sábado, 1 de julio de 2017

El Espíritu Santo y las misiones

Primera dominical misionera en IPUL Baltimore
Adonay Rojas Ortiz.
July 2, 2017


El Espíritu Santo y las misiones.
EL ESPÍRITU SANTO PROTAGONISTA DE LAS MISIONES

 pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y
hasta lo último de la tierra.
Hch 1.8
Me alegra mucho iniciar esta nueva etapa de la congregación con un
culto misionero.
En estos días me llamó un pastor amigo, de Colombia, y me preguntó si
yo estaba acá como "PASTOR MISIONERO". Mi respuesta fue:
- Todo pastor que salga de su país, de su cultura, de su idioma y vaya
a otro a predicar el evangelio, entre personas diferentes a su
coterráneos, es un misionero, así lo reconozcan oficialmente o no,
está haciendo labor misionera. Así que en ese sentido estricto del
término sí soy un pastor misionero, ahora si lo que me pregunta es si
tengo ese "status" oficial acá, la respuesta es no. Acá yo soy un
obrero más.
Pero el trabajo misionero lo hacemos todos, con título o sin título.
El cristiano es o un misionero o un campo para las misiones.
Nos enfrentamos entonces a la Gran comisión:
Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo».
Amén.

Esa es una enorme tarea, con razón el adjetivo "Gran", "La Gran Comisión."
O usted evangeliza o usted necesita ser evangelizado.
La misiones son como un hombre que consigue pan en tiempo de hambre, y
siente la imperiosa necesidad de ir a comunicarle dónde encontrarlo a
su familiares y amigos, que igual que él se están muriendo de hambre.
Jesús es el pan de vida. Todos deben de saber quién es Jesús
Todo hombre que proclama en el evangelio, que tiene la misión de
mostrarle al mundo quién es Jesús, tiene que disfrutar de unas
circunstancias especiales, no se puede predicar el evangelio de
cualquier manera, éste hombre debe ser guiado, influido y lleno del
Espíritu Santo. De lo contrario no hará una labor efectiva, y la gente
no se convertirá a Cristo.
La función del Espíritu Santo es esencial, especial, fundamental en
este trabajo misionero.
Sin Espíritu Santo no hay misiones.
Vea, Dios es el mejor estratega y con el derramamiento del Espíritu
Santo dotó a la Iglesia de la herramienta necesaria para llevar a cabo
su misión. Eso es todo lo que se necesita:
recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo
Por supuesto hermanos que nos es impuesta entonces esa necesidad de
estar llenos del poder del Espíritu Santo para poder ser guiados por
él.
Es importante que entendamos qué es estar llenos del Espíritu Santo,
pues eso es lo que necesitamos, estar llenos del poder del Espíritu
Santo.
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed
llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y
cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros
corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Tenemos una invitación de parte de Dios a ser llenos del Espíritu Santo.
Debemos siempre vivir bajo la influencia del Espíritu Santo. Lo
primero que hace el Espíritu Santo es hacernos útiles.
Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el
cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil.
Te lo envío de nuevo. Tú, pues, recíbelo como a mí mismo.
Quien es inútil debe entender que el Espíritu Santo no lo está
guiando, Dios no manda a nadie a estar con los brazos cruzados
habiendo tanto qué hacer.
Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras dura el
día; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.
La persona guiada por el Espíritu Santo sabe para qué es el día y para
qué es la noche.
Insisto, tenemos un a invitación de parte de Dios a estar lleno del
Espíritu Santo, no a ser bautizados con el Espíritu Santo. Una cosa es
ser bautizado con el Espíritu Santo y otra cosa es estar lleno del
Espíritu Santo.
