El papel de la tradición según Vicente de Lérins:
Este punto fue desarrollado con mayor profundidad a principios del siglo V por Vicente de Lérins (fallecido hacia el 445 d.C.), quien se preocupaba por la introducción de ciertas innovaciones doctrinales sin base suficiente. Vicente estaba especialmente perturbado por algunas opiniones de Agustín sobre la predestinación, que consideraba improvisaciones imprudentes y precipitadas. Había una necesidad de contar con normas públicas para juzgar tales doctrinas. Entonces, ¿qué norma estaba disponible para salvaguardar a la iglesia de tales errores? Para Vicente, la respuesta era clara: la tradición.
"Lo universal, aquello creído en todas partes, siempre y por todos"
"Debido a la cantidad y variedad de errores, es necesario que alguien establezca una regla para la interpretación de los profetas y los apóstoles de tal manera que se guíe por la regla de la Iglesia católica. Ahora bien, en la propia Iglesia católica se tiene sumo cuidado de que sigamos aquello que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos. Esto es lo que es verdadera y propiamente católico. Esto se desprende de la fuerza de la palabra y la razón, que lo comprende todo universalmente. Seguiremos la "universalidad" de esta manera, si reconocemos que esta única fe es verdadera, la que toda la Iglesia confiesa en todo el mundo. Afirmamos la "antigüedad" si no nos apartamos en modo alguno de aquellas comprensiones que claramente proclamaron los santos mayores y nuestros padres. Y seguimos el "consenso" si en esta antigüedad seguimos todas (o ciertamente casi todas) las definiciones de los obispos y maestros."
El canon vicenciano y su importancia:
Este triple criterio - universalidad, antigüedad y consenso - llegó a ser conocido como el "canon vicenciano", y ha sido de gran importancia en las discusiones ecuménicas de los últimos años.
McGrath, Alister E.. Christian Theology (p. 123). Wiley. Kindle Edition.
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