martes, 29 de julio de 2014

Mejor que los sacrificios

ALGO MEJOR QUE LOS SACRIFICIOS
Isaías 1.11

David K. Bernard; Austin, Texas; enero de 2012

(Cortesía de mi amigo y hermano Edisson Mosquera Rengifo)

Vamos a la Palabra del Señor, en Isaías capítulo uno, verso 11. Voy a leer en la versión New King James. Isaías capítulo uno, verso 11. New King James. Habla el Señor: "¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos". Este mensaje tiene que haber sorprendido a la gente de aquella época. Ellos pensaban: Bueno, si tú vas a practicar la religión, tienes que ofrecer sacrificios; si vas a adorar a Jehová, se espera que ofrezcas sacrificios. "Venimos a culto todos los domingos en la mañana, a las once. Realmente, venimos temprano". Así que ¿por qué habría de estar Dios enojado con nosotros? 
Y quiero predicarles hoy: Algo mejor que el sacrificio. 
Pueden sentarse.
Hace aproximadamente diez años yo prediqué la mitad de este mensaje; pero nunca me ocupé del resto. Así que voy a predicarlo hoy. Un poco distinto… Es un mensaje diferente, con otro título, con otro texto base; pero… Voy a hablarles de "Algo mejor que el sacrificio". 

¿Por qué está Dios enojado y no quiere recibir lo que él mismo les mandó a presentar?

Ahora, era cierto que Dios demandaba sacrificios de animales en el Antiguo Testamento. Claro que desde la posición privilegiada del Nuevo Testamento entendemos que esos sacrificios solo eran sombra del sacrificio supremo, el Cordero de Dios, Jesucristo, que fue crucificado en la cruz. Y él era el verdadero sacrificio que quita el pecado del mundo. Pero ni Isaías ni a quienes él estaba escribiendo lograron entender plenamente que los sacrificios de animales eran temporales. Y, realmente, ese no es el contexto en que se hizo esta afirmación. No se estaba diciendo: Bien, estoy listo para el siguiente paso, estoy listo para el Calvario. Eso no era así, porque faltaban cientos de años para el Calvario. 
Pero si usted lee el contexto, si usted lee los siguientes versículos, versos 12 al 15:  ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? Y, tal vez, usted puede captar inicialmente, aunque sea un poco, la casi segura indignación de los destinatarios de este mensaje. Casi que se les oye decir: "Pues, fuiste tú quien pidió los sacrificios de animales. Y dijiste que no quitarías nuestros pecados si no los traíamos. Y ahora nos reprendes por traerlos y dices que no los deseas. Y ahora nos hablas duramente: ¿Quién demanda esto de vuestras manos? Pues, tú. 
"Para hollar mis atrios" ¿Estamos acaso pisoteando tus atrios cuando presentamos nuestros ritos y ceremonias? Estás ridiculizando nuestra adoración, estás ridiculizando precisamente las cosas que tú nos pediste hacer. E imagino cómo se fueron poniendo un poquito indignados. Tal vez tuvieron ganas de tomar una piedra, y lanzarla contra Isaías, y decirle: "Eres un profeta falso. Dios no hablaría de esa manera". Pero, entonces, el profeta empieza a hacerlos conscientes de la situación: No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación –no lo soporto–. –Y podemos imaginar que ellos siguen indignados. ¿Qué quieres decir con que no lo soportas. Tú diste instrucciones muy precisas a Moisés–; "luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; ¡no tolero iniquidad y asamblea solemne!". –Ya no quiero reunirme contigo en los cultos–. Es muy grave cuando Dios dice no voy a estar en los cultos. No tendría sentido asistir. 
"Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas". Estoy cansado de las festividades navideñas y de los musicales que se ofrecen en Semana Santa. Ya no los soporto. Lo dice Dios. Una cosa es que lo dijera el líder de música o el director de los dramas. Pero cuando Dios dice: Ya está bien. Ya no quiero estas prácticas, ni estos rituales, ni estas costumbres. 
Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; -Así que cuando levantes tus manos y me alabes voy a cerrar los ojos. No me interesará observarte –. –Aunque hagas muchas oraciones, no voy a oír. Ora todo lo que quieras. Bueno, parece que Dios se indispuso de verdad. Pero, a continuación empezamos a darnos cuenta del porqué: Llenas están de sangre vuestras manos.
Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Y podríamos invertir un buen tiempo, muy provechoso, enseñando o predicando sobre cada uno de estos puntos. 

