MINISTERIOS Y EVANGELISMO
Hno. Gildardo Gómez
pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
Hechos 1.8
El propósito de los ministerios
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Efesios 4.11
No todos tenemos las mismas funciones, no todos tenemos el mismo ministerio, no todos hacemos las cosas de la misma forma; pero lo que sí es cierto es que Dios emplea a todos los diferentes miembros del cuerpo de manera complementaria.
La Iglesia es comparada con un cuerpo y cada uno de los creyentes como miembros útiles de ese cuerpo:
Así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo, porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijera el pie: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», ¿por eso no sería del cuerpo? Y si dijera la oreja: «Porque no soy ojo, no soy del cuerpo», ¿por eso no sería del cuerpo? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato? Pero ahora Dios ha colocado cada uno de los miembros en el cuerpo como él quiso, pues si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, aunque el cuerpo es uno solo. 1 Corintios 12.12 al 20
Y también al Iglesia es comparada con un edificio:
vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 1 Pedro 2.5
Hay también otras listas de ministerios en la Biblia, inicialmente encontramos cinco en este texto de Efesios 4:
1. Apóstoles
2. Profetas
3. Evangelistas
4. Pastores
5. Maestros
Se ha levantado una discusión de tipo teológico si son cuatro o cinco los ministerios mencionados en este pasaje, pero eso para el caso de hoy es irrelevante.
Pero también en Romanos 12: 4 al 8 leemos:
De la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
Tenemos, pues, diferentes dones, según la gracia que nos es dada: el que tiene el don de profecía, úselo conforme a la medida de la fe; el de servicio, en servir; el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Tenemos algunos ministerios repetidos: profetas y maestros, que se ocupan de la enseñanza; pero aparecen unos nuevos:
6. Servicio
7. Exhortación
8. Repartición
9. Dirección
10. Misericordia
Ahora bien, en 1 Corintios 12: 4 al 6 y 28 al 31 encontramos lo siguiente:
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo…
Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos? Procurad, sin embargo, los dones mejores.
Nuevamente aparecen unos repetidos como apóstoles, profetas, maestros, pero nos encontramos con unos ministerios nuevos:
11. Milagros
12. Sanidad
13. Ayuda
14. Administración
15. Lenguas
16. Interpretación de lenguas
Y estamos convencidos que no están todos los ministerios que existen en la Iglesia mencionados en estos tres pasajes que hemos leído hoy, hay otros textos donde se mencionan agunos ministerios más.
Podríamos clasificar los ministerios en por lo menos cuatro áreas de la Iglesia: la fundación o establecimiento, la edificación o consolidación, la dirección, y el servicio.
Lo cierto es que cada uno de estos ministerios bíblicos está vigente en la Iglesia pero dentro de nuestro contexto, el que vivimos hoy en la historia de la Iglesia. La Iglesia Pentecostal Unida de Colombia no ha invalidado algunos ministerios, la iglesia no los está quitando, ni los ha abolido, ni los ha menospreciado.
Tenemos hoy en día dos posturas diametralmente opuestas en el mundo evangélico:
1. Las llamadas iglesias ministeriales creen que es hora de revivir los ministerios como al principio, entonces surgen especialmente los ministerios proféticos y apostólicos, y es normal entre ellos hoy ver como anuncian a Fulano como el apóstol y a Zutano como el profeta. La mayoría de ellos son movimientos muy sensacionalistas, emocionales, y atractivos para algunos que quieren oír y sentir algo nuevo, pero eso les ha llevado a extremos realmente vergonzosos y hasta heréticos.
2. Quienes enseñan que algunos ministerios, como el de apóstol y profeta, no son vigentes hoy. Que los únicos apóstoles son los 12 que nombró Jesús. Dicen que la función del ministerio de los apóstoles y profetas fue el sentar el fundamento de la Iglesia naciente, pero que una vez sentado el fundamento su función concluyó.
