Bautismo

Análisis Interactivo: Bautismo y Salvación

Bautismo y Salvación

Un Análisis Exegético de su Relación Indispensable

Introducción: La Cuestión Fundamental

El presente estudio aborda una de las cuestiones soteriológicas más cruciales del Nuevo Testamento: la relación entre el bautismo y la salvación. Lejos de ser un rito opcional o meramente simbólico, un análisis riguroso de los textos bíblicos revela el bautismo como una condición divinamente establecida e indispensable en el proceso de la salvación. Esta aplicación interactiva explora los pilares exegéticos que fundamentan esta doctrina, invitando al estudiante de las Escrituras a examinar la evidencia tal como fue presentada por Cristo y sus apóstoles.

La Gran Comisión: Una Secuencia Inalterable

El punto de partida ineludible es el mandato de Jesucristo mismo, registrado en el Evangelio de Marcos. Aquí, el Señor no presenta dos ideas separadas, sino una proposición condicional unificada. La estructura gramatical es precisa y su orden, teológicamente significativo. No se contempla la salvación para el creyente que omite el bautismo.

"El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado."
- Marcos 16:16

Análisis de la secuencia salvífica:

1. Creer (πιστεύσας - pisteusas)
+
2. Ser Bautizado (βαπτισθεὶς - baptistheis)
=
3. Ser Salvo (σωθήσεται - sōthēsetai)

Nótese que la condenación se vincula únicamente a la incredulidad porque esta es la raíz que impide dar el siguiente paso ordenado por Cristo: el bautismo. El que no cree, naturalmente, no se bautizará. Sin embargo, para el que cree, el bautismo es el paso consecuente y necesario para completar la condición de la salvación.

La Tipología del Diluvio: Salvación a Través del Agua

El apóstol Pedro ofrece una de las analogías más poderosas, conectando el bautismo con el evento del diluvio. El arca de Noé, un instrumento de salvación, fue levantada y llevada a la seguridad precisamente por el agua que juzgó al mundo. Pedro declara que este evento es un "tipo" o prefiguración del bautismo, el cual ahora nos salva.

"El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) mediante la resurrección de Jesucristo."
- 1 Pedro 3:21

TIPO: El Diluvio

  • Un mundo corrompido destinado al juicio.
  • El agua actúa como agente de juicio y destrucción.
  • Ocho personas se salvan a través del agua (δι᾽ ὕδατος) al estar dentro del arca.
  • El arca es el único medio de salvación provisto por Dios.

ANTITIPO: El Bautismo

  • Una humanidad pecadora bajo condenación.
  • El agua del bautismo simboliza la sepultura del viejo hombre.
  • El creyente es salvado a través del bautismo, que es la respuesta de fe.
  • La obediencia a Cristo en el bautismo es el medio de salvación que nos une a Su muerte y resurrección.

Pedro aclara que su poder no es meramente físico ("no quitando las inmundicias de la carne"), sino espiritual: es la respuesta de una conciencia que apela a Dios por limpieza, una limpieza que se hace efectiva en el acto del bautismo por la autoridad de la resurrección de Cristo.

El Instrumento para el Perdón de los Pecados

El Nuevo Testamento vincula consistentemente el bautismo con el perdón de los pecados, que es un componente esencial de la salvación. Sin remisión de pecados, no hay reconciliación con Dios. Los siguientes pasajes establecen esta conexión de forma explícita e inequívoca.

Hechos 2:38 - El Sermón de Pentecostés

+
"Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados..."

La preposición griega "eis" (para) indica propósito y dirección. El bautismo no es una celebración de un perdón ya recibido, sino el medio divinamente señalado para recibir dicho perdón, posterior al arrepentimiento.

Hechos 22:16 - La Conversión de Saulo

+
"Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre."

A pesar de su encuentro con Cristo en el camino a Damasco y de haber sido un creyente arrepentido por tres días, los pecados de Saulo (Pablo) aún no habían sido lavados. Ananías le ordena ser bautizado para que este lavamiento ocurra.

Marcos 1:4 - El Bautismo de Juan

+
"Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados."

Incluso el bautismo precursor de Juan, que preparaba el camino para Cristo, estaba intrínsecamente ligado al concepto de "perdón de pecados". El bautismo cristiano, superior al de Juan, lleva esta realidad a su pleno cumplimiento en el nombre de Jesús.

