de redacción específicos que se han realizado. En ocasiones, los estudiantes pueden tener dificultades para saber con certeza si un escritor está utilizando y redactando un pasaje concreto. Esta dificultad ha llevado a algunos estudiosos, como Richard Hays, a identificar criterios en los que basar las decisiones sobre el uso o la alusión de un autor a otro pasaje.

Como ya hemos dicho, la crítica de la redacción suele basarse en decisiones anteriores sobre las teorías de las fuentes. Si se concluye, como es casi seguro, que Crónicas empleó la historia deuteronómica (Josué-2 Reyes) como fuente principal, entonces se tiene una base relativamente firme para el análisis redaccional de los pasajes de Crónicas. La crítica redaccional de los Evangelios depende claramente de la teoría de la fuente que se adopte para la relación literaria entre los Evangelios sinópticos. El consenso general, aunque no absoluto, sobre las fuentes de los Evangelios sinópticos es la "hipótesis de las dos fuentes", que postula que Mateo y Lucas utilizaron dos fuentes principales para sus Evangelios: Marcos, que sería el más antiguo de los Evangelios, y una hipotética fuente de dichos llamada Q. Si se acepta esta opinión consensuada, se podría examinar el uso que Mateo hace de Marcos y Q para discernir el propósito teológico de Mateo en pasajes concretos de su Evangelio, así como las tendencias teológicas del Evangelio de Mateo en su conjunto. Se podría observar, por ejemplo, que Mateo puede haber editado, o redactado, Marcos 10:2-9 añadiendo la cláusula "salvo por falta de castidad" (Mateo 19:9), y se podría pasar a considerar la importancia de este cambio para la interpretación que hace Mateo del divorcio y las segundas nupcias.

Limitaciones de los métodos críticos

Este debate ha puesto de relieve las posibles aportaciones de estos métodos críticos a la interpretación del texto bíblico, pero hay que reconocer dos salvedades. La primera es que cada uno de estos procesos críticos implica moverse detrás de la forma final del texto, que es el único texto que tenemos, o el único texto que existe actualmente. Cualquier intento de reconstruir realidades putativas detrás del texto actual implica necesariamente al menos cierto grado de especulación; sin embargo, hay que tener cuidado de no pintar con brocha gorda, ya que algunas de estas reconstrucciones críticas son mucho más especulativas que otras. No obstante, siempre hay un elemento de especulación presente; por tanto, siempre hay que ser más o menos tentativo cuando se trabaja detrás del texto, ya se trate de reconstruir acontecimientos (crítica histórica), tradiciones orales (crítica de la forma), fuentes escritas (crítica de la fuente) o intenciones editoriales por parte de escritores de carne y hueso (crítica de la redacción).

La segunda calificación implica ciertas tensiones entre la perspectiva de estos métodos críticos y la de la forma final del texto bíblico. Como ya hemos dicho, la interpretación del texto se centra en el sentido, o significado, que el autor implícito desea que el lector implícito capte del texto. Las cuestiones centrales de la interpretación son, pues, las siguientes: ¿Cómo desea el autor implícito que el lector implícito se acerque al texto y obtenga así su significado? ¿Qué tipo de lector implícito tiene en mente el autor implícito? ¿Qué tipo de proceso de lectura supone el autor implícito? Cada uno de estos métodos críticos supone un lector y un proceso de lectura diferentes de los que esperaban los autores implícitos de los materiales bíblicos. Por lo tanto, estos métodos ofrecen una ayuda real, pero sólo indirecta, en el proceso de lectura. No proporcionan datos que sean finalmente determinantes para la interpretación esencial del significado del texto en su forma final.

Por su parte, la crítica histórica presenta relatos históricos alternativos que necesariamente difieren de los que los escritores bíblicos presentaron a los lectores implícitos en el texto bíblico. Estas narrativas alternativas son en realidad construcciones eruditas que reflejan las preocupaciones y la ideología del mundo contemporáneo, y especialmente del mundo académico contemporáneo. Aunque los críticos históricos a veces sucumben a la fantasía de que sus relatos reconstruidos son puramente objetivos frente a los relatos bíblicos supuestamente tendenciosos que están teñidos por la perspectiva religiosa e incluso los propósitos propagandísticos de los escritores bíblicos, el hecho es que los relatos reconstruidos que ofrece la crítica histórica están a su vez necesariamente informados por los puntos de vista filosóficos y teológicos de los eruditos que los crean. Y gran parte de los estudios históricos contemporáneos -herederos de la conciencia histórica moderna que trata de excluir toda trascendencia, o implicación divina, de la explicación histórica- adoptan una perspectiva contraria a la de los escritores bíblicos, cuya perspectiva bíblica sostiene que la clave última del sentido de la historia es la acción de Dios.

