jueves, 11 de septiembre de 2014

El Siervo


Y el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable con todos, apto para enseñar, paciente ante las injurias, que con suavidad corrija a los oponentes, en la esperanza de que posiblemente Dios conceda darles conversión (que los lleve) al reconocimiento de (la) verdad, y puedan volver a la sobriedad, (habiendo sido liberados) del lazo del diablo, en que habían estado cautivos para (hacer) su voluntad.


La expresión el siervo del Señor se aplica no solamente a Timoteo, sino a todo ministro cristiano, y por consecuente ésta amonestación está vigente hoy. 

Antes de mirar las características que debe tener todo siervo del Señor definamos qué es un siervo (gr. doúlon, esclavo, de una raíz que significa, atados).

Pablo se describe así mismo como siervo:

Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios.

Y en otra de sus cartas ya le atribuía ese mismo epíteto a su hijo Timoteo:

Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos.

¿Qué había en la mente de Pablo cuando usaba esta palabra?

Un Esclavo: 

En los tiempos del apóstol Pablo durante el imperio romano la ley estipulaba un tipo especial de legislación que establecía la institución social de la esclavitud y a través de ella autorizaba a una persona a disponer incondicionalmente de la vida y los servicios de otra persona.

El esclavo era considerado un elemento de trabajo, una simple herramienta, una cosa, un objeto.

  1. Durante los tiempos del Antiguo Testamento:

Pero esa idea de esclavitud que tenemos hoy día no coincide con la práctica de los hebreos. Entre los judíos básicamente, un esclavo era un trabajador. El término hebreo que se utiliza para esclavo, es eved, que viene de una raíz que significa "trabajar". 

En Israel se encuentran siervos sin salario y siervos asalariados: 

  • Abraham posee 318 siervos nacidos en su casa: 

Al oír Abram que su pariente estaba prisionero, armó a trescientos dieciocho criados nacidos en su casa, y los persiguió hasta Dan.

  • y los 42.360 judíos que regresan del cautiverio son acompañados por 7.337 siervos:

Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, sin contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete. 

Encontramos en el Antiguo Testamento leyes establecidas que amparan a los jornaleros contra arbitrariedades de sus patronos, porque Israel fue esclavo en Egipto, pero Dios lo sacó a libertad:

»No oprimirás a tu prójimo ni le robarás. 

»No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana siguiente.

Como el siervo suspira por la sombra 

o como el jornalero espera el salario de su trabajo.

Yo soy Jehová, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

porque son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto: no serán vendidos a manera de esclavos.

Te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová, tu Dios, te rescató; por eso yo te mando esto hoy. 

Por esta razón, en Israel se legisla respecto a la condición humana del siervo mucho más que en otros pueblos:

Si hubiera yo menospreciado el derecho de mi siervo y de mi sierva 

cuando ellos pleiteaban conmigo,

La Ley de Moisés era mucho más humana con respecto a la esclavitud que las legislaciones paganas de la antigüedad. En esta legislación se distingue entre los siervos extranjeros y los siervos israelitas.

1. El esclavo extranjero:

El esclavo extranjero podía ser 

  1. capturado en una guerra:

Sacad la cuenta del botín que se ha hecho, tanto de las personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación. 

Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le propondrás la paz. Y si responde: "Paz", y te abre sus puertas, todo el pueblo que en ella se encuentre te será tributario y te servirá. 

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y Jehová, tu Dios, los entregue en tus manos y tomes algunos cautivos,

Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción, pues el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.

  1. comprado de mercaderes:

A los ocho días de edad será circuncidado todo varón entre vosotros, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado por dinero a cualquier extranjero que no sea de tu linaje. 

En Egipto, los madianitas lo vendieron a Potifar, oficial del faraón y capitán de la guardia. 

Los esclavos y las esclavas que tengas serán de las gentes que están a vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas. También podréis comprar esclavos de entre los hijos y familiares de los forasteros que han nacido en vuestra tierra y viven en medio de vosotros, los cuales podrán ser de vuestra propiedad.

El precio de un esclavo generalmente era de 30 siclos de plata:

Si el buey cornea a un siervo o a una sierva, su dueño pagará treinta siclos de plata, y el buey será apedreado.  

