martes, 16 de julio de 2024

La presencia de Dios es la clave

LA PRESENCIA DE DIOS ES LA CLAVE

Hno. Álvaro Torres

 

Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. [Ex 33:14].

 

Yo le aseguro que Dios está haciendo cosas extraordinarias en medio de nosotros. Y está en lo que tiene que estar, perfeccionando su iglesia, y eso me da alegría, ver cómo Dios sí está actuando en nosotros. ¡Gloria al Señor! ¡Aleluya!

Bueno es servir al Señor. Bueno, es conocerle, bueno, es disfrutar de su comunión. El hombre tiene que acostumbrarse a que Dios es algo cotidiano. No es solo cuestión de momentos especiales. Cuando decimos que hay momentos tan especiales, eso se refiere a "momentos especiales". Pero todo el día con la presencia de Dios te aseguro que sí tienes experiencias. A veces extraordinarias, que uno llama "momentos especiales". Pero Dios es una especialidad cotidiana de 24 horas al día. Y esa es la maravilla más grande que podamos disfrutar.

Vamos a ver si yo puedo en pocas palabras. Decirle. Lo que siento en mi corazón, compartirlo con usted.

Amén. ¿Sabe una cosa? ¡Qué hermoso es compartir en la presencia de Dios! Esto es un ambiente muy lindo, el que uno puede edificarse. Puede relajarse tranquilo, en la presencia de Dios no tenemos prisa.

Estamos con una expectativa muy grande con esta escuela bíblica vacacional. Involúcrese en todos los programas que hay sobre todos los programas espirituales, prepárense porque el Señor va a ser cosas grandes. Amén.

La presencia de Dios es la clave.

Por ahí, a veces he cantado un himno que aprendí cuando estaba muy jovencito. Quítenme todo, menos a mi Señor. Quiten mis deseos, bienes, mis placeres. Las flores, la lluvia, el Sol. Quítenme, la fama, todo el que me ama. Quítenme todo, menos a mi Señor... ¿Por qué? Bueno, porque el Señor es la clave.

Este culto y esta iglesia y estas reuniones no tendrían sentido si no es porque Dios está aquí. Nuestra vida pierde sentido cuando Dios no está ahí. Pero entonces, cuando Dios está, él es la clave que le da sentido a todo.

La preocupación de Moisés y del pueblo era eso. Era la presencia de Dios. Moisés recibe de Dios una seguridad que dice, mi presencia irá contigo y te daré descanso. Porque la presencia de Dios produce eso.

Uno de los jóvenes que se quiere bautizar me preguntaba eso. ¿Y cómo sabe uno...? porque siempre tenemos temor. De pronto uno se bautice y no sea fiel ¿verdad? Eso lo han preguntado de 100 creyentes, 90. Y si no lo han preguntado los otros 10, lo han pensado. Cuando empieza la vida cristiana uno pretende ser fiel. Pero claro, siempre tiene la incógnita y ¿sí podré? Pero la clave es la presencia de Dios. La clave es la presencia. ¡Aleluya!

Así que Moisés tenía una promesa y él enseguida le replica al Señor, y si tú no vas a ir con nosotros, entonces no nos saques de aquí. Emprender un camino largo, una empresa difícil, a solas, es doblemente difícil. Y en este campo espiritual que estamos hablando eso se vuelve imposible.

Así que Dios nunca ha pretendido… y yo quiero que usted me escuche bien esto que le voy a decir porque sobre esto vamos a elaborar: Dios nunca ha pretendido que ningún ser humano viva la vida que él le pide vivir en solitario. Nunca. Nunca. Así que no se haga esa pregunta, ni siquiera se la haga. Porque está fuera de todo contexto. Dios nunca ha pretendido que ningún ser humano viva la vida que él le pide vivir solo, nunca.

Por eso es que digo yo que ese poema tan bonito, de las huellas. Pues no es tan cierto, aunque bonito. Y verdad que es bonito y me gusta, pero eso no quiere decir que sea 100 % verdad. Es que Dios no me ha dejado solo a veces, y a veces me ha cargado. O solo me ha acompañado, no, no, es que él siempre me ha cargado. Siempre me ha llevado. Hemos. Reposado en sus brazos. ¡Gloria al Señor!