Los sacrificios tienen que coincidir con la actitud del corazón

Pero aquí llegamos a la conclusión más importante: El problema es que te estás comportando de forma hipócrita. El asunto no es que ofrezcas los sacrificios. El problema no es que adores el día de reposo, el problema no son las festividades especiales, el problema es que te acercas con las manos llenas de sangre, te acercas con el corazón lleno de iniquidad. Tu boca está llena de chisme; oprimes al pobre; te haces el de la vista gorda frente a los necesitados, los huérfanos, las viudas. No te importa la situación de ellos. De manera que estás muy concentrado en ti mismo y piensas que esa es la forma de adorar; pero eso no es adoración. 
¿Qué pretende el Señor que entendamos? Todos los rituales, y aun los sacrificios... Si un agricultor toma su vaca, o su oveja, o su cabra; y lo sacrifica, y pierde la oportunidad de haberse seguido lucrando con ese animal, y siente que ha dado una gran ofrenda. "Estoy dando uno de los siete días de mi tiempo, estoy dando la décima parte de mis ingresos". Sacrifico repetidamente, doy de mis posesiones, de lo que me pertenece. Pero Dios dice: Todo eso no sirve da nada, si no arreglas tu corazón. 
Dios está diciendo que el sacrificio solo es un símbolo de la actitud del corazón. Y si lo que haces con tus manos no compagina con lo que hay en tu corazón. Si lo que haces en la adoración del domingo –y creo que ya se dieron cuenta de que estoy adaptándolo a nuestra época–. Pero, lo que haces en el templo no corresponde con la forma como actúas en casa y como te comportas en el trabajo. Todos tus sacrificios, no importa la buena intención con que los hagas, no importa el esfuerzo que hagas, no importa que te cuesten mucho; no tienen ningún valor.
El sacrificio era solo un símbolo de la realidad interna. Ellos debían tener esa realidad interior. ¿Cuál realidad? Un corazón arrepentido, un corazón bueno, un corazón lleno de justicia. 


¿Cuál es el propósito de los sacrificios? No es que el hombre sea salvo por obras

Así que el sacrificio es la máxima expresión del servicio a Dios, en el Antiguo Testamento. El sacrificio es el ejemplo perfecto de lo que significa servir a Dios. Pero quiero decirles que cuando usted escarba por debajo de la superficie, el sacrificio solo es un símbolo. Tiene que haber una realidad más grande. Y esto no solo se enseña en el Nuevo Testamento; sino también en el Antiguo. Ese ha sido el plan de Dios para todas las épocas. Dios siempre ha querido tener relación con el hombre. El propósito de Dios nunca ha sido que el hombre sea salvo por sus buenas obras, el propósito de Dios nunca ha sido que el hombre ofreciera un sacrificio que llenara las expectativas, dependiendo de sus propios recursos. El propósito de Dios siempre ha sido que el hombre se arrepienta del pecado y dependa de la gracia y la misericordia del Dios Todopoderoso. 
Algunos dicen: "Bien, en el Antiguo Testamento, ellos ejecutaron obras y fueron salvos; en el Nuevo Testamento, basta con tener la actitud mental correcta para ser salvo". Pero ambas perspectivas son erróneas. Ha habido… Hay un solo parámetro unificado para la salvación. La experiencia ha cambiado. Tenemos una experiencia más grandiosa bajo el Nuevo Pacto; después de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús; pero el principio sigue siendo el mismo. Nadie, nunca, ha sido salvo por buenas obras y nadie, nunca, ha sido salvo solo por expresar buenas cosas. Tiene que haber un verdadero arrepentimiento, de corazón; tiene que haber una obediencia de corazón. 

Tres cosas que son mejores que los sacrificios

Así que, brevemente, quiero compartir. Veamos hasta dónde alcanzo a llegar. Tres cosas que son mejores que el sacrificio. 