Aunque José, con una edad de 17 años, fue adquirido por 20 siclos, pero probablemente los Ismaelitas ganaron algo al venderlo en Egipto:

Cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron ellos a José de la cisterna, lo trajeron arriba y lo vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y estos se llevaron a José a Egipto. 

  1. o bien podía nacer en la casa de su patrón de un siervo de la gleba. Sus hijos nacían esclavos:

A los ocho días de edad será circuncidado todo varón entre vosotros, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado por dinero a cualquier extranjero que no sea de tu linaje. 

Ahora bien, el dueño podía hacer con él lo que quisiera, incluso herirlo con palo, «porque es de su propiedad»:

 Respondió Abram a Sarai: 

—Mira, tu sierva está en tus manos. Haz con ella lo que bien te parezca. 

Y como Sarai la afligía, Agar huyó de su presencia.

 »Si alguien hiere a su siervo o a su sierva con un palo, y muere entre sus manos, será castigado; pero si sobrevive por un día o dos, no será castigado, porque es propiedad suya. 

Los esclavos formaban parte de la familia y del patrimonio familiar del amo:

Pero cuando el sacerdote compre algún esclavo por dinero, este podrá comer de ellas, así como también el nacido en su casa podrá comer de su alimento. 

 Los podréis dejar en herencia a vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria. Para siempre os serviréis de ellos, pero sobre vuestros hermanos, los hijos de Israel, no os enseñorearéis; nadie tratará a su hermano con dureza.

Sin embargo, la ley judía otorgaba al siervo algunos privilegios: 

  • Los esclavos tenían sus derechos, existía una legislación que los protegía como personas: 

Si hubiera yo menospreciado el derecho de mi siervo y de mi sierva 

cuando ellos pleiteaban conmigo,

  • El amo podía buscarle compañero o compañera:

Si compras un siervo hebreo, seis años servirá, pero al séptimo saldrá libre, de balde. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, su mujer saldrá con él. Si su amo le dio una mujer, y ella le dio hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

  • Eliezer de Damasco, siervo extranjero de Abraham, goza de toda la confianza de su patrón:

Respondió Abram: 

—Señor Jehová, ¿qué me darás, si no me has dado hijos y el mayordomo de mi casa es ese Eliezer, el damasceno? 

  • El criado de Abraham le iba a heredar si su amo llegaba a morir sin dejar descendencia: 

Dijo también Abram: 

—Como no me has dado prole, mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.

  • Estaba prohibido maltratarles: 

Ustedes vigilarán que su dueño lo trate como a los que trabajan por contrato anual, y que no lo trate con crueldad. 

  • Si un amo israelita maltrataba a su esclavo y la persona moría, el castigo era igual a si lo hubiera hecho a un hombre libre: 

Si alguien hiere a su siervo o a su sierva con un palo, y muere entre sus manos, será castigado.

  • Si al golpearlo le hacía un daño irreparable, aunque fuera la pérdida de un diente, tenía que darle la libertad: 

Si alguien hiere el ojo de su siervo o el ojo de su sierva, y lo daña, le dará libertad por razón de su ojo. Y si hace saltar un diente de su siervo o un diente de su sierva, por su diente le dejará en libertad. 

  • Había que dar refugio a los esclavos que huían de sus amos y no se les podía devolver a sus antiguos dueños, ni oprimirlos: 

No entregarás a su señor el siervo que huye de él y acude a ti.

  • Por otra parte, hay muchos siervos, como Agar, que huyen de sus amos por circunstancias especiales:

 Respondió Abram a Sarai: 

—Mira, tu sierva está en tus manos. Haz con ella lo que bien te parezca. 

Y como Sarai la afligía, Agar huyó de su presencia.

Pero Nabal respondió a los jóvenes enviados por David: 

—¿Quién es David, quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores.

 Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de Simei huyeron junto a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Alguien dio aviso a Simei diciendo: «Tus siervos están en Gat».