Así que este camino solo tiene un par de huellas, las de Jesús. Si acaso es que otro va a caminar, solo debe procurar poner exactamente sus pasos encima de las huellas de él, porque el camino fuera de esas huellas es malo. Solo el camino que trazó Jesús es bueno.

Cuando el Señor sacó su pueblo de Egipto, a pesar de que él les envió un hombre, porque él les mandó a Moisés. Y Moisés fue el líder. Y Moisés fue con el pueblo. Moisés se enfrentó con Faraón y Moisés estuvo en las buenas y en las malas, así que no vamos a quitarle el puesto que tuvo Moisés. Moisés estuvo con el pueblo. De noche y de día. Pero Moisés estuvo con el pueblo porque se sintió respaldado y sostenido. ¿Por qué? Porque la presencia de Dios nunca se apartó del pueblo. De día, iba en una columna de nube y les daba sombra y de noche iba en una columna de fuego para que les diera luz. Porque tenían que caminar de día y de noche.

Así que Dios no se apartó de ellos ni un solo momento.

Yo quisiera que los hermanos entendiéramos eso. Y los amigos que están aquí. Es que uno cuando va venciendo y triunfando y tumbando obstáculos. Uno se siente grande. Gloria y Gloria y Gloria y Aleluya. Y todo va bien.

Pero y qué cuando de pronto aparece un obstáculo como una nube densa. Ay, pero ¿es que el Señor no anda con nosotros? es que no sé últimamente. Hermano, es que pido y pido y parece que el cielo estuviera cerrado.

Dios estaba con ellos de día en una columna de nube y de noche en una columna de fuego para que anduvieran de día y de noche. Así que sea de día, o sea de noche, o sea, que brille el suelo, que no brille el Sol, sea que las cosas estén bien o sea que estén mal. Él estaba ahí. Y era más notoria su presencia cuando tenían problemas. ¿Por qué? Porque cuando hay problemas se ve notorio la solución del problema.

Faltó agua, se produjo agua, faltó comida, se produjo comida, faltó carne, se produjo carne. ¿Cuándo hay más necesidad? Más notorio es que Dios está ahí.

A veces la gente se queja, dice que el Evangelio contiene necesidades. ¿Es que qué vamos a hacer? Si es que los seres humanos siempre tenemos alguna necesidad. Uno siempre busca a Dios porque tiene una necesidad, no se sienta avergonzado por eso.

Claro que saque un rato para darle gracias también a Dios ¿Cierto? Y glorifíquelo porque le resolvió el problema, porque Dios es así. Él está con nosotros siempre, ayudándonos en nuestras dificultades, que las tenemos muy a menudo. Pero él prometió ir con su pueblo: mi presencia irá contigo.

Y allá en el desierto ni un solo momento la nube se apartó de ellos, ni la columna de fuego y de tal manera iba con ellos, que se convirtió en guía de ellos. Ellos no sabían cuándo parar. Ellos iban caminando, querían llegar rápido a la Tierra prometida. Y camina y camina pero de pronto la nube se paraba y todo el mundo se paraba. Y la nube podía quedarse ahí, 2, 3 días, 4 días, 10 días, un mes, ahí se quedaba el pueblo un mes. Es decir, que Dios sabía cuándo estaban agotados y necesitaban descansar, los que no lo sabían eran ellos y a veces nosotros tampoco. Pero el Señor sí sabe que a veces necesitamos parar. Y la nube paraba y se paraba el pueblo.

Y tiene que ser que se paraban por un buen rato, porque daba tiempo de levantar el tabernáculo, armarlo, hacer sacrificios y todo para luego irse otra vez, así que a veces se paraba más de 2, 3 meses, o más. Pero eso sí, cuando la nube se movía, todo el mundo arrancaba. Porque la nube era la guía. La presencia de Dios con Israel no solo era compañía, sino que le decía cuándo caminar, cuándo parar y por dónde avanzar.