Pablo y también Pedro hablan de la función inicial de esos dos ministerios: edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Efesios 2.20) y para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador, dado por vuestros apóstoles. (2 Pedro 3.2)
Insistimos en que la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia acepta como vigentes todos los ministerios bíblicos en la Iglesia, pero dentro del contexto que vivimos.
El evangelista
Tiene la habilidad de compartir, comunicar, las buenas nuevas de Jesucristo de una forma sencilla, natural, atractiva y positiva, no amenazante, ni forzada. Es una habilidad sobrenatural para crear oportunidades para compartir a Jesucristo y guiar a las personas a responder con fe a la Palabra.
Cada persona que evangeliza tiene una gracia y una forma particular, que no tenemos todos, pero lo que sí tenemos todos es la misma responsabilidad. La responsabilidad y la carga de llevar el mensaje debe ser la misma en todos.
También ese don, ese hombre don, se observa en predicadores a quienes Dios les ha dado la facilidad de predicar mensajes evangelísticos. Fácilmente llegan a la emoción y al intelecto de los oyentes de tal manera que éstos se entregan al Señor Jesucristo.
Bíblicamente hay varias clases de evangelistas:
1. Quienes transmiten su mensaje a toda clase de público en multitudes. El mensaje de Pedro en día de Pentecostés es un ejemplo de esta clase de evangelistas, como tres mil convertidos y bautizados ese día después del primer sermón evangelístico del apóstol Pedro.
2. Quienes tienen la facilidad llegar a grupos pequeños. Esteban no era predicador de multitudes sino de grupos pequeños. Pedro mismo en la casa de Cornelio, lo vemos predicando en una casa a un grupo familiar.
3. Quienes personalmente se encuentran con alguien y les comparte el mensaje. Felipe es el caso típico de este último tipo de evangelistas.
Dios está usando este ministerio de evangelistas para seguir salvando la gente.
El pastor
Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo, anciano también con ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. (1 Pedro 5: 1 al 4)
El ministerio del Pastor evoca la labor de aquella persona que cuidaba los rebaños.
Hay necesidades espirituales en las personas, se necesita la formación espiritual de los recién convertidos y de los ya creciditos, para que se reproduzcan normalmente. El pastor tiene la capacidad de nutrir o alimentar el rebaño, de tal forma que no solo crezcan espiritualmente sino que también asuman su responsabilidad.
El ministerio de pastor es una habilidad sobrenatural que provee Dios para cuidar de las necesidades espirituales de los creyentes, y formarlos, y equiparlos para el ministerio. No es solamente vendar y cuidad, sino también de hacer que las ovejas crezcan y por naturaleza se reproduzcan, que sean ovejas fértiles, que no hayan estériles en el rebaño.
En nuestra organización el ministerio de pastor integra los otros ministerios pues el pastor pone los fundamentos doctrinales como un apóstol, es quien trae la palabra fresca de parte de Dios para el pueblo, es decir es el profeta de la iglesia, evangeliza y enseña la palabra tanto a los nuevos como a los ya convertidos. Obviamente alguno de estos aspectos del ministerio sobresale en el pastor de tal modo que tenemos Pastores-Misioneros, Pastores-Profetas, Pastores-Evangelistas, y por supuesto también tenemos Pastores-Maestros.
Con toda seguridad entre los pastores que tiene nuestra Iglesia hay diversos perfiles que cumplen o llenan las diferentes características de cada uno de los ministerios, y satisfacen la necesidad particular de la congregación a la que los lleva Dios, porque el hombre que tiene un ministerio dado por Dios para e servicio de tiempo completo a la Iglesia no sabe para dónde va, a él lo lleva en viento: El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu. Juan 3.8
El maestro
Es un hombre don con una habilidad sobrenatural para enseñar al pueblo de Dios explicándole claramente la Palabra de Dios y motivando a los oyentes a que la obedezcan y permitan ser moldeados por ella. El maestro tiene una la capacidad dada por Dios de moldear, equipar y entrenar a otros para la obra del ministerio.
El maestro entrega el mensaje de una manera sencilla, nada complicada, de tal modo que a la gente le gusta oírlo, no porque les dice lo que quieren oír sino porque les hace comprender el mensaje.