  • Pero, quizás con excepción de 1 R 2:40 y Flm 12, también se respetaba la ley que prohibía devolver al patrón el siervo que había huido:

Entonces Simei se levantó, ensilló su asno y fue adonde estaba Aquis, en Gat, para buscar a sus siervos. Fue, pues, Simei, y trajo sus siervos de Gat.

Te lo envío de nuevo. Tú, pues, recíbelo como a mí mismo.

  • El secuestro de personas para venderlas era castigado con la muerte. Estaba prohibido, bajo pena de muerte, apoderarse de personas:

Asimismo el que secuestre una persona y la venda, o si es hallada en sus manos, morirá. 

Cuando sea hallado alguien que haya secuestrado a uno de sus hermanos entre los hijos de Israel, para esclavizarlo o venderlo, ese ladrón morirá. Así extirparás el mal de en medio de ti.

  • Debía permitírsele disfrutar del descanso sabático: 

pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas. 

Seis días trabajarás, pero el séptimo día reposarás, para que descansen tu buey y tu asno, y tomen refrigerio el hijo de tu sierva y el extranjero. 

  • Y participar en las fiestas:

Y os alegraréis delante de Jehová, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, así como el levita que habite en vuestras poblaciones, por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros. 

Te alegrarás delante de Jehová, tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita que habita en tus ciudades, y el extranjero, el huérfano y la viuda que viven entre los tuyos, en el lugar que Jehová, tu Dios, haya escogido para poner allí su nombre.

Te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones.

  • Además si el esclavo se circuncidaba, tenía parte en el pacto con Israel:

A los ocho días de edad será circuncidado todo varón entre vosotros, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado por dinero a cualquier extranjero que no sea de tu linaje. 

Entonces tomó Abraham a su hijo Ismael, a todos los siervos nacidos en su casa y a todos los comprados por su dinero, a todo varón de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho. 

Pero todo siervo humano comprado por dinero comerá de ella, después que lo hayas circuncidado. 

  • Saúl habla con su siervo como un hermano:

Cuando vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo al criado que tenía consigo: 

—Ven, volvámonos; porque quizá mi padre haya olvidado la preocupación por las asnas y esté intranquilo por nosotros… 

Dijo entonces Saúl a su criado: 

—Dices bien; anda, vamos. 

Y se fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios. 

  • y Sesán casa a su hija con el siervo egipcio Jarha:

Sesán no tuvo hijos, sino hijas; pero tenía Sesán un siervo egipcio llamado Jarha. A este Sesán dio su hija por mujer, y ella dio a luz a Atai. 

Estas disposiciones, como otras relativas a la esclavitud, no existía en las naciones vecinas de Israel.

2. El esclavo Israelita:

El estatuto legal de un esclavo hebreo era muy diferente al de un esclavo extranjero. 

Ningún hebreo podía ser esclavo de otro hebreo, porque todos son esclavos de Dios, "no serán vendidos a manera de esclavos." Sólo extranjeros podían ser tomados en esclavitud:

 porque son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto: no serán vendidos a manera de esclavos. No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios. 

»Los esclavos y las esclavas que tengas serán de las gentes que están a vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas. También podréis comprar esclavos de entre los hijos y familiares de los forasteros que han nacido en vuestra tierra y viven en medio de vosotros, los cuales podrán ser de vuestra propiedad.

Si lo deseaba, el esclavo hebreo podría recibir la libertad al cabo de 6 años de servicio. No se le podía maltratar, ni se le podía dejar ir con las manos vacías. Si alguien quería renunciar voluntariamente a su emancipación, por amor de su esposa o los hijos, podía optar por la servidumbre perpetua: 

»Si compras un siervo hebreo, seis años servirá, pero al séptimo saldrá libre, de balde. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, su mujer saldrá con él. Si su amo le dio una mujer, y ella le dio hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. Pero si el siervo dice: "Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no quiero salir libre", entonces su amo lo llevará ante los jueces, lo arrimará a la puerta o al poste, y le horadará la oreja con lesna. Así será su siervo para siempre.

No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios. 