Por supuesto que para andar lleno del Espíritu Santo es necesario
haber sido bautizado por el poder del Espíritu Santo con la
experiencia inicial de hablar en otros idiomas. Pero hay muchos que
aunque fueron bautizados con poder del Espíritu Santo, hoy no andan
llenos del Espíritu Santo. Y esto último es lo que necesitamos con
urgencia.
¡Que Dios nos ayude a  aprender a vivir en el Espíritu!
El bautismo del Espíritu Santo es una experiencia inicial de la vida
del Espíritu. Uno inicia una vida de experiencias extraordinarias por
el Espíritu Santo precisamente hablando en otras lenguas. El Espíritu
Santo domina nuestra lengua y nos demuestra que él sí puede llevar el
control.
El derramamiento del Espíritu Santo. Uno recibe el bautismo del
Espíritu Santo y quien recibe el bautismo del Espíritu Santo habla en
otros idiomas.
Esta experiencia es bueno renovarla, porque la experiencia se va
desgastando con el tiempo. Ojalá nos renováramos todos los días y no
tuviésemos que esperar a sentir que estamos a punto de quedar tirados
en el camino para buscar ese aceite fresco, que fluye.
Por eso es que algunos se inventan los cultos de renovación
espiritual. Pero en la realidad tenemos que vivir siempre en una
constante renovación.
Así es como Dios quiere que funcione:
La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento
hasta que el día es perfecto; pero el camino de los malvados es como
la oscuridad, y no saben en qué tropiezan.
Dios no cambia pero el ser humano sí. Los seres humanos subimos y
bajamos constantemente.
Leamos las Escrituras:
Y todos los días, en el Templo y por las casas, incesantemente,
enseñaban y predicaban a Jesucristo.
¿Por qué la Iglesia primitiva alcanzó un nivel de actividad tan alto?
¿Por qué la gente de la época de los apóstoles era impactada por el
mensaje de estos hombres?
¿Por qué la iglesia de esa época creció tan rápidamente y se hacían
tantos prodigios y señales?
Hay una constante en el libro de Hechos de los Apóstoles:
Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran.
 y poniéndolos en medio, les preguntaron:
—¿Con qué potestad o en qué nombre habéis hecho vosotros esto?
Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
—Gobernantes del pueblo y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos
interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué
manera éste ha sido sanado.
 Cuando terminaron de orar, el lugar en que estaban congregados
tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con
valentía la palabra de Dios.
Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron:
—No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las
mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de
buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo. Nosotros persistiremos en la oración y en
el ministerio de la Palabra.
Agradó la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, hombre
lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón,
Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. A estos presentaron ante
los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo,
vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y
dijo: «Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que está a la
diestra de Dios.»
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había
recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los
cuales, una vez llegados, oraron por ellos para que recibieran el
Espíritu Santo, pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos,
sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.
Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
 El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro. »
Acudiendo Felipe, lo oyó que leía al profeta Isaías, y dijo:
—Pero ¿entiendes lo que lees?

Mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el
eunuco, y lo bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor
arrebató a Felipe y el eunuco no lo vio más; y siguió gozoso su
camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y, al pasar, anunciaba el
evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.
Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo:
—Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por
donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del
Espíritu Santo.
 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria;
eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban
fortalecidas por el Espíritu Santo.
Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: «Tres
hombres te buscan. Levántate, pues, desciende y no dudes de ir con
ellos, porque yo los he enviado».
Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó
sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión
que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre
los gentiles se derramara el don del Espíritu Santo, porque los oían
que hablaban en lenguas y que glorificaban a Dios. Entonces respondió
Pedro:
—¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados
estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?
Y mandó bautizarlos en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron
que se quedara por algunos días.
En aquel instante llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba,
enviados a mí desde Cesarea. Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos
sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en
casa de un hombre, quien nos contó cómo había visto en su casa un
ángel que, puesto en pie, le dijo: "Envía hombres a Jope y haz venir a
Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; él te hablará palabras por
las cuales serás salvo tú y toda tu casa." Cuando comencé a hablar,
cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como también sobre nosotros al
principio. Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo:
"Juan ciertamente bautizó en agua, pero vosotros seréis bautizados con
el Espíritu Santo."
Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en
Jerusalén, y enviaron a Bernabé para que fuera hasta Antioquía. Este,
cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortó a todos a
que con propósito de corazón permanecieran fieles al Señor. Era un
varón bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue
agregada al Señor.
 En aquellos días, unos profetas descendieron de Jerusalén a
Antioquía. Y levantándose uno de ellos llamado Agabo, daba a entender
por el Espíritu que vendría una gran hambre en toda la tierra
habitada; la cual sobrevino en tiempo de Claudio.
Ministrando estos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.»
Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a
Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.
Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo,
fijando en él los ojos, le dijo:
—¡Lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de
toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?
Ahora, pues, la mano del Señor está contra ti, y quedarás ciego y no
verás el sol por algún tiempo.
Inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando
alrededor, buscaba quien lo condujera de la mano. Entonces el
procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, admirado de la
doctrina del Señor.
Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
pues ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros
ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo
sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; si os
guardáis de estas cosas, bien haréis. Pasadlo bien.
Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el
Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia,
intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.
Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después
de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a
ciertos discípulos, les preguntó:
—¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?
Ellos le dijeron:
—Ni siquiera habíamos oído que hubiera Espíritu Santo.
Entonces dijo:
—¿En qué, pues, fuisteis bautizados?
Ellos dijeron:
—En el bautismo de Juan.
Dijo Pablo:
—Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyeran en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el
Cristo.
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.Y
habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu
Santo; y hablaban en lenguas y profetizaban. Eran entre todos unos
doce hombres.
Ahora, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que allá me
ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me
da testimonio de que me esperan prisiones y tribulaciones.
Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu
Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Señor,la
cual él ganó por su propia sangre.
Hallamos a los discípulos y nos quedamos allí siete días; y ellos, por
el Espíritu, decían a Pablo que no subiera a Jerusalén.
Mientras nosotros permanecíamos allí algunos días, descendió de Judea
un profeta llamado Agabo, quien, viniendo a vernos, tomó el cinto de
Pablo, se ató los pies y las manos y dijo:
—Esto dice el Espíritu Santo: "Así atarán los judíos en Jerusalén al
hombre de quien es este cinto, y lo entregarán en manos de los
gentiles."
¿Cuál es la constante que hizo de la Iglesia primitiva una iglesia
altamente productiva?
Ellos estaban que desbordaban del Espíritu de Dios. Llenos del poder
del Espíritu Santo. Dominados por la influencia del Espíritu Santo.
¿Tenemos necesidad hoy en día de estar llenos del Espíritu Santo?
¿Ama usted a su enemigo?
¿Ve a los demás como superiores a usted mismo?
¿Se somete usted al otro en el temor de Dios?
Y como decíamos la vez pasada ¿Qué de nuestra mansedumbre y humildad?
Todo eso sólo lo podemos alcanzar permitiéndole al Espíritu Santo
transformar nuestra naturaleza.
Sólo el Espíritu Santo es capaz de dominar la naturaleza indómita del
ser humano.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne, porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del
Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no
hagáis lo que quisierais. Pero si sois guiados por el Espíritu, no
estáis bajo la Ley. Manifiestas son las obras de la carne, que son:
adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria,  idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías,
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas.
En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que
practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
No busquemos la vanagloria, irritándonos unos a otros, envidiándonos
unos a otros.
Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois
espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, considerándote
a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos
las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. El que se
cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así que, cada uno
someta a prueba su propia obra y entonces tendrá, sólo en sí mismo y
no en otro, motivo de gloriarse, porque cada uno cargará con su propia
responsabilidad.
El que es enseñado en la palabra haga partícipe de toda cosa buena al
que lo instruye.
No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre
siembre, eso también segará, porque el que siembra para su carne, de
la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del
Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien,
porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según
tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de
la familia de la fe.
¿Refleja usted el fruto del Espíritu en su vida?
Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande
nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
¡El Espíritu Santo es indispensable para llevar a cabo nuestra misión!
El Espíritu Santo en nuestros corazones hace la diferencia.
Sin el Espíritu Santo no hay misiones, el Espíritu Santo tiene un
propósito para nuestra vida, por eso es necesario que os soltemos en
sus manos y dejemos que él nos guie.
Pongámonos en las manos de Dios.


Gracia y Paz!





--
ADONAY ROJAS ORTIZ
Pastor Ordenado IPUC
http://adonayrojasortiz.blogspot.com

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