lunes, 23 de abril de 2018

El diácono

La necesidad absoluta de que los diáconos posean ciertas cualidades
respecto a su carácter
Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho
vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; que guarden el misterio
de la fe con limpia conciencia.
1 Timoteo 3:8, 9
Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para
que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es
la iglesia de Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.
1 Timoteo 3:14, 15
"El que ande en el camino de la perfección, éste me servirá".
Salmos 101:6b
"Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos
de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre
el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez".
Exodo 18:21
"Dadme de entre vosotros, de vuestras tribus, varones sabios y
entendidos y expertos, para que yo los ponga por vuestros jefes"
Deuteronomio 1:13
"Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es
necesario que el obispo sea irreprensible…"
1 Timoteo 3:1, 2a
"…y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; el
que fuere irreprensible…"
Tito 1:5b, 6a


En una carta (394 D.C.) que Jerónimo escribe a un joven presbítero de
nombre Nepotiano, reprende a las iglesias de su época por su
hipocresía al mostrar mayor interés por la apariencia del edificio de
la iglesia que por la selección apropiada de sus líderes:
Muchos edifican iglesias hoy día con sus paredes y columnas de mármol
brillante, sus techos relucientes por el oro y sus altares adornados
con joyas. Pero no prestan atención a la elección de los ministros de
Dios.
El Nuevo Testamento hace la afirmación incontrovertible de que el
interés supremo de Dios no son los edificios o los programas de la
iglesia, sino el carácter moral y espiritual de aquellos que lideran y
se preocupan por su pueblo. El liderazgo piadoso es lo que hace la
diferencia espiritual en la iglesia local. De hecho, casi toda la
enseñanza que hay en el Nuevo Testamento en cuanto a los diáconos, se
refiere a las características que deben poseer.
Según el Nuevo Testamento, el ser diácono no es algo que se otorgue a
cualquier persona que quiera serlo. Pablo es enfático en cuanto a
esto, probablemente porque es aquí donde la iglesia de Efeso se había
equivocado. Ciertas personas no calificadas se habían introducido, a
la fuerza, en posiciones de liderazgo. Es evidente que parte de la
estrategia activa de Satanás para corromper a las iglesias es colocar
personas no calificadas e incompetentes en la estructura del liderazgo
de la iglesia. Por eso, una de las principales enseñanzas de 1 Timoteo
es que una iglesia debidamente ordenada o disciplinada debe tener
obispos y diáconos moral y espiritualmente calificados (1 Timoteo
3:1–13).
Si no se tiene en cuenta este punto tan vital, los resultados para la
iglesia local serán desastrozos a largo plazo. Sin embargo, es aquí
donde muchas iglesias tienen problemas. Por eso Dios, en su sabiduría
perfecta, nos ha dado 1 de Timoteo para advertirnos e instruirnos en
cuanto al carácter apropiado que deben tener aquellos que lideran y se
ocupan de la iglesia local. Ya que este es un asunto de extremada
urgencia para las iglesias de hoy, miremos brevemente la situación
histórica que se vivió en la iglesia de Efeso y la razón por la que
Pablo manejó el problema del liderazgo de la iglesia en 1 de Timoteo.
Situación histórica
Poco tiempo después de que Pablo fue liberado de la cárcel en Roma
(60–62 D.C.), él y Timoteo visitaron Efeso. No fue una visita
agradable. Los maestros falsos dominaban la iglesia bajo un sólido
control doctrinal. Para impedirle a estos maestros que arruinaran
totalmente la vida de la iglesia y su evangelio glorioso, Pablo tuvo
que tomar una acción radical; excomulgó a los dos líderes
responsables, Himeneo y Alejandro (1 Timoteo 1:19, 20).
