domingo, 22 de octubre de 2017

LA INSPIRACIÓN Y EL TESTIMONIO DE JESÚS

Grau, J. (1973). Introducción a la Teología (Vol. 1, pp. 190–195):


8. ¿Qué opinión le merecía a Cristo la Escritura?

Jesucristo se refirió al Antiguo Testamento en términos inequívocos
para señalar que se trataba de un conjunto de libros inspirados.


A) «Está escrito»

Esta expresión era una fórmula técnica entre los judíos para
designar un libro sagrado y divinamente inspirado.
Jesús la emplea para referirse a 4 de los 5 libros del Pentateuco,
al libro de los Salmos, a Isaías, a Malaquías y a Zacarías (Mateo 4:4,
6, 7; 11:10; Marcos 14:27; Lucas 4:4–12).


B) «Ni una jota ni una tilde pasará de la Ley»

En esta frase que encontramos en Mateo 5:18, Jesús usa el vocablo
«Ley» para designar no sólo el Pentateuco sino la totalidad de las
Escrituras, como lo prueba el v. 17, en donde declara que no ha venido
para abrogar «la Ley o los Profetas». Para Cristo —como para los
judíos de su tiempo—, «Ley» y «Profetas» eran términos sinónimos e
intercambiables que describían el conjunto de los escritos sagrados
del Antiguo Testamento.


C) «La Escritura no puede ser quebrantada»

Expresión contundente de la alta y suprema autoridad de las
Escrituras en opinión de Cristo mismo (Juan 10:34).
En este pasaje tenemos, además, otra prueba de lo que afirmábamos
más arriba. Para referirse a la Escritura, Cristo habla de la «Ley»
(«¿no está escrito en vuestra Ley?», v. 34); ahora bien, la cita que
da no es del Pentateuco, sino del libro de los Salmos, la tercera
división de la Biblia hebrea. En este caso, «Ley» aparece como
sinónimo de «Salmos».
Obsérvese, por añadidura, que lo que aquí Cristo vindica no es una
sola parte de la Revelación escrita —los salmos o la Ley—, pues hemos
visto que ambos conceptos han de entenderse como sinónimos e
intercambiables, sino la totalidad de dicha Revelación, ya que alude a
ella en singular —è graphé: la Escritura (no las Escrituras)—, con lo
que se subraya la idea de unidad fundamental de los libros inspirados
y con ello la autoridad que todos ellos, y cada uno, encierran.
Los judíos concedían autoridad de «Ley» a toda la Escritura y así
solían designarla con este vocablo que se convirtió en designación
técnica (Juan 12:34). Jesús siguió la misma práctica. En Juan 15:25
afirma algo que estaba «escrito en la Ley», para citar el Salmo 35:19.
Igual hicieron los apóstoles: Pablo se refiere a los Salmos y a Isaías
(1.a Corintios 14:21) como la Ley (cf. también Romanos 3:19).
Vimos cómo Pedro (2.a Pedro 1:16–21) identificaba toda la Escritura
con el vocablo «profecía», y comprobamos ahora cómo esta misma
identificación puede darse mediante el uso de la palabra «Ley». Estos
tres términos: Ley, Profecía y Escritura son estrictamente sinónimos y
subrayan la unidad de la Escritura como Revelación inspirada de Dios.
La palabra «quebrantar» («la Escritura no puede ser quebrantada») es
otro término muy en boga entre los judíos para señalar la infracción
del sábado, o de las leyes (Juan 5:18; 7:23; Mateo 5:19). Aquí
significa que es totalmente imposible negar la autoridad de la Biblia,
pretender anularla o vulnerarla sin consecuencias nefastas. El
pensamiento de Jesús en este pasaje (Juan 10:34 y ss.) indica que si
la Escritura no puede ser quebrantada —y alude en esta oración al
carácter unitario de la misma— ninguna parte de ella puede serlo
tampoco; y así la cita, en concreto, que aporta a los judíos debe ser
tomada con todo el peso de autoridad que deriva por ser parte de la
Biblia.
Con esta afirmación, Cristo afirma de la manera más contundente que
la autoridad de la Escritura es única y suprema. Y ello tiene que ver
con todas sus partes, aun las más mínimas. La cita del Salmo 82:6 es,
en cierto modo, una frase casi casual en la pluma del salmista. ¿Qué
significa, pues, esto? Que para el Salvador la autoridad de la Biblia
abarca incluso sus formas más aparentemente casuales de expresión. Si
es así, la inspiración divina controla todos los escritos originales
tal como salieron de la pluma de los autores inspirados. De ahí que S.
Pablo pudiera decir: «Toda Escritura es inspirada.…» (2.a Timoteo
3:16) y cada una de sus partes.


D) «Era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito.…»

Todo el Antiguo Testamento señala a Cristo. Así, es necesario que se
cumpla todo lo que está escrito de él en la «Ley», en los Profetas y
en los Salmos (Lucas 24:44). La expresión «es necesario» tiene
carácter enfático («muy enfático» señala B. Warfield); ¿por qué?,
porque «así está escrito y así fue necesario.…» (v. 46). Es insensato
todo el que alberga dudas sobre lo que está escrito en la Biblia (v.
25 y ss.). Aquí de nuevo aparece el factor sinónimo que identifica una
parte de la Escritura con la totalidad de la misma («Moisés.… todos
los profetas.… todas las Escrituras» —v. 27, cf. v. 25—).
Con frecuencia advertía Jesús a sus discípulos de que «todo lo que
estaba escrito acerca de él» debía hallar cabal cumplimiento (Marcos
14:19; Juan 13:18; 17:12; Marcos 9:12, 13). Sobre la base de las
declaraciones bíblicas, anunció que ciertos acontecimientos iban a
acaecer pronto («seréis escandalizados en mí; porque está escrito.…»
—Mateo 26:31 y 54; Marcos 14:27; cf. Lucas 20:17).