  1. La obediencia

En 1 de Samuel 15.22 está la primera. Saúl, el rey ungido, escogido por Dios, recibe una orden de parte de Dios, de ir y derrotar al enemigo, el pueblo que intentó destruir a Israel. Ahora les había llegado el turno de ser destruidos. Y Dios quería que todos supieran… Ellos habían vivido… Estos amalecitas habían vivido en idolatría, sacrificando sus niños a los ídolos. Y toda clase de abominaciones espantosas. Inmoralidad sexual, en total contravía a la ley de Dios. Y para completar, habían tratado de destruir al pueblo de Dios cuando iba por el desierto hacia la tierra prometida. Así que Dios dijo a Saúl que la hora de hacerles juicio había llegado. Serán destruidos. Aun sus ovejas y sus bueyes.
Ahora bien, Saúl, en medio de la batalla, tomó una decisión. "Bien, vaya, qué cantidad de bienes tan costosos. No hay necesidad de matar todas las ovejas y los bueyes. Es decir, se pueden utilizar. Y el rey. ¿Para qué ejecutar al rey? Creo que es más prestigioso tenerlo encarcelado, postrándose ante mí y poniendo yo mi pie sobre su cabeza. Eso sería más impactante, que matarlo en el campo de batalla. Sería más honroso o algo por el estilo. 
Así que cuando vino el profeta Samuel a Saúl, le dijo: ¿Has obedecido todo lo que el Señor te mandó? –Pues, sí, claro. –Oh, ¿por qué, pues, oigo sonido como de ovejas y mugido de vacas? –Ah, sí. Preserve parte del ganado; pero solo para ofrecer sacrificio al Señor. Me parece un buen propósito. Además, el pueblo me obligó a hacerlo. Es decir, yo solo soy el líder y el pueblo votó unánimemente. Y yo no puedo… Perdería mi trabajo, si le llevara la contraria a la gente. Y la respuesta conocida que encontramos en 1 Samuel 15.22. El profeta Samuel dijo… 1 de Samuel verso 15… Capítulo 15, verso 22: "Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros". Verso 23: "Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey". 
Y, observe, la primera cosa que es mejor que los sacrificios es la obediencia. 

Tus sacrificios no suplen ninguna necesidad a Dios

Ahora, con frecuencia, la gente se confunde con respecto a estas dos cosas. Ellos dicen: Bien, si usted hace buenas cosas, entonces, Dios lo va a bendecir. Estás desenfocado. El propósito de los sacrificios no es ganar la entrada al cielo. Tus sacrificios no le reportan ningún beneficio a Dios. Si ofreces un animal o si das tus diezmos, no le estás dando a Dios algo que él no tenga. A Dios no le hace falta nada. Dios no está esperando que traigas tus sacrificios, para tener algo qué comer; Dios no está esperando que traigas tus diezmos, para tener suficiente dinero en el banco y así poder cumplir sus compromisos económicos. No podemos mejorar a Dios de ninguna manera. Así que pensar que si hacemos esas cosas, podemos lavar nuestros pecados, es una necedad. Esas cosas no pueden quitar los pecados. Pero los sacrificios eran importantes por el hecho de que expresaban el reconocimiento de Dios como el Señor y del pueblo como sus súbditos. En otras palabras, era el acto de obediencia el que imprimía importancia y validez a los sacrificios.

El bautismo no es nuestro salvador

Bajo el Nuevo Pacto, no se nos pide ofrecer sacrificios de animales, porque Cristo es nuestro sacrificio; pero todavía retomamos o rememoramos su sacrificio. ¿De qué manera? Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, cuando somos bautizados en el nombre de Jesús. Ahí estamos aplicando la sangre de Jesucristo en nuestras vidas. Así que el bautismo es un mandamiento que debe ser obedecido. No es que el bautismo nos haga mejores, en el sentido de que el agua pueda lavar los pecados; no es que ese acto tenga un cierto poder para salvar. La gente podría acusarnos de que creemos que el bautismo es nuestro salvador. Claro que no. La importancia del bautismo reside en la obediencia. 

Los seres humanos somos desconcertantes: pensamos que entre más grande sea el sacrificio, mejor

Los seres humanos somos desconcertantes, porque queremos ofrecer los sacrificios como a nosotros nos parece, en vez de sujetarnos a lo establecido por Dios. De manera que pensamos que entre más grande sea el sacrificio, mejor. 
Ustedes recuerdan el relato de Naamán, el general sirio, en 2 de Reyes capítulo cinco. Él padecía lepra. Y tenía una jovencita como sierva, que era israelita... Esta le habló del Señor a Naamán y de cómo un profeta de Dios podría orar por él para que fuese sano. Así que él fue a la casa del profeta, a la casa de Eliseo. 

