miércoles, 1 de febrero de 2012

Gracias Dios, por las pruebas!

Gracias Dios por las pruebas!

"Si fracasas en el día de la estrechez (adversidad), estrecha (o poca) es tu fuerza,"

Proverbios 24.10 (Literal)

"Si fueres flojo en el día del trabajo, tu fuerza será reducida". El día de trabajo hace referencia a la presión o dificultades asociadas con la vida cotidiana. El que no puede soportar tales problemas carece de fuerza, la cual está a disposición del hombre sabio (El hombre sabio es fuerte, y de pujante vigor el que tiene ciencia. 24:5).

La situación de crisis, que tanto busca evitar nuestra cultura hedonista, tiene un enorme valor para la persona que busca crecer en su vida espiritual. Nos permite evaluar el verdadero estado de nuestras reservas espirituales.

Todos nos sentimos fuertes y espirituales cuando la vida nos trata bien. En estos momentos, proclamamos nuestra lealtad al Señor y afirmamos nuestro compromiso de vivir conforme a su Palabra. Cuando la tormenta azota, sin embargo, la devoción y el compromiso se esfuman. En su lugar queda la pregunta tan frecuentemente escuchada en boca de cristianos en momentos de dificultad: «¿Por qué a mí?»

Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece pese a su justicia, y hay malvado que pese a su maldad alarga sus días. (Ecl 7. 15)

Hay inicuos que jamás en la vida son castigados por sus maldades, y hay gente buena que sufre extraordinariamente. ¿Cómo puede Dios permitir tanta injusticia? Una parte de la respuesta es que el Juez de toda la tierra dará a cada cual su recompensa justa después de la muerte.

Sin embargo, quien no cree en que hay vida después de la muerte se pierde el mapa y termina diciendo: Si todo termina con la muerte, hay que alargar nuestros días a toda costa.

No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla. (1 Co 10.13)

Todos los que estamos interesados en ver una sincera transformación en nuestra vida, de tal  modo que cada vez nos parezcamos más a Cristo, necesitamos tomar conciencia de que hay áreas en nuestra vida que necesitan ser tratadas por el Señor.

Mientras no vivamos situaciones que ponen a prueba nuestra vida, probablemente nos hagamos una idea errada de nuestra verdadera condición espiritual No solamente nos convenceremos de la existencia de realidades que no son, sino que tampoco seremos conscientes de la verdadera naturaleza de nuestras debilidades. La crisis le pone fin al engaño de nuestras percepciones. En la crisis tenemos la oportunidad de vernos tal cual somos. Nuestras imperfecciones, nuestra poca madurez, nuestra falta de santidad, todo esto quedará admirablemente revelado.

Para entender este principio, piense un momento en el apóstol Pedro. En la última cena, afectado profundamente por las fuertes emociones del momento, proclamó confiadamente que daría su vida por Cristo. No dudaba de su devoción, ni de su compromiso. Sin embargo, cuando llegó la prueba, no alcanzó siquiera a confesar con su boca su lealtad al Mesías.

¿Cuál de los dos Pedros tenía más potencial para la obra? ¿El primero, o el segundo? El Pedro derrotado había aprendido una valiosísima lección. No podía confiar en su propio entendimiento, ni en su propia evaluación de su pasión espiritual.

La fuerza no se mide en los buenos tiempos, sino en los momentos difíciles.

Y me ha dicho: «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en insultos, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Co 12.9–10).

Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (2 Co 4.16–18)

Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos. (2 Co 5.1)

Como cristianos, esta verdad nos deja dos lecciones importantes:

1.      debemos ser cuidadosos en lo que proclamamos en tiempos de abundancia y bendición. Es fácil sentirse invencible cuando todo está a nuestro favor.

2.      debemos apreciar más el valor de las situaciones de crisis en nuestras vidas. Nadie disfruta de experimentarlas, pero qué buen fruto pueden dejar en nuestras vidas cuando no intentamos escondernos de ellas.

Dios permite que a todos nos lleguen buenos tiempos y malos tiempos. Nos ofrece una combinación de ambos tan buena que no podemos predecir el futuro, ni depender de la sabiduría y el poder humanos. En los tiempos de prosperidad, nos encanta quedarnos con la gloria. Luego en la adversidad, tendemos a culpar a Dios sin agradecerle las cosas buenas que surgen de ella. Cuando la vida parezca segura y normal, no permita que la autosatisfacción ni la complacencia lo haga sentirse demasiado seguro, porque Dios puede permitir que la adversidad lo haga regresar a Él. Cuando la vida parezca incierta e incontrolable, no se desespere: Dios está al timón y sacará cosas buenas de los tiempos difíciles.

Por lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.(1 P 1.6–8).

Sometidos a problemas somos buenos para desesperarnos y pedir socorro. Pero tengamos valor, y Dios fortalecerá nuestro corazón.

Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Ro 8.28)

Bibliografía:

·         Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. San José, Costa Rica, Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional.

·         Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo. (503). Miami: Editorial Unilit.

·         Collins, A. (1997). Estudios Bı́blicos ELA: Cómo vivir sabiamente (Proverbios) (71). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.

·         Williams, G. (1986). Estudios Bı́blicos ELA: La vida, la muerte y el amor (Eclesiastés y Cantares) (44). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.


Paz de Cristo!

ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
Iglesia Pentecostal Unida de Colombia
Calle 30 # 22 61 Cañaveral, Floridablanca
Reuniones Martes, Jueves y Sábado 7 PM. Domingos 8 AM, 10 AM y 5 PM
Le esperamos!

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