Por razones desconocidas, Pablo tuvo que irse a Macedonia
inmediatamente, y por esa razón dejó a Timoteo para que ayudara a esta
iglesia sitiada, para detener la falsa doctrina. En 1 Timoteo 1:3
leemos: "Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a
Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente
doctrina…"
Pablo sabía que Timoteo enfrentaba una posición difícil. Estaba
profundamente consciente de los problemas que el joven Timoteo
encontraría. Así como la mala hierba vieja que echa raíces profundas y
se hace fuerte, así son las malas enseñanzas; es difícil de quitarlas
una vez hayan echado raíz. La oposición en Efeso era intensamente
argumentadora (6:3–5, 20). Entonces Pablo escribió a Timoteo, desde
Macedonia, para recordarle de su deber, lo animó en la batalla
espiritual y le describió explícitamente a él y a la iglesia, cuáles
problemas requerían de corrección.
La iglesia de Efeso necesitaba reformas con urgencia. Las falsas
enseñanzas habían confundido y desarticulado la vida de la iglesia.
Los cristianos actuaban indebidamente los unos con los otros. Habían
desechado los principios apostólicos de la vida de la iglesia. Se
estaban enseñando doctrinas sin sentido y enfermizas. Según parece,
personas no calificadas se habían convertido en apacentadores y no les
proporcionaban el cuidado debido a los obispos-ancianos de buen
carácter. Algunas mujeres hacían gala de sus riquezas y de su
conocimiento en la iglesia; las ideas exclusivas y las peleas entre
los hombres afectaban negativamente las oraciones de la iglesia. Las
viudas eran olvidadas egoístamente por sus familias y forzadas a
confiarse en la iglesia para recibir apoyo. No se le daba importancia
al pecado.
Es necesario mantener el orden en la iglesia de Dios
Como resultado de estos problemas, Pablo estableció principios
apropiados para la estructura social, u orden, de la familia de Dios.
Quería que todo miembro y grupo supiera como conducirse.
"Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para
que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es
la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad" (1
Timoteo 3:14, 15; itálicas agregadas).
Vale la pena repetir la paráfrasis que Richard Weymouth hace del
versículo 15 en el "Nuevo Testamento en el Idioma Moderno" (The Modern
Speech New Testament): "Escribo ahora para que tengas las normas que
te ayudarán a relacionarse con la casa de Dios".
Un comentarista resume el versículo 15 de la siguiente manera: "El
[Pablo] desea que Timoteo tenga ante él un esquema, o bosquejo, de la
relación que debe existir entre las diferentes partes que conforman la
congregación o la casa de Dios".
La palabra "conducirte" en el versículo 15, significa "comportarte"
(forma de vida y carácter de la persona), o como un léxico principal
griego lo establece: [para] "vivir en el sentido de la práctica de
ciertos principios".
La frase "esto te escribo" que se menciona en el versículo 14
probablemente quiere decir las instrucciones o principios que Pablo da
a través de la carta. Son normas o parámetros que deben regular la
conducta de los creyentes. Así como ciertas normas ayudan a
disciplinar u ordenar la vida de una familia, así también existen
normas apropiadas de comportamiento y disciplina en la iglesia local,
que es la familia de Dios. Posiblemente para muchos la disciplina
eclesial o la conducta apropiada entre la familia de Dios carece de
importancia, pero como E. F. Scott intuitivamente lo expresa en el
"Comentario Moffatt del Nuevo Testamento" (Moffatt New Testament
Commentary), Pablo "insiste en la buena conducta porque cree que es
necesario para la religión verdadera":
Las normas fijadas tienen que ver con las disposiciones prácticas, y
pueden dar la impresión de tener poca relación con los intereses más
elevados de la religión. Aún así, no se deben ignorar. Ellas tienen
que ver con el bienestar de la iglesia, y es la iglesia la que
mantiene el evangelio y la que lo ofrece al mundo. Por eso, en estos
versículos tenemos la clave para conocer el significado primordial de
las Epístolas Pastorales. El escritor no es solamente eclesiástico ni
está más preocupado por el mecanismo de la iglesia que de su vida
espiritual. Insiste en el buen orden o la buena conducta porque cree
que es necesario para la religión verdadera. En la vida de la iglesia,
así como en la de la persona, el cuerpo y la mente deben funcionar
armónicamente.
