sábado, 28 de agosto de 2010

Sal

La sal de la tierra     

AGOSTO 28

Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Mateo 5.13

Jesús, al igual que en otras ocasiones, escogió un elemento común en la vida de los israelitas para ilustrar la influencia que debe ejercer un discípulo en el mundo.

La sal era un artículo de mucho valor y de gran demanda en el tiempo de Jesús. Los griegos decían que era divina; los soldados romanos frecuentemente recibían su sueldo en sal (de allí "salario") y se consideraba una ofrenda digna para los dioses. Cumple varias funciones: purifica, preserva, cura, da sabor y despierta sed.

La sal tenía, en la antigua Palestina, dos funciones principales. Se la usaba para darle gusto a la comida y como medio para preservar de la descomposición a la carne. También estaba incluida en algunas de las ceremonias religiosas en el templo, atribuyéndole un significado purificador. La sal que usaban los israelitas provenía de las orillas del Mar Muerto. Por estar mezclada con otros minerales, no contenía la misma pureza que otras sales, pero era fácilmente accesible.

Cristo comparó la función de los discípulos en el mundo con el uso de la sal.

En primer lugar, debemos notar que la sal es enteramente diferente a la comida y mantiene su sabor distintivo al ponerla en los alimentos. No adquiere el sabor de la comida a la cual se la agrega, sino que la comida queda saborizada por la presencia de la sal.

De la misma manera, un discípulo de Cristo debe poseer una vida distintiva, diferente a la de las personas a su alrededor. Cuando participa de actividades y eventos que le llevan a tener contacto con la gente del mundo, el discípulo debe claramente contagiar a otros sus principios y conductas. De ningún modo debe el discípulo adquirir el «sabor» del mundo. Aquí se condena la mundanalidad o la secularización, pero también se condena la indiferencia o el aislacionismo.

En segundo lugar, la influencia de la sal en la comida se da simplemente por su presencia en ella. Cuando la sal es mezclada con los alimentos, no reacciona de manera particular para producir el sabor salado. El sabor se debe al hecho de que está presente en la comida.

Del mismo modo, un discípulo no se dedica a realizar actividades especiales para «salar» a los de su alrededor. La acción de salar no se programa, sino que es el resultado de un estilo de vida cuya acción es permanente, pero no deliberada. La sal actúa secretamente. Sabemos que combate el deterioro, aunque no podemos verla en operación. No obstante, su influencia es muy real.

En tercer lugar, debemos notar que la sal es más efectiva cuando se la pone en la medida justa. Si se echa demasiada sal en la comida no se la podrá comer.

De la misma manera la presencia del discípulo en el mundo es más efectiva cuando su testimonio se produce en forma natural y espontánea, como parte de su experiencia cotidiana. Ciertos sectores de la iglesia se han dedicado a instar a sus miembros a una actitud de permanentes prédicas de condenación hacia los que no están en Cristo. En la mayoría de los casos, solamente consiguen poner a las personas en contra del evangelio.

Por último, la sal se utilizaba para evitar el proceso de descomposición de la comida, especialmente la carne. El poder preservativo, la potencia de la sal como antiséptico, una sustancia que retarda la corrupción.

La presencia de la iglesia en la sociedad debe ser un factor que preserva al hombre de la podredumbre natural que produce el pecado. Donde están los hijos de Dios, se debe ver la acción redentora del Señor.

Los cristianos, mostrándose como verdaderos cristianos, están combatiendo constantemente la corrupción moral y espiritual. ¿Con cuánta frecuencia no ocurre que cuando repentinamente se presenta un cristiano en medio de un grupo de individuos mundanos, se retiene el chiste de color subido con que alguien iba a divertir a sus acompañantes, queda sin decirse la expresión profana o queda sin ejecución el plan perverso? Desde luego, el mundo es malvado. Sin embargo, sólo Dios sabe cuánto más corrompido sería sin el ejemplo, la vida y las oraciones de los santos que refrenan la corrupción.

Para pensar:

El discípulo debe ser una influencia que purifica, preserva, cura, da sabor y despierta sed en el sentido espiritual y moral. Si manifiesta las características del verdadero discípulo, su testimonio tendrá este efecto.

La sal es una bendición cuando sigue siendo verdadera sal. La sal solamente sirve mientras sea sal. Al dejar de cumplir la función de sal deja de tener razón de ser.[1]

La sal que usamos hoy en día no puede perder su sabor, pero la sal que usaban en el primer siglo se producía en el mar Muerto y tenía una mezcla de varios minerales. La sal podría diluirse en agua y perderse, dejando los demás minerales, parecidos a la sal. También el creyente, o la iglesia, pueden perder su salinidad, guardando las apariencias, pero no deja de ser insípido y no cumple su propósito.[2]

¡Hay tantas personas que no leen la Biblia, pero que constantemente nos leen a nosotros! Si nuestra conducta no concuerda con nuestro llamamiento, de muy poco valdrán nuestras palabras.



[1]Shaw, Christopher: Alza Tus Ojos. San José, Costa Rica, Centroamérica : Desarrollo Cristiano Internacional, 2005, S. 28 de agosto

[2]Carro, Daniel ; Poe, José Tomás ; Zorzoli, Rubén O. ; Editorial Mundo Hispano (El Paso, Tex.): Comentario Bı́blico Mundo Hispano Mateo. 1. ed. El Paso, TX : Editorial Mundo Hispano, 1993-<1997, S. 93


 
 
Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor 
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia 
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM, Domingos 8 AM y 10 AM.
Calle 30 # 22 61, Cañaveral, Floridablanca.
http://adonayrojasortiz.blogspot.com/
 


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