Naamán esperaba todo un protocolo, acorde con su posición

Y Eliseo ni siquiera se tomó la molestia de salir a recibirlo, a pesar de que era el general de una nación grande. Y, claro, él esperaba toda clase de ceremonias acordes con su posición, y muestras de respeto y de honra; pero Eliseo, simplemente, envió a su siervo para que le dijera: Sumérgete en el río Jordán siete veces. Naamán se puso muy furioso. "¿Por qué debería sumergirme en un río enlodado? Si fuera a hacer eso, me volvería a mi país, donde hay ríos cristalinos. Y el siervo lo detuvo y le dijo… Su mismo siervo le dijo: Mira, si el profeta te hubiera pedido algo difícil, lo hubieras hecho. Si te hubiera dicho: "Construye un templo aquí mismo", lo habrías hecho; si te hubiera pedido que te sometieras a un ritual y a una ceremonia complicados, lo hubieras hecho; si te hubiera dicho que ofrecieras un sacrificio de diez toros, lo hubieras hecho; pero lo único que te pide es algo sencillo. ¿Así que por qué no lo haces? 

Naamán pensaba: "Para obtener algo de Dios, tengo que hacer un gran sacrificio"

Naamán lo hizo y fue sanado. Note que su mentalidad era: Para obtener algo de Dios, tengo que hacer un gran sacrificio. Y Dios quería que él entendiera que se trataba solo de obedecer. 
Sí. Algunas veces, la obediencia implica sacrificio. Pero tienes que entender con claridad: No son tus esfuerzos los que logran las bendiciones de parte de Dios. Sencillamente, tú debes tener fe en Dios, confiando en SU plan. ¿Y cómo se evidencia que tú confías en los planes de Dios? Tú haces como él dice. 
Algunos quieren sacar la obediencia de la ecuación. Y dicen: "Bien, yo, sencillamente, le creo a Dios". Pero es una contradicción, porque ¿cómo se nota que tú crees en lo que Dios dice? HACIENDO LO QUE ÉL DICE. 
Así que, llama la atención que el profeta Samuel, así como también el profeta Eliseo… Ellos no dijeron: Creer correctamente es mejor que los sacrificios; sino que dijeron: Obedecer a la Palabra de Dios es mejor que los sacrificios. Porque cuando usted obedece significa inequívocamente que usted cree. Por el contrario, si usted dice creer; pero nunca actúa, ¿cree de verdad? Lógicamente, no. 

No son tus sacrificios los que van a mover a Dios a tu favor

Así que la conclusión más importante es: haz lo que Dios dice. Es posible que esto involucre sacrificio, de vez en cuando. Pero, si tan solo pudieras entender que no son tus sacrificios los que van a mover a Dios a tu favor. 
A ciencia cierta, no estamos haciendo ningún sacrificio

Y desde la perspectiva espiritual, ¿estaremos de verdad sacrificando algo? Yo le digo a usted que los sacrificios no son tales. Porque cualquier cosa que sacrifiquemos la recuperaremos con creces en lo que ni el dinero ni los esfuerzos pueden comprar. No hay nada que podamos darle a Dios de tal forma que él quede corto. No hay manera en que perdamos al negociar con Dios. Cuando sometemos nuestras vidas a Dios, siempre salimos ganando. Y si eso no siempre se hace evidente en esta vida, se hará notorio en la vida por venir. ¡El mejor negocio de toda nuestra vida! Servir al Señor. 
Si concentramos la atención en los sacrificios; realmente, no serán tales; cuando estemos andando por las calles de oro, cuando estemos en las mansiones de gloria, cuando nos regocijemos con los santos de todas las edades; usted no podrá decir: Sacrifiqué toda mi vida. Usted, sencillamente, dirá: "Qué bendición la que he recibido. La gracia y la misericordia de Dios me han traído aquí. Es más de lo que jamás merecí. Es más de lo que nunca imaginé. De hecho, no nos habían contado ni la mitad". 
"Lo que el ojo no ha visto, ni el oído ha escuchado, ni han entrado al corazón del hombre, es lo que Dios ha preparado para su pueblo". 