El razonamiento de Pablo es sencillo. Puesto que los cristianos de una
iglesia local conforman (1) la "casa de Dios", que también es (2) "la
iglesia del Dios viviente" y (3) "columna y baluarte de la verdad",
sus costumbres y forma de vida, ante un mundo que observa, son
críticamente importantes. Estas tres descripciones intensas de la
iglesia local, escribe David C. Verner, enfatizan "su grandeza y por
consiguiente también la importancia de la forma en la que sus miembros
manejan sus vidas". Por consiguiente, es absolutamente imperativo que
los miembros se comporten en su vida congregacional de acuerdo con las
normas cristianas de comportamiento y orden. En palabras de J.N.D.
Kelly, antiguo director de St. Edmund Hall, Oxford, "La esencia del
mensaje de Pablo es que el orden, en el sentido más amplio del
término, es necesario en la congregación cristiana precisamente porque
es la casa de Dios, el instrumento que él escogió para proclamar a los
hombres la verdad salvífica de la revelación de Dios-hombre,
Jesucristo".
Es necesario que exista un liderazgo calificado
Los principios que gobiernan a los obispos y a los diáconos de la
congregación y sobre todo, los requisitos morales de los apacentadores
y los diáconos, son absolutamente primordiales para el orden, la
disciplina y el comportamiento de una congregación de personas
cristianas. Estoy convencido de que Dios le ha dado a la iglesia local
los requisitos que aparecen en 1 de Timoteo 3:1–12 para proteger a su
pueblo de hombres indignos e inescrupulosos, de los cuales hay muchos
(Tito 1:10). Algunos hombres desean posiciones de liderazgo
simplemente para satisfacer sus egos impíos. Otros están equivocados
en cuanto a su propia aptitud y carácter. Es por eso que las
Escrituras sabiamente proporcionan requisitos objetivos que ponen a
prueba el deseo subjetivo de todos aquellos que buscan ser
apacentadores o diáconos.
Además, los cargos de la iglesia de Dios no son posiciones honorarias
otorgadas a personas que han asistido fielmente a la iglesia durante
muchos años. Tampoco, como lo hemos visto, son vacantes de la Junta
que se llenan con buenos amigos, personas adineradas, o personas que
tienen éxito en los negocios. Los cargos de la iglesia son sólo para
aquellos que están bíblicamente calificados y movidos por el Espíritu
Santo de Dios para pastorear sacrificialmente y servir a la familia de
Dios.
Los apacentadores y los diáconos ocupan posiciones de sagrada
confianza. Dirigen y cuidan la familia de Dios. Tratan con problemas,
dinero y personas necesitadas. Tienen acceso a los hogares de las
personas y a los detalles más íntimos de sus vidas. Tienen acceso a
personas que son las más vulnerables al engaño o abuso. Por todo esto,
deben ser hombres de integridad comprobada.
El liderazgo y el servicio de los apacentadores y los diáconos afecta
a la iglesia en todo. Los líderes que tienen un buen carácter moral
proporcionan mayor dirección, orientación, balance y estabilidad para
la iglesia. Aquellos con deficiencias en su carácter moral, llevan a
la iglesia por mal camino. Al describir las características esenciales
de una iglesia bíblica, Francis A. Schaeffer (1912–1984) advierte
severamente que si deseamos ser una iglesia del Nuevo Testamento,
debemos mantener fielmente las características bíblicas para elegir a
todos nuestros apacentadores y diáconos:
La iglesia no tiene el derecho de disminuir estas normas exigidas para
sus funcionarios, ni tiene ningún derecho de elevar a cualquier otra
norma como si fuera igual a éstas que son impuestas por Dios mismo.
Estas y sólo estas permanecen como absolutas.
He señalado con insistencia que el gran error de muchas iglesias,
cuando buscan establecer por primera vez un ancianado y un diaconado
bíblico, es nombrar a las personas equivocadas para estos cargos. Al
final es la iglesia la que sufre las consecuencias por elegir los
líderes equivocados y puede llegar a tener años de problemas tales
como aquellos que experimentó la iglesia de Efeso. Deben insistir en
elegir hombres bíblicamente calificados para el cargo de la iglesia,
sin importar si se requiere de muchos años para levantarlos. La
completa obediencia a la palabra de Dios es siempre la mejor política
de la iglesia.
