lunes, 10 de octubre de 2016
Idea bíblica de hombría
I thought of you when I read this quote from "Siete hombres: Y el secreto de su grandeza (Spanish Edition)" by Eric Metaxas -
"En un mundo en el que toda autoridad es cuestionada y donde nuestra apreciación del verdadero liderazgo, y especialmente de la paternidad, ha sido gravemente dañada, generalmente terminamos con una idea muy pobre del sentido de lo heroico. Como hemos dicho, la idea misma de la masculinidad se ha vuelto profundamente confusa. Y como resultado de esto, en lugar de la idea de Dios sobre la auténtica hombría, hemos acabado con dos ideas muy distorsionadas acerca de la masculinidad. La primera idea falsa acerca de la masculinidad es la de ser un macho alfa: ser un pez gordo y emplear la fuerza para dominar e intimidar a los más débiles. Obviamente, esta no es la verdadera idea de Dios sobre lo que es un hombre. Es alguien que no ha crecido emocionalmente, que puede ser un hombre por fuera, pero que interiormente no es más que un niño inseguro y egoísta. La segunda idea falsa es la de ser emasculado: esencialmente volverle la espalda a tu masculinidad y pretender que no existe una diferencia real entre hombres y mujeres. Tu fortaleza como hombre no tiene propósito, por lo que ser fuerte no es una buena cualidad. La idea de Dios de la masculinidad es completamente distinta. No tiene nada que ver con las dos ideas falsas sobre ser macho o estar castrado. La Biblia dice que Dios nos hizo a su imagen, varón y hembra, y celebra la masculinidad y la feminidad. Y celebra las diferencias entre ellos. Estas diferencias fueron idea de Dios. Por un lado, la Biblia dice que los hombres son generalmente más fuertes que las mujeres, y por supuesto, San Pedro, afortunada o desafortunadamente, describe a las mujeres como «el sexo débil». Pero la idea de Dios al hacer a los hombres fuertes fue que pudieran utilizar esa fuerza para proteger a las mujeres, a los niños y a cualquier otra persona. Hay algo heroico en eso. La fuerza masculina es un don de Dios, y como todos los dones de Dios, ha sido siempre y en todas partes destinado a ser utilizado para bendecir a otros. En Génesis 12.1–3, Dios le dice a Abraham que le bendecirá para que Abraham pueda bendecir a otros. Todas las bendiciones y todos los dones —y la fuerza es un don— son de Dios, para ser empleados en sus propósitos, lo que significa bendecir a otros. Así que se supone que los hombres tienen que usar su fuerza para proteger y bendecir a aquellos que son más débiles. Esto puede incluir a otros hombres que necesitan ayuda o a las mujeres y los niños. La verdadera fuerza es siempre dedicada para los propósitos de Dios. Pero puesto que a veces los hombres han utilizado su fuerza de una manera egoísta, se ha producido una reacción en contra de la idea de la fuerza masculina. Ha sido vista, y retratada, como algo negativo. Si te crees esa idea, entonces te darás cuenta de que la única manera de tratar con ella es actuar en su contra, tratar de debilitar a los hombres, porque la fuerza que tienen será utilizada para dañar a los demás. Esto conduce a la idea de castración de los hombres. La fuerza se ha denigrado debido a que puede ser utilizada para el mal. Así que vivimos en una cultura donde se teme a la fuerza y donde hay una sensación de que, para proteger al débil, la fuerza debe debilitarse. Cuando esto sucede, la heroicidad y la verdadera naturaleza de la fuerza se olvidan en gran parte. Esto lleva a un mundo de hombres que no son realmente hombres. Al contrario, son solo dos clases de hombres: presumidos matones que gritan, o delicados y emasculados pseudohombres. Las mujeres sienten que deben ser «fortalecidas» y que no deben depender nunca de la fuerza de los hombres. Es muy parecido a una idea socialista, donde «poder» y «fuerza» se redistribuyen: se extrae de los hombres y se les da a las mujeres para igualarse. Por supuesto, así no funciona. Todo el mundo pierde. El caballero de la armadura reluciente que hace todo lo posible para proteger a los demás, el caballero que presta su capa o abre una puerta para que pase una dama… estos son los ideales cristianos de hombría. Jesús dijo que el que liderase debía ser el servidor de todos. Es la idea bíblica del liderazgo de servicio. El verdadero líder se entrega a la gente a la que dirige. El buen pastor da su vida por sus ovejas. Jesús lavó los pies de los discípulos. Jesús murió por los que amaba. Esta es la idea de Dios sobre la fortaleza, el liderazgo y la bendición. Es algo que debe ser puesto al servicio de los demás. De manera que la idea de Dios de la fuerza masculina nos trae la idea de un caballero abnegado para con las mujeres, no la de un matón o la de alguien que no ve ninguna diferencia entre él y ellas."
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