La Exhortación Apostólica: "Sed Salvos"

El clímax del primer sermón del evangelio en Hechos 2 no es solo una explicación teológica, sino una exhortación urgente a la acción. La respuesta a la pregunta "¿qué haremos?" fue "Arrepentíos y bautícese". La narrativa confirma que la salvación estaba ligada a esta obediencia.

"Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas."
- Hechos 2:40-41

Análisis de la Conexión Causal:

  1. La Exhortación: "Sed salvos". Este es el objetivo final presentado a la multitud.
  2. La Condición: Pedro ya había establecido el arrepentimiento y el bautismo como la respuesta requerida (v. 38).
  3. La Reacción: "Los que recibieron su palabra..." (es decir, aceptaron la exhortación y sus condiciones).
  4. La Acción Consecuente: "...fueron bautizados".

La secuencia es clara: la salvación fue ofrecida, y aquellos que la aceptaron lo demostraron y la hicieron efectiva a través del bautismo. La adición de las 3,000 almas a la iglesia se registra después de su bautismo, no antes.

Conclusión Exegética

Los testimonios bíblicos, desde el mandato directo de Cristo hasta la exégesis tipológica y la práctica apostólica, convergen en una conclusión ineludible: el bautismo no es un apéndice opcional a la fe, sino una parte integral y necesaria del plan de salvación ordenado por Dios. Es el momento en que la fe obediente de un pecador arrepentido se encuentra con la gracia de Dios para el perdón de los pecados, resultando en la salvación a través del poder de la resurrección de Jesucristo. Por lo tanto, para quien desea obtener la salvación, la pregunta de Ananías resuena a través de los siglos: "¿Por qué te detienes?".

jueves, 25 de septiembre de 2025

Respondiendo a Barton (El corpus paulino)


Una Defensa de la Alta Cristología del Apóstol Pablo

1. El Abismo Hermenéutico como Origen de la Controversia Cristológica

Las interpretaciones radicalmente divergentes sobre la Cristología del apóstol Pablo, que van desde un entendimiento exaltado de la deidad de Cristo hasta la sugerencia de un pensamiento tentativo y casi herético, no surgen de la evidencia textual en sí misma. Más bien, son el producto de dos marcos hermenéuticos fundamentalmente opuestos. Por un lado, la perspectiva evangélica conservadora se fundamenta en la autoridad e inerrancia de la Escritura como la Palabra revelada de Dios. Por otro, el enfoque de la alta crítica, ejemplificado por John Barton, opera desde una hermenéutica de la sospecha que presupone la falibilidad del texto. Este informe teológico se adentra en el corazón de esta controversia para defender la coherencia y la profundidad de la Cristología paulina.

La perspectiva evangélica conservadora parte del axioma de que la Biblia es la autorrevelación divina. Wayne Grudem define la autoridad de la Escritura de manera precisa: "todas las palabras en la Escritura son palabras de Dios de tal manera que no creer o desobedecer cualquier palabra de la Escritura es no creer o desobedecer a Dios". Esta autoridad emana de su origen divino, encapsulado en el término griego theopneustos ("exhalado por Dios") en 2 Timoteo 3:16. De esta doctrina de la inspiración se deriva necesariamente la doctrina de la inerrancia. Como distingue Charles C. Ryrie, la inspiración responde a cómo Dios dio la Biblia, mientras que la inerrancia responde a si la dio con o sin errores. Para la teología conservadora, una revelación que es a la vez "inspirada" y "errónea" es una contradicción. Si Dios es el autor, el texto original debe estar libre de error en todo lo que afirma.

En agudo contraste, el enfoque metodológico de John Barton trata la Biblia como un documento puramente humano y falible, que debe ser analizado con escepticismo metodológico. Este método, que no parte de una "intención religiosa", presupone las inconsistencias y tensiones teológicas que luego afirma encontrar. Las conclusiones de un Pablo "que avanza a tientas" o cuyas formulaciones son "ligeramente heréticas" no son un descubrimiento de la investigación histórica neutral, sino una profecía autocumplida, el resultado inevitable de un círculo metodológico que garantiza encontrar los errores que su punto de partida asume.

Por lo tanto, este informe demostrará que las lecturas desarrollistas o "heréticas" de la Cristología de Pablo (como el adopcionismo o el subordinacionismo) son un constructo de la metodología crítica. En cambio, una exégesis fundamentada en la autoridad divina del texto revela una Cristología consistentemente alta y robusta que afirma la plena deidad de Jesucristo. Para ello, analizaremos los pasajes cristológicos clave que se encuentran en el centro del debate.