No nos conviene trabajar centrados en los sacrificios

Así que no nos conviene trabajar centrados en los sacrificios. La obediencia es mejor que los sacrificios. Los sacrificios, con frecuencia, hacen parte de la obediencia; pero lo importante es la obediencia. Creemos a la Palabra de Dios, por lo tanto, obedecemos.

  1. La misericordia

Ahora, quiero leerles otro verso que está en el libro de Oseas. Otro profeta. Su mensaje apuntaba a la misma necesidad que el de Isaías. Pero el hizo una afirmación muy interesante. En Oseas capítulo seis, y el verso seis. El Señor hablando por Oseas, capítulo seis, verso seis: "Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios MÁS que holocaustos. 
Ahora, volvemos a lo mismo que Isaías. No se está diciendo que los sacrificios son malos. Lo que está diciendo es: Si tú no entiendes el propósito de los sacrificios, estás desenfocado. Pero al ofrecer los sacrificios, ¿qué era lo que se quería decir? Se estaba diciendo: Dios, he pecado. Pido tu perdón, pido tu misericordia. Así que al ofrecer sacrificios… Si se hacían; pero la persona no estaba dispuesta a renunciar a su voluntad, se hacía evidente que el tal no comprendía el carácter de Dios. 
El objetivo del sacrificio es decir: Necesito tu misericordia. Y creo que tú eres un Dios que perdona al hombre, cuando no hace lo bueno. Así que, vengo, pidiendo tu perdón. 
Ahora, si esos son los términos en que te estás acercando a Dios; entonces, ¿cómo es posible que tengas odio en tu corazón, y no muestres misericordia, y no quieras perdonar a los otros? Con tu sacrificio estás diciendo: Creo que Dios es misericordioso; pero con tu forma de actuar estás diciendo: No creo que para Dios sea importante eso de la misericordia. Es un contrasentido. 
Así que Dios dice: Si esa es tu actitud, ¿adivina qué? No va a haber misericordia para ti. 
Eso es lo que dijo Jesús en el Padrenuestro, del que les enseñé hace algunos días. "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". 

De nuevo, no es que tú te ganas las bendiciones o las negocias con Dios

De nuevo, no es que tú te ganas las bendiciones o las negocias con Dios. Lo que este verso quiere resaltar es: Si tú vienes a Dios y le dices: Dios, perdóname, porque yo creo que tú eres perdonador. Ah, pero, a propósito, yo no pienso perdonar a nadie, porque creo que para ti no es importante eso del perdón. Entonces, tú le estás enviando a Dios un mensaje contradictorio. Es como si le dijeras a Dios: Realmente, no creo que para ti sea importante el perdón. Y Dios le contesta: Bien, ¿realmente, eso es lo que crees? Muy bien. Entonces, enfréntate a las consecuencias. 
Así que Oseas dijo… Observe con atención que él dijo: Aquí hay una segunda cosa mejor que los sacrificios: la misericordia. Recibir y mostrar misericordia. Y, luego, dijo: Conocimiento de Dios. Y creo que esto balancea la ecuación, porque lo que él quiere decir es: Si logras comprender quién soy yo, en verdad; si entiendes lo que, realmente, me gusta; entenderías que yo soy misericordioso. Así que cualquiera que no muestra misericordia, no me conoce. Antes que tus sacrificios, tienes que comprender qué clase de Dios soy yo, porque solo así serás salvo. Si yo no soy un Dios de misericordia, estás perdido; pero si yo soy un Dios de misericordia, quiere decir que yo espero que compartas esa misericordia con los que te rodean. ¿Con qué escenario te quieres quedar? Si quieres que Dios sea misericordioso; entonces él será misericordioso; pero tú también tendrás que ser misericordioso en tu forma de vivir. 
Así que está es la segunda cosa. Y, de hecho, Jesús citó este mismo verso de las Escrituras, en un contexto que nos deja una importante lección. Está en Mateo capítulo 12. Si usted lee el relato… Los discípulos de Jesús atraviesan un sembrado, un sábado, que es el día de reposo, el día santo para los judíos, en el que se espera que descansen, que no trabajen. Y, atravesando el sembrado, sienten hambre, así que toman unas cuantas espigas de trigo, las restriegan en sus manos y luego llevan al grano a sus bocas. 
Ahora, hacer eso en un sembrado no representaba ningún problema. Eso… Según la ley, si usted atraviesa el sembrado –de algún cereal– de alguien, y usted tiene hambre… Usted no podía recoger el cultivo e ir a venderlo. Eso sería robar. Pero cualquiera estaba en su derecho, si tenía hambre, de entrar en el sembrado, tomar una fruta o tomar –solo como un pasabocas–… tomar algunos granos de cereal. Eso estaba permitido. 

