Iglesia Pentecostal Unida Latinoamericana Baltimore, MD. Viernes 19 de Julio de 2019
POR FE OBEDECIÓ
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. (Hebreos 11.8).
No sabía para dónde iba, pero iba confiando.
A Abraham algunos le han dicho el peregrino de la fe, es llamado el padre de la fe, y Dios lo llama amigo, amistad que se basa en la confianza. Dios habló, y él oyó; Dios prometió, y él confió; Dios ordenó, y él obedeció. Abraham creyó la promesa de Dios. Su obediencia fue la primera demostración de fe, la evidencia de la fe se manifiesta en obediencia, y entonces abandona su hogar y todo lo que conocía, por algo que desconocía, y salió sin saber su lugar de destino. Pero había algo que él sí sabía, algo que sí conocía. Abraham podía pensar que no iba camino a lo desconocido sino camino hacia el lugar que el Dios de la gloria había preparado para él. No conocía el lugar, pero conocía a quien lo había llamado y entendía que podía confiar en Él, que valía la pena hacerlo. ¿Qué tanto conoces al Dios de la gloria? Atrévete a confiar en Él!
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Gracia y Paz
Adonay Rojas Ortiz
Pastor
7869853401
8301 Liberty Rd,
Windsor Mill, MD 21244
Miércoles 7 PM
Domingos 8 AM
https://www.facebook.com/pentecostalesdebaltimore/
pentecostalesdebaltimore@gmail.com
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POR FE OBEDECIÓ
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. (Hebreos 11.8).
No sabía para dónde iba, pero iba confiando.
A Abraham algunos le han dicho el peregrino de la fe, es llamado el padre de la fe, y Dios lo llama amigo, amistad que se basa en la confianza. Dios habló, y él oyó; Dios prometió, y él confió; Dios ordenó, y él obedeció. Abraham creyó la promesa de Dios. Su obediencia fue la primera demostración de fe, la evidencia de la fe se manifiesta en obediencia, y entonces abandona su hogar y todo lo que conocía, por algo que desconocía, y salió sin saber su lugar de destino. Pero había algo que él sí sabía, algo que sí conocía. Abraham podía pensar que no iba camino a lo desconocido sino camino hacia el lugar que el Dios de la gloria había preparado para él. No conocía el lugar, pero conocía a quien lo había llamado y entendía que podía confiar en Él, que valía la pena hacerlo. ¿Qué tanto conoces al Dios de la gloria? Atrévete a confiar en Él!
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Gracia y Paz
Adonay Rojas Ortiz
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