Cuando el israelita se vendía a un extranjero que moraba en Israel, podía liberarse en el momento en que dispusiera de la suma legalmente estipulada para el rescate:

Si el forastero o el extranjero que está contigo se enriquece, y tu hermano que está junto a él empobrece y se vende al forastero o extranjero que está contigo, o a alguno de la familia del extranjero, después que se haya vendido podrá ser rescatado. Uno de sus hermanos lo rescatará, o su tío o el hijo de su tío lo rescatará, o un pariente cercano de su familia lo rescatará o, si sus medios alcanzan, él mismo se rescatará. Contará junto con el que lo compró, desde el año en que se vendió a él hasta el año del jubileo; y el precio de la venta ha de apreciarse conforme al número de los años, y se contará el tiempo que estuvo con él conforme al tiempo de un criado asalariado. Si faltan aún muchos años, conforme a ellos devolverá para su rescate parte del dinero por el cual se vendió. Y si queda poco tiempo hasta el año del jubileo, entonces hará un cálculo con él, y devolverá su rescate conforme a los años que falten. Como a un asalariado contratado anualmente se le tratará. No se enseñoreará sobre él con rigor ante tus ojos. 

»Si no se rescata en esos años, en el año del jubileo quedará libre él junto con sus hijos, porque los hijos de Israel son mis siervos; son siervos míos, a quienes yo saqué de la tierra de Egipto. Yo, Jehová, vuestro Dios. 

Palabra de Jehová que vino a Jeremías después que Sedequías hizo pacto con todo el pueblo en Jerusalén, para promulgarles libertad, que cada uno dejara libre a su esclavo hebreo y a su esclava hebrea, y que nadie los usara más como esclavos. Cuando oyeron todos los jefes y todo el pueblo que había convenido en el pacto de dejar libre cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que nadie los usara más como esclavos, obedecieron y los dejaron libres. Pero después se arrepintieron e hicieron volver a los esclavos y a las esclavas que habían dejado libres, y de nuevo los sujetaron como esclavos y esclavas. Vino, pues, palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: «Así dice Jehová, Dios de Israel: Yo hice pacto con vuestros padres el día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo: Al cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le hubiera sido vendido; durante seis años le servirá, y luego lo dejará ir libre. Pero vuestros padres no me escucharon ni inclinaron su oído. Vosotros os habíais hoy convertido y habíais hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre. Pero os habéis vuelto atrás y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que habíais dejado libres a su voluntad, y los habéis sujetado para que os sean esclavos y esclavas.

Los derechos de la muchacha israelita vendida a esclavitud por su padre quedaban salvaguardados gracias a unas normas particulares. Un padre podía vender su hija como esclava, para servicio de una casa, con intención de casarla, pero con ciertas condiciones. En caso de que el amo o un hijo suyo no casare con ella, el padre podía redimirla. Si se realizaba el matrimonio había que otorgarle el tratamiento de novia y esposa como a cualquier otra esposa no esclava:

Cuando alguien venda a su hija como sierva, ella no saldrá libre como suelen salir los siervos. Si no agrada a su señor, por lo cual no la tomó como esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la deseche. Pero si la desposa con su hijo, hará con ella según se acostumbra con las hijas. Si toma para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal. Y si ninguna de estas tres cosas le provee, ella saldrá de gracia, sin dinero. 

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y Jehová, tu Dios, los entregue en tus manos y tomes algunos cautivos, 11 si ves entre ellos una mujer hermosa, y la codicias y la tomas para ti por mujer, 12 la meterás en tu casa. Ella se rapará la cabeza y se cortará las uñas, 13 se quitará el vestido de cautiva y se quedará en tu casa llorando a su padre y a su madre un mes entero. Después podrás llegarte a ella; tú serás su marido y ella será tu mujer. 14 Si después resulta que no te agrada, la dejarás en libertad; no la venderás por dinero ni la tratarás como esclava, por cuanto la humillaste.  

En el año del Jubileo quedaban liberados todos los esclavos hebreos, tanto los que habían decidido quedarse con sus amos en el año séptimo como los que no habían cumplido todavía los seis años:

Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. 

Si no se rescata en esos años, en el año del jubileo quedará libre él junto con sus hijos, porque los hijos de Israel son mis siervos; son siervos míos, a quienes yo saqué de la tierra de Egipto. Yo, Jehová, vuestro Dios. 

