De todas las perfecciones que es el fruto del Espíritu, el apóstol se refiere aquí a una de ellas: el gozo. El perfecto gozo es el gozo en Dios, como fuente y objeto del mismo. La Biblia enseña que Dios es el Dios del gozo (Neh. 8:10; Sal. 16:11). El término que usa Pablo caraV, se refiere a la alegría íntima del corazón. Este gozo llegó a los tesalonicenses en la proclamación del mensaje del evangelio que anunciaba la salvación de Dios por fe en Cristo. El poder de Dios para salvación produce necesariamente gozo en el que ha sido salvo. Sin embargo, debemos entender bien que éste no es otro que el gozo de Jesús aplicado a la vida cristiana por el Espíritu Santo, algo que el mundo es incapaz de dar (Jn. 14:27; 16:33). El gozo que se hace experiencia en el creyente es el mismo que sentía Jesús, por eso, lo que se revela por la acción del Espíritu, es Su gozo en el cristiano (Jn. 15:11), que se manifiesta en cualquier circunstancia o situación externa. El mundo no puede aceptar la separación de los creyentes de su control, amenazándolos con odio y persecución (Jn. 15:19; 16:2). Sin embargo el gozo no disminuye en el conflicto porque Jesús ha vencido al mundo (Jn. 16:33; 1 Jn. 1:4), de modo que nada puede hacer ya el mundo con quienes no solo no son de él, sino que lo han vencido en Cristo. Este es el gran contraste del versículo, los tesalonicenses estaban sufriendo una tribulación grande, pero sentían gozo en medio de ella. El gozo de la condición cristiana sólo se puede poseer en paradójica alternancia con la risteza, la tribulación y la inquietud, porque es ahí cuando se manifiesta con toda la intensidad y la fuerza. La alegría por la salvación permanece en tensión con la tribulación, de manera que en medio de situaciones que el hombre considera como desalentadoras e incluso escarnecedoras, está el consuelo divino en la tribulación, descansando en el Dios del gozo y de la bendición. El gozo divino es operado en el creyente (Neh. 8:10). El del Espíritu es el mismo gozo de Jesús en el cristiano (Jn. 15:11). Es también el resultado en la vida cristiana como consecuencia del conocimiento íntimo de Jesús (1 P. 1:8). En medio del conflicto, persecución o prueba, el gozo debe ser manifestado como resultado de la acción del Espíritu en la vida del cristiano (Hch. 5:40-41; 16:22-25). Nada puede impedir que el Espíritu opere en el cristiano que está entregado totalmente a Él. Esa es la razón por la que el apóstol puede decir: "regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!" (Fil. 4:4), y establecer el mandamiento: "Estad siempre gozosos" (5:16). El gozo se expresa exteriormente en alegría, de ahí que esa filosofía de un creyente serio, distante, alejado de las sanas distracciones, ausente de un correcto esparcimiento, que disfruta de la vida y saborea lo que Dios da, no es un buen testimonio, sino todo lo contrario. Un creyente con rostro triste, es un triste creyente.
Pérez Millos, Samuel. COMENTARIO EXEGÉTICO AL TEXTO GRIEGO DEL NUEVO TESTAMENTO, 1 Y 2 A LOS TESALONiCENSES, CLIE
(Por favor me confirma si lee este correo electrónico)
Muchas gracias.
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
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