Siempre sus ojos del pueblo estaban puestos en la nube. En la columna de fuego, en la presencia de ese Dios que les había dicho: Yo estaré con vosotros. Y os daré reposo. ¡Bendito el Señor!

Así que nunca se apartó de ellos la nube ni la columna de fuego. Y esto no es casual, mi hermano.

Uno cuando estudia la Palabra de Dios, la estudia para conocer a Dios.

La gente dice conocer solo por lo que ha visto, pero solo ver no es conocer, porque uno a veces solo ve apariencias. Y no todo lo que se ve en la apariencia muestra lo que es la realidad.

Aquí la que más me conoce es mi esposa. El resto solo han visto mi apariencia. Así que conocer a Dios no es haberle visto. No es haber visto una figura. Conocer a Dios es meterse con él. ¿En cómo es que Dios piensa? ¿Qué es lo que le gusta? ¿Qué es lo que no le gusta, cómo es que Dios se siente, cómo es que Dios actúa? ¿Cómo es más o menos el plan de Dios? Y eso sí lo revela la Escritura.

Así que cuando usted oye un predicador que cita varios casos, no crea que es para adornar el sermón, es para que usted se dé cuenta que no es una acción aislada, sino que Dios tiene esa costumbre de actuar así. Ese es todo el propósito cuando nosotros les sustentamos a usted con la Biblia una misma situación vez tras vez. Es para que usted quede convencido, más allá de toda duda de que así es como Dios piensa y así es como actúa. Para que usted tenga la confianza de acercarse a Dios con plenitud de fe y alcanzar el oportuno socorro. Dios siempre actúa así.

Usted es la vida de José. Una historia típica en la Palabra de Dios es una historia larga, además. Y hay algo en la vida de José que es muy importante y va con lo que estamos hablando, cada vez que terminó una experiencia dura o difícil la Biblia dice: pero Jehová estaba con José.

La persona de hoy ha desarrollado la idea de que cuando le van las cosas un poco mal es que Dios no está y cuando le van bien es que Dios sí está, esto es un razonamiento muy infantil. Dios siempre está. Dios siempre está. Y gracias a Dios que está la historia de José. ¿Estuvo en problemas? En la cárcel, calumniado. Tentado y atraído por la seducción carnal. Vendido por sus hermanos. Expuesto a la muerte, en la cisterna. Maltratado por su propia familia. Pero (dice la Biblia) Jehová estaba con José. Así que la clave del éxito de José es que ni en la cárcel estuvo solo. No importa que se vaya a la cárcel. Y esto no cambia a través de la historia. Dios estuvo con José en todos los momentos de sus experiencias.

En el caso de Daniel, por ejemplo. Dice que fueron varios jóvenes deportados, pero hay cuatro que se destacan Daniel y tres más. Daniel como que estaba en algún negocio del Reino en alguna parte y en ese momento el rey saca un decreto para que adoraran a la imagen y los tres compañeros de Daniel están solos ahí. Les tocaron la música para que se arrodillara. Dijeron: No vamos a adorar tu estatua. El Dios a quien servimos nos va a librar, y si no nos libra, pues nos morimos, pero no vamos a ceder.

Enseñe a sus hijos a que no tengan pena, que no sientan vergüenza de ser cristianos, y que tengan la piel dura. Que pongan rostro de piedra. Que pongan rostro como de pedernal.

Eso es lo que nos pasaba a nosotros, y siempre nos pasó. Nos insultaron, nos decían bobos. Nos echaban tomates, nos cerraban los colegios. No sacaban de la fila.

A mí me cogieron y me dieron 25 golpes porque no fui una misa una vez. Pero yo no salí llorando. Yo fui y recorté un periódico que había visto. Un decreto que decía: nadie será molestado por causa de su religión. Y el que lo haga será sancionado, si es profesor, será echado del puesto. Me presenté con mi tía y el decreto que salió en el periódico. Le dije, vea esto. Y usted me dio 25 golpes. Y la cosa se puso fea, fuimos ante el rector. Pero la cosa no estuvo fea para mí sino para el que me había dado los golpes.

Así que déjese de cobardes, aquí no hay cobardes ni llorones. Nosotros tenemos rostro de pedernal. Rostro de piedra. ¿Entendido?