Los rabinos habían desarrollado una gran cantidad de tradiciones alrededor de la ley, así como interpretaciones exageradas

Pero el problema era que ellos lo estaban haciendo en el día de reposo. Ahora, en aquella época –eso no estaba en la ley de Moisés–; pero en aquella época, los rabinos habían desarrollado una gran cantidad de tradiciones alrededor de la ley. Usted puede leerlo en El Talmud. Ellos lo hacían por la siguiente razón: Bien, está prohibido trabajar el día de reposo. Correcto. Eso implica que usted no puede cosechar en el día de reposo. Correcto. Así que si usted toma una fruta, ha hecho la labor de cosechar. Pues… Es una interpretación bastante exagerada. Pero así era como ellos lo entendían. Así que estaban criticando los discípulos de Jesús. "Se dan cuenta. Ustedes tomaron un puñado de cereal, y refregaron la espiga en sus manos, para remover los granos; por lo tanto, ustedes cosecharon algo, trabajaron". Sin tener en cuenta que lo hicieron en dos minutos, con un mínimo esfuerzo, sin recibir ningún salario. Ellos ya habían, por su tradición… Habían definido que eso constituía una forma de trabajo y, por lo tanto, estaba prohibido en el día de reposo. 
Y Jesús les dijo, básicamente: ¡Hipócritas! Ustedes consideran que eso es trabajo. Pues, entiendan que el día de reposo fue hecho por causa de las personas. El día de reposo fue diseñado como un día de descanso y disfrute. Si ellos tienen hambre y, simplemente, toman algo para comer. No están trabajando. Ustedes están distorsionando el objetivo del día de reposo. Y luego les citó el versículo de Oseas: "Tienen que aprender lo que significa la misericordia". Si criticas a alguien por tomar algunas espigas de cereal, tienes que revisar tu corazón. Tengan una actitud misericordiosa. Ellos no quebrantaron ninguna ley, ellos no quebrantaron el verdadero mandamiento en cuanto al día de reposo y aun si lo hubieran hecho, ¿quiénes son ustedes para juzgarlos? Tienen que mostrar misericordia, tienen que mostrar compasión hacia los demás. Si Dios no los castigó en el acto, ¿por qué ustedes quieren hacerlo? 
Así que, a continuación, para que ellos fueran conscientes de su actitud, él les tiende una trampita. Él les dice: ¿Saben?, por ahí hay un hombre que tiene una mano seca. ¿Creen que estaría bien sanarlo en el día de reposo? Es decir, para un doctor sería trabajar, ¿o no? Intentar atender a un enfermo, siendo usted un médico, eso sería trabajar, ¿o no? Y ahí los dejó sin argumentos. Así que Jesús avanzó otro paso y sanó a aquel hombre. Y les dijo: ¡Hipócritas! Si una de sus ovejas estuviera atascada en una zanja, en el día de reposo, usted no la deja allí todo el día en la zanja, con la pierna rota, o algo por el estilo, o atrapada en el lodo. Con todo y que fuera día de reposo, ustedes rescatarían un animal que esté en peligro, especialmente, porque ahí está invertido el dinero de ustedes. 
Pero aquí hay un ser humano en aflicción y ustedes me van a decir a mí que no puedo sanarlo en el día de reposo. Tienen que entender que la misericordia es mejor que cualquier ceremonia, que cualquier ritual. Hay ocasión y lugar para las ceremonias y los ritos. Pero la misericordia está por encima, la gracia está por encima. Hay algo mejor los sacrificios. 
Si quieres ayunar, está bien; si quieres dedicar algo a Dios, está bien; si quieres hacer alguna consagración especial, está bien; pero no permitas que estas cosas se antepongan a la misericordia de Dios, porque, entonces, habrás perdido el norte. 

Si no creyésemos en la obediencia, ¿para qué necesitaríamos la misericordia?