Requisitos específicos que deben cumplir los obispos y los diáconos
Así como en Filipenses, Pablo menciona obispos y diáconos a la par en
1 Timoteo. Después de detallar los requisitos de los obispos-ancianos
(1 Timoteo 3:1), Pablo comienza a dar instrucciones en cuanto a los
diáconos, diciendo: "Los diáconos asimismo…" (3:8–13). El adverbio
"asimismo" une la enseñanza en cuanto a los diáconos (3:8–13) con la
enseñanza anterior sobre los obispos (3:1–7). Esto significa que lo
que Pablo dice acerca de la necesidad de que los obispos estén
calificados apropiadamente, también se aplica a los diáconos.
Es un grave error, sin embargo, muy común, el hecho de creer que los
diáconos no necesitan reunir ciertas características para el cargo por
no ser ellos tan esenciales para la iglesia como los apacentadores.
Este error demuestra lo poco que las personas entienden sobre la
importancia de los diáconos para la congregación local. De hecho vemos
la importancia del diaconado en esto: dice que sus requisitos son
parecidos a los de los obispos.
Los requisitos de los apacentadores y de los diáconos difieren, sin
embargo, en que los diáconos no tienen que ser maestros de la Palabra.
Los obispos-ancianos deben ser capaces de: "exhortar con sana
enseñanza y convencer a los que contradicen" (Tito 1:9). Además, la
variedad de rasgos de carácter que tienen que ver con la estabilidad
mental y emocional de los apacentadores no son requisitos para los
diáconos. Como apacentadores de todo el rebaño de Dios, los
obispos-ancianos deben ser mental, emocional y espiritualmente
estables con el fin de que puedan manejar un sinnúmero de problemas de
liderazgo y de personas difíciles. Finalmente, los obispos deben estar
caracterizados por su hospitalidad y no deben ser neófitos (3:6).
Al lado de los obispos de la iglesia, el diaconado recibe una posición
permanente y universal dentro de la iglesia. Es parte del orden social
y estructural de la familia de Dios (1 Timoteo 3:14, 15).
Comparemos las características de los diáconos con las de los obispos-ancianos:

Los diáconos, así como los obispos, deben: (1) Llevar una vida recta,
(2) ser fieles a sus esposas, (3) ser buenos administradores de sus
familias, (4) no ser amantes del dinero, y (5) no deben ser dados al
vino. Los requisitos o características adicionales de los diáconos,
especialmente de no faltar a su palabra y que "guarden el misterio de
la fe con una limpia conciencia", revelan que los diáconos deben tener
una integridad comprobada.
Es necesario que exista una pluralidad de diáconos
La palabra diáconos aparece en 1 de Timoteo en forma plural, así como
en Filipenses 1:1. Es lógico dar por sentado que el diaconado siguió
el ejemplo del ancianado; como los obispos-ancianos, los diáconos se
reunían y trabajaban juntos como grupo. (La forma singular de obispo
en 1 de Timoteo 3:2 es general, teniendo aplicación a todos los
obispos. En Filipenses 1:1, obispo es plural).
Es extremadamente importante darnos cuenta de que, después de todos
los problemas y los fracasos de liderazgo en Efeso, Pablo todavía
afirma la pluralidad de los ancianos (1 Timoteo 5:17, 18). No le
ordena a Timoteo nombrar un líder fuerte para gobernar a la iglesia y
hacer frente a todos los problemas. Desde el comienzo de su
ministerio, hasta el fin, Pablo insistió en una pluralidad de ancianos
para la vigilancia pastoral de las iglesias. Entonces, la pluralidad
en el liderazgo pastoral y en el diaconado es una política totalmente
escritural para la iglesia local (Timoteo fue el representante
personal, temporal y apostólico de Pablo a una iglesia en crisis. Con
el paso del tiempo él dejó esta iglesia y no fue su único pastor en el
sentido tradicional de la palabra).