2. Refutación de Lecturas "Heréticas" en la Cristología Paulina

La metodología crítica, en su búsqueda de inconsistencias, se enfoca predeciblemente en un puñado de pasajes que intenta aislar de su contexto teológico. Nuestra tarea es demostrar que una exégesis fiel no solo refuta estas lecturas, sino que las convierte en testimonios de la misma ortodoxia que pretenden negar. Una exégesis cuidadosa y contextualmente sensible de estos mismos pasajes no solo neutraliza dichas acusaciones, sino que revela una teología coherente y profundamente ortodoxa sobre la deidad de Cristo.

Análisis de Romanos 1:4 — Entronización Mesiánica, No Adopción Divina

La sugerencia de Barton de que Romanos 1:3-4 posee un "tono adopcionista" se basa en una lectura superficial del texto. Pablo describe a Jesús como "nacido del linaje de David según la carne, constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos". La crítica se enfoca en el participio griego clave ὁρισθέντος ("constituido" o "declarado"), interpretándolo como si Jesús se convirtiera en el Hijo de Dios.

Sin embargo, el eminente erudito del Nuevo Testamento Douglas J. Moo desmantela esta interpretación al demostrar que el peso exegético descansa sobre el rango semántico preciso del verbo ὁρίζω. Este no significa "convertirse en", sino "designar", "determinar" o "establecer". Jesús no comenzó a ser el Hijo de Dios en su resurrección; Pablo ya lo ha llamado "su Hijo" en el versículo 3. El contraste paulino entre kata sarka ("según la carne") y kata pneuma hagiōsynēs ("según el Espíritu de santidad") no representa una transición de la humanidad a la divinidad, sino dos fases del ministerio del Hijo de Dios:

  • Según la carne: Su existencia terrenal en humildad como descendiente mesiánico de David.
  • Según el Espíritu de santidad: Su existencia exaltada post-resurrección, vindicado y entronizado en una esfera de poder y autoridad universal.

En conclusión, la resurrección no hizo a Jesús el Hijo de Dios. Más bien, lo demostró públicamente y con poder, instalándolo como Señor universal. Se trata de un nombramiento para una función mesiánica exaltada, no de una adquisición de estatus ontológico.

Análisis de 1 Corintios 15:28 — Sujeción Económica, No Inferioridad Ontológica

De manera similar, la lectura "subordinacionista" que Barton deriva de 1 Corintios 15:28 ("entonces también el Hijo mismo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas") confunde dos conceptos teológicos fundamentales. Este error surge de no distinguir entre la funcionalidad económica y la identidad ontológica.

  • Unidad Ontológica: Se refiere al ser y la naturaleza de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son funciones diferentes del mismo ser que en esencia único e indivisble en poder y gloria.
  • Funcionalidad Económica: Se refiere a las funciones y roles que las distintas manifestaciones divinas asumen en la historia de la salvación. Padre, en la creación, Hijo en la redención, Espíritu Santo en la regeneración.

D.A. Carson desmantela esta objeción al introducir la distinción crucial entre ambas. El pasaje describe el clímax de la obra mediadora de Cristo como Dios-hombre. En su rol de Mesías, el Hijo fue comisionado por el Padre para subyugar a todos los enemigos. Una vez completada esta misión redentora, el Hijo, como cabeza de la humanidad redimida, entrega voluntariamente el reino perfeccionado al Padre para que "Dios sea todo en todo". 

Esta sujeción es un acto funcional y voluntario que ocurre dentro de la economía de la salvación; de ninguna manera implica una inferioridad entre dos seres divinos, el ser o la esencia divina del Hijo es el mismo Padre Eterno.

Habiendo refutado las interpretaciones que buscan socavar la Cristología de Pablo, el informe presentará ahora el abrumador caso positivo a favor de la afirmación de Pablo sobre la plena deidad de Cristo.

3. El Caso Positivo: La Afirmación Inequívoca de la Deidad de Cristo en Pablo

Lejos de ser teológicamente "vacilante", el apóstol Pablo presenta una de las Cristologías más exaltadas y explícitas del Nuevo Testamento. No se trata de afirmaciones aisladas o ambiguas, sino de un testimonio consistente y contundente que impregna todo su corpus epistolar. Este caso positivo no requiere una reconstrucción especulativa; se basa en pasajes que declaran abiertamente la naturaleza divina de Jesucristo.