E) «Escudriñad las Escrituras»

Jesús no censura a los judíos por ser lectores de la Biblia; todo lo
contrario, les anima a continuar siéndolo. Pero en las palabras del
Señor hay un tinte de amargura porque los judíos leían las Escrituras
con un velo puesto sobre el corazón (cf. 2.a Corintios 3:15 y ss.).
«Escudriñad las Escrituras.…»: cosa necesaria.
«a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna»:
pensamiento correcto, si no fuera por el velo que os oculta el
objetivo mismo de la Biblia y la verdad de Aquel de quien da
testimonio: Jesucristo, autor de la vida.
«ellas son las que dan testimonio de mí»: «ellas son» es un término
muy enfático y la expresión «dan testimonio» significa un proceso
continuo de testimonio. «y no queréis venir a mí para que tengáis
vida»: ¡Esta es la tragedia!
La finalidad de la Escritura es conducir a Aquel que da vida. El
fracaso de los judíos estribaba, no en que las Escrituras fuesen
insuficientes, sino en la manera como se acercaban a la Biblia. El
fallo se halla, por consiguiente, en el hombre y no en el Libro de
Dios.


F) «¿No habéis leído.…?»

En cinco ocasiones Jesús dirigió una misma pregunta a diferentes
personas: «¿No habéis leído.…?», refiriéndose a las Escrituras y en
las cuales él trataba de hallar el argumento que debía convencer a sus
interlocutores.
Estas cinco ocasiones se nos relatan en los textos siguientes: Mateo
12:3–5, sobre el sábado; Mateo 19:4, sobre el divorcio; Mateo 21:16,
parábola de los labradores malvados, y Mateo 22:31, sobre la
resurrección de los muertos.
De estas declaraciones de Jesús se infiere que el Salvador apelaba a
la Escritura para hallar la solución a todos los grandes problemas
básicos de la vida y de la muerte. Sus respuestas demuestran que todo
cuanto dijo e hizo lo llevó a cabo porque tenía la firme convicción de
que estaba plenamente justificado, apoyado y refrendado por la
Escritura.


9. ¿Se acomodó Cristo a su tiempo?

Por la serie de textos que hemos venido estudiando, se llega a la
conclusión de que Jesús concedía tanta autoridad a la Escritura debido
a que la consideraba Palabra de Dios, no porque —además, y
correctamente— sus contemporáneos (a diferencia de muchos
contemporáneos nuestros) la considerasen como a tal.
El testimonio de Jesús afirma, inequívocamente, que todo lo que está
escrito en la Biblia es Palabra de Dios y por lo tanto merece el
máximo respeto y acatamiento.
Es cierto que su concepto de la Escritura era, asimismo, el
prevaleciente en su tiempo. Pero no nos queda ninguna duda de que era
el sostenido por Cristo sobre la base, no de que fuera la opinión
común, sino porque como Hijo de Dios y mediante su conocimiento
humano-divino sabía que tal concepto era verdad. Esto explica que los
grandes instantes de su ministerio terrenal vengan enmarcados en
textos bíblicos que salieron de sus labios para consuelo, fortaleza o
testimonio. En la tentación, en la cruz y en la agonía, Jesús se
sirvió de la Palabra inspirada de su Padre (Mateo 4; Juan 19:28,
etc.). En estos momentos supremos es inaudito imaginar que Jesús
hiciera uso de unos escritos por el mero hecho de que eran
popularmente aceptados, si no hubiese sabido que eran, al mismo
tiempo, portadores de la Palabra divina.
Que Cristo no seguía fácilmente las modas de su tiempo, se echa de ver
en la actitud que tomó frente a la «tradición» de los rabinos judíos
(Mateo 15:3–6; Marcos 7:7–9), mucho más popular que el acatamiento a
la Sagrada Escritura. No se entenderían los ataques durísimos de Jesús
en contra de la tradición y su silencio con respecto a las Escrituras
si éstas no tenían más valor que aquélla.
Jesús se opuso a la manera como sus contemporáneos celebraban y
entendían las normas del Antiguo Testamento sobre el sábado (Marcos
2:27), sobre la pureza externa (Marcos 7:15), sobre el divorcio
(Marcos 10:2), etc. El vino, no a abrogar la Ley, sino a cumplirla
(Mateo 5:17); pero ¿cómo?, ¿a la manera legalista de los rabinos?,
¿según la letra.…? Todo lo contrario; Cristo cumplió la Ley
demostrando en su vida perfecta el sentido espiritual y profundo de la
misma, con menoscabo y desprecio de las formas externas de la
tradición rabínica.
Por lo que concierne a los escritos del Nuevo Testamento, hemos
estudiado en las lecciones anteriores suficientemente las promesas y
la dirección de Cristo por su Espíritu Santo sobre las personas de los
apóstoles, para que abundemos ahora otra vez en ello. Remitimos a lo
dicho en las primeras cuatro lecciones.


CUESTIONARIO:

1. ¿Qué opinión le mereció a Jesús el Antiguo Testamento?


2. ¿Qué quería señalar Cristo al exclamar: «¡Está escrito!»?


3. ¿Qué abarcaba la expresión judía «Ley» en tiempos de
Cristo: los primeros libros de la Biblia (el Pentateuco) o la
totalidad de las Escrituras?


4. ¿Creía Cristo en la inspiración de las Escrituras y en su
suprema autoridad o, por el contrario, se amoldaba al sentir de su
tiempo?


Grau, J. (1973). Introducción a la Teología (Vol. 1, pp. 190–195).
Barcelona: Editorial Clie.

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ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

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