Iglesia Pentecostal Unida Latinoamericana Baltimore, MD. Miércoles 10 de Julio de 2019
INMUTABLE
Porque yo, Jehová, no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. (Malaquías 3.6).
Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.
Hay quienes ven en este verso una razón para no creer que Dios haya podido hacerse hombre en Jesucristo. Pero no hay que pensar que Dios haya perdido ninguno de sus atributos divinos al participar de nuestra naturaleza, en tal caso ya no sería Dios. Es obvio que Jesús creció y aprendió, etc., pero no en su divinidad, sino en su humanidad. Este verso de Malaquías no tiene nada que ver con la naturaleza humana de Jesús, sino con la bondad y la protección de Dios, con su fidelidad que se contrasta con la infidelidad e inconstancia del ser humano. La inmutabilidad de la Palabra de Dios, de sus promesas, es lo que garantiza nuestra bendición, no es lo muy bien que yo me porte. Es por eso que el pueblo de Israel no había sido destruido, porque si el Señor diera en proporción a lo que le dan a Él ciertamente ya habrían perecido.
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Gracia y Paz
Adonay Rojas Ortiz
Pastor
7869853401
8301 Liberty Rd,
Windsor Mill, MD 21244
Miércoles 7 PM
Domingos 8 AM
https://www.facebook.com/pentecostalesdebaltimore/
pentecostalesdebaltimore@gmail.com
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INMUTABLE
Porque yo, Jehová, no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. (Malaquías 3.6).
Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.
Hay quienes ven en este verso una razón para no creer que Dios haya podido hacerse hombre en Jesucristo. Pero no hay que pensar que Dios haya perdido ninguno de sus atributos divinos al participar de nuestra naturaleza, en tal caso ya no sería Dios. Es obvio que Jesús creció y aprendió, etc., pero no en su divinidad, sino en su humanidad. Este verso de Malaquías no tiene nada que ver con la naturaleza humana de Jesús, sino con la bondad y la protección de Dios, con su fidelidad que se contrasta con la infidelidad e inconstancia del ser humano. La inmutabilidad de la Palabra de Dios, de sus promesas, es lo que garantiza nuestra bendición, no es lo muy bien que yo me porte. Es por eso que el pueblo de Israel no había sido destruido, porque si el Señor diera en proporción a lo que le dan a Él ciertamente ya habrían perecido.
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Gracia y Paz
Adonay Rojas Ortiz
Pastor
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