Aunque los tiempos han pasado, parece que los métodos del diálogo no han cambiado. Pero el carácter del pueblo de Dios tampoco ha cambiado. Y él estará con nosotros siempre. ¡Gloria al Señor!

Así que estos tres jóvenes se pusieron firmes. Ni un poquito nos vamos a doblar. Los cargaron así tiesos como estaban. Los amarraron. Y echaron a los tres al fuego para que se quemaran. Por testarudos porque estaban empecinados en ser cristianos. Había que acabar con esa gente. Un poco de fanáticos ahí, que se dejan hasta matar. Y al poco rato que fueron a buscar los chicharrones de fanáticos. El hombre dice: oiga, ¿no fueron tres lo chicharrones que echaron? ¿Por qué veo cuatro? Yo estoy mal. Veo cuatro. Y lo que pasa es que el cuarto personaje que veo ahí. Es extraordinario. No es común y corriente. Es un ser sobrenatural. Él, en su media lengua, dice que es como el hijo de los dioses. Había algo extraordinario en el cuarto hombre que estaba en el horno de fuego. Así que aunque los echaron al horno. Dios se fue con ellos al horno. Y allá estuvo con ellos. ¿Y cuándo lo sacaron? Vea. Hasta aquí en la iglesia, cuando teníamos la cafetería yo decía, que no estén asando la carne mientras estamos aquí en culto. Uno porque me le dan apetito a los hermanos. Y otra, porque salimos olorosos a carne asada todos. ¿Verdad? Porque ese humo que viene de la carne se hace, le pega uno y uno. Bueno, huele bien, huele a carne asada. Y los que hemos estado en el campo y hemos hecho de pronto un sancocho con leña. Uno sabe que uno huele a leña. ¿Huele a humo, verdad? Y la comida también. Pero cuando salieron Sadrac, Mesac, y Abednego no, ni siquiera olían a humo. ¡No me diga usted que Dios no es maravilloso!

Dicen que no tenían ni siquiera olor a humo. ¿Y cómo hace usted para que se le queme la cuerda, que lo amarra y no se queme usted? Eso es extraordinario. Pero salieron con su ropa enterita, ni chamuscada. Y ni siquiera olor a humo en ellos. Y eso era un horror. No eran eléctricos ni a gas, eran con leña. Valor, echaron tres, pero había cuatro. Yo creo que ellos estaban cantando un himno que yo después me aprendí, yo nunca solo estoy. Tengo a mi Cristo. Nunca sólo estoy. Cuatro hombres. Uno de ellos era el que había prometido: mi presencia irá con vosotros. Mi presencia estará con vosotros.

Y después los otros tres no sé dónde estaban, pero echaron a Daniel solo. A él también le tocó su turno. Echaron a Daniel solo en el foso de los leones. Solito, pensaron en ellos. Y vinieron a ver los despojos del cuerpo de Daniel al otro día. Y el rey preguntó a Daniel: El rey a quien tú sirves. ¿Te ha librado por allá de los leones en la Cueva?

Salió una voz. Dios te bendiga, rey. Jehová mandó su Ángel. Y cerró la boca de los leones. Diga Gloria a Dios. ¡Aleluya! Aleluya.

Él cerró la boca de los leones. Lo echaron solo, pero no estaba solo. Y el que estaba allá acompañándolo era más poderoso que él y que todos los leones juntos.

Yo creo que esta sencilla charla de esta noche. Debe hacernos reflexionar. Dios es un ser empecinado en cumplir su Palabra. Dios se ha propuesto que de lo que él ha dicho, ni una sola palabra caerá a Tierra. Él le dijo, mi presencia irá con vosotros. Y su presencia estuvo con ellos.

La clave del milagro de los leones es que Dios estaba ahí. La clave del horno de fuego es que Dios estaba ahí. La clave del éxito de José es que Dios estaba ahí. ¡Aleluya! Créame, la presencia de Dios es la clave. La presencia de Dios es la clave.

