Timoteo. Se trata de un hombre joven cristiano cuya edad no es posible determinar, pero que cuando catorce o quince años más tarde le escribe el apóstol hace referencia a su juventud (cf. 1 Ti. 4:12; 2 Ti. 2:22). Su madre Eunice, era una mujer de fe, posiblemente convertida al evangelio, junto con su abuela Loida y él mismo, como consecuencia de la predicación del apóstol en la visita anterior. Las dos mujeres se destacan por su fe (cf. 2 Ti. 1:5; 3:14-15). No se dice nada de su padre, salvo la advertencia de que era griego. Aunque el término se utiliza en Hechos, para referirse a judeo-cristianos procedentes de la dispersión, el contexto inmediato exige que se entienda que era un gentil. Por esta causa el matrimonio no era bien visto por los judíos más ortodoxos. Es probable que el padre hubiera muerto, porque no se dice nada de él en relación con la familia. Timoteo va a convertirse en uno de los hombres más destacados del Nuevo Testamento, por lo que requiere esta introducción sobre su persona. Desde su conversión trabajó en la obra del Señor no solo en su iglesia en Derbe, sino también las de Listra e Iconio. De él daban buen testimonio todos los hermanos. Timoteo había dado pruebas de madurez y compromiso con la obra, por tanto, era una persona digna de confianza para estar en el equipo misionero del apóstol. Estas condiciones hacen que Pablo lo elija para estar entre sus colaboradores. Mientras que todos los hermanos daban buen testimonio de él, con toda seguridad no ocurría lo mismo con los judíos, porque no se había circuncidado y estaba, por ello, fuera del pacto de Abraham. El padre de Timoteo, como se dice antes, era griego y posiblemente por esa causa, aunque de madre judía, no había sido circuncidado. Esta era una seria dificultad con la que Pablo podía encontrarse y que podría generar confrontaciones con los judíos de aquellos lugares, ya que todos sabían de esta situación. Según la ley hebrea el niño debía seguir la religión de su madre, debiendo comenzar por la circuncisión como debía hacerse con todo hijo varón en Israel. Aunque la visión del apóstol era alcanzar especialmente a los gentiles, no suponía que no tuviese interés en la salvación de los judíos. Una situación semejante supondría, en muchos casos, una barrera insalvable, sobre todo cuando procurase utilizar las sinagogas como lugar para iniciar la evangelización en un determinado lugar. Pablo no hubiese permitido que se circuncidase a ningún cristiano de origen gentil, como hizo con Tito (Gá. 2:3-5), pero estaba seguro que debía hacerse con los judíos y concretamente con Timoteo, para evitar herir susceptibilidades entre ellos. Según la ley era un judío, por ser de madre judía, pero incircunciso era considerado como un apóstata. Para el apóstol, la circuncisión en sí misma, como una marca establecida en la carne, era algo indiferente (Gá. 5:6; 6:15), es más, cuando se consideraba como requisito para la salvación, era un caer de la gracia, que obligaba a guardar toda la ley (Gá. 5:3ss). La circuncisión de Timoteo no era requisito alguno para su vida espiritual, pero le permitía que llevase a cabo el ministerio sin confrontaciones con los judíos. Pablo supeditaba cualquier interés personal a los del evangelio (1 Co. 9:23). Aquel hermano fue enviado con Pablo con el beneplácito de la iglesia de donde procedía. Los ancianos de aquella congregación pusieron las manos sobre él, en señal de identificación plena con el ministerio al que era encomendado (1 Ti. 4:14), llamamiento divino atestiguado por los profetas de la iglesia. Timoteo y Pablo van a estar ligados de ahí en adelante en la obra del Señor. Le acompañaría a Corinto, Éfeso, Jerusalén y Roma. Era un colaborador infatigable. Pablo daría testimonio de Timoteo desde su primer encarcelamiento en Roma: "Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha ervido conmigo en el evangelio" (Fil. 2:19-22). Con verdadero orgullo de padre le llama su hijo genuino en la fe (1 Ti. 1:2). Este hermano, tan vinculado al apóstol está a su lado cuando escribe la Epístola, sin embargo no es uno de los escritores de ella, simplemente es colaborador con Pablo lo mismo que Silas.
(Por favor me confirma si lee este correo electrónico)
Muchas gracias.
Paz de Cristo!
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
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