Filipenses 2:6-11: Su eterna existencia como Dios

Este pasaje, ampliamente reconocido como un himno cristológico que probablemente es anterior al propio Pablo, sirve como evidencia de una creencia extremadamente temprana en la deidad de Cristo. Su antigüedad refuta la idea de que una alta Cristología fue un desarrollo tardío en la iglesia primitiva. El himno contiene afirmaciones inequívocas sobre el estatus de Jesús como Dios:

  • "En forma de Dios" (ἐν μορφῇ θεοῦ ὑπάρχων): La frase no se refiere a una apariencia externa, sino a la posesión de la naturaleza y esencia divina. Afirma que Cristo tenía en esencia la naturaleza misma de Dios antes de su encarnación.
  • "El ser igual a Dios" (τὸ εἶνai ἴσα θεῷ): Esta es una declaración explícita de su estatus divino. El himno afirma que esta igualdad no fue algo a lo que se aferró egoístamente, sino la posición desde la cual se humilló voluntariamente.

Esta afirmación de la existencia eterna de Jesús como Dios en Filipenses encuentra su corolario cosmológico en Colosenses, donde Pablo lo presenta no solo como existente antes de aparecer en carne, sino como el soberano Agente de la creación.

Colosenses 1:15-20 y 2:9: Cristo como Creador, Sustentador y Plenitud de la Deidad

En su carta a los Colosenses, Pablo combate una herejía que menospreciaba la supremacía de Cristo. Su respuesta es una de las exposiciones cristológicas más profundas de la Escritura, atribuyendo a Cristo funciones que en el Antiguo Testamento pertenecen exclusivamente a Yahvé:

  • "La imagen del Dios invisible": Es la manifestación perfecta y visible del Dios invisible.
  • Agente de la Creación: "En él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra". Él no es parte de la creación, sino su Creador.
  • Sustentador del Cosmos: "Todo tiene en él su consistencia". El universo no solo fue creado por Él, sino que es mantenido activamente por su poder.

Para disipar cualquier duda, Pablo culmina su argumento con una de las declaraciones más explícitas de la deidad de Cristo en la Biblia:

Colosenses 2:9: "Porque en él reside corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (πᾶν τὸ πλήρωμα τῆς θεότητος σωματικῶς).

Esta afirmación no deja lugar a la ambigüedad: la totalidad de la esencia divina habita de forma permanente y física en la persona de Jesucristo.

Tito 2:13: Jesús como "Nuestro Gran Dios y Salvador"

En este pasaje, Pablo identifica directamente a Jesucristo como Dios. La construcción gramatical griega es de suma importancia. La "regla de Granville Sharp" estipula que cuando dos sustantivos están unidos por "y" (καὶ) y solo el primer sustantivo tiene el artículo definido, ambos se refieren a la misma persona. En Tito 2:13, la frase "de nuestro gran Dios y Salvador, Jesucristo" aplica los títulos "gran Dios" y "Salvador" a una sola persona: Jesucristo. Pablo llama explícitamente a Jesús "nuestro gran Dios".

Así, Pablo construye un retrato multifacético: Jesús antes de aparecer en Belén ya existía en forma de Dios (Filipenses) por lo cual es también el Creador y Sustentador del universo (Colosenses), a quien se identifica explícitamente como "nuestro gran Dios" en la adoración de la iglesia (Tito). La fuerza y la coherencia de estas afirmaciones cristológicas dependen, en última instancia, de la fiabilidad del testimonio apostólico en su totalidad, un testimonio que se fundamenta en el evento histórico de la resurrección.

4. El Fundamento de la Cristología: Resurrección Corporal y Testimonio Coherente

La alta Cristología de Pablo no es una construcción filosófica abstracta; es la consecuencia teológica ineludible de un evento histórico concreto. La resurrección corporal de Jesucristo no es simplemente una doctrina entre otras; es el evento fundamental sobre el cual se construye todo el edificio teológico e histórico del cristianismo y sin el cual toda la fe se derrumba. Por lo tanto, establecer la naturaleza de este evento y la coherencia del apóstol que lo proclama es de una importancia existencial. La tesis crítica que disuelve la resurrección en una experiencia visionaria y postula una contradicción irreconciliable entre Pablo y Hechos socava la base misma de su teología.

La Resurrección como Evento Histórico y Corporal

La idea de Barton de que Pablo concebía una resurrección puramente "espiritual" o visionaria, distinta de la de los Evangelios, no resiste el escrutinio exegético.