Pablo y Silas estaban en la cárcel. Y la cárcel tembló. Estando ellos amarrados al cepo. La cárcel tembló y se soltaron. La clave de esta liberación es que Dios estaba ahí. La clave de ese milagro es que Dios estaba ahí. La presencia de Dios es la que va a hacer la diferencia.

Realmente no importa cómo estén los problemas de la vida. ¿Por qué no importa? La gente que anda en los barcos de vela tiene que enfrentarse a los vientos.

Y por ahí leí una frase: No importa en qué dirección soplen los vientos. Lo que importa es quién está al timón. Porque el hombre que va timoneando el barco de velas usa el viento, no importa en qué dirección esté el viento. La maestría del que va al timón es el que va a determinar la dirección del barco.

Yo creo que nosotros esta noche tenemos que fijar nuestra atención en la realidad de lo que estamos hablando. Jesucristo dijo después de resucitado: He aquí, yo estoy con vosotros. Todos los días hasta el fin del mundo.

Nosotros tenemos una palabra para todos los días. Los días de guerra, los días de angustia, los días de persecución, los días de enfermedad, los días en que no podemos dormir, los días en que estamos asustados, los días en que estamos sin dinero, los días en que estamos solitarios, los días en que estamos tristes. Los días en que estamos perseguidos. Él dijo: He aquí, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, y lo que va a marcar la diferencia es la presencia de Dios con nosotros. Aleluya. ¡Aleluya!

Digamos Gloria a Jesús.

Lo que va a hacer la diferencia es que él está ahí. A mí nadie me ha podido evitar los días de sol o de lluvia. Porque salen para todos. Se los reparten a todos.

A Job le dijeron: Bendice a Dios y Muérete. Entonces Job dijo, Bueno, el bien recibimos ¿Y el mal no recibiremos? Todo viene justo. Todo bien en el mismo saco. Todas las monedas tienen dos caras. No importa qué cara tenga la moneda. La diferencia y la clave va a estar en que Dios esté ahí.

Yo he estado en países sin Visa y la diferencia la hizo el Señor. Hemos estado sin dinero y la diferencia la hizo el Señor. Hemos estado en angustias y la diferencia la hizo el Señor. Él ha prometido estar con nosotros.

Él no dijo, no se preocupen, nunca lo van a echar al horno de fuego, no, él, Dios, dijo si te echa en el fuego, yo estaré contigo. Es nunca dijo, no, no, no, tú nunca vas a pasar por un río. Lo que dijo fue que estaría con nosotros. Así que es posible pasar por circunstancias adversas. Pero nunca estaremos solos en estas circunstancias. Cristo ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. ¡Aleluya!

Yo no sé qué más nos espere aquí. No sé qué más venga. Pero quiero decirte una cosa. No importa lo que venga, él estará ahí al lado nuestro. Cuando sea necesario hacer un milagro, él hará el milagro, aunque tú no se lo pidas.

Me estaba diciendo el hermano Reinel. Un día que iban atravesando una cañada ya bien alta. Metros arriba y había que atravesarla por un tronco. Entonces él iba con hermano Ramiro Herrera. En un traspié, el hermano Ramiro Herrera se resbaló. Y dio la vuelta alrededor del tronco y volvió a quedar de pie con el hermano Reinel, parado otra vez. ¿Cómo puedes tú quedarte cabeza en un abismo y pararte otra vez allá arriba? No puedes, Pero alguien está ahí. Y la clave es la presencia de Dios. La presencia de Dios es la clave.

Por allá me tocó atravesar a mí un río. Bien frío, estaba recién descongelado en el Canadá. Por unos troncos de árbol. Y yo iba caminando, pero en algún punto me resbalé. Esta pierna quedó encogida totalmente y esta se quedó hasta acá metida en el agua y yo no sé cómo me paré otra vez. Y el tronco no se dio vuelta ¿y cómo es eso? Eso es contrario a la ley natural. Pero Dios estaba ahí. La clave de todo es Dios. Nosotros estamos caminando con un Dios que ha prometido estar con nosotros de día y de noche en las buenas y en las malas. En las circunstancias favorables y las adversas.