La crítica de las fuentes implica la reconstrucción de documentos escritos que, a su vez, han sido absorbidos por la forma final del texto. La identificación de fuentes anteriores, por tanto, implica en realidad la inversión del proceso literario que creó el texto en su forma actual, aunque esta forma actual es el vehículo de comunicación entre el autor implícito y el lector implícito. Y en la medida en que la crítica de la forma intenta reconstruir la etapa oral de la tradición, participa de la misma inversión del proceso de desarrollo de la tradición que es característica de la crítica de las fuentes.

A primera vista, la crítica de la redacción parece centrarse en el texto en su forma final y, por tanto, se relaciona directamente con el lector implícito, al que se dirige el texto final. Sin embargo, la crítica de la redacción no se ocupa precisamente de la forma final del texto, sino que trata de reconstruir las intenciones del autor de carne y hueso que se esconden tras el texto y que encuentran su expresión en el proceso editorial del autor. La imagen de los lectores en la crítica de la redacción es la de personas que tienen delante el texto bíblico con las fuentes que el autor utilizó para desarrollar su texto a ambos lados del texto bíblico; están constantemente comparando el texto bíblico con las fuentes para averiguar las intenciones del escritor que se derivan de los cambios que el escritor ha hecho en sus fuentes. A nuestro juicio, ningún texto bíblico contempla este tipo de lector o proceso de lectura.

Pero aunque los cambios redaccionales no sean concluyentes para la interpretación del texto, pueden tener una función heurística o de confirmación. Pueden cumplir una función heurística en el sentido de que estas consideraciones redaccionales pueden, a veces, llamar la atención sobre ciertos rasgos que pertenecen al texto en su forma final, rasgos que de otro modo uno podría pasar por alto o tender a ignorar. Y estas consideraciones redaccionales pueden servir para confirmar o validar el significado de ciertos elementos dentro del texto final.

Por ejemplo, podemos observar que Mateo introduce su versión de la parábola del grano de mostaza hablando de un grano de mostaza que "cogió un hombre y lo sembró en su campo" (13:31 RSV), que se hace eco de la misma frase que introduce la parábola inmediatamente anterior, la parábola de la cizaña en 13:24 ("El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo" [RSV]), donde el campo representa "el mundo" (13:38). El contexto inmediato sugiere, pues, que en la parábola del grano de mostaza de Mateo, el crecimiento del grano de mostaza se refiere al crecimiento o ampliación del reino en el mundo. Pero los lectores podrían preguntarse si en este caso se podría dar demasiada importancia a la repetición de esta frase en el contexto inmediato de Mateo 13. Después de todo, más adelante el Jesús mateano utilizará esta misma imagen del grano de mostaza para representar la fe en el corazón de los discípulos (17:20). Tal vez, entonces, el crecimiento del grano de mostaza en esta parábola se refiera al crecimiento de la fe en el corazón de un individuo. Pero aquí la crítica de la redacción puede ayudar a los lectores a confirmar su inclinación a dar mayor peso a la repetición de la frase en el contexto inmediato.

Según la hipótesis de las dos fuentes, Mateo ha editado la parábola de Marcos sustituyendo la frase de Marcos "como si un hombre esparciese semilla por la tierra" (Marcos 4:26 RSV) por "un hombre que sembró buena semilla en su campo" (Mateo 13:24 RSV). Este cambio de redacción indica que el autor ha prestado mucha atención a la frase "un hombre que sembró buena semilla en su campo" (Mt. 13:24 RSV) en la parábola de la cizaña y a su relación con la frase similar "un grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo" (13:31 RSV) en la siguiente parábola; esta atención lleva a explicar que "campo" se refiere a "el mundo", que aparece a continuación (13:38).

En un ejemplo del Antiguo Testamento, según la historia deuteronómica, el Señor en su ira incitó a David a contar a Israel (2 Sam. 24:1), pero el Cronista ha redactado de nuevo su fuente deuteronómica afirmando que Satanás incitó así a David. Este cambio redaccional llama la atención del lector de Crónicas sobre la iniciación satánica frente a la divina en esta acción de David. Una consideración de este cambio editorial puede llevar al lector a interpretar el pasaje de las Crónicas sondeando el significado de asignar esta acción a Satanás frente a la noción alternativa del origen divino de las acciones de David.

 David R. Bauer and Robert A. Traina, Inductive Bible Study: A Comprehensive Guide to the Practice of Hermeneutics (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2011), 399.

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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com


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