El testimonio de Pablo en 1 Corintios 15:3-8 es crucial. Como ha demostrado el historiador y especialista en la resurrección Mike Licona, este pasaje contiene un credo pre-paulino que data de pocos meses o años después de la crucifixión, lo que lo convierte en una de nuestras fuentes históricas más tempranas y sólidas. La secuencia lógica del credo —"murió", "fue sepultado", "resucitó al tercer día"— presupone inequívocamente una tumba vacía y un evento corporal. Para una audiencia del primer siglo, una "resurrección" que dejara un cadáver en la tumba habría sido incomprensible.

La interpretación errónea del término "cuerpo espiritual" (sōma pneumatikon) en 1 Corintios 15 es central para la tesis crítica. Pablo no contrasta lo material con lo inmaterial. El contraste es entre el sōma psychikon ("cuerpo natural") y el sōma pneumatikon. Así como nuestro cuerpo actual (sōma psychikon) es un cuerpo físico gobernado por el alma (psychē), el cuerpo de resurrección (sōma pneumatikon) es un cuerpo físico transformado y gobernado por el Espíritu (Pneuma) de Dios. La distinción es el principio gobernante, no la sustancia material. Se trata de un cuerpo físico glorificado e inmortal, como el de Cristo (Filipenses 3:21), no de la ausencia de fisicalidad.

La Coherencia del Testimonio Paulino entre Hechos y las Epístolas

La tesis de John Barton, que postula una discontinuidad insalvable entre el Pablo "impetuoso" de las epístolas y el Pablo "domesticado" de Hechos, se basa en una lectura hipercrítica. Como argumenta el erudito Craig Blomberg, los escritos del Nuevo Testamento deben ser tratados con la misma presunción de fiabilidad que se concede a otras obras históricas de la antigüedad, un estándar que los críticos a menudo no aplican a la Biblia. La fiabilidad histórica de Hechos está bien documentada, evidenciada por la precisión geográfica, política y cultural de su autor (Lucas) y la fuerte evidencia interna de los "pasajes nosotros" (Hechos 16:10-17, etc.), donde el narrador se incluye como testigo ocular.

El supuesto conflicto entre Hechos 15 (el Concilio de Jerusalén) y Gálatas 2 es el principal ejemplo de esta supuesta discrepancia. Sin embargo, existen armonizaciones académicas conservadoras plausibles que demuestran que los relatos son complementarios.

A continuación se resumen dos de las principales soluciones:

Perspectiva

Descripción de la Armonización

Visión de Bock (Gálatas 2 = Hechos 11)

Argumenta que la visita de Pablo en Gálatas 2 corresponde a la visita para llevar ayuda por la hambruna de Hechos 11. Esto explica por qué Pablo viajó "por revelación" (la profecía de Ágabo en Hechos 11:28) y por qué los líderes le pidieron "acordarse de los pobres" (Gálatas 2:10).

Visión Tradicional (Gálatas 2 = Hechos 15)

Sostiene que ambos pasajes describen el Concilio de Jerusalén desde perspectivas diferentes. Lucas, como historiador, se enfoca en la decisión pública y corporativa de la iglesia. Pablo, defendiendo su apostolado en Gálatas, se enfoca en la reunión privada con los "pilares" (Gálatas 2:2) que precedió y validó su ministerio ante el concilio público.

La coherencia de Pablo como testigo histórico se extiende también a la integridad de su corpus canónico, que es el depositario de su Cristología.

5. La Integridad del Canon Paulino: Defendiendo el Fundamento Textual de la Cristología

La cuestión de la autoría de las epístolas en disputa es crucial en el debate sobre la Cristología paulina. El rechazo de la autoría paulina de las Epístolas Pastorales (1 y 2 Timoteo, Tito) y Colosenses, una postura adoptada por Barton, es un movimiento estratégico de la alta crítica. Al calificar estos textos de "pseudónimos" o "falsificaciones", se intenta eliminar convenientemente algunas de las evidencias más explícitas y desarrolladas de la alta Cristología de Pablo, relegándolas a una etapa posterior y supuestamente menos autoritativa.

El Argumento Teológico contra la Pseudonimia

Desde una perspectiva fundamentada en la inspiración y la inerrancia, la teoría de la pseudonimia es teológicamente insostenible. Si la Biblia es la Palabra de Dios, sus afirmaciones sobre sí misma, incluida la autoría, deben ser verdaderas. Es inconcebible que Dios inspire una "falsificación" —un texto escrito con la intención de engañar a sus lectores sobre su origen— y la incluya en su revelación inerrante. El caso de 2 Tesalonicenses 3:17 es paradigmático: el autor advierte explícitamente contra cartas falsificadas y ofrece su firma como señal de autenticidad. Argumentar que esta misma carta es una falsificación atribuye una deshonestidad cínica al autor, lo cual es incompatible con el carácter de un Dios que no puede mentir.