Y yo quiero decirte una cosa más grande todavía. Jesucristo hablando con sus discípulos lea dice que está preparando una ciudad, que no se turben, no se pongan asustados, no se pongan nerviosos, tengan confianza. ¡Aleluya! yo no los voy a dejar huérfanos. Yo no los voy a dejar huérfanos. Yo voy a desaparecer por un momento, pero voy a regresar.

Y voy a regresar en la forma del Consolador.

Dios quiere habitar en nosotros por su Espíritu Santo. No solamente quiere ser nuestro compañero como si estuviera afuera, él quiere estar dentro de nosotros. Él quiere habitar en nosotros.

Tú no vas a estar solo. A veces cuando uno se arrodilla a orar no saben ni qué pedirle a Dios. Porque las circunstancias son tan, tan enredadas que uno no sabe qué decirle a Dios. Dice la Biblia que el Espíritu que está adentro nos ayuda con palabras que no se pueden pronunciar con palabras impronunciables para elevar nuestra oración al nivel de las exigencias de Dios.

Y decía la hermana Susana esta mañana en un verso que citó: Orando con toda oración y súplica en el Espíritu. Nosotros, cuando estamos en el Espíritu Santo, el espíritu suplica lo que nosotros ni siquiera sabemos que hay que suplicar, pero el Espíritu Santo es capaz de hacerlo. Y el Espíritu se convierte en una guía para nosotros. Y en un agente revelador de los secretos del corazón del hombre.

Yo te aseguro a ti que si tú estás lleno del Espíritu Santo, además de que no te vas a sentir, solo vas a tener como una lámpara pegada a la frente que va alumbrando tu camino, como los mineros toda la noche.

Dios te ha dado una lámpara que te puedes poner en la cabeza para mirar el camino. Dios quiere llenarnos con su Espíritu Santo, no sólo porque tengamos una experiencia gloriosa que de todos modos es una experiencia gloriosa. Pero él quiere llenarnos de su Espíritu Santo, es para estar metido en nosotros. Él dice, yo estaré en medio de ellos, yo seré su Dios. Y ellos serán mi pueblo. Dios quiere estar en nosotros por su Espíritu Santo.

La clave de todo esto es Dios, es su presencia.

Yo he estado en lugares desconocidos. Y Dios me ha guiado. Dios me ha llevado de la mano.

Estábamos buscando por allá en España una señora.Y entramos a una tienda y la señora nos puso una botella en la mesa y yo pedí unos vasos porque estaba con mi mamá. Y la señora nos preguntó, pero ustedes no son de por acá, ¿verdad?  Digo, no señora, soy colombiano. ¿Uy, qué hace por acá tan lejos? Estoy buscando que una señora, Manola. Pero fui a buscarla y no hay nadie ahí. Ella dice, pero es que Manola no está en el pueblo.

Y no crea usted que era un pueblo pequeño. Era una ciudadela. Me dijo, pero Manola no está en el pueblo. Manola se fue a pasar el verano allá arriba a un chalet que tiene. ¿Sí ve a mi niña? Estudia con la hija de ella y ahora iba a salir para allá para estudiar para el examen. Si usted quiere, ella lo puede llevar.

Yo le aseguro a usted que este Espíritu Santo es maravilloso. Esto no es solamente para que usted diga y qué bonito se siente, y se va a sentir bonito. Ni para que digamos, Uy, qué experiencia tan gloriosa. Y es que la experiencia es gloriosa. Pero por encima de eso, Dios quiere estar con usted. Todo el día, todos los días.

Como dice la esposa del Cantar de los Cantares, yo dormía, pero mi Espíritu velaba, va a ver un Espíritu que va a estar velando permanentemente dentro de usted. La clave es la presencia de Dios. La presencia de Dios es la clave.

Él quiere estar con nosotros, ¿por qué no le permites que él esté contigo? ¿Por qué no le permite esto a Dios que él se meta dentro de ti y viva contigo?

Sabe una cosa, la experiencia más grande que tengo en mi vida es esa. Sentir que nunca estoy solo. Sentir que Dios. Me ha guiado y me ha guardado. En muchas partes. Y de muchas maneras. ¡Gloria al Señor!

