martes, 31 de enero de 2023

¿Cómo puede un niño que nos ha nacido y un hijo que nos ha sido dado ser llamado Dios fuerte y Padre eterno? Is. 9.6

Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. 

Se llamará su nombre «Admirable consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Príncipe de paz». (Isaías 9.6)  

¿Cómo puede un niño que nos ha nacido y un hijo que nos ha sido dado ser llamado Dios fuerte y Padre eterno? 

 

INTRODUCCIÓN 

En Génesis 1.1 leemos: En el principio creó los cielos y la tierra. Y en Isaías 41.18: Porque así Jehová que creó los cielos; Él es Dios, el que formó tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, que fuese habitada la creó: Yo Jehová, y ninguno mas yo. 

Pero también leemos de Jesús en Juan 1.10: en el mundo estaba, y el mundo fue hecho por Él, y el mundo no le conoció. Y otra vez en Colosenses 1.16-18: porque por Él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos, y que están en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por Él y para Él. Y Él es antes que todas las cosas, y por Él todas las cosas subsisten; y Él es la cabeza del cuerpo que Iglesia.  

No cabe la menor duda que estas Escrituras se refieren a Jesús; pero la pregunta que hay que hacerse es ésta: ¿Cómo se puede afirmar que Dios y Jesús, ambos crearon al mundo, como estas Escrituras claramente lo declaran? Y ¿cómo puede un niño que es nacido, y un hijo que es dado, ser el Dios fuerte y el Padre Eterno?  

La respuesta es que no son dos seres distintos, no son dos personas distintas, la Biblia nos habla del Padre que estaba en el Hijo. 2 Corintios 5.19 dice: Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.  

En Juan 14.10 Jesús dice: ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, él hace las obras. 

El único Dios existió solo desde la eternidad. Eternidad y principio son dos cosas diferentes y directamente opuestas la una de la otra. Cualquier cosa que ha tenido un principio ya no es eterna pues la eternidad no ha tenido principio. No tenemos estadística de tiempo antes de que la Escritura dijera: "y fue la tarde y la mañana el primer día"; por consiguiente, antes de esto, damos como existente la eternidad, donde ubicamos los planes de Dios. admirables, fieles y seguros, desde tiempos antiguos. Planes acerca de la redención y la creación de los cielos y de la tierra (Isaías 46.9,10). Esto es lo que es llamado en la Biblia "EN EL PRINCIPIO". En San Juan 1.1 se nos dice: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". 

En el griego el término "Verbo" de Juan 1.1, es "LOGOS" y significa:  

a) Un pensamiento o concepto; y  

b) la expresión o manifestación de ese pensamiento. 

Note usted que la Biblia usa indistintamente los términos "Dios" "Palabra de Dios", "Jehová", "Padre", "aliento", para referirse al Creador del Universo: 

Salmos 33:6 "Por la Palabra de Dios fueron hechos los cielos y la tierra, y todo el ejército de ella por el aliento de su boca". 

Isaías 45:18 "Porque así dijo Jehová, que creó los cielos: él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó; Yo soy Jehová y no hay otro". 

2 Pedro 3:5 "Estos ignoran voluntariamente que en el tiempo antiguo fueron hechos por la Palabra de Dios los cielos y también la tierra...". 

Isaías 45:12 "Yo hice la tierra y creé sobre ella al hombre, Yo, mis manos extendieron los cielos y a todo su ejército mandé. 

Malaquías 2:10 "¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿no nos ha creado un mismo Dios?..". 

Hebreos 11:3 "Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.". 

La armonía de estas declaraciones que usan indistintamente los términos "Jehová", Padre", "Palabra de Dios", "Dios", "mano de Dios", "aliento de Dios", descansa en saber que Dios es Espíritu Omnipotente, invisible, incorpóreo, y su identidad desde el principio es su Palabra, su "Verbo." y dijo Dios: "Sea.., Produzca.., Haya.., Júntense.. "; esto es lo que nos muestra el retrato bíblico del Génesis o principio de todas las cosas, y es el Verbo o Palabra quien ejecuta toda acción trayendo a la existencia todas las cosas, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. (Colosenses 1.16). "Mirad y ved que no hay dioses conmigo" (Deuteronomio 32.39). "para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto." (Isaías 45.6,7).  

