Iglesia Pentecostal Unida Latinoamericana Baltimore, MD. Lunes 12 de Octubre de 2020
ADOPCIÓN
pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!». (Romanos 8.15)
La mejor figura que ilustra esto es el injerto.
La adopción legal, tal y como la conocemos hoy, tiene sus limitantes. Por ejemplo, si un matrimonio de blancos escandinavos decide adoptar un bebé morenito, proveniente del África, por más que lo quieran y lo crien bien, este bebé nunca se va a parecer a ellos, al menos físicamente, podrán enseñarle a comportarse como ellos, pero eso es muy distinto. A lo que quiero llegar es a que en la adopción que conocemos no se comparte la naturaleza del que adopta. Pero en el caso bíblico las cosas son diferentes, porque el Señor sí comparte su naturaleza con nosotros a través del Espíritu Santo. Somos participantes de su divina naturaleza, y por lo tanto como Él es, somos nosotros en este mundo. El injerto, en el que una parte de una planta, con una o más yemas, es aplicada a otra, y se suelda, se hace una, con ella, participando de la misma sabia y cambiando a tal grado su naturaleza que da el fruto de la planta a la que fue unida, ilustra nuestra adopción.
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Gracia y Paz
Adonay Rojas Ortiz
Pastor
7869853401
8301 Liberty Rd,
Windsor Mill, MD 21244
Domingos 8 AM Y 2 PM
https://www.facebook.com/pentecostalesdebaltimore/
https://www.youtube.com/c/ipulbaltimore/
pentecostalesdebaltimore@gmail.com
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pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!». (Romanos 8.15)
La mejor figura que ilustra esto es el injerto.
La adopción legal, tal y como la conocemos hoy, tiene sus limitantes. Por ejemplo, si un matrimonio de blancos escandinavos decide adoptar un bebé morenito, proveniente del África, por más que lo quieran y lo crien bien, este bebé nunca se va a parecer a ellos, al menos físicamente, podrán enseñarle a comportarse como ellos, pero eso es muy distinto. A lo que quiero llegar es a que en la adopción que conocemos no se comparte la naturaleza del que adopta. Pero en el caso bíblico las cosas son diferentes, porque el Señor sí comparte su naturaleza con nosotros a través del Espíritu Santo. Somos participantes de su divina naturaleza, y por lo tanto como Él es, somos nosotros en este mundo. El injerto, en el que una parte de una planta, con una o más yemas, es aplicada a otra, y se suelda, se hace una, con ella, participando de la misma sabia y cambiando a tal grado su naturaleza que da el fruto de la planta a la que fue unida, ilustra nuestra adopción.
¡Que el Señor Jesucristo nos regale a todos un hermoso día hoy!
Gracia y Paz
Adonay Rojas Ortiz
Pastor
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