En ese momento debían darles dones:

Y cuando lo dejes libre, no lo enviarás con las manos vacías. Lo abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello con que Jehová te haya bendecido. Te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová, tu Dios, te rescató; por eso yo te mando esto hoy.  

El siervo israelita lo era siempre por pobreza; en un momento dado se veía obligado a venderse, quizás por alguna deuda personal, o para rescatar al padre o esposo entregado a un prestamista como prenda viviente: 

Si tu hermano empobrece estando contigo, y se vende a ti, no lo harás servir como esclavo.

compraremos a los pobres por dinero y a los necesitados por un par de sapatos, y venderemos los desechos del trigo.

Una de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo diciendo: 

—Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová. Pero el acreedor ha venido para llevarse a dos hijos míos como siervos. 

Ahora bien, nosotros y nuestros hermanos somos de una misma carne, y nuestros hijos son como sus hijos; sin embargo, nosotros tuvimos que entregar nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas son ya esclavas, y no podemos rescatarlas porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.

 Al huérfano se le aparta de los pechos de su madre; 

al pobre se le retiene a cambio de una deuda. 

En ocasiones se trataba de un ladrón que no tenía con qué hacer completa restitución. Como existía el apremio corporal por deudas, un ladrón que no podía pagar lo robado era vendido por su hurto: 

El ladrón hará completa restitución; si no tiene con qué, será vendido para pagar lo robado. 

Contra la esclavitud causada por la desigualdad económica protestó el profeta Amós y se indignó el gobernador Nehemías:

Así dice el Señor:

"Los de Gaza han cometido tantas maldades

que no dejaré de castigarlos,

pues se llevaron cautivo a todo un pueblo

y lo vendieron en Edom como esclavo.

Ahora bien, nosotros y nuestros hermanos somos de una misma carne, y nuestros hijos son como sus hijos; sin embargo, nosotros tuvimos que entregar nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas son ya esclavas, y no podemos rescatarlas porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.

El rescate del siervo por uno de sus hermanos llegó a ser expresión de la acción redentora del Dios de Israel:

Si un extranjero que vive en tu tierra se hace rico, y en cambio uno de tus compatriotas, vecino del extranjero, se queda en la ruina y se vende a ese extranjero o a algún otro extranjero, tendrá derecho a que se compre su libertad aun después de haberse vendido. Podrá ser rescatado por uno de sus hermanos, un tío, un primo o cualquier pariente cercano; también podrá rescatarse él mismo, si tiene medios para hacerlo.

Por lo tanto, ve a decir a los israelitas que yo, el Señor, voy a librarlos de su esclavitud y de los duros trabajos a que han sido sometidos por los egipcios. Desplegaré mi poder y los salvaré con grandes actos de justicia.

 ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque Dios fue para rescatarlo como pueblo suyo, para ponerle nombre, para hacer cosas grandes a su favor, y obras terribles en tu tierra, por amor de tu pueblo, el que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

II. Ya en la era neotestamentaria:

En los tiempos de Jesús todavía subsistía la institución israelita de la esclavitud, independientemente del sistema romano. 

Se menciona el los evangelios al siervo: 

  • del sumo sacerdote: 

Pero uno de los que estaban con Jesús, echando mano de su espada, hirió a un siervo del Sumo sacerdote y le quitó la oreja.

Estaban en pie los siervos y los guardias que habían encendido un fuego, porque hacía frío y se calentaban. También con ellos estaba Pedro en pie, calentándose.

  • del centurión de Capernaum: 

 Y el siervo de un centurión, a quien este quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.

  • y de un oficial del rey: 

Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirlo, y le informaron diciendo: 

—Tu hijo vive. 

Jesús se refiere a menudo a los siervos, mayormente en sus parábolas: 

  • proclama la identificación del siervo con su patrón: 

 »El discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor.

  • advierte contra servicios inconsiderados: 

Él les dijo: "Un enemigo ha hecho esto". Y los siervos le dijeron: "¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?".