El salmista es vocero de este reconocimiento: "alaben el nombre de Jehová, porque el mandó y fueron creados" (Salmo 148.5). "Él mandó y fueron hechos" (Salmo 148.5); Él dijo y existieron las cosas, ahí está el Verbo en el principio, "y el Verbo era Dios" (Juan 1.1). Dios es su Palabra, esto es lo que era desde el principio, tocante al Verbo de Vida. 

Ahora, cuando vamos a hablar del Hijo, tenemos que introducirnos en el tiempo, porque Hijo es lo que es engendrado y nace, como lo declara la profecía de los Salmos 2.7: "Yo publicaré este decreto: Jehová me ha dicho: Mi Hijo eres tú; yo te he engendrado hoy." El cumplimiento de esta profecía tuvo lugar en el vientre de María (en el tiempo, no fuera de él), como lo registra Gálatas 4.4: "Venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo nacido de mujer".  

Note como el ángel anunciador señala el comienzo del Hijo: "Por tanto el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" (Lucas 1:35).  

Pero ¿Quién es este Hijo de Dios? Es la pregunta obligada que hacían aquellos que miraron su gloria: ¿Quién es este que con autoridad manda a los espíritus inmundos y salen? ¿Quién es este que perdona pecados? ¿Quién es este que reprende al viento y a la mar y le obedecen? ¿No es este el hijo del carpintero? No busque respuesta en argumentos de procedencia filosófica o deducciones humanas cuando el mismo Dios de la gloria se ha mostrado para declararnos esta verdad salvadora: "El Verbo (que es Dios) se hizo carne, y habitó entre nosotros" (Juan 1.14) es la verdad que conquista al corazón. Pablo lo declara como el misterio grande e indiscutible: "Dios fue manifestado en carne". (1 Timoteo 3.16).  

Juan declara lo insólito: "En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció". (Juan 1.10). Por eso usted encuentra en la Biblia al Hijo de Dios recibiendo adoración desde su cuna en el pesebre, hasta su glorificación en los cielos, y ahora glorificado será inevitable adorarle, como está escrito: "Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás" (Mateo 4.10). Quienes le adoraron no ofrecieron adoración a otro distinto a Dios, ¿Y qué rodilla no se doblará ante Jesucristo? (Filipenses 2.10; Isaías 45.23). Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Divinidad (Colosenses 2.9), es decir, Jesucristo en cuanto a su humanidad y con relación al tiempo es Hijo, oficio o manifestación propuesto en sí mismo para redimirnos; pero en cuanto a su divinidad y con relación a la eternidad es Dios sobre todas las cosas (Romanos 9.5). La inconformidad a esta revelación escrita envanece al hombre, delirando acerca de cosas vanas que lo conducen a la perdición (l Timoteo 6.3,4). Pero quien ve en Jesús al Hijo de Dios, al Dios Fuerte, al Padre Eterno, está completo en Él; es decir, todo lo referente a Dios está en Cristo, y fuera de Cristo Jesús usted no encuentra nada ni a nadie con divinidad. 

En Juan 14.8,9, Felipe le dijo a Jesús lo siguiente: "Señor, muéstranos el Padre y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre..." 

Amigos míos, podemos decir que hoy como ayer, hay muchos que han estado con Jesús varios años y todavía no saben quién es Él. Ninguno de nosotros puede decir: "el que me ha visto, ha vista a mi Padre"; eso sería absurdo si alguien lo mencionara. Yo no puedo decir que el que me ha visto a mí, ha visto a mi padre por muy parecido que seamos; pero Jesús pudo decirlo porque él es Dios Todopoderoso (algunos simplemente dicen que Dios poderoso, pero la Biblia nos dice que Él es TODOPODEROSO. Apocalipsis 1:8); El Padre Jehová del cielo y de la tierra, habita en Él en forma corpórea. 