El buen maestro no da todo el contenido de la enseñanza de una sola vez, la verdadera enseñanza se va dando gota a gota de tal modo que le queda perfectamente clara la instrucción al que es instruido: Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento, como la llovizna sobre la grama, como las gotas sobre la hierba. (Deuteronomio 32.2)
Es mejor dan poquito y que queden con ganas y no tanto que queden hastiados.
No es tanto la forma lo que importa. Algunos confunden al maestro con el que tiene un estilo pausado, mesurado, y al evangelista con el que predica de una manera fogosa, pero en eso no radica la diferencia.
El ministerio de los creyentes
¿Será que la persona que no está dentro del cuerpo de pastores no tiene ministerio?
Etimológicamente hablando Ministro es una palabra que proviene de una raíz latina que se traduce como servidor y de una griega que se traduce como diácono.
Realmente todos los creyentes tenemos un ministerio que nos impulsa a servir a quienes Dios ama. Cada cristiano es un ministro de Cristo y debe ser un servidor del que tiene necesidad:
Debemos predicar el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, ese es el mayor de los servicios que alguien pueda recibir y que alguien pueda prestar, debemos hacerlo a todo el mundo, en todas partes, a tiempo y fuera de tiempo, con la palabra, con las obras, con la vida entera, y debemos hacerlo en el poder del Espíritu Santo.
¡Tenemos que predicar a Jesucristo, el mundo lo necesita!
Cuando estamos rendidos a la voluntad de Dios, cuando estamos de verdad entregados a Dios, rendidos a él, cuando le somos fieles a él, entonces cumplimos la comisión que nos ha encomendado.
Todos como creyentes de Jesucristo, como miembros del cuerpo de Cristo, como piedras vivas de este precioso edificio que es morada de Dios, tenemos una función, tenemos una responsabilidad, tenemos una tarea, tenemos una misión, y es bueno que la cumplamos.
Todos somos ministros de Jesucristo y es verdad que dentro de ese grupo de ministros que somos todos los creyentes Dios levanta hombres-dones a quienes da un ministerio de tiempo completo para perfeccionamiento de los santos, para la edificación del cuerpo de Cristo, para la capacitación de los demás ministros para la obra del ministerio.
Pero la privilegiosa tarea de proclamar las buenas nuevas de Jesucristo ha sido dada no solo a los hombres-dones, sino a todos los ministros. Es responsabilidad de todos llevar este glorioso mensaje a otros. Debemos ser canal de bendición a otros. Hemos recibido bendición para ser bendición.
Como Samuel, nosotros no somos simplemente la respuesta a la oración de nuestros padres, somos la respuesta de Dios a una necesidad específica de nuestra generación. Hay una gran necesidad en nuestra familia, hay una gran necesidad en nuestro barrio, hay una gran necesidad en nuestra ciudad, hay una gran necesidad en nuestro país, hay una gran necesidad en el mundo entero y nosotros somos la respuesta de Dios a esa necesidad.
¡Dios tiene propósitos grandes con cada uno de nosotros! ¡Que Dios amplíe nuestra visión espiritual y podamos ver como engranamos nosotros en sus planes!
Tenemos una gran responsabilidad sobre nuestros hombros. Hemos sido convocados a compartir, a anunciar las virtudes que aquel que nos sacó de las tinieblas y nos trajo a su luz admirable.
No se puede evangelizar sin hacer misiones, ni se puede hacer misiones sin evangelizar.
Hay un propósito redentor en el derramamiento del Espíritu Santo.
pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
Tenemos un poder, tenemos una capacidad, tenemos una investidura dada por Dios para llegar hasta el que está en ignorancia y en oscuridad y sacarlo de allá y traerlo a la verdad de Jesús, conducirlo a su luz admirable.
Toda barrera cae frente a la proclamación con autoridad del poderoso nombre de Jesús, él nos ha dado poder para derribar argumentos, derribar altivez, derribar filosofías y huecas sutilezas. Tenemos al Dios experto en derribar barreras.
Pongámonos en sus manos…
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
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