Además, en razón a los deberes de los diáconos, era necesario que
trabajaran como un cuerpo colectivo. Puesto que manejaban dinero y
problemas difíciles de las personas, especialmente la distribución de
ayuda económica a los necesitados, requerían de protección en asuntos
financieros que sus colegas les podían proporcionar.
El diaconado no sólo requiere de protección en el área financiera,
también requiere el beneficio de la sabiduría grupal. Los diáconos
tienen que manejar muchas situaciones delicadas y complejas que
involucran a hermanos y hermanas en necesidad. Varias personas que
disciernen, cada una dando su aporte de sabiduría y una perspectiva
única para cada decisión, pueden manejar mejor tales situaciones. Como
lo dijo el sabio rey Salomón: "Hierro con hierro se aguza; y así el
hombre aguza el rostro de su amigo" (Proverbios 27:17). "Los
pensamientos con el consejo se ordenan" (Proverbios 20:18a), y "…en la
multitud de consejeros está la victoria" (Proverbios 24:6b).
Además, un equipo de diáconos facilita el desarrollo de una
responsabilidad mutua, la cual es importante para llevar a cabo sus
deberes con rapidez y compromiso. Hubiera sobrevenido un perjuicio
terrible, por ejemplo, si las viudas que se mencionan en Hechos 6
hubieran sido tratadas sin cuidado. Todos podemos llegar a sentirnos
muy ocupados, ser olvidadizos, temerosos o perezosos y es precisamente
aquí donde necesitamos, más de lo que jamás podamos entender, colegas
compañeros en el ministerio ante quienes podamos responder por nuestro
trabajo. Los entrenadores de atletismo saben que si los atletas
entrenan juntos, se impulsan unos a otros hacia mayores logros. Cuando
dos personas corren al tiempo, uno hace que el otro corra un poco más
rápido y que llegue más lejos. Lo mismo sucede con la obra del Señor,
y esa es una de las razones por las que el Señor envió a sus
discípulos de a dos. Si actuamos solos hacemos principalmente lo que
queremos hacer, no lo que debemos hacer o lo que es mejor para otros.
Es así, especialmente, en situaciones de confrontación con miembros
que están equivocados. La mayoría de personas evitarán, tanto como
puedan, toda confrontación no agradable. Es por eso que necesitamos
contar con la motivación afectuosa y la mutua responsabilidad que
proporciona una pluralidad (equipo) de líderes para que logremos
llevar a cabo nuestros deberes cristianos a pesar de nuestros temores
o lo ocupados que estemos.
Finalmente, un cuerpo de diáconos ayuda a aligerar una carga pesada de
trabajo. Suplir las necesidades de las personas es la clase de trabajo
que hace que las personas se "quemen" por sobrecarga. Pero un esfuerzo
grupal proporciona ayuda mutua y la motivación necesaria para realizar
el trabajo difícil. El comentarista bíblico y pastor de la Décima
Iglesia Presbiteriana de Filadelfia, James M. Boice, nos habla de la
sabiduría de los esfuerzos grupales en la obra de Dios:
… en ninguna parte del Nuevo Testamento encontramos referencia alguna
al nombramiento de un solo anciano, o un solo diácono, para realizar
un trabajo. Nuestra tendencia sería nombrar un líder, pero la
sabiduría de Dios es superior a la nuestra. Al nombrar varias personas
para trabajar juntas, la iglesia, bajo la dirección de Dios, facilitó
la motivación mutua entre aquellos que compartían el trabajo, así como
disminuyó el riesgo de orgullo y tiranía en el cargo.

Strauch, A. (2003). El diácono del Nuevo Testamento: La vital
importancia de su funcion de acuerdo a los principios biblicos. (G.
Pulido de Junay, Trans.) (pp. 123–134). Cupertino, CA: DIME
(Distribuidora Internacional de Materiales Evangélicos).


--
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

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