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En este apartado queremos presentar una breve descripción de la
evolución que ha experimentado la Teología bíblica, y más
concretamente la Teología del Nuevo Testamento, en las dos décadas
transcurridas desde la primera edición de esta obra. Cuando Ladd
estaba trabajando en ella, la disciplina de la Teología bíblica ya
estaba viviendo ciertos trastornos; de hecho, algunos dicen que estaba
en plena crisis. Pero Ladd no se dejó influenciar por la crisis, por
dos razones. En primer lugar, porque no se dejó influenciar
completamente por la línea neo-ortodoxa americana del llamado
"movimiento de teología bíblica"; en segundo, porque no estaba
dispuesto a modificar el método histórico-crítico para que fuera más
apropiado para el contenido del Nuevo Testamento (ver el resto del
capítulo). Así que Ladd escribió su teología del Nuevo Testamento con
lo que hoy describiríamos como una increíble confianza en sí mismo.
Afortunadamente, las profecías sobre el fin de la Teología bíblica
fueron prematuras. Pero aparte de algunas excepciones recientes
provenientes de Alemania y de evangélicos de países de habla inglesa
(ver abajo), la labor de los teólogos del Nuevo Testamento se ha
limitado a ciertos aspectos del contenido o al método, en vez de
escribir teologías exhaustivas, completas. La vívida metáfora de L.E.
Keck se puede aplicar a la Teología del Nuevo Testamento, cuando dice
que el estado de la Teología en general es "como una exposición sin un
pasillo central: todas las obras parecen tener la misma importancia,
no hay ninguna que destaque sobre las demás"24. La situación de la
Teología en la actualidad, o al menos la mayoría de ella, se puede
describir como un estado de confusión metodológica.
Esta confusión es consecuencia de la aparición de una gran variedad de
métodos en la disciplina del Nuevo Testamento. De hecho, es
impresionante la forma en la que este campo ha evolucionado en estas
dos últimas décadas. Los investigadores, en búsqueda de una mejor
comprensión del Nuevo Testamento, se han ido interesando en otras
disciplinas. La lista es interminable: algunas, como la Semántica y la
Semiótica, provienen de la Lingüística; otras, como la Narratología,
el Criticismo retórico, y la Teoría de la reacción del lector
provienen sobre todo del que deberíamos llamar la "Nueva" Crítica
literaria. Son disciplinas cuya frontera no está muy bien definida.
Otras, como el Estructuralismo, la Deconstrucción, y las nuevas líneas
de la Hermenéutica, son también categorías que se solapan; otras, como
la Crítica del canon son una categoría por sí solas. Además, algunas
están yendo en la dirección de disciplinas como la Sociología, la
Antropología, e incluso la Psicología. También, otras fuerzas de
influencia en el estudio del Nuevo Testamento son las que podríamos
llamar de "interés especial", como la Hermenéutica negra, la
feminista, o la de dos tercios del mundo.
Aún no podemos saber el grado en el que todo esto afectará a la
Teología del Nuevo Testamento. Algunas de las nuevas perspectivas
parecen bastante problemáticas. Aquí nos vamos a centrar en dos áreas,
que además, están relacionadas. En primer lugar, algunos defensores de
los nuevos avances de la Crítica literaria insisten en que los relatos
del Nuevo Testamento deben entenderse de forma no-referencial. Según
sus exponentes, los Evangelios, por ejemplo, deberían verse como
historias que tienen un significado en sí mismas, que no tiene nada
que ver con el mundo real. De ahí, que consideran irrelevante
cualquier cuestión sobre el contexto histórico. El sentido o
significado se extrae de los relatos del mismo modo que se extrae de
las novelas u otras obras de arte. En segundo lugar, algunos
defensores de la Teoría de la reacción del lector arguyen que el único
significado importante de un texto es el que el lector entiende. Por
ello, cualquier intento de determinar la intención de los autores del
Nuevo Testamento es innecesario y, de hecho, fútil. Todas las
interpretaciones son válidas. Es obvio que las consecuencias de un
enfoque así son, para la Teología del Nuevo Testamento, desastrosas;
al menos para lo que tradicionalmente se entiende por Teología.
