lunes, 10 de octubre de 2016

Cuestionando la autoridad

I thought of you when I read this quote from "Siete hombres: Y el secreto de su grandeza (Spanish Edition)" by Eric Metaxas - "Parte de lo que sucedió fue que, desde finales de los años 1960, aproximadamente, adoptamos la idea de que nadie está verdaderamente en condiciones de decir lo que está bien o mal. Así que somos reacios a señalar a alguien como un buen modelo a seguir. «¿Quién soy yo para juzgar a alguien?» casi se ha convertido en el mantra de nuestra época. Pero, ¿cómo sucedió? Bueno, es complicado. Probablemente tiene algo que ver con la guerra de Vietnam y con el Watergate. Sin duda estos acontecimientos ayudaron a acelerar la tendencia a sospechar de la versión «oficial» de las cosas y de nuestros líderes. Hasta Vietnam, todas las guerras anteriores fueron vistas generalmente como dignas de lucha, y el abrumador mensaje cultural era que los americanos patrióticos debían cumplir con su deber, echar una mano y ayudar a defender su país y sus libertades. En Vietnam, todo eso cambió. Lo mismo pasó con el Watergate: por primera vez en la historia, gracias sobre todo a las conversaciones grabadas en la Casa Blanca, vimos y escuchamos a un presidente de Estados Unidos que no se comportó «presidencialmente» en absoluto, sino que actuó como un mercenario, innoble y vergonzosamente. Le oímos usar palabras que no querríamos que nuestros niños utilizaran. La autoridad del presidente Richard Nixon fue, con razón, objeto de un intenso escrutinio. Pero desde entonces, todos nuestros líderes han sido puestos bajo una profunda sospecha. Y hemos tendido a centrarnos en las cosas negativas acerca de los famosos. Cada corte de audio negativo sobre un telepredicador que pueda ser emitido será escuchado una y mil veces más que las cosas buenas que haya dicho. Es difícil tener héroes en semejante clima. Hemos extendido esta idea hacia el pasado, por lo que gran parte de lo que escuchamos sobre nuestros héroes presidenciales anteriores es negativo. George Washington ya no es concebido principalmente como el heroico «Padre de la Patria», sino como un rico terrateniente que poseía esclavos hipócritamente. Muchos de nosotros hemos olvidado los sacrificios exorbitantes y espectaculares que hizo y por los que cada estadounidense debería estar eternamente agradecido. Esto no solo es vergonzoso; es profundamente perjudicial para nosotros como nación. Colón no es presentado como un valiente e intrépido visionario que lo arriesgó todo para descubrir el Nuevo Mundo. Se le considera un asesino de los pueblos indígenas. Es cierto que la adoración irreflexiva de los ídolos nunca es una cosa buena, pero ser demasiado crítico con los hombres que sin embargo son buenos también puede ser tremendamente perjudicial. Y así ha sido. Por lo tanto, la idea de autoridad legítima ha sido dañada. Desde mi infancia en los años setenta, hemos tenido pegatinas que decían: «Cuestiona la autoridad». Pero esto no solamente significa que debamos preguntarnos si la autoridad es legítima, lo que sería una buena idea. No, me parece que va más allá de eso. Estas pegatinas parecían decir que debemos cuestionar la idea misma de autoridad. Así que podríamos decir que hemos recorrido completo el camino desde aceptar estúpidamente cualquier autoridad hasta rechazarla torpemente. Hemos pasado del extremo de ser ingenuos al otro extremo de ser cínicos. El punto medio, donde cuestionaríamos la autoridad con el fin de determinar si era legítima, fue totalmente obviado. Hemos huido de un polo gélido al otro esquivando por completo el ecuador. Somos como la persona que ha quedado tan herida por una traición de un miembro del sexo opuesto que ya no confía en nadie que pertenezca a ese sexo. En lugar de buscar a alguien digno de confianza, nos hemos deshecho completamente de la idea de fiabilidad. Nadie es digno de confianza. Esta es una pésima conclusión, y nuestra cultura está pagando un alto precio por ello. Como he dicho, la gente necesita héroes y modelos a seguir. Aquellos de nosotros que nos tomamos la Biblia en serio creemos que la humanidad ha caído y que nadie es perfecto, excepto Jesús. Pero también creemos que hay algunas vidas que constituyen buenos ejemplos y algunas que son malos ejemplos. ¿En serio creemos que ciertas vidas no son dignas de imitación? ¿Y que otras son cuentos con moraleja? ¿Estamos realmente dispuestos a decir que no hay que tratar de conseguir que nuestros hijos (y nosotros mismos) vean que Abraham Lincoln es digno de nuestra imitación y que Adolf Hitler y Joseph Stalin no lo son? Hace poco vi una vieja reposición de «El hombre del rifle», protagonizada por Chuck Connors. La serie duró de 1958 a 1963, y su público eran, en gran parte, niños varones. Yo estaba totalmente sorprendido de cómo la historia trataba de comunicar con claridad lo que significa ser un verdadero hombre, un buen hombre, un hombre heroico y valiente. Y mostraba la diferencia entre ello y ser un cobarde o un matón. Esto es fundamental para que surjan hombres jóvenes que aspiren a hacer lo correcto. Pero un vistazo a la televisión de hoy te dirá que eso ya no existe. Este libro es para todos, pero al escribir un libro acerca de estos siete hombres, pensé en que los jóvenes en particular necesitan modelos a seguir. Si no podemos señalar a nadie en la historia o en nuestra cultura a quien deban imitar, entonces imitarán a cualquiera. Los jóvenes que pasan el tiempo viendo películas violentas y con los videojuegos no se convertirán fácilmente en los hombres que estaban destinados a ser. Se dejarán llevar. Se acabarán perdiendo por la misma razón por la que fueron traídos a este mundo: para ser grandes, para que ellos mismos sean héroes. ¿Qué puede haber más trágico que eso? No entenderán lo que son, y no tendrán ni idea de cómo relacionarse con las mujeres, lo que les hará daño a sí mismos, y probablemente a algunas mujeres, a lo largo del camino. Por lo tanto, es importante que les enseñemos quiénes son a la vista de Dios, y vital que adquiramos de nuevo un sentido de lo heroico. Los hombres de este libro son algunos de mis héroes, y estoy emocionado de poder compartirlos con otras personas. Espero que inspiren a los jóvenes a imitarles." Start reading this book for free: http://amzn.to/2dH3apR

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