Defensa de las Epístolas Pastorales y Colosenses

Las objeciones comunes contra la autoría paulina se basan en argumentos lingüísticos e históricos que no son concluyentes y que a menudo ignoran explicaciones plausibles.

  • Vocabulario y Estilo: Las diferencias lingüísticas en las Pastorales se explican satisfactoriamente por factores contextuales. Como argumentan eruditos como Douglas Moo y D.A. Carson, el tema (organización eclesiástica), el destinatario (colaboradores cercanos como Timoteo y Tito) y el uso de un amanuense (secretario), a quien se le pudo haber concedido más libertad estilística, influyen decisivamente en el vocabulario.
  • Estructura Eclesiástica: La afirmación de que los roles de "obispos" (episkopoi) y "diáconos" (diakonoi) son un anacronismo del siglo II es incorrecta. Pablo ya se dirige a los "obispos y diáconos" en Filipenses 1:1, una carta indiscutible. En Hechos 20:17, 28, los términos "ancianos" (presbyteroi) y "obispos" (episkopoi) se usan indistintamente, demostrando que estos roles de liderazgo existían en la era apostólica.
  • Colosenses: La objeción de que la Cristología de Colosenses está "más desarrollada" ignora que es una expansión de temas ya presentes en Filipenses. Como defiende Douglas Moo, la alta Cristología de la carta se explica mejor como la respuesta directa y específica de Pablo a una herejía sincrética que amenazaba a la iglesia de Colosas, obligándolo a articular la supremacía y suficiencia de Cristo con una claridad sin precedentes.

En definitiva, la integridad del canon paulino resiste el escrutinio crítico, preservando así el fundamento textual completo sobre el que se erige la exaltada Cristología del apóstol.

6. Conclusión: Dos Marcos, Dos Cristos

El conflicto sobre la Cristología del apóstol Pablo, tal como se ha demostrado, no es una mera disputa sobre la exégesis de versículos aislados. Es una colisión frontal entre dos marcos interpretativos irreconciliables que, al ser aplicados al mismo cuerpo de texto, producen retratos radicalmente diferentes no solo de Pablo, sino del Cristo que él proclamó.

El marco crítico de Barton, arraigado en la hermenéutica de la sospecha, deconstruye el testimonio bíblico por diseño. Al presuponer que la Escritura es un producto puramente humano, falible y contradictorio, inevitablemente "descubre" un Pablo teológicamente inconsistente, cuyo entendimiento de Cristo es tentativo y evolutivo. En esta visión, la deidad de Cristo se disuelve en una idea tardía, su resurrección se reduce a una experiencia subjetiva y porciones significativas de su testimonio son descartadas como falsificaciones. El Cristo disminuido de la crítica no es un hallazgo del texto, sino el reflejo inevitable de la hermenéutica de la sospecha que lo produjo. De igual manera, el Cristo glorioso de la fe histórica es el resultado ineludible de una hermenéutica de la fe que honra el testimonio de la Escritura como la Palabra de Dios.

Por el contrario, el marco evangélico conservador, que parte de la autoafirmación de la Escritura como la Palabra inspirada e inerrante de Dios, ofrece una coherencia y un poder explicativo superiores. Dentro de este marco, el Pablo de la fe histórica emerge con claridad: un apóstol divinamente inspirado, históricamente fiable y teológicamente coherente. Las aparentes tensiones se resuelven como perspectivas complementarias, y las variaciones en el énfasis se entienden como aplicaciones pastorales de una teología consistente. La proclamación de este Pablo no es una exploración tentativa, sino un testimonio autoritativo de Jesucristo como Dios eterno, Creador, Sustentador y Salvador, cuyo señorío fue vindicado a través de su resurrección corporal de entre los muertos.

La elección entre estos dos marcos no es una cuestión académica trivial. Es una decisión que determina el fundamento mismo de la fe. Defender la alta Cristología de Pablo, tal como se revela en la totalidad del canon inspirado, es defender el corazón del evangelio histórico: la justificación por la gracia sola, a través de la fe sola, en Cristo solo, tal como se revela en la autoridad de la Escritura sola, para la gloria de Dios solo.

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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com


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