¿Tú quieres que Dios te guíe? ¿Tú quieres tener verdad un compañero diario? ¿Tú quieres de verdad creer en un en un ser que va a estar contigo metido en ti? Que te va a dar inteligencia, que te va a dar dones, talentos, que te va a dar poder. Que te va a dar una unción especial para tener poder sobre los enemigos que se te presenten ¿Tú realmente quieres eso?

O solo estás buscando, ay, si yo pudiera hablar en lenguas. No, esto es más que hablar en lenguas. Claro que hablarás en lenguas, tienes que hablar en lenguas. Pero es más que hablar en lenguas. Es algo más grande. La clave de todo es la presencia de Dios.

¿Tú la quieres tener? ¿Tú quieres realmente vivir con la presencia de Dios?

Por allá fuimos a una reunión, y estaban unos espiritistas. No, no. Mientras estén aquí no puedo hacer nada. Tiene un espíritu muy poderoso, no se puede. No creas tú que los espíritus solamente lo veían en Jesucristo. Cuando uno está verdaderamente lleno del Espíritu Santo, los demonios se bloquean. Se les cortan todos los canales. Porque el Espíritu Santo es poderoso. Aleluya. Si tú estás lleno de Dios. Algo van a sentir los espiritistas. No tú, ellos.

Algunos dicen es que aquí se siente una cosa extraña, deja que ellos sientan la cosa extraña. Es que me da risa lo de los evangélicos. Uno le dice al otro que siente una cosa fea. ¿Y por qué los espíritus no sienten una cosa, fe y se van? Porque eres tú el que tiene la presencia de Dios.

Llega con autoridad de Dios. Lleno del Espíritu Santo, camina con seguridad con derecho, porque todo pedazo de Tierra donde ponga la planta del pie es mío. Así le gusta al diablo, o no le guste. Eso es lo que prometió el Señor. Él estará con nosotros.

Él estará con nosotros y ten por seguro que los espíritus se irán.

O el endemoniado ese que me dijo ayer que Tú eres un pentecostal, tú eres predicador pentecostal. Yo dije, sí yo soy. Y se fue levantando. Yo los conozco, yo los conozco, y se fue.

¿Por qué se fue? Porque nos conoce. Hay algo poderoso en nuestro corazón. Hay algo poderoso en nuestro interior.

Y lo que quisiéramos es que todos estén llenos de eso, poderoso. Esa autoridad es nuestra, ese poder es nuestro, esa unción es nuestra, buscamos a Dios, es para estar siempre lleno de la unción. El diablo respeta la unción. Cuando el diablo siente la unción, le respeta. La clave de todo es la presencia de Dios en nuestra vida.

Gloria al Señor, póngase de pie hermano.

Yo le voy a invitar a usted ¿Usted quiere tener la presencia de Dios en su vida? Yo quiero invitarle aquí a que se ponga aquí de pie. Vamos aquí a alabar al Señor un rato. Venga para acá. Venga ya. Vamos a alabarle a Él. Y yo quiero que usted permita que Dios lo bendiga esta noche. Solamente dígale, Señor, aquí estoy. Quiero sentir tu presencia. Quiero tener tu presencia. Quiero caminar en tu presencia, quiero disfrutar tu presente. Quiero degustar tu presencia.

Deje que Dios lo llene, que Dios le dé suficiente poder para andar confiado en esta vida, para que el miedo se le quite, para que usted sienta libertad en el nombre del Señor Jesucristo.

Él es capaz de librarnos a nosotros de todos nuestros temores, dice el salmista. Este pobre clamó a Jehová. Y lo libró de todos sus temores. Y dice el Profeta, Jehová está conmigo. Como un poderoso gigante.

Y dice el salmista, ¿por qué dicen ustedes que yo salga huyendo cual ave asustada? No, todavía tengo que alabar al Señor esperanza mía y Dios mío.

Venga al Señor y dígale, Señor, llena mi vida, yo necesito unción. Y poder para caminar con seguridad

Yo le aseguro a usted que usted lleno del poder de Dios va a imponer autoridad en el nombre del Señor Jesús…

Vamos a cantar.


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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com


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