El niño que nos es nacido y el Hijo que nos es dado, fue el tabernáculo para que el Dios Fuerte, el Padre eterno, pudiera morar en El, para poder revelarse al mundo mostrarnos cuanto nos amaba. Esta manifestación de Dios ha sido la más grande piedra de tropiezo que teólogos de todos los tiempos, han encontrado al estudiar la Divinidad profundamente. Si usted quiere saber cuánto nos amó Dios, debe mirar a Jesús caminando entre los hombres, sanando a los enfermos, confortando sus corazones, llorando con los que lloran, sufriendo con los que sufren y regocijándose con los que se regocijan, mírelo muriendo en la cruz por nosotros; ¡así es como Dios nos ama! 

EI tuvo que tomar sobre sí un velo de carne para acercarse nosotros y que no muriéramos por razón de su presencia, Éxodo 33.20, dice: "No me verá hombre y vivirá". Dios escogió el manifestarse en carne y llamó a esa manifestación "Mi Hijo Amado". No se trataba de que allá en el principio existía un Hijo con Dios y que en cierto momento éI (el Hijo) tomó sobre sí un velo de carne y vivió aquí en la tierra llevando a cabo un plan maravilloso en bien de la humanidad, eso no es lo que dice la Palabra de Dios, leamos: "Y sin contradicción (no entiendo como a algunos hacen de ésta doctrina una fuente de contradicción y siguen llamándose ministros de la palabra, si ella dice todo lo puesto a cuanto tales señores enseñan), grande es el misterio de la piedad: Dios (Jehová, el invisible, el todopoderoso, el Gran Yo Soy, y no ningún hijo imaginario) ha sido manifestado en carne; ha sido justificado en el Espíritu; ha sido (note el término) visto de los ángeles, ha sido predicado a los gentiles; ha sido creído en el mundo; ha sido recibido en gloria. (1 Timoteo 3.16 ). 

Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: Y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el VERDADERO DIOS, Y LA VIDA ETERNA.  (1 Juan 5.20). 

Usted puede darse cuenta que las grandes masas evangélicas admiten que se les hable del Señor Jesucristo como el Hijo de Dios, simplemente eso, el Hijo de Dios, pero cuando alguien que tiene la más grande revelación del cielo, comienza a hablarles por las Escrituras de Jesús como EL DIOS TODOPODEROSO, como el PRIMERO Y EL ÚLTIMO, como EL VERDADERO DIOS Y LA VIDA ETERNA, entonces no pueden soportarlo. Quienes enseñan que Jesucristo es un segundo, demuestran con esto que no pueden soportar la grandeza de Jesús el Señor quien es el primero y el último. Él ha llegado a ser para ellos una piedra de tropiezo, una roca de escándalo. 

Amigo mío, puede usted ver ahora cómo puede el niño que nos es nacido, y el Hijo que nos es dado, ser llamado el Dios Fuerte y el Padre Eterno (no un Hijo eterno), y puede usted ver por qué Jesús pudo decir: "El que me ha visto ha visto al Padre" sí, Él tenía plena razón para decirlo, pues el Dios Todopoderoso habita en Cristo. "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Divinidad". (Colosenses 2:9). 

¿Está usted completo enteramente en Él? ¿Puede referirse a Él con plena convicción que de verdad le conoce y sabe bien quién es? 

Es bueno reconocer que cuando la Biblia nos habla de Él como el Hijo de Dios se refiere precisamente a su humanidad (lea Lucas 1:35), pero es mucho más lo que enfatiza tocante a Él como el ÚNICO DIOS VERDADERO, digno de toda gloria, honra, poder, alabanza, riquezas, sabiduría y fortaleza.  

La Iglesia le espera como el GRAN DIOS Y SALVADOR. (Tito 2:13-15). 

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