  • compara el perdón de los pecados con la condonación de la deuda de un siervo 

Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos…

  • elogia la lealtad y prudencia de un siervo que administra sabiamente: 

¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?…

  • señala la responsabilidad por los bienes recibidos en custodia: 

El reino de los cielos es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes…

  • y destaca el valor de prestar servicios desinteresados: 

¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: "Pasa, siéntate a la mesa"?

Efectivamente Jesús no desprecia ninguna persona por su condición social o económica.

Afirma que quien desee ser el primero deberá estar al servicio de todos, porque aun el Hijo del Hombre da su vida en rescate por muchos, como precio por la redención y la libertad:

 el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.

Los apóstoles se consideran «esclavos de Jesucristo»:

 ¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. 

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra.

Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre y guardados en Jesucristo.

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.

En las primeras iglesias había muchísimos siervos creyentes e incluso siervos de patronos cristianos: 

Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que tienen amos creyentes no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanlos mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta. 

Pablo predica sobre la base de la igualdad espiritual de siervos y libres, pero notablemente no piensa en un cambio de la estructura social: 

porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

 donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni extranjero, esclavo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos.

Sin embargo, el apóstol recomienda ante su patrono a un siervo que se había fugado, pero le recomienda que lo trate «no ya tan solo como siervo sino como más que siervo, como hermano amado»:

no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. 

Muchos ven esto como una exhortación indirecta a concederle la libertad a Onésimo. 

En otros pasajes neotestamentarios se exhorta a los siervos a servir lealmente a sus amos, para dar un buen testimonio de laboriosidad por Cristo:

Esclavos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios. Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno haga, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. 

 Exhorta a los esclavos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones. Que no roben, sino que se muestren fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios, nuestro Salvador. 

Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos, no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. 

Pero también se exhorta a los patronos, los amos a ser responsables en su tratamiento de los siervos, tratándolos con humanidad, recordándoles los derechos que han recibido de Dios:

Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas. 

Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros esclavos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.

En el cristianismo se enunciaron los principios que iban no sólo a mejorar la condición de los esclavos, sino a llevarlos a su total liberación. En esta nueva fe se proclamaba, en efecto, la igualdad de todos los hombres delante de Dios:

 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes, aunque si tienes oportunidad de hacerte libre, aprovéchala, 22 porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 

Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni extranjero, esclavo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos. 

Los creyentes esclavos, al igual que los libres, son miembros del cuerpo de Cristo, y por ello son participantes del Espíritu Santo:

porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. 

El hombre no es una cosa, ni un instrumento simple de trabajo privado de su humanidad. 

La esclavitud es utilizada en el ámbito espiritual para ilustrar los efectos del pecado sobre el ser humano. "Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado", dijo el Señor Jesús:

 Jesús les respondió: 

—De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres.

Los creyentes eran antes "esclavos del pecado", pero ahora son "siervos de la justicia" tras la redención realizada por Cristo: 

Nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de placeres y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, odiados y odiándonos unos a otros.

Pero gracias a Dios que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina que os transmitieron; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 

El espíritu de esclavitud y temor ha sido desplazado por el espíritu de adopción; se ha manifestado la gloriosa libertad de los hijos de Dios y ellos son emancipados del pecado y hechos siervos de Dios :

Pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y, como fin, la vida eterna.

pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!».

 Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

También en éste mismo ámbito espiritual, el concepto de ser siervo expresa la obediencia absoluta del hombre a Dios y la aceptación incondicional de la voluntad divina. Ejemplo notable de esto es por supuesto el mismo apóstol Pablo, persona libre que se presenta como «esclavo de Cristo».

Ahora bien, el estatus del esclavo era dado por el mismo estatus de su señor, de tal manera que no esclavo del carnicero que del emperador, el César.

Pero nosotros en cambio somos siervos del Rey de Reyes y Señor de Señores!


El ministro que es siervo de Jesucristo, debe tener ciertas cualidades...



Pero ese será el tema del siguiente estudio..




(Por favor me confirma si lee este correo electrónico)

Muchas gracias.

Paz de Cristo!



ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor






(Por favor me confirma si lee este correo electrónico)

Muchas gracias.

Paz de Cristo!



ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor

No hay comentarios:

Generalidades de la Escatología Bíblica

NO DEJE DE LEERLO