Ahora bien, ten en cuenta que la misericordia no invalida la obediencia; sino que la contextualiza dentro de la gracia. Es claro que si no creyéramos en la obediencia, no sería necesaria la misericordia. En otras palabras, si pudieras hacer todo lo que quisieras, no habría necesidad de perdón, no habría necesidad de arrepentirse, no habría necesidad de misericordia. De manera que la gente malinterpreta esto. Pero la misericordia no intenta hacer ver que la obediencia no tiene ningún valor. Si la obediencia no fuera importante, la misericordia no tendría sentido, porque nadie necesitaría la misericordia. 

La obediencia solo puede ser bien entendida en el contexto de la misericordia y la gracia

Pero lo que la misericordia enseña es que la obediencia no puede ser juzgada por la ley; sino que la obediencia tiene que juzgarse en el contexto de la gracia de Dios. Así que esta es la razón por la que podemos ser una iglesia que, de verdad, toma la Biblia seriamente y dice: Vamos a hacer lo que la Biblia dice. Eso cambia nuestra forma de vida, eso cambia nuestras prioridades, eso cambia nuestros valores, eso cambia las decisiones que tomamos. Pero nunca en un sentido legalista, no tratando de decirle al resto de las personas: "Tienen que hacer como nosotros", no tratando de mostrarles a todos que somos mejores que ellos. "Somos justos y ustedes, no". Si así hiciéramos, estaríamos desenfocados. Pero la obediencia solo puede ser bien entendida en el contexto de la misericordia y de la gracia. 
Vivimos como vivimos, porque el Señor ha cambiado nuestras vidas. Somos pecadores que han sido salvos por gracia. Esa es la razón por la que nuestra vida ha cambiado, porque Dios nos cambió, Dios nos limpió, Dios nos perdonó. Y no queremos regresar nunca a la vida antigua. Queremos vivir en concordancia con la misericordia que Dios nos ha concedido.



  1. El amor

Y, ahora, tercera y última. 1 de Corintios capítulo 13. Ya voy a terminar, así que tendré que predicar el resto del tema después, o predicárselo a alguien con mayor profundidad, o lo que sea necesario. Tal vez, tú necesites predicártelo a ti mismo. Pero este es el tercer punto. 1 de Corintios capítulo 13, versos uno al tres: "Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve".

El amor es la única motivación aceptable

Esta es la conclusión más importante: Sin amor, ningún sacrificio tiene valor. Después de todo, el amor es la única motivación aceptable. El temor puede guiarte al arrepentimiento; pero solo el amor te hará permanecer en la gracia de Dios. 
El amor no invalida la obediencia. Jesús dijo en Juan 14.15: "Si me amáis, guardad mis mandamientos". El amor no invalida la misericordia. De hecho, "el amor cubre multitud de pecados". El amor hace posible que seas misericordioso. Proverbios 10.12. Pero el amor sobrepasa a todos los anteriores. El amor es mejor que los sacrificios, el amor es el cumplimiento de la obediencia, el amor es el cumplimiento de la misericordia; de hecho, el amor es el cumplimiento de todos los mandamientos. 
Un escriba vino a Jesús, en Marcos 12 y le dijo: ¿Cuál es el mandamiento más grande de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento: Hay un solo Dios. Tienes que amarlo con todo tu ser. El segundo mandamiento es similar al primero: Ama a tu prójimo. De esta manera se cumple toda la ley y los profetas. Y aquel hombre dijo: Bien, me doy cuenta que has hablado con verdad. El amor es mejor que todos los sacrificios. Jesús le contesta: Entendiste eso muy bien. A decir verdad, no estás lejos del reino de Dios, con todo y que eres un fariseo. Y este quedó tan asustado, que nadie se atrevía a hablar, porque prácticamente los había convertido a todos en el acto. Quedaron sin argumentos frente al hecho de que todos los rituales, y las ceremonias, y las tradiciones, realmente, no eran importantes; sino que el amor de Dios era lo que contaba. Y esto con el fin de poner en evidencia toda su estructura social. Les dijo: Casi que están en el reino de Dios, con solo entender este principio. Y quiero decirles: No están lejos del reino de Dios, si pueden entender que la prioridad número uno para mí es amar a Dios; y la segunda prioridad es amar a los otros. Si yo muestro misericordia para con los demás, si yo obedezco la ley de Dios; no hay nada más que agregar. 
Puestos de pie.  




Muchas gracias.

Paz de Cristo!



ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor

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