Afortunadamente, los únicos que quieren aplicar estos métodos hasta
las últimas consecuencias son algunos extremistas. Aún podemos
aprender mucho de la aplicación de estas nuevas disciplinas al Nuevo
Testamento. Pensamos no sólo en aquellas disciplinas que son
consideradas como extensión del estudio ya realizado por la exégesis
de la Crítica histórica tradicional, sino también de aquellas que
tratan al texto como un objeto en sí mismo. Así que la Teoría de la
reacción del lector apuntaría a la inevitabilidad de la mediación del
lector a la hora de buscar el significado de un texto. La línea
no-referencial nos recuerda que deberíamos ver los textos como piezas
enteras, y que analizar los aspectos narrativos de los relatos
históricos puede ser muy instructivo. Lo verdaderamente importante es
que veamos estos métodos como suplementarios, y no como sustitutos,
del método histórico-crítico. Éste debe seguir siendo el pilar
fundamental de la interpretación de los documentos bíblicos. Es
indispensable que así sea.
Estos nuevos métodos ya han empezado a impactar a la Teología del
Nuevo Testamento a través de los estudios especializados. Pero las
teologías del Nuevo Testamento escritas estrictamente desde la
perspectiva y orientación de cualquiera de estas nuevas aproximaciones
son cada vez menos completas y exhaustivas. Esto se debe a que, para
poder escribir una teología del Nuevo Testamento completa, se necesita
tratar ciertas cuestiones que estos nuevos métodos no entienden. Lo
que sí que ocurrirá es que aumentará la cantidad de aproximaciones
estándar. Es fácil prever que esto ocurrirá en algunos campos – por
ejemplo, en los que prestan atención a cuestiones sociológicas. Sin
embargo, en otros campos, como en el nuevo método de la crítica
literaria, es más difícil que esto llegue a ocurrir.
Sólo contamos con el ejemplo de un intento de construir una teología
completa desde una de estas nuevas tendencias. El mismo Brevard Childs
que articuló la crisis de la Teología bíblica en 1970 ha escrito una
Teología de la Biblia, de los dos Testamentos, desde la perspectiva de
la Crítica del canon. Sin embargo, de forma sorprendente, esta nueva
obra tiene mucho de tradicional; es un tipo de Teología bíblica
histórico-crítica hecha sólo a partir de un énfasis especial en la
totalidad del canon. Para todas las diferencias que podría haber
habido, no se tiene la impresión de que ha pasado a una órbita
completamente diferente a la de Ladd. También hay otros trabajos menos
sustanciales, como el de H.C. Kee, quien bajo la rúbrica "identidad
pactal y social" ha realizado un "acercamiento a la Teología del Nuevo
Testamento" que utiliza los resultados del acercamiento sociológico al
Nuevo Testamento"30. El análisis narrativo se ha aplicado
principalmente al ámbito de la Cristología.
Las pocas teologías exhaustivas que han aparecido en los últimos
veinte años muestran la poca influencia que las nuevas tendencias han
tenido en los estudios del Nuevo Testamento. Desde que Ladd publicó
esta obra, en lengua inglesa sólo se han escrito dos teologías del
Nuevo Testamento desde una perspectiva evangélica. La primera, y la
mejor de las dos, es una obra de D. Guthrie (1981). Guthrie escribe
por temas, empezando con "Dios", "El hombre y su mundo",
"Cristología", etc. Guthrie supera, hasta cierto punto, los problemas
que encierra una presentación temática, agrupando el contenido de cada
apartado según la fuente, y proveyendo así algo de perspectiva
histórica. De todos modos, tenemos que decir que el uso que Guthrie
hace del marco de la Teología sistemática no hace justicia al carácter
histórico de la Teología bíblica.
Leon Morris publicó una Teología más breve en 1986. La elabora de una
manera más habitual, examinando varias cartas del Nuevo Testamento en
orden cronológico, más o menos; empieza con las cartas de Pablo.
Aunque Morris no niega una evolución de los autores del Nuevo
Testamento, no se muestra nada optimista en cuanto a nuestra capacidad
de descubrir esa evolución.
Nos siguen llegando muchas teologías del Nuevo Testamento de Alemania.
La de L. Goppelt apareció de forma póstuma en 1974 y se tradujo al
inglés en dos volúmenes en 1981 y 1982. Las teologías de Ladd y
Goppelt, aunque el proceso de escritura de una no tiene nada que ver
con el de la otra, presentan básicamente la misma perspectiva, es
decir, la de la Historia de la salvación, y esta similitud de enfoque
muestra que la Teología de Ladd aún puede considerarse viable. Ahora
están saliendo a la luz dos nuevas teologías del Nuevo Testamento en
alemán, en varios volúmenes. Hans Hübner ha dedicado un volumen al
prolegómeno, en el que trata extensamente la relación teológica entre
el Antiguo y el Nuevo Testamento. Peter Stuhlmacher dedica todo su
primer volumen a Jesús y a Pablo34. La obra de Stuhlmacher se va a
traducir al inglés, y será muy interesante e interesará sobre todo a
los lectores evangélicos. Ésta es una obra que, en muchos sentidos,
está en la línea de Goppelt y Ladd.
Por todo lo dicho, no parece que la Teología de Ladd, aunque escrita
hace veinte años, esté anticuada. Al contrario, el contenido básico de
su obra continúa siendo atractivo. Y ello se debe simplemente a que
Ladd se ha mantenido fiel al estudio histórico del Nuevo Testamento,
con la novedad de que también busca la verdad teológica. Según él, su
labor ha sido fundamentalmente descriptiva, centrándose en lo que el
texto "quiso decir". Pero como acepta que la Biblia es un compendio de
la actuación de Dios para redimir al mundo, acepta el carácter
normativo de los testigos del Nuevo Testamento y la relevancia que
éste tiene para la sociedad actual, es decir, la importancia de lo que
el texto "quiere decir". Por eso Ladd se niega a ver la Teología del
Nuevo Testamento solamente como la Historia de los primeros
cristianos36. Usa el método histórico-crítico, pero de modo que le
permite mantenerse abierto ante la posibilidad de lo trascendente, y
así puede hacer justicia al contenido de los documentos que analiza.
Por estos motivos, cuando J.D. Smart se pronunció sobre el futuro de
la teología bíblica, dejó bien claro que si veía algo de esperanza,
ésta estaba en el evangelicalismo de Ladd, al que nombra
especialmente. Para Smart, la promesa futura está en los estudiosos
que han empezado a "combinar una investigación de carácter
profundamente histórico, con una firme devoción a la fe bíblica". Si
miramos detalladamente las propuestas que G. Hasel hace en cuanto a la
Teología del Nuevo Testamento38, llegaremos a la conclusión de que,
aún en el caso de que el trabajo de Ladd no sea perfecto, debemos
reconocer que al menos va por buen camino.
Sin duda alguna la Teología de Ladd refleja la línea de una comunidad
con una interpretación concreta, la que hoy en día se conoce bajo el
nombre de "evangelicalismo". Ladd ayudó a muchos fundamentalistas a
ver por primera vez no sólo la aceptabilidad del método
histórico-crítico, sino también lo indispensable que es. Los
evangélicos – al menos muchos de ellos – se han abierto más a muchos
de los estudios de la investigación crítica (por ejemplo, en relación
con la autoría y la fecha de los escritos del Nuevo Testamento, y las
implicaciones para el desarrollo en el Nuevo Testamento) en estos
últimos veinte años, después de que Ladd publicara su Teología. Sin
embargo, aún continúan compartiendo las básicas convicciones que Ladd
expuso en su acercamiento a la Teología bíblica. Aunque hay una gran
diversidad entre los escritos del Nuevo Testamento, al mismo tiempo
sigue habiendo una unidad natural y genuina entre ellos. Aunque cada
uno tiene sus características históricas, al mismo tiempo presentan
una autoridad normativa para la iglesia. Y si, como J. Reumann ha
escrito recientemente, "la prueba definitiva para evaluar cualquier
teología bíblica será ver si lleva a que se ejercite la fe y la
obediencia a la palabra de Dios"41, preocupación que Ladd compartía.
La comunidad interpretativa a la que Ladd pertenece continúa abrazando
los objetivos de la fe y la obediencia. Y los evangélicos siempre
estarán abiertos a todo aquello cuyo fin sea aumentar la fe y llevar a
una obediencia más eficaz.
...
Hagner, D. A. (2002). Prefacio a la Edición Revisada. In G. S. :Ozun.
Shogren Nelson Araujo:Ortiz, Anabel Fernández:Fernández, Lidia
Rodríguez:Raya, Joana Ortega (Ed.), J.-M. Blanch & D. G. Bataller
(Trans.), Teología del Nuevo Testamento (pp. 23–55). Viladecavalls,
Barcelona: Editorial Clie.
--
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor Ordenado IPUC
http://adonayrojasortiz.blogspot.com
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